El verdadero materialismo

La alquimia y la tradición futura de la imaginación

por Dasbald

1. Toda ceniza es polen y su cáliz el cielo. Novalis

Dasbald

La Estrella de Seis Puntas: abstracción geométrica de una naturaleza en la que toda geometría es un instrumento musical del universo.

Desde siempre me ha obsesionado el primer principio hermético: así como es arriba es abajo, principio retomado por Heráclito en el fragmento “el camino hacia arriba es el camino hacia abajo”. De esa manera he tratado de recorrer el camino que va de la naturaleza a la abstracción y nos devuelve a la naturaleza renovados, como si el sentimiento floreciera en una idea para luego volver a ser sentimiento en otra forma, como si recorriéramos un arco, un puente, como si hubiéramos transcurrido en un instante. Lo mismo se podría decir en dos sentidos: la tierra sube al cielo y baja transformada, el cielo baja a la tierra y vuelve transformado. Bajan incontables dones, suben incontables tareas.

 

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2. El espacio traspasa al tiempo como el cuerpo al alma. Novalis

Isauro Cairo

Si mal no recuerdo, en el libro Del Infierno de Giorgio Manganelli, la posibilidad de que el narrador, es decir la conciencia del narrador, se encuentre en el infierno estaba dada por la proximidad y la confusión. ¿Es la extrema proximidad lo que produce la confusión de no saber si el que habla es otro, un discurso producto del solipsismo, un animal, un amigo, la misma persona una y otra vez o cada vez alguien distinto, o es la confusión lo que no deja determinar una posible perspectiva achatando el paisaje contra la narración? En las pinturas de Isauro Cairo, las pocas que este pintor mexicano residente en Nueva York me ha mostrado, la cercanía extrema de las formas, las sombras y los colores parecieran eliminar la posibilidad de determinar la situación del paisaje y los personajes que lo pueblan. El color ha dejado muy atrás la posibilidad de que una línea nos señale un recorrido claro. Lo matérico es un biombo y el biombo en sí es una inquietud. Algo hay allí esperando, enmascarándose o desenmascarándose en el color, como si Jack el Destripador estuviera esperando en la oscuridad para degollar un paisaje oriental y luego con su sangre fresca llevar a cabo un relato de su imposible soliloquio, del recuerdo de sus palabras perdidas en el profundo bosque de la historia del arte. O tal vez todo sea más simple y el infierno sea un producto de mi pereza por no ir a buscar el libro de Manganelli y poder citar correctamente.

 

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3. El hombre es un sol, y sus sentidos son los planetas. Novalis

Agnes Pelton

Agnes Pelton y Georgia O’Keefe tienen recorridos similares, vivieron en New Mexico y nacieron con seis años de diferencia, ambas estuvieron preocupadas por el paisaje y la abstracción, ambas vivieron su arte de manera muy solitaria, ambas buscaron en el paisaje una nueva forma para la pintura llevándolo hacia la abstracción, pero tensionándolo, o afinándolo, con los instrumentos de sus delicados sentimientos. Estas pintoras, y en especial Agnes Pelton, tal vez no se alejen mucho de los románticos en esa consonancia entre paisaje, naturaleza y emociones internas. Recordemos que uno de los primeros usos que se le dio a la palabra “romántico” se encuentra en las Confesiones de Rousseau, cuando éste asocia cierto estado anímico con un paisaje. Mientras que Pelton actúa como un prisma en el que todo rayo se abre, en O’Keefe los caminos se bifurcan hacia las corrientes pictóricas más asociadas a lo feminista. Cuando estamos frente a una pintura de Pelton, estamos mucho más cerca de Novalis y de la tradición místico-científica alemana, que tiene una de sus cumbres en el pensamiento poético científico de Rudolf Steiner. Pensamiento que hoy vuelve, o que tal vez comienza a llegar y germinar luego de las guerras mundiales, y que surge especialmente de la necesidad de una nueva manera de entrelazar enfermedad y arte, ciencia y religión, política y poesía. Joseph Bueys fue tal vez uno de los principales propulsores de este renacimiento al encender la polémica.

Pelton vivió prácticamente toda su vida aislada y estudió pintura y piano, a la vez que fue educada en su casa, al regresar a Estados Unidos luego de la muerte de su padre. Allí se formó dentro de una escuela que preconizaba las técnicas orientales, en especial la pintura japonesa y china, que, se pensaba, poseían ya históricamente muchos de los ideales por los cuales luchaba el Modernismo. Pero lo que marcó más profundamente a esta pintora fue su estudio de la teosofía y el yoga. Como he dicho, una visión romántica donde lo científico no estaba disociado de lo místico; una pintora que aún hoy está siendo descubierta.

 

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4. ¿Por qué no tenemos un sentido eléctrico o magnético? Novalis

Sharon Ellis

Sharon Ellis y sus paisajes imaginarios recorren el amplio espectro que va del mundo prerrafaelista al pop de Disney. Abstracciones que fijan su base en lo sensual para describir otra cosa que parece desprenderse como un aura y persigue a la mente: las reverberaciones de una oscuridad primordial y electrónica juega con los sentidos. Esta pintora de lánguidos y largos cabellos rubios, como una Christina Rossetti contemporánea, parece flotar tanto en el kitsch como en la visión erótica de un misticismo cautivante, ambos cargados a veces de una literalidad que, como la literalidad y los arquetipos de los cuentos de hadas, se escapan discretamente hacia la poesía en el final del relato. Como una serpiente que busca su origen al morderse la cola, este inicio del siglo XXI busca también su origen en el fin del siglo XIX.

Con cada pintura, Sharon Ellis parece haber encontrado un nuevo sentido en el cuerpo pictórico en el que se constituye, casi como la versión pictórica de los experimentos que el artista Jesse Jarrell, experto en joyería biomecánica, cirujano cyberpunk, viene realizando al implantarse imanes dentro del cuerpo, y someterse así a las corrientes terrestres o a un diálogo con los artefactos electrodomésticos que, al atravesarlo, lo colocan en nuevas coordenadas estético-políticas.

 

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5. ¿No sería posible curar enfermedades con enfermedades? Novalis

Moira Dryer

En 1993 Moira Dryer, canadiense, muere de cáncer de mama a los 34 años. No deja atrás más que unas pocas muestras y unas pinturas rodeadas de un aura de versatilidad y misterio. Las últimas en especial, retratos abstractos, paisajes disueltos, marcas textiles, diarios íntimos sobreexpuestos al color, están hechas con acrílico muy aguado, casi convertido en una acuarela de colores metálicos, verdes oscuros, dispuestos sobre paneles de madera que se dejan ver detrás de la pintura, que es apenas un velo, otorgándole así al soporte una calidad orgánica, volviéndolo un indirecto secreto. La abstracción en Dryer une paisaje y sueño, enfermedad, emoción, sentimiento, vida, actualizando tal vez una palabra tan decimonónica como desequilibrada en nuestros días: sentimentalismo. En definitiva al convertir lo vivido en pintura, en experiencia, transforma a la abstracción en una forma de relato autobiográfico.

 

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6. El aire es también órgano del hombre, como la sangre.
Novalis.

Pat Steir

Pat Steir, nacida en Estados Unidos en 1940, comenzó trabajando en el campo del diseño, del grabado y, en cuanto a su pintura específicamente, siempre se la intentó encasillar dentro del arte minimal o conceptual. Pero de una u otra forma sus pinturas nunca parecían ajustarse a la etiqueta contra la cual su tiempo intentaba reformular las experiencias del Expresionismo Abstracto Norteamericano. Pat Steir buscaba más bien relacionar simbólicamente los elementos de la naturaleza y de la abstracción del pensamiento como si se tratara de un libro renacentista o como si la naturaleza fuera un libro inventado por el hombre que había que descifrar. ¿Pero por qué en cierto momento esta artista retomó alguna de las técnicas del Expresionismo Abstracto dejando su parte más reflexiva en publicaciones feministas o de crítica? ¿Por qué en determinado momento decidió dejar de lado al sujeto y su voluntad, para hacerlo retroceder casi a una quietud en la que la pintura se vuelve acto meditativo, vaciamiento de todas las identificaciones del yo? Es así como retomando la abstracción allí donde el “dripping paint” la había dejado, desintegrándose en la desesperación (recordemos los suicidios y accidentes trágicos de muchos de los pintores del expresionismo abstracto), este retomar intenta volver la mirada más específicamente hacia el agua buscando un retorno a lo vital que había estallado luego de la gran bomba. Así nacieron sus cascadas, una y otra vez reelaboradas o petrificadas en un momento de contemplación: en el exacto punto en el que debemos preguntarnos qué es la abstracción, qué es la naturaleza si no un punto de vista, un foco, o un instante antes del final de un sueño.

 

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7. Cada línea es un eje del mundo. Novalis

David Reed

Heredero de la pintura abstracta de posguerra –y en esto muy cercano a Pat Steir–, en la que se combinan lenguaje gestual y pintura, las obras de Reed son una declaración única de refinamiento, como esas obras que se dan de manera total y de una vez desde el primer gesto. Pero no sólo la elegancia sostiene a este artista. No se trata únicamente de la técnica y de su manera de embaucar. John Ashbery decía que la genialidad de Jackson Pollock consistía en la imposibilidad de saber si el pintor era un gran impostor de la técnica o un genio. De toda obra ligada fuertemente a la técnica se podría decir lo mismo: ¿cuánto es adivinación del futuro y puesta en verdad de una expresión, de un ser, y cuánto sólo un decir habilidoso, un talento, que se recrea a sí mismo una y otra vez?

Cada cuadro de Reed es una narración de la pincelada basada en la repetición y en las pequeñas diferencias, ya sea de forma continua o fragmentada, tanto en microvisiones como en macro, en una imposibilidad de saber si se trata de metapintura o sensualismo, o bien si es un esteta o un gramático. Movimiento cinemático de una mano ojo en definitiva, encauzado hacia el repliegue.

 

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8. Cuando soñamos que soñamos es que ya nos vamos acercando al despertar. Novalis.

Marcelo Pombo

Para terminar, quisiera dejar la palabra de lado y proponer una pintura que nos invite a estar frente a ella, que nos transmita amor y placer. Quisiera mostrar, donde no se puede hablar, a mi pintor preferido: Marcelo Pombo. Quisiera que estos textitos que escribí para cada uno de los cuadros que seleccioné hayan funcionado como la escalera de la que hablaba Wittgenstein, una escalera que nos permite subir y que una vez arriba debemos patear… y qué… y flotar.

 

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Textos de Novalis: Gérmenes o Fragmentos, Editorial Renacimiento, Sevilla.

6 respuestas to “El verdadero materialismo”

  1. eamonnmcdonagh Says:

    I wanna live all alone in the desert,
    I wanna be like Georgia O’Keefe.
    I wanna live on the upper east side
    And never go down in the street
    Splendid isolation,
    I don’t need no one
    Splendid isolation
    —-
    Warren Zevon

  2. Pablo E. Chacón Says:

    excelente ese zevon !!

  3. gabys Says:

    Dasbald: hermosos los textos y las imágenes. Quedo a la espera de más de las tuyas!!!
    Besos
    gabys

  4. estrella Says:

    Muy bueno, Dasbald.

  5. sapaflor Says:

    Muy bueno Dasbald!

  6. Vitor Says:

    Cada una de esas frases propone temas muy interesantes, capaces de dar otro acercamiento a la manera de la que vemos la realidad. Es importante enfocar nuestra vista hacia los aspectos màs fundamentales y absurdos de la existencia a veces… solo allí encontramos lo que realmente es importante.

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