La pérdida de Raúl Ruiz

Publicado en Perfil el 28/8/11

por Quintín

Me enteré de la muerte de Ruiz por twitter. Así se saben ahora las noticias, aunque Ruiz era un caballero anticuado, incompatible con Twitter. En 2005, mi mujer y yo lo encontramos una tarde en Karlovy Vary y estuvimos charlando hasta la madrugada. Al mediodía apareció en el hotel para seguirla. El recuerdo de esa jornada es tan grato porque Ruiz era un conversador fascinante (y el personaje más querible que conocí en el mundo del cine), y también porque nadie tenía celular.

Cuando supe de su muerte quise ver alguna película suya. Tenía a mano una caja que nunca había abierto con La hipótesis del cuadro robado y La vocación suspendida, dos películas que Ruiz hizo en los setenta sobre textos de Pierre Klossowski, cuando era poco más que un ignoto exiliado chileno —demasiado libre como para llevarse bien con los exiliados— que trataba de penetrar en el hermético círculo de la cultura francesa. La hipótesis es un clásico de invención y refinamiento, un delirio obsesivo y perfecto. En La vocación, dos grupos religiosos contemporáneos intrigan alrededor del dogma en la Iglesia católica. La película afirma ser el montaje de dos intentos de rodarla en 1942 y 1962, de modo que las supuestas versiones se intercalan y todo ocurre dos veces: la primera en blanco y negro, filmada como Bresson y la segunda en color, en un estilo Nouvelle Vague. Al principio la voz de Ruiz (cuya obra está tan acechada por la cita como por el tema del doble) afirma: “Hay una frase atribuida a San Agustín y Stalin que dice ‘En una ciudadela asediada, toda disidencia es traición’. Yo propongo una contratesis: toda institución, para subsistir, debe colocarse en la situación de una ciudadela asediada.” En realidad, la película intentaba también dar cuenta de las internas de los partidos de izquierda en la época. Es que Ruiz, de la Edad Media para acá, lo sabía todo. Y con todo jugaba con el mismo placer, con el mismo ingenio.

En el mismo disco hay una entrevista filmada con Ruiz en 2006, en la que cuenta que en el INA, la institución oficial que le encargó la película, estaban contentos porque no se entendía nada y era muy rigurosa, pero chic al mismo tiempo. Y luego agrega Ruiz que esa es su idea del jansenismo: la seriedad absoluta con un toque mundano. Era también su forma de vida: comer, beber, leer, charlar y filmar incansablemente, con gran alegría y sin distinguir el ocio del trabajo. Hizo cien películas y nunca le preocupó que el presupuesto fuera chico o grande, que trabajaran estrellas o desconocidos, que se hablara francés, inglés o castellano, ni si le tocaba reírse de la alta vanguardia o tomarse en serio un folletín como Los misterios de Lisboa, su brillante penúltima película. Las hacía igual y todas eran un acto de generosidad y un ejercicio de clarividencia. En la otra película de la caja, Las tres coronas del marinero, una madre misteriosa (Ruiz es el único ateo que hizo de la Virgen un tema recurrente) le deja como testamento a sus hijos la obligación de desarrollar la memoria, el entendimiento y la imaginación, pero siempre subordinados a un trabajo honesto y productivo. Eso mismo hizo.

En esa película, el protagonista es el único ser vivo en un buque fantasma. El cine de Ruiz (tal vez fue con Welles el único director que en la famosa oposición entre Lumière y Meliès, es decir entre el documental y el artificio, estuvo completamente del lado Meliès) estuvo cada vez más rodeado por los fantasmas, en un sueño sublime de la fantasía poblado por los recuerdos de infancia y los personajes creados por el arte. Su muerte es particularmente dolorosa porque había comprendido el secreto de la inmortalidad. Ruiz creó un paradigma humano y artístico cercano al de Borges y, como pocos hombres, dejó una huella.

7 respuestas to “La pérdida de Raúl Ruiz”

  1. nochedelcazador Says:

    Muy cerca de Proust pero…en el cine, no?. Hermosa nota Q. Saludos desde Cba, Fer.

  2. Luis Says:

    Muy buena nota.Lo que vi de su cine no me gustó tanto pero me fascinan sus intereses tan distantes de las imposiciones culturales y su magnetismo de conversador inspirado.

  3. mimi Says:

    Gracias Quintin por tus palabras. Lo vi en la Lugones, presentando su peli hace varios años, la sala estaba llena y feliz, nos reíamos a carcajadas con sus comentarios, sorprendido que tanta gente haya ido, humilde, claro, divertido.Mimi

  4. Boris K Says:

    Esos dos films son increibles. Yo ví una entrevista donde decia que cuando llegó a Paris y conoció a los cahiers le hicieron acordar a los Jansenistas y por eso le pidió a Pascal Bonitzer que actuara en la vocación suspendida. Se lo va a extrañar, pero por suerte nunca vamos a terminar de ver sus casi 100 películas.

  5. saint-jacob Says:

    …dejaría los links, pero estoy medio acobardado…

  6. saint-jacob Says:

    …aunque bien puedo poner u libro, que baja rápido…

    http://www.4shared.com/file/197078505/1843536d/Potica_del_cine.html

  7. attademo Says:

    Recuerdo lo primero que vi de Ruiz : Palomita blanca.
    Hace mas de 10 años.
    No conozco mas que 6 titulos de su extensa filmografia, pero a todos los disfrute y muchos de ellos los revise más de una vez.
    Que suerte que me queda tanto por ver.
    Debe haber vivido una vida muy placentera.

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