Detrás de la muralla

Publicada en Perfil el 23/12/12

por Quintín

En Après mai, la última película de Olivier Assayas se menciona Los trajes nuevos del Presidente Mao, un libro de Simon Leys que supo servir de argumento contra la avalancha maoísta de los sesenta, cuando hasta Godard se convirtió en un seguidor del camarada Mao a pesar de que las atrocidades de su gobierno superaban a las del estalinismo. Baste recordar el “Gran salto hacia adelante”, que produjo entre 1959 y 1962 treinta millones de muertes por hambre, tres veces más que la hambruna a la que Stalin condenó en su momento a los ucranianos. Pero ni las torturas ni los asesinatos en masa, ni el abrumador clima de espionaje y delación, ni los disparatados experimentos a los que el líder y su burocracia sometieron al pueblo chino durante décadas, hicieron mella en los intelectuales de Occidente que enarbolaban alegremente el Libro rojo. China intimida hoy por su poderío económico, pero intimidaba también entonces gracias al fanatismo y la determinación de sus agentes. En La felicidad de los pececillos, una recomendable recopilación de artículos de la última década, Leys recuerda un congreso de historiadores en el que irrumpe un militante maoísta para decir que “había que estar ciego para admirar la pintura china antigua, obra de explotadores y parásitos mientras que el verdadero arte de China era producido por las masas populares de campesinos, obreros y soldados”. Leys agrega: “lo más chocante del caso no fueron las vociferaciones del joven energúmeno sino el silencio que guardamos todos nosotros”.

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Nadie quería enterarse de lo que ocurría en China, aunque los dislates maoístas alcanzaban proporciones monstruosas. Pero la negativa continúa. Doy un ejemplo cercano: en poco más de una década, la Argentina se ha poblado de supermercados chinos que manejan hoy un porcentaje apreciable de las ventas en ese rubro. No he leído en la prensa (acaso algún paper oscuro hable del tema) una explicación de este fenómeno, claramente coordinado y negociado con las autoridades locales ni tampoco cuáles son los verdaderos alcances de este copamiento comercial que ha terminado con los almacenes. Es cierto que hay una película con Darín y un libro de Ariel Magnus en el que aparecen inmigrantes de China continental, pero estos tienen una existencia casi secreta, de la que no dan noticias hacia afuera.

Pero allá tampoco hay muchas noticias. Aunque ciertas restricciones se han aflojado desde Den Xiaoping en adelante, China sigue estando sometida a una fuerte represión y a una colosal censura. El control del Partido Comunista sigue siendo tan firme como siempre, y si la admiración de la izquierda hizo alguna vez que las calamidades del país fueran invisibles, hoy es la derecha la que se hace cómplice de uno de los capitalismos más salvajes y desiguales del planeta. Así, mientras se ignoran o relativizan sus notorias violaciones a los derechos humanos, a China se le concede la realización de los Juegos Olímpicos o se le otorga el Premio Nobel de literatura a Mo Yan, un funcionario y defensor del régimen.

Como antídoto a tanto silencio, acaba de traducirse un libro titulado El paseante de cadáveres. Retrato de la China profunda, compuesto por las crónicas de Liao Yiwu, poeta, músico y periodista que sufrió la cárcel y el ostracismo a partir de un poema titulado Masacre sobre los sucesos de Tiananmen. El libro no se puede soltar y es un retrato poderoso de la China de los perdedores, de los seres sometidos a la locura y la ferocidad del sistema durante medio siglo. Basta leer el capítulo dedicado al canibalismo durante la hambruna o los testimonios de ladrones, mendigos, campesinos, adivinos y artistas para entrar en la vida íntima de ese mundo en el que todo transcurre como si  Confucio siguiera vigente detrás de una gran muralla.

Foto: Flavia de la Fuente

8 respuestas to “Detrás de la muralla”

  1. hugo mario abbati Says:

    sobre la imbecilidad de algunos intelectuales y su admiración por los totalitarismos varios supuestamente de izquierda, hay abundante bibliografía, sobre el asunto chino, menos. de todos modos, y como para actualizarse de una manera anecdótica (aunque trágica) acaba de salir un libro de una periodista española llamada Ana Fuentes, el título es Hablan los chinos y, efectivamente, hablan diez chinos (no parecen demasiados), todos de distinta condición. como pantallazo inicial y nada especializado, está muy bien. lo editó Aguilar en España. no sé si el mandarín MO Re No permitirá su importación, pero ahí queda el dato. es importante agregar que la tal Ana aprendió chino después de cuatro años allí, y que las entrevistas se realizan sin intermediarios.
    en cuanto al Nobel Mo Yan, es una pena que no cayera una O final sobre su apellido, hubiera existido al posibilidad de algunas buenas bromas.

  2. Johny Malone Says:

    Levi Strauss decía que el futuro de la humanidad será como el presente de Asia, sobre todo el de China e India. Divisiones religiosas y culturales por lo bajo y autoritarismo y censura por lo alto. Un futuro horrible entonces.

  3. Richard Says:

    No creo que Clarín sea «algún paper oscuro», Quintín: http://www.clarin.com/sociedad/comunidad-china-duplico-ultimos-anos_0_343165728.html

  4. lalectoraprovisoria Says:

    Genial lo que decís. Así que ese artículo de Clarín cuyas fuentes son la embajada china, el operador kirchnerista Calvete y un relacionista público de Taiwan, donde además se reconoce que no hay datos precisos, es un profundo estudio sobre la inmigración china. Mirá vos. Sí, ya hay parejas chino-argentinas, el futuro es brillante. Por eso a estos chinos tan integrados les afanaron los supermercados. La baja calidad de la información es extraordinaria.

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  5. hugo mario abbati ochoa Says:

    para los que quieran ir un poco más allá de las controversias morales, la actualidad y sus urgencias, y las inquietantes anécdotas de la realidad tal cual se presenta, hay un libro sobre el «asunto» chino muy polémico, para mi gusto, pero riguroso, sin duda. aquí va: Adam Smith en Pekín, es de Giovanni Arrigui (murió hace un par de años o así). está en editorial Akal (Barcelona 2007). muy económico todo el enfoque: cae Occidente, asciende Asia. si al final va a tener razón Spengler (por cierto, la Decadencia de Occidente está a quinientos mangos en dos tomos (cada tomo contiene a su vez dos tomos) en un puesto de libros frente a Tribunales. yendo de Tribunales hacia la 9 de Julio, el anteúltimo puesto de la izquierda, o quizá el último, no estoy seguro; es guita, pero la encuadernación es muy bonita. el dueño es un rabioso antiK, lo agrego como dato anexo para posible identificación). Cuando era pibe, mi tía María ya hablaba del peligro amarillo, y hace un huevo de años que no soy un pibe. en ese entonces pensaba que el peligro amarillo tenía que ver con el hígado.

  6. hugo mario abbati ochoa Says:

    aclaración: no es Arrigui, sino Arrighi.

  7. Fabián Says:

    Parece tener algo de marketing comunitario esa nota, pero quizá sea cierta la idea de la acumulación familiar de la migración china al mundo, y que la que llega a la Argentina provenga de la región señalada. Por otra parte, según libros como McMafia una de las principales actividades de la mafia (la china entre ellas), desde la caída del muro, tiene que ver con el movimiento de personas a través de las fronteras, con diferentes fines y grados de compulsión y legalidad, desde la logística al financiamiento. Haciéndola corta, probablemente el principal activo de la mafia china en el país sea la deuda de sus connacionales, que sabemos es como un gran banco migratorio, de ahí que los problemas que ha ocasionado por lo general no han salido de la comunidad. Esta suele resultar bastante impenetrable a las autoridades, hay que pensar que los argentinos de origen chino han dejado en el terruño una larga parentela a merced de los mafiosos. Así que los acreedores no pueden recurrir al sistema judicial normal y a la policía normal para cobrar sus deudas (y quedarse con sus negocios), y los deudores no pueden recurrir a las mismas para denunciar abusos, etcétera. De todas maneras, no creo que el fenómeno sea más basto o temible o problemático que cualquier otra trama delictiva, ni merezca el alarmismo ocasional provocado por algún tiroteo a un supermercado, o por el caso del financiero y lavador chino (una red mafiosa de manual, incluso en lo de ser revelada por el fisco) agarrado en Barcelona.

  8. Fabián Says:

    Perdón, «vasto» quise decir.

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