La pesadilla de los héroes

Sobre Zero Dark Thirty de Kathryn Bigelow

por Quintín

Hace tiempo que una película no me fascinaba como Zero Dark Thirty. La dificultad para escribir sobre ella es que viene acompañada por una polémica política o ideológica completamente fuera de proporciones. He leído, por ejemplo, que se acusa a Bigelow de ser la Leni Riefenstahl americana, una afirmación que no podría ser más ridícula. No hay dos cineastas más diferentes que Riefenstahl y Bigelow: la primera estaba interesada en la belleza estática, kitsch, prolija y grandilocuente que encontró en el alpinismo, el deporte, los desfiles militares; jamás se le hubiera ocurrido filmar una escena de acción. De hecho, casi no filmó durante la guerra y tampoco le interesaban los acontecimientos bélicos. Riefenstahl fue una cineasta del montaje, del ocultamiento, del maquillaje de las imágenes, mientras que Bigelow es una cineasta del registro directo y de la exposición. Aunque haya filmado una película de propaganda, ni siquiera se puede decir que haya sido la cineasta del régimen nazi. Claro que tampoco Bigelow es la cineasta del sistema americano. Pero dejemos las imbecilidades más evidentes.

Zero Dark Thirty muestra a la protagonista de la película presenciando y practicando la tortura. No sé si hay una escena semejante en el cine mainstream de cualquier país, pero seguro que eso no pasa en el reciente cine americano, cuyos códigos establecen que el torturador —militar o civil— es un villano, independientemente del bando en el que reviste. En las primeras escenas de Zero Dark Thirty, el personaje de Jason Clark tortura a un preso para sacarle información en una cárcel clandestina y Jessica Chastain, Maya, la heroína absoluta de la película, observa lo que ocurre. Después, ella insistirá en hacerlo con la cara descubierta y más tarde, ordenará que un soldado golpee al prisionero cuando se rehúsa a hablar. Bigelow nos hace ver que Chastain no disfruta del momento (el personaje de Clark, incluso, pedirá el traslado porque está harto de esa función), pero también deja en claro que lo hace a conciencia. Bigelow no oculta nada. Si la política del gobierno incluye la tortura, los soldados —aun los mejores— no se negarán a hacerlo. (En este punto, conviene mencionar que esos interrogatorios fueron eliminados durante la administración Bush y que la unidad dedicada a las torturas fue disuelta por Obama, de modo que la tortura dejó aparentemente de utilizarse hacia la mitad de los sucesos que narra la película).

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Donde otros cineastas hubieran disimulado la situación, aunque sea haciendo que la protagonista no participe personalmente de los interrogatorios, Bigelow muestra lo que hay que mostrar, lo que debe ser mostrado porque lo demanda su integridad artística. Frente a la tortura, no la justifica ni deja de hacerlo. Ese no es su papel ni su objetivo. La discusión sobre la necesidad o el valor de la violencia para obtener información es exterior a la película, es independiente de que se la haya utilizado, pero en cambio ese es un hecho relevante para la narración. Hay otra discusión exterior que tampoco tiene importancia: si la información obtenida mediante esos procedimientos sirvió para encontrar a Osama Bin Laden. Eso tampoco nos importa. El cine no está para encubrir la hipocresía, para prolongar los discursos de los ideólogos, para denunciar obviedades. La película no depende de la posición que el director tenga sobre el tema (¿quién puede estar a favor de la tortura?, en todo caso no será el que la muestra, como lo prueba el silencio al respecto de las dictaduras) e introducirlo como crítica es de censores y de hipócritas. Tan censores y tan hipócritas como los que, del otro lado del espectro ideológico, discuten si es pertinente por razones de seguridad, revelar lo que Zero Dark Thirty muestra. A izquierda o a derecha, uno les debería decir que se arreglen entre ellos y no nos saquen del cine. Tampoco van a llegar a ninguna parte rasgándose las vestiduras y acusando a una artista de la molestia que la película les provoca por las razones que fuere.

Despejado un poco el panorama, tampoco es cuestión de decir que Zero Dark Thirty es una mera narración, un relato muy bien contado de la búsqueda y ejecución de Bin Laden por parte de la CIA y un grupo comando. Tampoco es una película común de espionaje y de acción con una agente como centro, un poco como El silencio de los inocentes tenía a un miembro femenino del FBI como protagonista. Es mucho más que eso. Porque el personaje de Maya es de otra dimensión que el de Jodi Foster, es mucho menos una mujer cumpliendo un papel de hombre que el de una mujer haciéndose cargo de un papel del que los hombres y las mujeres no son capaces. No un reclamo feminista lo que está en juego sino el hallazgo de un personaje que no está dispuesto a claudicar. Pero Maya (y la película) tampoco intenta negar lo que ocurre alrededor y en el camino va dejando partes de su vida. Hasta demostrar finalmente que el mundo es imposible, que se vive en medio de la mentira y la locura y que la verdad se aleja cada día hasta convertirse en un elemento tan raro como inverosímil. El heroísmo de Maya es de los que no admiten ser acompañados por ninguna forma de felicidad.

Zero Dark Thirty es, ante todo, una película sobre tipos humanos. Sobre el lugar en el mundo de Maya por oposición al lugar de los otros personajes. Ante todo, por oposición a Jessica, su compañera de la CIA, la típica ejecutiva de una organización que cree que es compatible ocuparse de asuntos de máxima complejidad pero, al mismo tiempo, «tener una vida». Varias veces se ve a Jessica alentando a Maya a ser como ella y como todos: a beber, a divertirse, a tener un compañero sexual. Para Jessica, hacer algo tan excepcional como buscar a Bin Laden (un tipo capaz de entrenar pilotos suicidas para que vuelen las Torres Gemelas) es una tarea más o menos rutinaria, que se puede alternar con cenas en restaurantes y charlas sobre lo fácil que es sobornar a un agente enemigo con varios millones de dólares. Esa frivolidad y esa ambición degradada llevan a Jessica a equivocarse y a ser la causante de su muerte y la de otros cuatro agentes.

Maya, en cambio, es la única que se da cuenta de la dificultad de la tarea y, al mismo tiempo, de la posibilidad —remota pero efectiva— de llevarla a cabo. El gran talento de Bigelow para filmar permite describir visualmente la dimensión de esa dificultad. Tanto cuando muestra a los agentes que buscan al correo de Bin Laden en medio de la ciudad entre una multitud completamente hostil a los americanos, como cuando filma la escena en la que otro agente le regala un Lamborghini a un príncipe kuwaití a cambio de un número de teléfono, como en el asalto final, Bigelow logra que entendamos la desesperación de Maya, pero también su lucidez. Esta mujer no solo ha abandonado los placeres mundanos, sino también toda ambición por hacer carrera. La película la muestra siempre confrontando con los jefes, urgiéndoles a pasar sobre el confort de sus despachos y la sumisión a los funcionarios políticos, profundamente ansiosa por lograr su objetivo y ninguna otra cosa. Un objetivo que —y ese es otro de los méritos de la película— se ve como impracticable porque la correlación de fuerzas, aun a pesar de las colosales sumas de dinero que malgasta la inteligencia occidental, es ampliamente favorable a los terroristas.

Finalmente, la conexión será confirmada, el refugio de Bin Laden en Pakistán revelado y la camuflada fortaleza asaltada por los Navy Seals, las fuerzas especiales de la marina americana. Bin Laden será asesinado junto con algunos de sus acompañantes, incluyendo un par de niños. Como la tortura del principio, la ilegal invasión de final será ejecutada cumpliendo las órdenes, sin hacer preguntas, sin alardes de patriotismo (hay una bandera americana en el cuartel de los comandos en un discretísimo segundo plano, como si perteneciera a otro mundo) y sin otro placer que el del éxito de la misión. Los comandos —anónimos, abnegados, eficaces— serán los únicos personajes en sintonía con Maya. La relación entre las tropas especializados y la protagonista tiene algo de acabamiento de las relaciones grupales hawksianas, aunque con el personaje femenino como jefe. Pero Maya no aspira a ser una camarada de los soldados. De hecho, no aspira a nada y su llanto final —después de confesar que no tiene destino— en la inolvidable escena a bordo de la cabina del avión vacía es uno de los finales más brillantes que yo haya visto en el cine. ¿A dónde quiere ir?, le pregunta el piloto, y ella sabe que no hay un John Wayne que pueda llevarla a casa, porque después de Zero Dark Thirty la idea del hogar es una noción caduca: no hay ni casa, ni trabajo, ni patria, sino la desolación.

Es imposible no advertir la relación entre el personaje de Maya y la propia cineasta. Eso es lo que le da a la película su especial fuerza, más allá del talento de la directora para narrar lo que se proponga. Bigelow —la única directora que tiene una posición importante en Hollywood— es una mujer a cargo de una empresa casi tan imposible como liquidar a Bin Laden. Una película de Hollywood incluye toda la burocracia, todos los inconvenientes, todas las trabas, todo el dinero despilfarrado y todos los problemas técnicos de una operación de inteligencia. Más en una película como esta, tan llena de peligros por todas partes. Mi impresión es que el interés de Bigelow en Zero Dark Thirty excede largamente el tema, aunque este es fascinante. Creo que Maya es un vehículo para exhibir una ética artística basada en la pericia técnica, el máximo compromiso y la ausencia de concesiones. Siempre pensé que Bigelow quería probar que era tan fuerte como un hombre y coqueteaba un poco en exceso con la acción física. Ahora creo que busca algo mucho más importante: mostrar con el ejemplo, dentro y fuera de la pantalla, lo difícil que es un comportamiento profesional en cualquier ámbito y el sacrificio que implica tanto ser un soldado como ser un artista en un mundo absurdamente inhumano, dominado por organizaciones complejas y enemigos colosales. La estúpida discusión sobre la corrección política de Zero Dark Thirty es la mejor prueba de cómo funciona ese mundo al borde del absurdo.

Foto: Flavia de la Fuente

57 respuestas to “La pesadilla de los héroes”

  1. Luis Says:

    Magistral,Quintín. Una crítica acerca del verdadero fín de época.

  2. Pecho Flores Says:

    Implacable Q. Aquí hay una disección de un sistema (inhumano) y caduco. Las medallas no se ganan, se reciben. Y ahi está la diferencia entre Maya y su compañera. El final en el hércules me conmovio tremendamente, ahi no hay medallas, hay desconsuelo. De la misma maners que en Hurt Locker, el protagonista (como en la tragedia griega) luego de cumplir su destino, no sabe adonde ir.
    La trascendencia de este film reside, para mí, en la implacable capacidad para describir la realidad tal cual se presenta. Y que al final gana la extorsión (auto x número telefonico) y no la tortura. Y que eso es tan clarito que molesta mucho. Maya es el alter ego de Bigelow en términos de profesionalismo.
    Pelicula imprescindible
    Abrazo

  3. Hernan M Says:

    Gracias por la critica, Quintin, concuerdo en todo con vos. Una cosa que queria agregar es que los ultimos 30 minutos los vi con una taquicardia galopante, cosa que no recuerdo que me haya pasado con otra película (lo cual es inclusive mas raro teniendo en cuenta que ya sabia el final…). Al punto que mi mujer me pregunto si me pasaba algo. Un peliculon, de principio a fin…

  4. jotap Says:

    …ética artística basada en la pericia técnica, el máximo compromiso y la ausencia de concesiones…
    ¿sinceramente me pregunto si esto es bueno?

  5. hugo abbati. Says:

    muy buena la crítica. sería interesante comparar esta película con Desaparecido, de Gavras. en ésta los límites morales están bien definidos, Lemmon, el padre que busca a su hijo, actúa como si sus valores cotidianos pudieran funcionar en el submundo del poder. sobre el final, un tipo de la CIA le pregunta a Lemmon porqué cree él puede vivir como vive, esto es, «si alguien no hace el trabajo sucio, esto no funcionaría del modo que le permite a usted vivir bien». y tiene razón. pero Gavras hace un cine decididamente político y, como tal, evita la ambigüedad, que es lo que hace que un film como el de Bigelow no sea expresamente político, pues la razón de ser de Maya es la ambigüedad. efectivamente, Maya está sola, pero la estructura a la que pertenece le reconoce su valía. o sea, desde una perspectiva estrictamente funcional, la muchacha responde a las exigencias, rinde, y rinde mucho. los aspectos que rebasan la situación (su angustia, etc..) no tienen cabida en el desarrollo de los hechos, pero sí lo tienen en la oscura conciencia de la protagonista. termina sola y, al final, no sólo está sola sino que llora, y lo hace después de ser felicitada por el éxito de la operación. de modo que no se puede jugar a dos cartas sin el precio del desgarramiento que, digámoslo así, es de índole moral. ese llanto final es la rúbrica de la ambigüedad insuperable que ella asume y que impide la salida fácil del «algo habrán hecho», o bien aquello de «se lo merecen». por lo demás ¿desde cuando le han interesado al Poder los destinos individuales? no es un fin de época, es lo de siempre mostrado de modo brillante. por cierto, la peli de Gavras llegó a tener prohibida su exhibición en los EEUU por un tiempo, y se enfrentó a muchos problemas de índole judicial, aunque ninguno prosperó en su contra. creo que nada de esto pasó con ésta,lo que habla, por supuesto, de la inteligencia de Bigelow, o quizá, lo que otrora llamábamos El Sistema, se ha vuelto más hipócrita. la citada comparación con Riefenstahl demuestra, una vez más, que la imbecilidad ideológica prescinde de la inteligencia pero, sobre todo, de la sensibilidad.

  6. Koba Says:

    Excelente crítica Quintín. Es insólito que Bigelow no esté nominada al Oscar como Mejor Directora.

    Si te queres amargar, leéte El film “La noche más oscura” o el horror de aceptar la tortura del plomazo de Slavoj Zizek.

    Y acá el triste final del soldado que mató a Ben Laden.

  7. Martín Says:

    Muy buena crítica. Se articula bastante bien con este texto sobre la polémica en torno a la película.
    Saludos.

  8. DDD Says:

    La empecé a ver, pasaron 40 minutos de la película y me parecieron eternos, y la protagonista: sin brillo, sin gracia, no digo que sea o no real… pero no hay conexión! aburrido! Y, por cierto, lo de que Bin Laden bajó las Torres Gemelas… por favor!!!

  9. Hernan M Says:

    Koba, me parece raro el articulo acerca del soldado que mato a Ben Laden. Un conocido mío (ex companiero de trabajo) fue navy seal hasta el anio 2003 y nos contó que tienen pensión y seguro de salud de por vida. Por su edad es imposible que tenga 20 anios de servicio, aunque si paso un montón de tiempo en Afganistán, asi que quizás eso tenga algo que ver… Un saludo!

  10. Santi Says:

    Gran crítica para un película extraordinaria.

  11. saint jacob Says:

    …leí una excelente nota del amigo Koza (‘en contra’) y ahora otra excelente de Q (‘a favor’), por tanto… ¡hay que verla urgentemente!…

  12. La novia de Troll Says:

    Certo. Bigelow en gran forma! :D
    (con el público rechazo de la CIA + las amenazas de pedido de explicaciones en el Congreso y un poco de suerte, quizá no gane ningun Oscar :D)…

    La piba filma «Contacto en Francia» y acá ven la «Guerra de Argelia»!! :P

    por agregar un chisme la película en desarrollo cerraba en procedural sobre la extensa e infructuosa busquea de OBL… por razones obvias tuvieron que cambiar el final :D, pero es de suponer que la resolución es moralmente equivalente (interesa que la identificación positiva del cadaver no sea del todo convincente)

    Sdos

  13. Johny Malone Says:

    Sobre la «tortura buena» (aquella que se ejerce para evitar supuestos males mayores) hay una película, «Unthinkable», con Samuel L. Jackson, Michael Sheen y Carrie-Anne Moss, de 2010. Un terrorista se niega a develar el lugar de tres bombas atómicas y es interrogado brutalmente por Jackson para que lo haga. El argumento armó tanto revuelo que la película se editó directamente a video. No la ví, pero sería interesante contrastarla con «Zero Dark Thirty»,

  14. Martin H Says:

    Zizek debe creer que es piolisima

  15. JC Says:

    Gran crítica, lamentablemente escasearon (por lo menos en argentina) los análisis desprejuiciados sobre Zero Dark Thirty.

  16. Koba Says:

    Hernan M, también me suena raro lo del soldado, ¿por qué no hizo cuatro años más de servicio para llegar a los 20? Además el tipo es un fucking héroe, imposible que lo dejen tan desamparado.
    Igual el artículo está piola porque cuenta detalles del operativo.

  17. diego Says:

    Comparar con la critica de «Tropa de elite», calificada como «film fascista». Viva el Show de la Arbitrariedad.

    O en buen árabe: Yallah yallah yallah…

  18. daniel Says:

    Excelente texto, los lectores provisorios queremos más de esto.

  19. boudu Says:

    Tanto en The Hurt Locker como en Zero Dark Thirty hay errores de guión mas o menos obvios relacionados con los procedimientos militares en los operativos, que se podrían haber evitado. No se si esto es menor o no, y mas allá de la verosilimitud, las 2 películas quedarían mejor si hubiesen sido mas rigurosas con eso.

  20. Osama González Says:

    Johny Malone: no se como será «Zero Dark Thirty», pero puedo decirte que “Unthinkable” es la película más repugnante que vi en mi vida, con un guión que parece escrito por el Tigre Acosta.

  21. Martin Pawley Says:

    Sensacional artículo sobre una sensacional película. Es bastante revelador que la mayoría de los reproches que se le han hecho a la obra maestra de Kathryn Bigelow tengan que ver con una supuesta justificación de la tortura y no con razones cinematográficas: diríase que hay un consenso general en sus virtudes fílmicas. Me interesa mucho la condición de ZERO DARK THIRTY como film-espejo que nos permite medir nuestros propios prejuicios. Si Kathryn Bigelow muestra escenas de tortura, muchos espectadores darán por hecho que justifica la violencia porque es estadounidense y en consecuencia una «imperialista sospechosa»; pero si Steve McQueen muestra los brutales excesos del sistema en HUNGER nadie duda de sus buenas intenciones porque es un «buen artista europeo» (y eso que su película, con su calculada voluntad de «equidistancia», sí es ideológicamente inquietante).

  22. Montañés Says:

    La vi anoche. Áspera, filosa, cautivante ciento por ciento. Y brillante este texto, que desentraña su oscuridad y amargura esencial al tiempo que desactiva “la estúpida discusión sobre su corrección política”.

  23. Pancho Says:

    «conviene mencionar que esos interrogatorios fueron eliminados durante la administración Bush y que la unidad dedicada a las torturas fue disuelta por Obama, de modo que la tortura dejó aparentemente de utilizarse hacia la mitad de los sucesos que narra la película». Ajá. ¿En serio?

  24. lalectoraprovisoria Says:

    ¿A vos te torturó la CIA que sabés tanto? ¿Tenés alguna fuente? La frase, además, dice «aparentemente».

    Q

  25. Pancho Says:

    Capaz que me confundo (en los tiempos de la peícula) pero, ¿no muestran a Obama en un noticiero diciendo que no torturan mientras, justamente, están torturando?

    Si la bonaerense dice que no tortura ¿les creés?

  26. lalectoraprovisoria Says:

    Lo que digo está en fuentes de todo tipo. No tengo interés en esta discusión chicanera.

    Q

  27. ema déborah finzi Says:

    Es la primera vez que participo aunque sigo, silenciosa, con mucho interés las notas e intercambios. Con todo respeto, Q, a mí no me parece que lo de Pancho sea una chicana, por el contrario, me parece atendible lo que dice o pregunta. Guantánamo está ahí como base operante todavía (a pesar de las promesas de cerrarlo). Y en cuanto a tu nota que expone una lectura respetable una de las tantas dudas que me surge es qué significa «cineasta del registro directo». ¿Remite al espacio profílmico? Gracias y saludos, Ema

  28. lalectoraprovisoria Says:

    SI tenés una fuente que diga que se siguió torturando después de lo que se ve en la película, por favor citala. No se cerró Guantánamo pero sí la unidad que torturaba en cárceles clandestinas alrededor del mundo. Eso es lo que leí en varios lugares. En la película Obama dice que no va a permitir la tortura y, aparentemente como digo antes, eso es lo que ocurre.

    Sobre la otra pregunta, lo que quiero decir es que Bigelow no es una obsesiva del montaje, de las películas construidas a posteriori del rodaje como Riefennstahl, que Bigelow prefiere planos largos y pocos efectos especiales. Por otro lado, no tengo la menor idea de lo que es el «espacio profílmico».

    Q

  29. ema déborah finzi Says:

    El término «profílmico» lo usó Etienne Souriau por primera vez en L’univers filmique en el año 1953 y remite a todo aquello que está delante de la cámara en el momento de la filmación misma (decorado, objetos, iluminación, actores maquillados, etc.). Es, digamos, lo documental (o dimensión documental) del cine ficcional (por decirlo rápidamente). En relación dialéctica se encuentra el espacio del rodaje que sería entonces el espacio ficcional propiamente dicho. Vuelvo más tarde (estoy en el laburo). Gracias, Q
    Saludos, Ema.

  30. Mutante Says:

    No nos quiten el cine!
    No nos quiten el cine!
    No nos quiten el,cine!

    Esta mariconeada la venís repitiendo desde aquella vez que tuviste que disculparte por Mi primo Viny en el Amante. Sos un heredero dilecto de lo cinematográfico: muy entretenido, pero falso.
    Un manipulador de 1° orden “hace tiempo que una P no me fascinaba tanto…” y aunque te ponés por encima de la izq & derecha, todos sabemos que justamente ese comentario esta naturalizado y enraizado en el bando de la mano con la que te haces la paja.
    Pero lo que más me impresiona es tu adhesión/empatía con un final tan desolador, como si te clonaras al Angst adolescente que irradia la escena, justo vos un vejete vitalista, ahora se hace el melancolico. Dejale esta actitud a las adolescentes suicidas, por lo menos. (te digo a la Bigelow me la puedo llegar a imaginar en cuatro patas practicándole sexo oral a alguna californiana media perdida x 2$, pero a vos nó)
    Y lo mas cómico es que mientras Hollywood mitifica un hecho que jamás sucedió, lo de las Torres está ampliamente probado/documentado fue un auto-atentado sobre un edificio que estaba enfermo, vos te disfrazás de superpiola (el Argentino!) y seguís expandiendo el virus de la mentira. Porque realmente preferís esa democracia y esa vigilancia que ejerce el Imperio, frente a cualquier atisbo contrario en general dominado por dictadores y autócratas. Mejor así, que con un loco de mierda como los Kadafis, etc. Y lo peor de todo tenés, aunque no tengas, razón. O mejor dicho llegas a buen puerto por las razones equivocadas. Y además mintiendo.

    P/D con un amigo hemos llegado a la conclusión de que vos vivís adentro de un frasco. Te pasaste 20 años en el frasco del futboludismo y ahora otros 20 años en el oscurísimo frasco de las salas de cine, jajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

  31. lalectoraprovisoria Says:

    Tengo algo para decir de Etienn Souriau y el espacio profílmico: me chupa un huevo. Saludos.

    Q

  32. lalectoraprovisoria Says:

    Impresionante el comentario de «Mutante», el que habla de las torres gemelas como autoatentado. Vale la pena leerlo, se los recomiendo.

    Q

  33. Fran Says:

    Los zurdos se hacen la paja con la izquierda supongo

  34. Pecho Flores Says:

    Y los que se la hacen con la derecha, cuando se la hacen con la zurda, le dicen «la muertita». Lo mismo da. Lo genial es que persona sepa con que mano se masturba Quintín. Profílmico… hace mucho que no escuchaba eso. Bué.

  35. diego Says:

    pero sí la unidad que torturaba en cárceles clandestinas alrededor del mundo

    La tortura en carceles clandestinas alrededor del mundo de ninguna manera puede ser, ni fue, ni será nunca reconocida por el gobierno de USA. Menos podrian hacer publica la desactivacion oficial de las mismas, de ninguna manera. Luego, seria dificil leer algo serio al respecto.
    Supongo que se considerará legitima esta pequeña correccion.

  36. Pecho Flores Says:

    Pancho: El discurso de Obama es famoso por el efecto que causó en las tropas y porque a la hora de decirlo ya había memorandums de la secretaria de Estado en los escritorios de todos los jefes de las divisiones. Cuando lo dice por TV, está públicamente ofreciendo sanciones al que lo haga. A sus jefes de equipo, para que nos los descubran, y al mundo, para quedar bien.

  37. lalectoraprovisoria Says:

    No, no es legítima la corrección. Había una cosa totalmente oficial que se llamaba «interrogatorio extendido», eufemismo para las torturas. Fue suprimido tras investigaciones del senado y la unidad que se ocupaba de ellas disuelta. Los datos está en la web. Los agujeros negros de la CIA, en cambio, dispersos por todo el mundo, siguen existiendo.

    Q

  38. diego Says:

    no entiendo, de alrededor del mundo estabamos hablando. Si los agujeros siguen existiendo, cuál unidad que torturaba en cárceles clandestinas alrededor del mundo se cerró. Quedó confuso.

  39. lalectoraprovisoria Says:

    La unidad era móvil, se encargaba de los «interrogatorios extendidos» en los ditintos cuarteles clandestinos de la CIA y de las FFAA americanas en terceros países. Por qué no mirás un poco la web, ahí están todos los datos. También podrías ver la película, porque me parece que tampoco la viste.

    Q

  40. Pecho Flores Says:

    El presidente es el Comandante en jefe de las fuerzas armadas, y aún cuando dice «Unites states doesn’t torture» y lo pone en ese tiempo verbal presente pero espacialmente difuso, está dando una orden. Y a Bigelow le sirvió, porque el expediente sobre los 8 hermanos apareció justo después de eso. Si se acuerdan del trailer de hace un año y medio, lo único que se veían eran imágenes de expedientes a los que se les pasaba liquid paper digital por encima (obturación de la información) y la voz del agente que grita: «When was the last time you saw Bin Laden». Bigelow sabía lo que hacía desde el minuto uno, porque sabía, como muchos después del decreto de Bill Clinton, que había información y expedientes desclasificados. Hay información archivada del Departamento de Estado de USA aparentemente caduca y a la que nadie ya prestaba atención, como la actividad de operativos en Chile y Argentina en los 70′. Eso sí, los tiene que pedir un Gobierno. No los cuelgan en la web, pero están digitalizados y en varios servidores remotos, y su apertura está vinculada a la caducidad de la causa (Kennedy por ej. Están bajo llave) o a la importancia que le de la administración a cargo. OBL era prioridad 1 y hasta los de Nivel 2 de Análisis de Datos de la CIA tenían acceso, de ahí que es una especie de becaria la que le provee la data a Maya para que arme el rompecabezas. Lo que importa aquí, es como Bigelow desarma el rompecabezas, y eso es lo que hace a la película extraordinaria.
    Abrazo Quintín

  41. diego Says:

    Ahora si.
    Interesa en principio dejar clara la realidad, mas alla de lo que pueda decir/sugerir la pelicula.
    De la realidad tiene que partir cualquiera de estos zurditos que quieren tirarle mierda a Bigelow y su pelicula injustificadamente, que quieren tratarla de instrumento de engaño/difusion/distraccion, cuando no de manipulacion indigna de la verdad.

  42. lalectoraprovisoria Says:

    Diego. Acá han entrado toda clase de trolls, pero los que más me mnolestan son los trolls modositos. Vos sos un caso ejemplar, aguantaste varios rounds haciéndote el boludo, hablando de un libro de tu viejo, mezclando preguntas inocentes con acusaciones veladas. Pero con esta última intervención —hasta acá te daba el beneficio de la duda— me queda claro cuál era tu función en LLP. Hasta siempre.

    Q

  43. diego Says:

    Hasta luego. Despues no digas que no sos un discriminador perverso.

  44. Rodrigo López Says:

    Maravilloso post como siempre Quintín. Para mí sería un honor que te dieses una vuelta por mi blog y leyeras mis dos posteos. Recien lo comencé hace dos días. Un gran saludo y te sigo como siempre!

  45. Johny Malone Says:

    En general, las películas que trataron las operaciones de inteligencia post 11-S y la ocupación de Irak fracasaron en taquilla. Y eso que algunas son muy buenas, como «Green Zone», cuyo libro original, que empecé a leer, es demoledor con el desmanejo casi infantil del país que tuvieron los ocupantes una vez vencido Sadam Hussein. Pudo haber sido el dolor, pudo haber sido la hipocresía («mientras nuestros agentes y soldados obtengan resultados, que hagan lo que quieran»), aunque ahora creo que es el desgano, la percepción de que la Historia la manejan los más fuertes, que en este caso son los fanáticos, no los que tienen los satélites y las armas. No voy a decir que Bin Laden ganó la guerra, pero sí que instaló la sensación de una guerra interminable. Recuerdo la escena de «Brazil», de Terry Gilliam, donde, después de un atentado en un restaurante, los comensales siguen comiendo sin asustarse, comentando el incidente como un hecho cualquiera.

  46. ema déborah finzi Says:

    Realmente quise intervenir de manera muy respetuosa –y así lo hice– porque me interesaban mucho tu nota (tu perspectiva) y los comentarios. No tenías por qué decir lo que dijiste en referencia precisamente a la referencia que te di sobre el término «profílmico». Me parece muy gratuito de tu parte.

  47. lalectoraprovisoria Says:

    No es gratuito. Es completamente irrespetuoso de tu parte tirarme con conceptos que solo funcinan en el ámbito de cierta crítica académica cuando yo estoy completamente fuera de ella y toda mi vida escribí en castellano común. No tengo nada que hacer con el espacio profílmico, no sé con qué se acompaña.

    Q

  48. pmansilla Says:

    Perdón estaba leyendo todo esto, la crítica y comentarios, a la vez escuchando el debate en el senado sobre el acuerdo con Iran, y no puedo dejar de pensar que hay algun tipo de conexion en tanto representen 2 formas distintas, discutibles, de buscar justicia.

  49. Cecilia Mayol Says:

    Esta pelicula es muy superior. La anterior de Bigelow dejaba muchas dudas, mas retorcida, con mas intención de confundir y evitar ser clara. Esta es mas transparente, honesta. Un gran trabajo, coincido en el análisis.

  50. Victor Cruz Says:

    Esta pelicula es un torpe mamotetro de de dos horas y media. Que vuelvan los ex-presidentes.

  51. Osama González Says:

    Los spots de campaña de Macri también remiten al espacio profílmico?

  52. boudu Says:

    Coincido q tiene momentos torpes, en particular el atentado a la base yanqui

  53. Oscar Cuervo Says:

    «Maya es un vehículo para exhibir una ética artística basada en la pericia técnica, el máximo compromiso y la ausencia de concesiones»:

    Primero habría que conceder que Bigelow posee esa pericia técnica que se le adjudica (que se pretende identificar con la eficacia de Maya). Se trata de una ilusión óptica, promovida por la película. Porque para el espectador atento y no fascinado ideológicamente por Bigelow son notorias las fracturas en el punto de vista en las tres partes de la película, así como el escamoteo oportunista de ciertos datos (por ejemplo Quintín da por sentado que Osama mandó a derribar las Torres, cosa que no puede saberse por la película; también se escamotea la identidad del ejecutado por las fuerzas de la CIA, así como no se muestran los motivos de la decisión de ejecutarlo y no apresarlo; todas cuestiones para las que la película reclama o propicia el acuerdo con el punto de vista oficial estadounidense).

    Tanto como el escamoteo de estas evidencias, relevantes para el relato de la misión de ir a «buscar» a «un tipo capaz de entrenar pilotos suicidas para que vuelen las Torres Gemelas», también es oportunista la sobreabundancia de datos sobre la ubicación espacio-temporal de las acciones, que no aporta nada narrativamente más que la (falsa) impresión de estar presenciando un registro «directo», como el propio Quintín parece asumir. Es decir: hay un doble standard: cierta retórica del registro directo tiende a propiciar una sensación de asepsia de procedimientos, mientras que sus omisiones reclaman una adhesión a la versión oficial.

    Pero si diéramos por aceptado ese virtuosismo que se le adjudica erróneamente al desempeño de Bigelow, aún así la presunta «ética artística basada en la pericia técnica, el máximo compromiso y la ausencia de concesiones», costaría encontrar una diferencia entre esta ética y la línea de la defensa del muy profesional Adolf Eichmann en el juicio que se le llevó a cabo en Jerusalem. El también dio muestras sobradas de pericia técnica, un máximo compromiso y similar ausencia de concesiones.

  54. Kurt Oppenheimer Says:

    La Opinión : OC ,uno de los exégetas de “Néstor la Película ” dice: Tanto como el escamoteo de estas evidencias, relevantes para el relato de la misión de ir a “buscar” a “un tipo capaz de entrenar pilotos suicidas para que vuelen las Torres Gemelas”.
    Los Hechos: Los pilotos no fueron entrenados por Osama , se entrenaron en el Huffman Aviation Center de Florida.
    ….por ejemplo Quintín da por sentado que Osama mandó a derribar las Torres, cosa que no puede saberse por la película…. ¿Las películas tienen que presentar todos los datos relacionados con los hechos en los cuales se basan?. ¿Son las películas equivalentes a la realidad?. ¿La narrativa es equivalente a la verdad?. ¿El bodrio Néstor La Película, presenta toda la información relevante para formarse “una opinión” del personaje en cuestión y su historia?
    Tendrá OC su sistema nervioso afectado por alguna variante de autismo kirchnerista con desconexión fronto-temporal –occipital, de modo que aprecie fracturas fatales en los puntos de vista de las partes de la película y no puede integrar información relevante.
    Examinando el de-situacionismo subcultural, enfrentamos una elección: o rechazar la sublimación modernista o concluir que la narrativa es creada por el inconsciente colectivo, pero sólo si el de-situacionismo subcultural es válido.
    Sugiero analizar la diferencia entre el juicio a Eichmann y la película de Bigelow a través de la teoría subconstructivista capitalista ,para deconstruir el status quo y si la narrativa neo-dialéctica se mantiene, la obra de Bigelow sería paradójicamente un ejemplo de socialismo conceptual, lo que nos llevaría al absurdo de Sartre.
    Si se examina a través del racionalismo precapitalista, uno enfrenta otra elección: o bien rechaza el materialismo pre-cultural o concluye que el propósito de la observación es el comentario social. En cierto sentido, el pensamiento de Lacan sobre el paradigma capitalista de la realidad sugiere que la conciencia, tal vez paradójicamente, tiene un significado, pero sólo si la realidad es igual a la verdad. También Lyotard utilizo el término » materialismo pre-cultural » para denotar, no a la narrativa, sino a la neonarrativa.
    Por lo que podemos concluir que la obra de Bigelow es un ejemplo magistral de las paradojas subtextuales y la opinión de OC es una expresión de la inutilidad de la realidad.

  55. DP Says:

    Mmmm, veo muy difícil lograr eso de hablar de «cine puro» -de la película solamente-, por fuera del autor (autora en este caso) y el contexto…
    http://bit.ly/12BW0IL

    DP

  56. Martín Says:

    Reblogged this on La primavera de los pueblos.

  57. Mauricio Says:

    Hay dos escenas de la peli que me desconcertaron un poco. Cuando un técnico le informa a Maya que hay chicos en la casa de Bin Laden jugando en la azotea. Y otra escena posterior donde Maya explica a uno de los soldados que va a participar del operativo, que los altos mandos están «cagados» y que si por ella fuera, tiraría una bomba desde un avión.

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