Chupar un clavo

Para una hermenéutica de la frase

por Yupi

Días pasados soñé que Cristina Kirchner me corría con un cucharón de madera. Fue bastante extraño, porque en la vigilia no pienso en ella, y apenas leo los diarios. El caso es que en el sueño me perseguía sin vacilaciones. Al parecer tenía algo que reprocharme, y del modo más enérgico. Tal vez había descuidado mis lecturas, o no aportaba a las cajas, o había dejado la canilla abierta, o cualquier otra cosa. Para defenderme, yo le gritaba (desde lejos): “¡Sos más aburrida que chupar un clavo!”. ¿Por qué? No lo sé. Sin motivo, por un juego de compensaciones, por la misma sinrazón por la que ella blandía el cucharón en alto.

Sea como fuere, el sueño me dejó intrigado, y en los días siguientes me dediqué a pensar de dónde podía provenir la frase. La primera fuente en que pensé: mi madre. Tenía varias que decía a menudo, generalmente a los tumbos, mal aplicadas, en un estado de alarma –mi madre no era lo que se dice agua de tanque– similar al de Cristina Kirchner en el sueño. Una que recuerdo: “Más ordinario que las ovejas de Quiroga”. Para ella era lo último y definitivo. Después de eso, el sujeto en cuestión quedaba fulminado. Nunca conseguí que me explicase, a pesar de que lo intenté de diversos modos, quién era o había sido ese Quiroga, ni por qué sus ovejas eran tan ordinarias. Ni ella lo sabía. Quizás de chica la había oído en su casa, o en la calle, y después siguió repitiéndola con solidez pueblerina.

Pero la frase que siempre decía, lo recordé hoy, era justamente la del sueño. La usaba sin ninguna discreción, como passepartout, no calificaba algo preciso, más bien era producto del humor o el impulso del momento. Tampoco tenía nada de original. Muchas personas la decían, o todas. Sólo era llamativa la repetición. Pasaba cualquier cosa, había un corte de luz, se quemaba la comida, mi padre tardaba en cambiar la rueda del auto al costado de la ruta, y ya se oía la exclamación de mi madre: “¡Más aburrido que chupar un clavo!”. Quizás la consideraba particularmente apta para expresar la inutilidad de todo. Por un lado, el tedio de las cosas, y por otro una impaciencia digna de las cortes medievales.

Con los años me enteré de que también era la frase favorita de Osvaldo Lamborghini, que la usa en distintos textos con variantes. En Sebregondi se excede está dividida en dos hemistiquios virtuales: “es más aburrido que: chupar un clavo”. El primero plantea una serie indefinida; el segundo la cierra en el acto. Un año más tarde vuelve en Las hijas de Hegel, pero sincopada, como traducida del japonés: “Más aburridos, T’Son, que chupar un clavo”. Por el contexto ambas parecen una reactivación ante el encadenamiento automático del lenguaje, que tiende a plegarse sobre el sentido. Curiosamente, al escribir poesía la deja intacta. En un poema dedicado a Renée Cuellar: “más aburrido que chupar un clavo”.

Tiempo después César Aira la retoma en Madre e Hijo, una obra de teatro en un acto. El marco es convencional. La madre está sentada, tejiendo, frente al televisor a todo volumen, y mientras tanto conversa con el hijo, de visita en su casa natal. La singularidad es que no llega a completar una sola frase. Todo en su parlamento son cortes, oraciones rotas, con el predicado antes del sujeto, o directamente sin sujeto, anacolutos sólo comprensibles para el hijo, cuyo discurso suena demencial por exceso de claridad. Hay una excepción, empero, una frase que la señora repite impaciente: “¡Es más aburrido que chupar un clavo!”. Un pollo sale de la cocina, congelado y vivo y luminoso, y tercia para siempre en el diálogo.

La última aparición literaria de la frase, por lo menos la última de que tengo noticia, figura en Un amor para toda la vida, un relato de Sergio Bizzio. No cumple ninguna función necesaria al argumento. Si nadie la hubiese dicho, la historia del triángulo adolescente que se reúne al cabo de los años sería la misma. Pero la dice uno de los protagonistas. Ocurre durante un recuento biográfico, al describir a una de sus parejas del pasado, sucinto: “Era más aburrida que chupar un clavo”. Y sigue adelante con su destino criollo de inmovilidad y repetición.

Hasta aquí llega mi pesquisa. El largo rodeo de la frase entre el sueño, la memoria y la fantasía abre intervalos por los que se cuela la incógnita. Es difícil dar una respuesta satisfactoria, y creo que hasta debe de ser imposible, porque podría darse cualquiera. Lo mismo valdría decir una cosa o la contraria. La madre de la ficción de Aira se parece tanto a mi madre de la realidad que tengo que pensar en un modelo lingüístico, que las anticipa y sucede. Son máquinas de producir estilo. No hablan: puntúan. Dicen que el estilo de Osvaldo Lamborghini era eso, una puntuación, una matriz de la que tarde o temprano salen las palabras.

25 respuestas to “Chupar un clavo”

  1. estrella Says:

    Empecemos por el principio: chupar un clavo ES aburrido.

    Sigamos: ¿No estaría tu madre hablando de Horacio Quiroga? (“No importa ser chambón si estás en boga / lo demuestra la fama de Quiroga”… jugaban Borges y Bioy, –con cierta maldad, para mí, pues yo lo aprecio a Quiroga, pero quizás tu madre no).

    Y más:

    Cuando leí: “muchas personas la decían, solo era llamativa la repetición”, me hiciste acordar a un amigo de mis hijos, que me escuchó decir, un día, “la mar en coche”.
    Recuerdo que se quedó mirándome, y al rato preguntó: “¿Por qué la mar en coche?, ¿qué tiene que ver?”.
    Salí del paso, no me acuerdo cómo, pero el niño (casi púber) volvía una y otra vez sobre el tema: “la-mar-en-coche-la-mar-en-coche-la-mar-en-coche”, repetía, acentuando la “ch”, muy divertido.

    En ese momento me recordó a Cortázar, cuando en su lecho de enfermo y siendo apenas un niño, descubrió el nombre «Lola Membrives», aunque no sabía siquiera qué significaba.
    Pero quedó deslumbrado.
    A fuerza de repetición y fascinación, ahí balbuceaba un interminable lolamembriveslolamenbriveslolamebrives, hasta convertir el nombre propio en un encadenamiento sin sentido.

    Con esto lo que quiero decir es que, seguramente, a tu madre le gustaba cómo sonaban las palabra: másaburridoquechuparunclavo, así, todo junto y a la vez.
    O, como bien decís, quizás de verdad todo la aburría, tanto, como chupar un clavo.

    La anécdota está buena, yupi.

    Y también lo de Lamborghini y el asunto de los dos hemistiquios virtuales. Me encantó. Esos dos puntos se llevan mi aplauso.

    Pasemos por alto lo del pollo congelado, vivo y luminoso, y vayamos derecho a esta frase, casi al final de tu texto: “Si nadie la hubiese dicho, la historia del triángulo adolescente que se reúne al cabo de los años sería la misma”.

    Yo me quedo pensando en esto.
    Y en las máquinas de producir estilo.

    Un placer el post. Saludos!

  2. Yupi Says:

    Te desahogaste. El problema de twitter es que viene subrayado. De tu comment subrayo «la mar en coche», un clásico en declive, creo. Como sea el punto es el estilo. Tal vez a mi madre le gustaba el sonido del sentido. Hablando de estilos, una cantante impar que sonaba en casa. Buenas noches.
    http://www.youtube.com/watch?v=FakG0TnSuW8

  3. Montañés Says:

    Día lluvioso y oscuro aquí en el pedemonte. Deambulan los perros, aburridos como ostras, y yo miro crecer el yuyaral, más aburrido que en acuario de almejas. Por algún motivo, igual se agradece. Viernes quieto, ideal para evitar diarios y noticieros. Salud y buen fin de semana para todos (y todas).

    Hugo Díaz, Milonga triste.

  4. Yupi Says:

    Bravo Montañés. Hace años que no voy por esos pagos, qué lo tiró de las patas. Salud.
    http://www.youtube.com/watch?v=cyStZ3jz-j0

  5. Luis Says:

    Mi mamá decía, «ahí está,gozando de la fresca viruta» para decir que a alguien le iba bien.
    Una vez hace mucho tiempo le pregunté si sabía a qué refería y me contestó que creía que era por alguien sin problemas que ya se la pasaba bailando sacándole viruta al piso.

  6. Yupi Says:

    Sí señor, también decía esa. Otra clásica: meterse en camisa de once varas. Borges se interesó por la naturaleza de esa camisa, preguntaba si las varas eran a lo ancho o a lo largo.

  7. Janfiloso Says:

    De chico me confundieron las similitudes entre «estar de atar» y «estar en cinta». Al final, las cintas sirven para atar, pero los locos de atar no tenían similitud con las embarazadas. En fin, a los 30 años entendí la diferencia. Soy medio lento.

  8. Yupi Says:

    De las más extrañas: le daba como Salamanca al piano. Yo pensaba en la ciudad, que imaginaba como un gigantesco reservorio de pianistas. Pero resultó que era un músico. Lo supe cuando aprendí los primeros pasos de tango (mi madre era una excelente bailarina,). Aquí lo tenemos.
    http://www.youtube.com/watch?v=GtowHGM88WI

  9. FedericoR Says:

    Mi padre solía usar «le daba como Pacheco a la entenada», pero la hermenéutica es sencilla: el señor Pacheco, vecino de su pueblo, efectivamente tenía una «entenada», una de esas chicas a medio camino entre empleada doméstica e hija adoptiva sin derechos sucesorios y sin la opción de vestirse de Robin como el entenado de Bruno Díaz.

  10. Estrella Says:

    ¿Y qué me dicen de «la muerte en bote»?

    De regalo para todos, va link, la que canta es Paula Toth, hija de Alfredo, aquel de GIT. Bella voz y bella niña, aunque acá no se la ve:

    http://m.youtube.com/index?desktop_uri=%2F%3Fgl%3DES%26hl%3Des&hl=es&gl=ES#/watch?v=ri-nabx6CIw

  11. Yupi Says:

    Los pueblos son un reservorio de frases, y generalmente con esos nombres que sólo conocen los contemporáneos, y que después se transforman en un sonido misterioso.

    Muy buena la versión de Paula Toth. Más estilos. Gran letra de Manzi, impecable interpretación de Molina.
    http://www.youtube.com/watch?v=HqLTH9MGuNc

  12. Montañés Says:

    Otra expresión simpática y extraña es “tirando manteca al techo”. Se graba fácil por la imagen absurda o cómica que produce: el sentido se capta por la oportunidad de su uso y su tono jocoso, pero no por lo que dice. Como ocurre en esos casos, se la repite por gracia y costumbre y no por procedencia. Parte de su encanto está en el sinsentido.

    Pero aparece Google y liquida en un instante esos irrelevantes misterios de bolsillo.

    “Surge cuando los jóvenes adinerados de Buenos Aires, allá por los años 20, comenzaron a tomar por diversión, en los cafés o restaurantes porteños, arrojar con los cubiertos un poco de manteca a los techos. La idea era competir para ver quién era capaz de dejar pegados más pedazos de manteca o cuál de ellos se mantenía adherido por más tiempo. También gozaban cuando algún fragmento grasoso se despegaba y caía sobre un desprevenido cliente. Esta práctica absurda pero real, era propia de los llamados cajetillas o petiteros. Cajetilla proviene de España, donde significa paquete de cigarrillos, sólo que toma el sentido que suele darse a paquete para indicar algo muy arreglado, prolijo o de buen gusto. En tanto que los petiteros eran los que frecuentaban el famoso y exclusivo café Petit París”.

    Y así de fácil termina la incógnita. Como se dice, a cada chancho le llega su San Martín.

    Y hablando de chanchos y manteca, me voy a cenar.

    Makin’ whoopee!

  13. Yupi Says:

    Petiteros, vaya y pase. ¿Y los caqueros? Creo que tiene que venir Janfi a aclarar el punto.Hace poco estuve hojeando la traducción de la Eneida de Enciso y Monzón, del que lo menos que puedo decir es que no lo asustaban las perífrasis. No entendí nada. ¡Pero nada! Es Virgilio pasado por Góngora, un galimatías portátil.

    De las frases criollas, entre las mejores: ponerle pupilo el nene.

    Y ya que estamos en tema. Todavía están tratando de descifrar qué dice esta muchacha. El alma que canta.
    http://www.youtube.com/watch?v=RVXI3CzAQj4

  14. Janfiloso Says:

    jajaja el coronel Cañones le decía petimetre a Isidoro.
    De paso te dejo esta : eso queda en la loma del quinoto

  15. Yupi Says:

    No hay caso, sos desconfiado como mancarrón tuerto.
    Tomá, para vos. Je jei!
    http://www.youtube.com/watch?v=8cD4pakrMd0

  16. Montañés Says:

    Otra: decir que se armó la de San Quintín, “muy utilizada para describir un gran alboroto, una discusión muy fuerte o una contienda violenta”. Aquí proponemos ampliar su uso, y aplicarla también “cuando se produce la ocasión de disfrutar de una mesa pantagruélica, llena de manjares y excelentes vinos”.

    Tristezas de feriado: Johnny Cash, Born to lose.

  17. Janfiloso Says:

    Yupi, ese disparate de Palito debe haber sido pensado para una zamba, no? El shara-shacun-dara es de lo peor que he oído junto con el prrrrrrrrrrrrr !!!!!

  18. Yupi Says:

    Nooo, el shara-cumshara se lo agregó el productor para vender más discos. No nos vamos a tirar contra palito! Sin ir más lejos, esta canción que cuelgo es de las más celebradas del año. Está bien, es una linda canciòn, y la chica es simpática, pero ni puede empezar a competir con Sabor a nada. Buenas noches.
    http://www.youtube.com/watch?v=hYgyQ20TJAs

  19. Janfiloso Says:

    «Sabor a nada» es efectivamente una obra magna.
    Deberían reponer en TV a Evangelina Salazar y las «blancas palomitas».

  20. Yupi Says:

    Evangelina no tengo en la valija, pero a ver… Si adivinás quién canta te llevás la licuadora. Dale gas!
    http://www.youtube.com/watch?v=SfLuiJkJ8ok

  21. estrella Says:

    Parecen muchos leodanes y jhonnistedescos, yupi!

  22. Yupi Says:

    En ese caso tendrían que tener pulóveres. ¿O era Billy Cafaro el de los pulóveres? Vaya a saber.
    http://www.youtube.com/watch?v=lfgyivefgHE

  23. janfiloso Says:

    Yupi, no lo saqué y no pude resistir la tentación de goglearlo, aunque debería haber adivinado por tu «dale gas» : el GRAN Johny Allon.
    Respecto de los pulloveres, era Johny Tedesco, acordate de su «es el pullover mágico, que hace parar el tráfico». No podrás evitar admirar esa métrica y una rima tan precisa.

  24. Yupi Says:

    Ja ja, íncreíble. Yo sabía que íbamos a terminar así, escuchando a Johnny y con La lectora funcionando en automático. Un blusito y a correr. Salud!
    http://www.youtube.com/watch?v=YWSZEWS5Wao

  25. silver account Says:

    lo de «La excepcion que confirma la regla», lo paso a explicar. Esta mal conocida la frase. La frase originalmente era:»La excepcion que PONE A PRUEBA la regla» .. luego alguien la abrevio a «la excepcion que prueba la regla» (aun queriendo significar que desafiaba la regla) y los castellanoparlantas que usan probar en lugar de comprobar le tergiversaron el significado al punto actual que nadie comprende la frase.

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