Intrascendencias (31)

Libertella

por Quintín

Busco un libro en la biblioteca y tropiezo con El efecto Libertella, una serie de ensayos compilados por Marcelo Damiani. Otra vez me encuentro frente a una perplejidad esencial. ¿Por qué soy incapaz de apreciar el magisterio de Héctor Libertella, un nombre venerado como pocos en el mundo literario argentino?

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Reviso la biblioteca y reúno sus libros dispersos. Tengo 16 sobre los 19 que publicó (me faltan Aventuras de los miticistas, Ensayos o pruebas sobre una red hermética y Pathografeia. Los juegos desviados de la literatura). Hasta tengo varios repetidos. Leí casi todos, los subrayé, los releí pero no hubo caso. El árbol de Saussure, considerado uno de sus textos fundamentales, me parece un galimatías extravagante. A Libertella lo entendí poco y salteado pero, sobre todo, he sido inmune al efecto del que habla el libro de Damiani.

El efecto Libertella, me parece, es consecuencia de un relato que no se agota en él pero se concentra en su figura. Cosa rara entre los escritores, fue un tipo muy querido por quienes lo conocieron, acaso como Macedonio Fernández. Me parece que el brillo y la excentricidad de ambos no provocaba en sus colegas la sensación de que estaban frente a un competidor. Pero nunca lo vi a Libertella, así que no sé hasta que punto esta especulación es cierta.

Pero trataré de explicar por qué Libertella es la figura fundamental de un relato cuyos ejes podrían ser los siguientes:

1) La literatura argentina es excepcional. Ha sido bendecida por sobre la de cualquier país de habla hispana por la existencia escritores únicos. Desde Sarmiento y Mansilla hasta Aira y Osvaldo Lamborghini, pasando por Macedonio, Borges y Arlt y también, según la rama del relato, por Puig, Copi y otros. La excepcionalidad, de todos modos, pasa menos por el talento o el genio de esos escritores que por una especificidad oscura, que redefine la literatura a partir del caso argentino. Es una forma particular de nacionalismo: no se trata de «defender lo nuestro como sea» sino que «nos tocó ser distintos y mejores». Como en otros órdenes de la vida, ese pensamiento nos condena a una cárcel paranoica. Y lo peor es que no conocemos otro modo de pensar. Somos como los americanos, que piensan solo en los términos de su propia producción y su propio mercado, pero sin un corpus y un sistema que sostengan seriamente esa autorreferencia. El libertellismo es un nacionalismo amateur. Su rasgo positivo es que nos evita la imitación, salvo en lo que hace a la teoría francesa (a los gringos también les pasa).

2) La literatura argentina se convierte en un cuerpo conceptual definitivo a partir del psicoanálisis, divulgado por Masotta (que no fue un escritor) y la revista Literal, de la que participó Libertella. Lo que vino a partir de allí obedece, según Libertella, al «lento destilado del psicoanálisis en la literatura». No se trata de que los escritores se analicen, sino de que su escritura viene con el psicoanálisis incorporado. Lamborghini es el máximo ejemplo de escritor atravesado por la pulsión del psicoanálisis en la escritura.

3) El psicoanálisis es la punta de lanza de la teoría y de los estudios académicos, que constituyen el gran referente de la crítica literaria posterior. No hay crítica que no haya sido filtrada por la Facultad de Letras y la apreciación de los escritores pasa por la comprensión previa de la teoría. Marxismo, estructuralismo y una sucesión de pensadores más recientes son asimilados también por las cátedras a la hora del análisis literario. Pero ahora es también la lengua de los suplementos culturales en una situación en la que nadie parece leer por fuera de ese ámbito y sus zonas de influencia.

4) Libertella no fue un académico pero es quien le facilitó a la Academia la idea de que la literatura es menos el resultado de la actividad de los escritores que un hecho conceptual, al que se accede o no según la pertenencia al círculo de los enterados. Para la Academia, esa idea es música celestial. La Facultad de Letras se convierte así en un cenáculo iniciático. Libertella fue el primer enterado y un fervoroso creyente en el hermetismo de la escritura y del saber relacionado con ella. Es curioso que sus exégetas no lo vean así. En el libro de Damiani se predica la transparencia, la claridad y la simplicidad de la visión de Libertella a partir de fórmulas tales como «un solo lector hace un mercado».

5) A partir de la intervención de Libertella y sus ideas, la literatura admisible escapa tanto al mercado como a la vanguardia universal. Se construye a partir de la «biblioteca argentina» como referente asistemático y de la interacción entre textos y escritores que definen ese concepto misterioso pero sin cuya comprensión un escritor argentino o un crítico (como es mi caso) se encuentran totalmente perdido.

6) Es cierto que lo «libertelliano» evita el autoritario populismo del «contar historias», pero su elitismo es tan sutil que elude incluso las batallas conceptuales con otras ideas de la literatura. Se puede aludir a él pero no definirlo con propiedad. Es evidente y casi inefable para los iniciados. Pero deja en la absoluta intemperie a los ajenos al círculo. A veces sospecho que el libertellismo requiere de algún modo de proselitismo oral y que es un saber que se transmite por contacto personal. Alguna vez en el café, hoy en el aula.

Escribo este resumen a modo de síntesis provisoria y a punto de sumergirme de una vez más en los libros de Libertella. Si tengo éxito, podré renovar la esperanza de ingresar algún día al mundo literario.

Foto: Flavia de la Fuente

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51 respuestas to “Intrascendencias (31)”

  1. Gonzalo Garcés Says:

    Por aportes como éste sos un crítico enorme, carajo, aunque otras veces parezcas sólo un empacado.

  2. hjg Says:

    Revisar numeración, repetiste el 2 (yo fundiría el 1 y 2 actual)

  3. lalectoraprovisoria Says:

    Gracias. Ahora lo miro. ¡Buena idea!

    Q

  4. NP Says:

    «La literatura argentina se convierte en un cuerpo conceptual definitivo» a partir de Viñas (educado en el marxismo satreano de ‘¿Qué es la literatura?’, texto fundamental para lá generación de Contorno). Todo lo que vino después (estructuralismo y pos estructuralismo mediante) es hijo de ese momento fundacional en cuanto a su relectura de la tradición, incluso en su rebelión contra él (y el psicoanálisis fue un elemento más bien de suma que de resta). Desde entonces no hubo ninguna lectura general superadora, ni siquiera por parte de sus críticos (Sarlo, por ejemplo, no deja de reconocer su deuda con Viñas).
    Libertella siempre fue marginal (rol que ya tiene su propio canon…): de hecho él mismo juega a ese enfrentamiento en las dos antologías que hizo en los 90 para Perfil: una tradicional y otra «a contrapelo» (aunque para entonces Copi, Aira o Lamborghini ya eran más que aceptados…).

  5. lalectoraprovisoria Says:

    Desde el punto de vista histórico es posible que Viñas haya sido decisivo para constituir la literatura argentina como objeto académico. Sí. Pero la lectura de Viñas no nos desafía como la de Libertella.

    Q

  6. NP Says:

    Lo de «nos desafía» puede ser a favor y en contra, y ambas cosas son visibles en tu nota… Pero acuerdo en que el buen desafío debe ser estilístico y conceptual (o que ambas cosas deberían ir juntas).
    Probablemente la lectura de Viñas no parezca ya desafiante porque se volvió canónica, pero lo sigue siendo en tanto nadie pudo superarla.

  7. NP Says:

    Justo este año se cumple el cincuentenario de la publicación de «Literatura argentina y realidad política», y va a salir una edición aniversario, anotada (las anteriores están agotadas, lo que prueba como se lo sigue leyendo). El que se consigue es «Indios, ejército, y frontera», un libro esencial para cualquiera que se interese en el siglo XIX argentino.

  8. lalectoraprovisoria Says:

    Yo diría que nadie la superó porque es una vía muerta. Mirá los jóvenes viñistas de ahora. Un embole absoluto. Pero en fin.

    Q

  9. Gonzalo Garcés Says:

    ¿Por qué el freudolacanismo y el marxismo dieron forma al canon argentino y no a otros cánones nacionales? Porque encontraron un sustrato ideológico afín. Hay que ver de qué manera retorcida Sarmiento, Alberdi, Lugones, Hernández, abonaron el terreno para Viñas y Massota.

  10. lalectoraprovisoria Says:

    En principo, no parece que sea culpa de Sarmiento y cía. más que de Balzac o Baudelaire o Maurras No fueron los escritores me parece sino los críticos. El sartrismo tuvo mucho que ver. En Francia, a la larga, influyó menos que acá.

    Q

  11. NP Says:

    Es una via muerta si lo interpretás como un mandato para escribir «novela social» (hasta Viñas lo entendió, y cambió sus ficciones, más allá de que lo haya logrtado o no). Pero como acceso interpretativo no hay con que darle, aunque a vos o Garcés no te guste… Lo peor que se puede hacer es esa torispon absurda que lo explica por un «sustrato ideológico» que vendría desde Sarmiento (de hecho la lectura de Viñas vino a impugnar visiones esencialisas como esas! Y eso que Martínez Estrada lo decía más lindo…).
    Y tampoco se trata de confrontar a Sartre con Barthes, por hablar de la tradición francesa: de hecho el segundo le debe tanto al primero como Sarlo a Viñas… Simplemente son distinmtas formas de disputar la misma herencia.

  12. Gonzalo Garcés Says:

    En Francia existe, como acá, la lectura sectaria freudolacaniana. En menor medida también la marxista. Pero coexisten con veinte comunidades literarias más. Es decir que gracias a la lectura freudolacaniana existe Philippe Sollers. Pero la tradición moralista de La Rochefoucauld, y la tradición realista de Balzac vuelven inteligible a Houellebecq.

  13. NP Says:

    «torsión» abusrda quise decir, pero la torsión fue del tipeo…

    En fin: la única manera de escapar de Viñas es NO intentar escribir una historia de la literatura argentina… Y eso tampoco funcionó.

  14. NP Says:

    Tosas las lecturas son sectarias, Garcés. Simplemente alguna sectas se vuelven canónicas… Recordá el cristianismo.

    Y tengan cuidado con lo de freudomarxista que en cualquier momento terminamos hablando de la «sinarquía», je.

  15. Gonzalo Garcés Says:

    NP. Creo que nadie lo interpreta como un «mandato para escribir novela social». Se trata, si querés, de una grilla, un sistema de valores, en el interior del cual determinadas obras o determinados rasgos literarios (el esperma y la mierda como símbolos políticos en Lamborghini, por caso) adquieren un valor que no poseen fuera del sistema. Eso no impugna la validez de la grilla, ni la obra de Lamborghini. Pero los relativiza.

  16. Gonzalo Garcés Says:

    «Todas las lecturas son sectarias», «Toda obra es ideológica»… No me corras con marxismo de bolsillo, NP. Ya hace décadas, críticos marxistas lúcidos, como Angel Rama, hicieron la distinción elemental entre leer a Flaubert como un absoluto y leerlo con plena consciencia de su pertenencia a la burguesía de la primera mitad del siglo XIX, y con plena consciencia también de su singularidad irreductible.

  17. Gonzalo Garcés Says:

    En cuanto al cristianismo: ¿te parece, de verdad, un buen ejemplo?

  18. lalectoraprovisoria Says:

    No sé. A mí Viñas no me sirve para intepretar nada. Por otro lado, no me parece que Barthes, muy leído y estudiado y repetido eso sí, haya servido como guía para leer nada.

    Q

  19. lalectoraprovisoria Says:

    Creo que Libertella sigue siendo pertinente, pero se me escapan las razones. Y no lo digo solo porque es tan respetado, creo que algo hay. Me gustaría desentrañar qué es.

    Q

  20. NP Says:

    Garcés, sos vos el que introdujo la idea de «sectarismo», a mi verlo en esos términos me parece empobrecedor, porque generalmente el que lo usa lo hace desde una secta que no reconoce como tal…

    Rama era tan lúcido como Viñas, a quien respetaba. Ninguno de los dos hizo «marxismo de bolsillo» (otra acusación sectaria, porque en general se asume que no hay otro…). Viñas no es nuestro Lukacs, digamos. Ahora bien: toda lectura «sistemática» implica un sistema, por definición… E incluso las que se pretnden asistemáticas también, sólo que lo ocultan.

    En cuanto al cristianismo, sí, me parece el mejor ejemplo de secta triunfante… De hecho de ahí viene la definición, je..

  21. NP Says:

    Quintín, decir que Viñas o Barthes no (te) sirven sólo es señal de que siguen siendo canónicos, porque los que se le oponen no pueden (precisamente) oponerles otra lectura que pueda hacerles sombra. Si lo hicieran al menos podrían reconocer que fueron el escollo que hubo que saltar…

  22. NP Says:

    Justamente, Libertella es respetado porque hizo su propio intento de leer la tradición…

  23. Gonzalo Garcés Says:

    Yo no dije que Viñas o Rama hicieran marxismo de bolsillo. Dije que lo hacías vos. Estás equivocado acerca de las lecturas: no concebís otra dicotomía que las «lecturas sistemáticas» o las «lectuas asistemáticas», que según vos, de cualquier manera son lo mismo. La distinción, en realidad, sería entre sistemas cerrados y sistemas abiertos, es decir, sistemas capaces de incorporar elementos nuevos. Como en los principios de la termodinámica.

  24. NP Says:

    Garcés, el que hace antimarxismo (que siempre es de bolsillo) sos vos. Yo nunca hable de sistemas cerrados, porque no creo que ningún sistema vivo pueda serlo. Es decir, que todo sistema humano es por definición abierto (no mezclemos la termodinamica en esto, por San Feyerabend). Yo no concibo «dicotomías» justamente porque no pienso en térmimos «sectarios». En lo que sí creo es en la dialéctica, pero evidentemente vos también (porque es claro que no pensás que todos somos Uno, como Borges).

    Pero para no hacer nada «de bolsillo» deberíamos retirarnos de los comentarios de blog, no? Bueno, peor es twitter…

  25. Gonzalo Garcés Says:

    Por fin acordamos en algo. Tomémonos un receso. Yo, por lo pronto, me voy a comer unas medialunas y releer La ideología alemana.

  26. lalectoraprovisoria Says:

    La dificultad que tengo para discutir con lo que dice NP es que piensa en términos de sistemas canónicos y sus posibles superaciones, con esa idea dialéctica de progreso del conocimiento. Para mí, al menos en materia de literatura, todo eso estalló hace rato si es que alguna vez tuvo vigencia. Es muy escolar. Uno estudia las distintas teorías de un modo evololutivo, después se coloca al final de esa evolución y trata de pensar desde ahí. De ese modo, uno queda atrapado en ese brete donde solo puede repetir a los más recientes y, en todo caso, discutirles algo pero pensando que lo demás quedó superado. En mi humilde opinión, eso es muy estrecho como camino intelectual.

    Q

  27. la lectora permanente Says:

    Quintín: quienes son los «jóvenes viñistas » de ahora??? menos mal que abandonste al pobre de Alinovi, que andará enrejado por ahi.

    No, que no se retiren de los cometarios del blog. Aunque discusiones viejas sulene ser interesantes.

  28. Cardo Says:

    Hay mucha gente que dice «releer» como si ya tuviera todo leído. Y si me permiten, claramente Libertella es más que Alinovi.

  29. lalectoraprovisoria Says:

    Hay todo un grupo de viñistas en letras, que dicen continuar su tradición. Maximiliano Crespi es uno de ellos. Escriben en Ñ, territorio liberado para el marxismo teórico.

    Q

  30. NP Says:

    Quien habló de «progreso», Quintín? El marxismo tuvo desarrollo en el siglo XX, no se acabó con «La ideología alemana»… Peor: hablan de la dialéctica como si no hubiéramos salido de Hegel! Les recuerdo la «dialéctica negativa» de Adorno, que proponía el sistema abierto que queremos todos… Lo estrecho es pensar que luego del «estallido» sólo nos queda la fragmentación posmoderna: ese sí es un camino que no llevo a nada… De hecho por eso lo estamos discutiendo, al menos.

    Pero en lo de las medialunas estamos de acuerdo…

  31. NP Says:

    En todos los suplementos literarios vas a ver la huella, porque en Letras el «viñismo» es dominante. A Dios gracias. Como contraejemplo tenés la crítica de cine, donde no tuvimos nada parecido: así estamos, discutiendo con Jorge Carnevale…

  32. lalectoraprovisoria Says:

    Por suerte el viñismo no es dominante en la crítica de cine. Carnevale es una broma, pero también lo son los neoviñistas, aunque más ilustrados.

    Q

  33. NP Says:

    La ilustración siempre es mejor que el brutalismo, y en ese sentido lo de carnevale no es una broma. Más le hubiera valido a la crítica de cine tener un «ismo» o crítico fuerte al que enfrentarse… En sus inicios, «El amante» sólo se enfrentó a los Carnevales, del mismo modo que el NCA se enfrentó con un paquidermo en extinción: en ese sentido, la batalla estaba ganada desde el principio. Pero no hubo ningún verdadero estímulo intelectual en juego. Por eso todo terminó en la glorificación absurda de películas vacuas, por parte de críticos que no están muy lejos de Carnevale: solo cambiaron ese viejo cine de Hollywood que él idolatra por la «nueva comedia americana» …

  34. lalectoraprovisoria Says:

    No mezclemos los tantos. Es cierto que hubiera venido bien que los Carnevales de antaño tuvieran un representante medianamente sólido. Pero por otra parte, aunque la nueva comedia americana no sea lo mío, debo reconocer que los críticos que la descubrieron, básicamente en El Amante, fueron creativos y originales en su elección (un poco a la manera de los críticos de los Cahiers que descubrieron a Hitchock y Hawks) y de ninguna manera se caracterizan por el nivel de ignorancia, pereza, mala escrtitura y venalidad de los críticos previos a los 90.

    Q

  35. NP Says:

    Merzclemos los tantos que también eso falta: por qué la critica literaria nunca se cruza virtuosamente con la cinematográfica?

    La «originalidad» no es necesariamente superadora (aunque la palabra no te guste…).. De hecho ese cahierismo es el problema, porque tomaron tanto lo bueno (la denuncia de lo perimido e inconducente) como lo malo (la arbitrariedad y la soberbia).

    Desde ya que el estilo es mejor, pero eso no quita que a veces se nota (otro tipo, si querés, de) pereza y venalidad. Basta comparar las distintas épocas de «El Amante»…

    Pero el campo de la crítica de cine es tan pobre que no estamos dando esa discusión, como si se da continuamente en el literario! Y vos lo sabés mejor que nadie…

  36. NP Says:

    Por otra parte, si Cahiers triunfó es porque su «original» canon se impuso como dominante. Dudo que eso suceda con la «nueva comedia americana», a Dios gracias! (pero si en medio siglo está a la altura de Hitchcock… no quiero saber lo que pasó con el cine en el medio)

  37. La novia de Troll Says:

    El triunfo del «cahierismo» excede al canon y se basa, creo, en una aguda comprensión de la especificidad del medio de la cual muchos epígonos carecen. Una comprensión que sobrevivió a las modas culturales. Notable cuando uno lee los mejores textos de los personajes más lúcidos de Trafic. Hay un «modo» que le saca varios cuerpos a los sajones que adoptaron «lo más visible de», aunque también es cierto que tiene un relación con la práctica que no existe en otros lugares….
    En fìn, da para largo….

  38. La novia de Troll Says:

    btw: Hoy viene afilado Q!! Esta «Intrascendencia» y el twitt «poronga» no pasarán al olvido!! :D

  39. saint jacob Says:

    …Creo que la herencia pesada de los Cahiers pasa por la intencionalidad del asunto, por la banalización de un programa explosivo en su momento: los ‘nuevos críticos’ encontraron un hecho creativo en donde la mirada perezosa veía entretenimiento… el ‘Amante’, en un momento de su viaje quiso emular ese ímpetu notable, pero tomó el lado mas obvio del asunto: ‘¡encontremos interesantísimas a las películas que el canon considera naderías!’, ‘¡consideremos tontos a quienes piensan que esas películas tontas son tontas sin darse cuenta -¡¡¡como nosotros!!!- que no son (tan) tontas!’… largo etcétera…

  40. lalectoraprovisoria Says:

    Es cierto que el gesto original de encontrar la genialidad en lo que era considerado descartable ha sido repetido cada vez con menos eficacia. Pero esa comedia americana tenía lo suyo aunque no fuera lo mío. Era un objeto digno.

    La crítica de cine es, en general, menos culta que la literaria. Pero la literaria es cada vez más corolario de teorías, de modo que los críticos no leen sino lo que saben que tiene que leer mientras que los críticos de cine (brutos y todo) todavía abren mal que mal los ojos.

    Se me acaba de ocurrir que lo que Libertella intentaba era más parecido a la operación de los Cahiers que a la aplicación de una teoría, aunque adaptada a otro momento y lugar. Mañana voy a intentar escribir algo sobre eso.

    Q

  41. NP Says:

    «La crítica de cine es, en general, menos culta que la literaria», pero los mejores críticos de cine son la excepción a la regla. Incluidos los de Cahiers, por supuesto: de Bazin a Daney, pasando por Rivette, Godard o Comolli. Y «en general» no pensaban el cine como «corolario» de la teoria, sino que tenían una teoría del cine…

    Lo que vez como una ventaja, Quintín, es un prejuicio del que vemos los resultados cada vez que leemos crítica de cine (salvo excepciones). El miedo a a teoría (que efectivamente a veces condujo a caminos sin salida, como la semiótica aplicada al cine) se confunde a veces con cierto antiintelectualismo, y ambas cosas han contribuido a que la crítica de cine sea un campo empobrecido en relación al literario (también influye la confinación del cine a «espectáculos», claro). No se trata de aplicar una teoría previa como quien calca un mapa, sino de pensar desde un marco (explícito y meditado, porque marco siempre hay,aunque sea brutal e inconciente), y asumir por tanto la posibilidad de discutirlo… Lo demás es pura arbitrariedad (y cuando a eso se le suma la arrogancia, el autismo es total).

    (Para volver al tema del post: Libertella puede parecer no sistemático, pero tiene un sistema de lectura… de lo contrario no sería un crítico interesante.)

  42. NP Says:

    Como para ilustrar mi punto, el confundador de El Amante larga en twitter que «sobran facultades» (sociales, filo, etc. claro, porque si cerraran exactas nos quedaríamos sin críticos de cine, je).

    ¿Es necesarario recordar quienes pensaron lo mismo, pero no como una broma idiota sino como plan siniestro? A eso lleva literalmente el antiintelectualismo… Finalmente, un cazaprogres termina siendo no mucho más sofisticado que un mataputos.

  43. NP Says:

    «cofundador», confudidor… Me refiero a Gustavo Noriega, obviamente. Pero la cofradía de Raffo & Cia demuestra que no está solo en su lucha contra el iluminismo.

  44. lalectoraprovisoria Says:

    No hay que confundir antiintelectualismo con putear contra engendros como los programas y los docentes de algunas facultades ni contra ciertos cirterios de autoridad. Al contrario, es un sano ejercicio intelectual.

    Q

  45. NP Says:

    Quintín, «putear» es de «engendros», precisamente… En cambio, la crítica siempre debería ser bienvenida, en tanto «sano ejercicio intelectual» (en esas facultades de discute mucho, y me consta…)

    Vos mismos sabés lo distinto que es leerte acá (donde argumentás) que en twitter (donde mayormente puteás). Por eso celebro estas «intrascendencias» que no lo son tanto, al lado de lo que nos suele deparar en general twitter. Si es por cerrar algo, a veces deberían cerrar la boca los que largan cualquier barbaridad sin pensar dos segundos (en el mejor de los casos)

  46. lalectoraprovisoria Says:

    Es una apreciación equivocada. Tweeter es otra clase de medio, sirve muy bien para resistir, para gritar, para putear, para protestar, para comunicar. Todas cosas tan importantes como argumentar. Sin Twitter seríamos una isla.

    Q

  47. NP Says:

    Bueno, yo creo que la «apreciación equivocada» es la tuya: putear y gritar no comunica nada, más bien fomenta la intolerancia…

    Acá mismo lo ves en las «intrascendencis (32″, donde al estilo twitter se le dice puto y cagón» a Alinovi (lo que no ayuda a entender sus razones nia discutirlas). Ese estilo tribunero es el mismo que el de las letrinas de los comentarios en las notas de los diarios. Lo único que redime a algunos usuarios es que pongan su nombre y apellido y no se escuden en el anonimato, aunque a veces es triste ver ciertos nombres asociados a bajezas indignas.

    Para dejar de ser una isla hay que tratar de escuchar, relativizar, y ante todo no perseguir o bardear al que piensa distinto.

  48. lalectoraprovisoria Says:

    Eso es pudibundez, no comunicación.

    Q

  49. NP Says:

    Lapidar también es una forma de comunicación. Lo que digo es que no es de las más interesantes ni productivas, amén de su poca nobleza… Pero así terminan los que se creen vivos diciendo «sobran facultades». Y lo peor es que ni siquiera se dan cuenta (a menos que sean cínicos, lo que tampoco sería asombroso)

    El estilo hace al hombre. Y a la época. Pedir apertura desde la intransigencia es como decir: lean «El arte de injuriar», forros!

  50. NP Says:

    De esto último hablo más extenso en este post:

    http://ojosabiertos.otroscines.com/de-twitters-y-borders-ii-el-regreso/#comment-290657

  51. saint jacob Says:

    …La teoría busca modelar una interpretación que arroje un postulado, digamos… el otro caso tiene más que ver con una… ¿intuición pasional?… ¿epifanía como comienzo incierto de un esbozo de discusión?… ¿sentido intelectual fuera del ámbito/sistema?…

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