por Quintín
El resultado más probable era un cero a cero con alargue y penales. El segundo más probable era uno a cero con un gol en contra o de penal. Se dio el segundo y nos ahorramos media hora de aburrimiento. Supongo que para los amigos del pragmatismo, los que agitan la bandera de «si tenés un equipo limitado, limitate a esperar una oportunidad, y si no se da tenés la excusa de que tu equipo es limitado». Pero ni siquiera ellos le encontrarán placer a partidos como este.
De lo que no hay duda es de que Suecia y Suiza son equipos limitados. Pero en todos los partidos hay matices, incluso en los de esta parte del cuadro, donde los enfrentamientos entre europeos son tan irritantes. Creo que aquí el matiz estuvo dado por la condición física, un factor decisivo en la definición de un Mundial y del que se habla muy poco.
Creo que Suiza no llegó bien al partido. Se vio en la primera pelota que tocó Shaqiri, que suele empezar con una gambeta o con otro alarde de su técnica. No hizo nada especial porque estaba fundido. Si bien trabajó hasta el final tratando de crear algo, no tuvo una chispa de inspiración en los noventa minutos. Y cada centro que intentó estuvo mal dirigido. Suiza tiró mil centros. De hecho, hubo once corners, y de ninguno llegó peligro. Los suecos tienen dos buenos defensores centrales, el joven Lindelöf, que juega en el Manchester United y el viejo Granqvist, que juega en la Asociación de Granjeros de Hudiksvall. Rechazaron todo. Pero nunca les cayó un centro con veneno, con efecto difícil, con destino en la cabeza de un delantero. Los suizos habían hecho un gran esfuerzo contra Serbia y jugaron un partido muy loco con Costa Rica. Hoy fueron una sombra de una sombra. Pienso en los minutos finales, donde el buen lateral Ricardo Rodríguez intentó varias veces seguidas desbordar y centrar, pero una sola vez pudo meterla en la cabeza de Drmic.
Ante un equipo con algo más de ambición y de juego, pero agotado, los suecos hicieron su partido de esperar y rechazar. Pocos equipos hay a este nivel que respeten tan poco la pelota como estos suecos. El 9, Berg, es uno de los delanteros de punta más torpes que he visto jugar. Y, además, comete falta en cada intervención. Pero para todo hay excepciones, y para desmentir la torpeza suca está el 10 Försberg, un jugador de talento, capaz de pensar un poco y elaborar jugadas no triviales en ofensiva. Fösrberg había arrancado mal el torneo, pero se fue poniendo en forma, levantó contra México y hoy fue el mejor del partido. Además, intervino en sus instancias decisivas: el gol, en el que un tiro suyo se desvió en Akanji y descolocó al arquero y en una pelota que sacó en la línea un rato más tarde. (Mirando atentamente el gol, Berg le tira a Akanji de la camiseta, este se distrae un instante y cuando ve venir el tiro de Försberg trata de pararlo de cualquier manera y se va adentro). Como símbolo de este partido, recuerdo una jugada en la que Shaqiri intentó gambetear a Försberg y este se la quitó. En un esfuerzo supremo, a puro orgullo, Shaqiri lo corrió de atrás y la recuperó. Fue lo único que pudo hacer el petiso.
El gol llegó faltando 25 minutos. Supuse que el técnico Janne Andersson (Bilardo de oro Rusia 2018) mandaría a pedir el ómnibus que había alquilado para poner delante del arco contra Alemania. Pero lo suyo fue más discreto y los suecos ensayaron un par de contragolpes, lo que provocó la retirada ofendida del estadio de una tribu de pragmáticos. Incluso, en el útlimo minuto de descuento, cuatro jugadores se lanzaron al ataque, Thelin (ingresado por Berg) le metió un pase profundo al lateral Olsson (otro que se fue al descenso con el querido Swansea, como el coreano Ki y el polaco Fabianski), Olsson se fue solo, Lang lo corrió de atrás y lo barrió: penal y expulsión. Pero no fue penal porque el foul había sido fuera del área, como bien corrigió el VAR en su primera intervención en octavos de final (tomar nota, aunque no sé qué quiere decir).
Y así Suiza se volvió otra vez a casa después de haber pasado la fase de grupos. Los suecos supieron tener equipos mejores. ¿No hay chicos en Suecia que quieran imitar a Messi o a Neymar, todos quieren ser como Berg?
Foto: Flavia de la Fuente
julio 3, 2018 a las 2:51 pm
Ja el Bilardo de Oro pero cómodo. Pobre Shaqiri. Entró más nervioso de lo habitual, tan cansado que tiró todos los centros un metro por arriba de la cabeza de sus compañeros. El gol en contra es un buen resumen de este espantoso, soporífero encuentro.
julio 3, 2018 a las 3:29 pm
Es raro lo del VAR. Se pasó de la ceremonia de seña y monitor a la confirmación expedita vía intercomunicadores. La primera señal fue el penal de Rojo a Mbappé: si bien la falta era clara no hubiera estado de más una miradita al monitor para verificar si efectivamente había sido dentro del área. Me parece que acá el árbitro consideró que el partido estaba definido y se permitió un acto de gracia para con los suizos.
julio 3, 2018 a las 3:32 pm
Existe la posibilidad de reedición de Suecia- Brasil en la final del mundial 60 años después. Sería raro, pero no imposible. Más allá de sus limitaciones los suecos creen en si mismos, después de eliminar a Italia y a Alemania. Lejos de caerse con la derrota de primera fase. Parece que después de Ibrahimovic desconfían del talento y las jugadas individuales.
julio 3, 2018 a las 3:56 pm
Cuando los del VAR la ven clara, se lo dicen al árbitro y este puede insistir en verificar él mismo o no. El de Suecia no era penal.
Q
julio 3, 2018 a las 4:01 pm
Ya se que de arriba se lo informan, pero en la primera fase era más habitual la consulta al monitor por parte del árbitro.
julio 3, 2018 a las 4:03 pm
No estoy seguro. No hubo tantas miradas del árbitro al monitor. Es el recuerdo que tengo.
Q