Inglaterra (1) – Colombia (1) (Pen. 4-3)

por Quintín

La primera pregunta que habría que hacer es por qué Colombia salió a jugar con Carlos Sánchez, Barrios y Lerma, tres recuperadores en el medio campo que no aportan nada en ataque, y dejó la tarea ofensiva en manos de tres jugadores aislados y solitarios (Cuadrado, Quintero y Falcao). Es obvio que Pekerman fue a buscar los penales (con ese planteo no cabía siquiera la posibilidad de un contragolpe). La razón para este esquema, no aplicado siquiera por los equipos más débiles del torneo, podría ser que Colombia enfrentaba a una formación muy poderosa. Como se ha sostenido hasta el hartazgo en estos días, en esos casos no hay que arriesgarse (algunos piensan que atacar de vez en cuando y tener un poco la pelota es tan peligroso como jugar sin arquero) sino tratar de estirar el partido a 120 minutos porque esa es «la decisión inteligente».

Ahora bien, estos ingleses jóvenes e inexpertos están muy lejos de ser un enemigo poderoso. Son más bien un equipo tibio, doméstico, que tiene algunos jugadores destacados (que no se destacaron en el torneo) y al fantástico goleador Harry Kane. Pekerman tendrá seguramente alguna excusa para este comportamiento (la lesión de James Rodríguez, o que el equipo venía fatigado de los partidos anteriores) pero lo cierto es que Colombia no es un equipo inferior a Inglaterra. Simplemente actuó como si lo fuera.

Más que una táctica, lo de Pekerman es una conducta orientada por el miedo, que lo ha llevado con los años a que sus equipos juegue de manera cada vez más defensiva, hasta llegar a la caricatura de hoy. No es el único técnico que juega de ese modo, pero su caso está marcado por la involución. Es cierto que hay poco tiempo y preparar a un equipo para defenderse es más sencillo que prepararlo para atacar, pero hace seis años que Pekerman dirige a Colombia sin comprender que no se le pueden dar más ventajas al adversario que las que derivan de no atacarlo. Y eso fue lo que hizo Colombia hasta el gol inglés, ocurrido a los 10 minutos del segundo tiempo.

Inglaterra sí preparó su ofensiva. Con un esquema que podría describirse como un 3-3-2-2, con laterales atacantes y un solo volante de contención, intentaba aprovechar la capacidad de sus delanteros para generar faltas, la de los laterales para centrar y la de los centrales y Kane para concretarlas en el área. Por las dudas, no es que Southgate sea un técnico ofensivo (diría que es bastante timorato), pero entiende que entrenar a un equipo es darle un funcionamiento que incluye los dos aspectos del juego. Hacer otra cosa, es decir preocuparse por la defensa y dejar el ataque librado a la fortuna, es lo verdaderamente antiguo. Es una idea propia del capitán de un equipo de barrio, es decir de un amateur, cuando enfrenta a un adversario temible. Muchos técnicos de este torneo se comportan así. Por mi parte, espero de los profesionales algo más sofisticado. Por eso son profesionales.

Los ingleses trataban de conectar las líneas y de superar al vallado colombiano haciendo bajar a los de arriba, Sterling y Kane, no dejándolos nunca aislados y alternando sus posiciones con los dos volantes adelantados, Delle Ali y Lingard. Lo consiguieron a medias, porque los colombianos se defendieron bien (especialmente los centrales Davinson Sánchez y Mina tuvieron un gran partido) y los jugadores ingleses no brillaron, aunque consiguieron tiros libres y alguna amonestación.

Y, mientras Colombia la regalaba en cada salida, atacaban todo el tiempo, aunque sin crear peligros importantes. Pero cuando un equipo está tirando corners y tiros libres en continuado y en cada pelota parada (algo que tienen muy practicado) se producen forcejeos, no es insólito que, dado el criterio arbitral de estos días, le terminen cobrando un penal. Que, por cierto, fabricó Kane como los suele fabricar Ramos. Cuando Geiger pitó el penal, apareció la faceta más sombría de Colombia, una faceta relativamente novedosa: el equipo llorón, patotero, que se quiere llevar el partido por delante porque no está en sus planes la derrota. Hay algo de pensamiento mágico en la combinación entre tácticas ultradefensivas y actitudes de guapo. Lo razonable sería que si se sale a empatar, se contemple la derrota como una posibilidad cierta, cosa que suelen hacer los débiles de verdad. Pero Colombia, como dijimos, no es débil sino que juega como si lo fuera. Sus jugadores se saben capaces pero se sienten perjudicados por el árbitro, el teatro de los rivales o las patadas que les pegan en lugar de echarle la culpa al esquema que los encierra en lo peor de sí mismos.

Kane convirtió el penal en otra noche en la que hizo todo bien: metió también el de la definición, fabricó faltas, conservó la pelota para su equipo, casi no la perdió nunca. Cuando el partido era un caldero, se limitaba a ir a lo suyo: ganarlo jugando al fútbol y metiendo goles.

Durante unos minutos, Colombia estuvo a punto de quedarse con uno menos. Sus jugadores pegaban, protestaban, generaban tumultos en cada choque. Cosecharon unas cuantas amarillas pero se quedaron con once. Lo que veíamos se parecía más a un partido de Copa Libertadores que a uno del Mundial. Todos trataban de copar la parada y sacar ventaja de cualquier cosa. Un fútbol de porquería que esa Copa ha hecho mucho por fomentar en este continente y que, sorpresivamente, encontró terreno propicio en el Mundia. Como si el fútbol no tuviera defensas frente a este tipo de cosas, salvo expulsar a alguien y acentuar la victimización (los uruguayos exageraron en el pasado esas actitudes, aunque hoy parecen haber dejado de hacerlo). De paso, ayer escuché al técnico de México, el colombiano Osorio, echarle al árbitro la culpa de la eliminación de su equipo contra Brasil. Pero me extraña que un equipo de Pekerman haga algo parecido en el campo. Siempre supo ser de los que asumían una función docente frente a sus jugadores y los educaban en la deportividad.

Pero en el fútbol, el ánimo lo es casi todo. A Colombia, salir de la apática disciplina defensiva para entrar en un régimen de altas pulsaciones, aunque fuera intentando empatar de cualquier manera, le permitió salir del pozo y abandonar la mentalidad defensiva: ahora era estrictamente necesario atacar y Pekerman reformó el esquema. Entraron Bacca, un delantero, por Lerma y Uribe, un volante con más vuelo, por Carlos Sánchez. Colombia empezó a tener la pelota, al principio como si desoxidara sus engranajes y luego con más decisión. Obviamente, ahora dejaban más espacio para la ofensiva inglesa, pero los ingleses no los aprovechaban. No se tenían la confianza suficiente como para definir el partido. Son, efectivamente, un equipo novato y sin rodaje. Hasta los 80 minutos, parecía que Inglaterra ganaría sin sobresaltos. Southgate, por las dudas, puso un volante defensivo (Dier) por uno ofensivo (Ali).

A los 81, Colombia tuvo su primera situación de gol. Walker perdió una pelota fácil y quedó solo Cuadrado, que la tiró afuera. Pero pareció una seña. En Colombia entró otro delantero, Muriel, por el cansado y hoy improductivo Quintero. Y Colombia se llevó a Inglaterra por delante, esta vez futbolísticamente. El equipo tenía una confianza renovada, se había soltado y se había demostrado a sí mismo que el rival era un tigre de papel. Fueron a un descuento de 5 minutos, un tiempo larguísimo en un torneo lleno de goles agónicos. A los 92, Uribe pateó de lejos un cañonazo al ángulo que motivó la mejor atajada del torneo por parte del arquero Pickford (a los 24 años, parece haberse adueñado del puesto por varios mundiales). El corner lo pateó Cuadrado y el sorprendente Yerry Mina convirtió su tercer gol de cabeza en tres partidos. Quince minutos antes parecía imposible, pero diez minutos antes se veía venir.

Fueron al alargue con Colombia entonado e Inglaterra habiendo sufrido un golpe anímico de los que los equipos no se recuperan. Colombia estaba para el tercero. Tenía varios delanteros peligrosos en la cancha, los ingleses habían quedado en inferioridad gracias a esos cambios que hacen los técnicos pensando que no habría alargue (le faltaban, justamente, enlaces con la ofensiva).

Pero, nuevamente, los colombianos se fueron metiendo atrás y volvieron al plan original de ganarlo por penales. Les sobraba confianza, estaban para concretar lo que parecía imposible. Pero, nuevamente, empezaron a parecer el equipo chico.

En los penales, incluso, tuvieron todo para definirlo a su favor cuando Ospina le atajó el tercero a Henderson. Pero luego, cuando ya estaba, Uribe le pegó al travesaño y Pickford le atajó el suyo a Bacca. Colombia se había desarmado voluntariamente después de construir el escenario para la hazaña. Inglaterra pasó a cuartos de final. Si Colombia ganaba así, estaríamos ante un nuevo mito sobre la garra latinoamericana. De este modo, tal vez alguien piense que el plan para los seleccionados de la región tiene que ser más ambicioso y más alegre que trabajar, concentrarse, entrenar, rezar y salir a jugar menos de lo que se puede porque el amarretismo nos protege en caso de derrota. Porque ese es el verdadero problema de jugar a tener suerte en los penales: en el fondo, no es más que una coartada de los que no se animan.

18 respuestas to “Inglaterra (1) – Colombia (1) (Pen. 4-3)”

  1. Yupi Says:

    Notable la cantidad de camisetas de Colombia en Madrid. La plaza 2 de mayo estaba llena de colombianos. También de ingleses, pero por suerte todo transcurrió en armonía y cervezas. Además, si Colombia no le pudo ganar una definición por penales a estos imberbes de Inglaterra no la gana nunca más. Los mismos ingleses no podían creerlo. El ciudadano Kane la figura de la cancha. Mención especial para el técnico inglés de chaleco y corbata, que parece siempre listo para irse a un after hour. Pues bien amigos, terminaron los octavos de final. Inglaterra y Suecia. O más bien Tronquín y Troncón. Para bailar en el pub. Salud.
    http://www.youtube.com/watch?v=bIEOZCcaXzE

  2. EE Says:

    Perdón por el psicoanálisis, pero es un claro caso de inhibición y neurosis generalizada. Miedo de otro que mira y juzga, entonces no se puede arriesgar. De cada diez partidos en que uno juega a empatar, en 9 se pierde. 90 o 120 minutos de ataque constante del rival hace imposible que alguna vez no acierten o haya un error propio. Nada más triste que aguantar en tensión y que todo se derrumbe en una jugada, pero se ve todo el tiempo.

  3. alejobostero Says:

    Me parece que los suecos se van a comer crudo a este equipo inglés. Respecto a Pekerman, pensé que se moría en los penales.

  4. Jukebox Says:

    Todos los partidos de esta lleave han sido y serán una tortura.

  5. ericz Says:

    2006 2006 2006

  6. Jukebox Says:

    Verlo a José taparse la cara durante los penales es una de las imágenes más dolorosas y de vergúenza ajena que he sentido en el fútbol.

    En qué te convertiste. José.
    En el 2006 era más arriesgado.

  7. josépe Says:

    Pensé que había aprendido pero ya en el mundial de Brasil volvió a las andadas José.

  8. Yupi Says:

    Coincido con lo que dicen todos. Sin embargo, Pekerman es mi candidato argentino para dirigir a la selección durante los próximo cuatro años. El ideal, como dijimos acá en LLP el Mundial pasado, sería Guardiola, pero lo veo imposible, excepto que él tome el asunto por el lado del desafío profesional. Pero descartado el catalán, me quedo con Pekerman.

  9. Linda Rodriguez Says:

    Toda la razón fuimos timoratos no propusimos Pékerman se equivoco

  10. Germán Says:

    Todo el mundo piensa que Pekerman ha cambiado para bien porque es un tipo simpático y ameno, que nos ha dado grandes alegrías con los Juveniles. Si hacemos memoria, ese miedo lo arrastra desde los mundiales con Arg (recordar que en 1997 jugaban Aimar y Riquelme juntos pero en la final no se animó y dejó al payaso en el banco) o poner a Cruz, dejándolo a Messi en el banco o sacarlo a Riquelme, cuando necesitamos asegurar la pelota para defendernos de los Panzer con la tenencia de la misma. Mi madre solía decirme “la gente no cambia, sino que cuanto más grande, más profundiza sus defectos” y esto precisamente le volvió a pasar a Jose.

  11. Andres Says:

    Esta nota de Varsky parece escrita como respuesta a este post. Me parece que algo de razón tiene (aunque es cierto que su argumento conspira contra mi preferencia por ver partidos abiertos y de ida y vuelta).

    LA NACION – No hay que ser prejuicioso con un fútbol que dispara ideas – http://www.lanacion.com.ar/2150158

  12. Yupi Says:

    Algunas cosas que deberían empezar a multarse en los mundiales:
    1. La garra de los uruguayos.
    2. La modestia de los uruguayos.
    3. Los uruguayos.
    4. Los penales que no son claramente penales.
    5. Las notas periodísticas que terminan con un golpe de efecto.

  13. lalectoraprovisoria Says:

    No hay duda de que los esquemas ultradefensivos dificultan el ataque de los contrarios. Pero más dificultan el ataque propio, como le ocurrió a Colombia. Amontonarse atrás es más viejo que la rueda y puede dar resultado, pero en general se pierde. En todo caso, no hay ninguna gran idea en eso. Otra cosa es lo que hizo Japón, el verdadero innovador táctico de este mundial, que le hizo partido a Bélgica y se puso dos a cero arriba, sin pegar ni protestar ni simular. Eso da para pensar y no vi un buen análisis en ningún lado. Probablemente porque el técnico japonés no habla otro idioma. En cuanto a Kane, siempre se tira atrás por momentos, no es Lukaku, y contra Colombia lo hizo desde el minuto uno. No fue un mérito de Pekerman, sino parte de la táctica inglesa. De todos modos, si lo de Rusia puede tener sentido, lo de Colombia lo tiene menos: Rusia no dejó nada en el banco porque no tiene.

    Q

  14. Yupi Says:

    Otra cosa más vieja que el paraguas, que generalmente se la atribuyen a Guardiola como innovación, es el falso nueve. Sin pensar mucho, en Boca el Toto Lorenzo jugaba con Veglio de falso nueve hace mil años. Brasil 70 jugaba con Tostao de falso nueve. Y en la Holanda del 74 nadie sabía quién demonios era el nueve, ni ellos mismos.

  15. Diego Says:

    Peckerman es una especie de Jekyll y Hyde, fue el unico que llevó a Riquelme a un mundial cuando otros lo ningunearon y ahora lo pone a Quintero cuando incluso es suplente en River.

  16. juan Says:

    ¿Cuándo vuelve la literatura? Me aburrooo!!!

  17. Camilo Ortega Says:

    Gracias por el escrito, lo comparto plenamente. Solo agregaría que Quintero no produjo, más por ese planteamiento estéril que por un mal partido individual, no puedes rodear a un generador de fútbol de 3 contenciones netos, un wing y un delantero entre 3 grandotes, sencillamente es jugar al milagro. Y se nos volvió a dar! También adiciono que para el tiempo extra quedamos un poco desconectados entre contención y ataque con la salida de Quintero. La entrada de Rashford ya exigió un Uribe más atado a lo del inicio, esperar. Un desastre para mí parecer este mundial desde lo táctico. Una involución precisamente. Gracias de nuevo.

  18. antidt Says:

    Tengo una mirada distinta de la mayoritaria aquí respecto de Pekerman. No me parece que haya involucionado, sólo creo que antes fingía mejor. Traten de recordar la eliminación en el sub 20 de 1999, donde el equipo terminó a las piñas.
    Por favor que no lo pongan al mando de la selección otra vez (peor sería Simeone, claro, pero eso no me consuela).

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