Breve historia de la filosofía 49

El Cantar de los Cantares

por Tomás Abraham

Orígenes es conocido por sus Homilías sobre el Cantar de los Cantares, escrito alrededor del 240 d. C. El Cantar es parte de la Biblia y se encuentra en el apartado de Poesía. Ha sido comentado e invocado repetidas veces. Se lo ha interpretado con exceso. No se lo quiso leer literalmente. Su sensualidad poca cabida tiene en los textos temperantes relacionados al Rey Sabio Salomón. Los exégetas resolvieron que cada palabra es un misterio, y que las frases bíblicas tienen un doble significado.

Si no fuera así, dice Orígenes, la escritura bíblica sería pura charlatanería. El Cantar debe ser especialmente descifrado ya que se ha exacerbado en él lo sensible quedando velada su espiritualidad. Desde Rabbi Akibba hasta San Bernardo, los esponsales entre el rey y la reina simbolizan una variedad de modelos significativos.

 

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Los más habituales son los amores entre Jehová y su novia, el pueblo de Israel, y los de Cristo y la Iglesia, sin olvidar el del Verbo y el Alma, y María y Jesús. Los sentidos anagógicos o místicos responden a la doble escritura de los sentidos espirituales.

Cada palabra remite a dos universos. El alma está cautiva por los perfumes del verbo. Los elementos significantes del Cantar pertenecen al mismo tiempo al universo corporal y al espiritual.

Por eso dice Orígenes que la lectura del Cantar está reservada a gente mayor preparada para entender el amor espiritual. Así puede comprenderse que el texto de los Evangelios no son un conjunto de historias ni de relatos sino de misterios.

El Cantar de los Cantares es un superlativo, igual al Santo de los Santos y el Sabbat de los Sabbat, de los que hablaba Moisés. Es un drama escénico y epitalámico, al modo de los cánticos nupciales que se cantaban en la puerta de la casa de los novios en la noche de bodas.

Hay dos amores, el carnal está asociado a Eros, deseo de los cuerpos carnales, y el espiritual ágape, el deseo de las cosas celestes. Orígenes insistía en que el cielo y el mundo invisible está superpoblado de seres angelicales.

El mundo que vimos en nuestra infancia corresponde a otros ángeles y refulgentes estrellas, gracias al moderno dios Celuloide y a un rey que no era Salomón sino King Vidor del Bosque Santo.

Gina Lollobrigida y Yul Brynner en reemplazo del malogrado Tyrone Power, en la película de los amores del rey Salomón y la Reina de Saba. La actriz de Pan, Amor y Fantasía y Lástima que sea una canalla, no da en la tecla con la belleza de la reina de Saba, a veces llamada Sulamit y otras Makeda, algunas veces en Yemen y otras en Etiopía según la leyenda.

Belleza negra que se viste de blanco, piel sensual y elástica, ojos azabache, músculos alargados, movimiento grácil y mirada tensa, para resumir: Penélope Cruz. Es por la mirada que Gina flaquea, no domina ni hiere. Respecto de Yul, su famosa pelada hace que una vez que aparece con el pelo y la barba de Salomón, los espectadores no puedan dejar de ver el pegamento, y el gran rey del Templo finalmente parece de utilería.

No sé si están a la altura de las intensas palabras con las que comienza Sulamid el Cantar:

“¡Que me bese con besos de su boca!
Son mejores que el vino tus amores,
es mejor el olor de tus perfumes.
Tu nombre es como un bálsamo fragante,
y de ti se enamoran las doncellas…”

La palabra Homilía que precede al título del Cantar, es un sermón, conserva la sonoridad oral, el modo enfático y repetitivo de las frases. Erasmo en sus comentarios sobre las homilías de Orígenes señala que se basan en los sermones que no debían durar más de una hora para no aburrir a los laicos acostumbrados a los entretenimientos del teatro.

La síncopa de Orígenes dice así:

“Quien tiene ojos de paloma ve con justicia y tendrá misericordia. Quien ve con justicia, ¿no es sólo quien tiene mirada casta y ojos puros? Quien ve con justicia, revelará misericordia”.

La memoria me lleva a las minas del rey Salomón, otra película de título engañoso, con Stewart Granger y Deborah Kerr, una búsqueda de diamantes en una cueva africana, un malentendido.

Foto: Cora Burgin (Serie Arquitectura)

7 respuestas to “Breve historia de la filosofía 49”

  1. miq225 Says:

    (hasta mí llegó sin foto)
    (Tristán, un Kirchner más flaco, la tuvo más clarinete)
    ¿Orígenes era casto o un castrado más?

  2. alita Says:

    Primero fue el amor carnal…ahora el espiritual…muy lindo … y cuando viene el odio? …en octubre?!!!

    Gracias Profe!… lo tuyo no se puede creer!..hay que hacerte un monumento!

    p.d: ….nos debes una foto, la de ayer no llegó

  3. LunaUrano Says:

    gracias Tomás por esta apasionante serie filosófica!

  4. Charly W. Karl Says:

    Lamentablemente no tuvo la misma suerte el patriarca Enoc, hijo de Matusalén y padre de Noé, puesto que la iglesia le declaró apócrifo su libro, por lo tanto no se encuentra en la Snta Biblia.

    Saludos!

  5. alita Says:

    Y Profe…no quiere que le haga el horóscopo?

  6. jordim Says:

    bon post..

  7. davidalmanza Says:

    Yo creo que la filosofía no debe ir separada de las cosas mundanas, de los asuntos de la carne. Por eso os dejo este enlace para quien quiera ver a Elsa Pataki en topless.

    http://seduccionycarisma.wordpress.com/2007/08/24/consejos-para-ligar1-ser-proactivos/

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