El amor 1
por Tomás Abraham
No es fácil construir una religión. El credo pasa por varias manos, en realidad, nunca deja de pasar de unas a otras en su necesidad de amoldarse a los tiempos históricos, responder a las herejías, encauzar los argumentos hacia un canon, cuidar a la autoridad, reforzar la legitimidad, reunir en conciliábulos a los custodios del verbo.
Para que un fiel se arrodille y rece con fervor hay mucho suelo que labrar. No se trata de morder el polvo y pedir atención, cualquier idólatra lo hace, no hay cautivo o esclavo que no lo haya hecho ni monarca que no se viera así adorado. Para “creer” es necesario que todo un dispositivo teológico-político se ponga en marcha. Hobbes, Spinoza y Nietzsche, entre otros, se ocuparon de este problema.
No hay dios cristiano sin amor, es decir sin Platón. Este filósofo reinterpretó los mitos griegos y compuso El banquete y el Fedro, dos diálogos que cimentaron el eje del Bien para uso y abuso de las teologías y las literaturas desde Bagdad hasta la Provenza.
Aphrodita es el nombre de la diosa que nace de la mutilación de Ouranós –el Cielo– por su hijo Kronos, vengador de su madre, que revolea los testículos de su padre y los arroja al mar. La espuma que se forma por su caída se dice “aphrós”, palabra que también vale para esperma.
Son extraños los mitos, aquella vocación poética inmemorial. Es un modo de ordenar el mundo, y al mismo tiempo de crearlo. Aphrodita luego es llevada a la costa en la que la reciben Las Horas, y allí en tierra de Chipre, a su alrededor, nacen las praderas y las estaciones.
La diosa evoca el soplo de la creación, la fertilidad, la fecundidad y la fuerza que brota y se expande. Es la primera versión de la “physis”, la naturaleza, como aquello que nace, los elementos que surgen, la fuente de la vida. Por otro lado Aphrodita es la ornamentación, el exceso y lo superfluo que adorna y seduce, el mundo de las formas que define a la belleza, lo que resplandece.
Aphrodita es, además –la polisemia es inevitable–, la sonrisa, más la burla y la astucia. Con la multiplicidad y la proliferación de las formas, la diosa de la gracia es bella y persuade.
A partir del mito de Aphrodita, el Amor es una divinidad. La otra versión hace del amor, Eros, un demonio. El “daimón” griego es un ser intermediario. El cosmos está habitado por dioses y hombres, y en medio de esta escala abundan los seres híbridos. El demonio es un puente que enlaza a los dos mundos. Los une y religa. El amor es intermediario por ser hijo de Porós y Penia. El primero se traduce por riqueza y el segundo por pobreza. Pero riqueza en tanto recurso, habilidad para conseguir lo que se ansía, artilugios que se inventan para conseguir un objetivo. Es el aparato seductor del amor, su poder encantador.
Por otro lado deriva de Penia, indigencia, su aspecto mendicante, la falta. Si el amor tiene un poder encantador, también es un vacío que busca su pleno. Buscamos el amor, el amor es búsqueda, la belleza nos atrae porque su “estar ahí” nos llama. Si no fuera una falta, no nos cautivaría, no estaríamos poseídos por su poder. Platón habla de “manía”, la fuerza que nos arrebata nuestra autonomía y puede llevarnos a la locura. Eros puede volvernos maníacos, arrebatados por el “pathos”.
Philia es amor, lo son Eros y Aphrodita, el platonismo introducirá este germen durante siglos que oficiará de energía de la devoción y llave maestra para entender el misterio de la creación. Finalmente, Dios, si no fuera por Amor, bien hubiera podido seguir solo.
Foto: Cora Burgin (Serie Arquitectura)
agosto 15, 2007 a las 11:05 am
Que bueno. Cuantos luces para intentar comprender este túnel.
fraternamente agradecido.
js
agosto 15, 2007 a las 11:38 am
gracias amigo
agosto 15, 2007 a las 12:18 pm
El mito será extraño, pero esa intuición primigenia de que el amor nace de un revoleo de testículos sigue siendo de una gran vigencia.
agosto 15, 2007 a las 12:21 pm
…bien hubiera podido seguir solo, ó ¿no existir?.
agosto 15, 2007 a las 12:36 pm
Me encantó.
Lo grande se repite en lo pequeño.
Como Dios, cada uno de nosotros también, si no fuera por amor, bien podríamos seguir solos.
agosto 15, 2007 a las 12:50 pm
«[Jean] Cocteau decía preferir el mito a la Historia, porque la Historia está hecha de verdades que terminan convirtiéndose en mentiras mientras el mito está hecho de ficciones que a la larga se revelan verdaderas». Edgardo Cozarinsky.
Excelente post.
agosto 15, 2007 a las 12:54 pm
Muy bueno , me encantan los mitos griegos
agosto 15, 2007 a las 1:22 pm
«Si el amor tiene un poder encantador, también es un vacío que busca su pleno». Me quedo con esto, como los subrayados que hacía Medusa hace un tiempo.
¿Habrá más?
Gracias, Tomás!
agosto 15, 2007 a las 2:23 pm
Tomás, por qué no incluís la bibliografía que usás para tu «Historia…»?
Tenés una manera muy judía de «entender» (o de intentar entender) el Cristianismo.
Lo leíste a W. Jaeger?
agosto 15, 2007 a las 3:11 pm
laura
tengo una manera bastante cristiana de entender el judaísmo si eso quisiera decir algo sagaz.
la bibliografía de los maestros la di la primera clase. la detallada es dispersa. Jaegger es un abc, puede ser útil.
agosto 15, 2007 a las 4:12 pm
gracias, Tomás, desde el mismísimo meollo del asunto en el que ando metida.
Un abrazo, tus lecciones iluminan
agosto 15, 2007 a las 4:13 pm
Ahhh, una maravilla. Supongo que el problema teológico-político se sigue discutiendo hoy solo que de maneras mucho más desencantadas (y por suerte menos apasionadas)
Se habrá vuelto loco Platón siguiendo a su único díos? Nietzsche no cabe duda, su consecuencia con su pensamiento es simplemente impresionante, pero la hubrys de Platón es mucho más difícil de identificar.
agosto 15, 2007 a las 4:16 pm
Jaeger tiene un librito interesante que puede contribuir a una respuesta a lo que preguntabas sobre la difusión del Cristianismo en el mundo antiguo. Se llama «Cristianismo primitivo y Paideia griega»:
https://www.fce.com.ar/fsfce.asp?p=https://www.fce.com.ar/detalleslibro.asp?IDL=403
Me voy a fijar entonces la bibliografía que diste la primera clase.
Saludos
PD: Disculpame la molestia
agosto 15, 2007 a las 4:58 pm
de tanto entrar a LLP me parece que voy entendiendo ciertos códigos;
mi respuesta a la pregunta de Laura a TA hubiera sido exactamente la de TA;
ahora para ponerme a prueba voy a responderle a Laura el último comment : Laura, TA dificilmente haga preguntas, no es él quien busca respuestas; en todo caso las propone al participante.
( ¿ acerté ? )
agosto 15, 2007 a las 5:32 pm
no, estimado janfiloso,
le pregunto a laura por qué afirma que intento comprender en lugar de comprender, y por qué tengo una versión judaica del cristianismo.
además le agradezco la referencia bibliográfica que desconocía.
agosto 15, 2007 a las 5:56 pm
! maldición ¡
agosto 15, 2007 a las 6:56 pm
Janfiloso lo acompaño con un ¡ Cáspita !!!
agosto 15, 2007 a las 8:45 pm
Vuelve el subrayado:
«Son extraños los mitos (…) Es un modo de crear el mundo, y de ordenarlo»
Les vuelvo a recomendar Joseph Campbell, aunque tal vez sea considerado un abc.
Medu
agosto 15, 2007 a las 9:48 pm
Me interesan particularmente estos temas mitológicos, y creo que vale una distinción.
El amor cristiano apela a la compasión, es devocional y reclama la entrega de la propia voluntad. No estimula la formación de un sistema de valores propio ( propio de cada cual ), condena al cuerpo y a la estética en general. La sensualidad y sus alrededores son la encarnación misma del mal.
Aphrodita no encuentra lugar aquí, es demasiado » personal «. Poseidón, dios del mar, disolvente y redentor, es la imagen compasiva del amor cristiano. Es el encanto de lo numinoso, de la fuente primordial donde todo se con-funde, donde no hay bordes ni fronteras, ni cuerpo ni materialidad. La añoranza del paraiso.
Hay dos libros interesantes en relación a esto: «Aíon» de Jung y el excelente » Neptuno» de Liz Greene.
Saludos
agosto 15, 2007 a las 10:45 pm
Medusa,
A mi también me gustaron muchas de las cosas que leí de Joseph Campbell. Una crítica interesante e inteligente a su trabajo (en inglés) la podés encontrar en:
http://www.religion-online.org/showarticle.asp?title=766
agosto 15, 2007 a las 11:01 pm
lo del abc es curioso…si se refiere al alfabeto, pues se refiere a que todo esta allí no?
agosto 16, 2007 a las 7:56 am
el libro de jaegger PAiDEIA es una clásica introducción a la cultura griega. los primeros capítulos de un librito de FCE: la filosofía. son una hermosa presentación de la vocación filosófica.
agosto 16, 2007 a las 9:30 am
EXCELENTE COMO TODOS LOS POST DE ESTE BLOG
agosto 16, 2007 a las 11:34 am
a mó Paideia me gustó mucho.
agosto 16, 2007 a las 1:07 pm
Janfiloso, creo haber leido una pregunta (una pregunta planteada como enigma de la historia -como desafío a la investigación científica- no como duda personal de TA), pero debo estar equivocada…
Tomás, es sólo una forma de «pesimismo epistemológico» que sin querer proyecto en los demás (la comprensión como un -modesto- intento).
No sé si llamarlo «versión judaica del cristianismo», lo que hay es cierta animadversión naif que resulta molesta por anticientífica y funciona como una especie de antisemitismo invertido. Es algo que empecé a notar cursando con Rozitchner y que se manifiesta de modo particularmente obsceno entre los chismógrafos de la prensa «progre». Pero bueno, sólo es una cuestión de gustos.
Saludos
agosto 16, 2007 a las 1:11 pm
Gracias Ariel por la recomendaciòn.
agosto 16, 2007 a las 1:28 pm
Laura, mi interpretación de tus mensajes fue desahuciada por Tomás de forma que estás completamente reivindicada. Lo del «antisemitismo invertido» me encantó y supongo que viniendo de Rozitcner y Abraham, la causa debe ser nomás tu «pesimismo epistemológico» (que también me encantó).
agosto 16, 2007 a las 2:23 pm
anticientífico, naïf, pesimismo epist., antisemitismo invertido, chismógafos de la prensa progre, obsceno, proyección » sin querer».
ahora sí, ya entendí los efectos desagradables ( trasmitidos en tono amistoso) de mi versión JUDÍA.
agosto 16, 2007 a las 2:47 pm
viste Tomás ?
ahora reivindicame a mi.
agosto 16, 2007 a las 3:04 pm
Hasta pensé que Laura era mi mujer que por fin se animaba a participar. Merde! ¿Que fué eso? Mi madre con la corbata azul en una mano y la roja en la otra se revuelve en su tumba mientras Laura, por encima de mi hombro grita OiOiOiOiOiOiOiOiOiOiOiOiOiOi!!!! Meine tsures… TA, Aunque estudié con jesuitas yo también tengo hijos judíos;)))
fraterno
js
agosto 16, 2007 a las 3:30 pm
A mi tambien me encantó, pero no entendí una palabra, te juro, ni una. Tiene una belleza como abstracta. Sospecho que tiene algo que ver con el teorema fundamental del cálculo, pero no sé…
agosto 16, 2007 a las 3:34 pm
Por si no se entendió aclaro:
El teorema fundamental del cálculo integral consiste en la afirmación de que la derivación e integración de una función son operaciones inversas. Esto significa que toda función continua integrable verifica que la derivada de su integral es igual a ella misma.
Una consecuencia directa de este teorema, denominada en ocasiones segundo teorema fundamental del cálculo, permite calcular la integral de una función utilizando la antiderivada de la función a ser integrada.
agosto 16, 2007 a las 6:07 pm
no lo sé, pero creo que tomás entiende que algunos están leyendo en clave étnica, y además desviada
agosto 16, 2007 a las 6:09 pm
db : extraordinario …
agosto 16, 2007 a las 8:15 pm
Pablo, como seria una «clave etnica y desviada»? Titulo para un ensayo: «Lo etnico y lo desviado en la versión judaica del cristianismo de Tomás Abraham», Prof. Dr. Mariano Misnegritos, Ed. Findelmundo, $357
(es broma)
agosto 16, 2007 a las 11:17 pm
db: también sería menester introducir la «regla de la cadena» para la derivación…
agosto 16, 2007 a las 11:36 pm
cuál es la regla de la cadena para la derivación ?
tirá la cadena o no se derivan los residuos ?
agosto 17, 2007 a las 2:30 am
Tomás:
creo entender que lo que llamamos «amor» en la versión de los evangelios cristianos, allí se dice con la palabra «ágape», que es distinto al «eros» platónico. Es verdad que en castellano traducimos ambas palabras por «amor», pero hasta donde yo sé eros y ágape son dos cosas totalmente distintas. Es decir: los evangelios no dicen lo mismo que Platón.
A Kierkegaard esta diferencia le permite ditinguir el amor de preferencia (amor a los suyos, es decir, amor al semejante, al que es como yo) de amor al prójimo (amor al enemigo: es decir, al Otro). El ágape cristiano se funda en el acto de compartir el pan (hagan esto en memoria mía), no en el deseo (como sí lo es Eros). Estas pequeñas distinciones me permiten a mí tratar de comprender la diferencia entre el nuevo testamento y Platón, que de otra manera tienden a confundirse.
Ahora, resulta claro que en los 2000 años de cristianismo, al traducir a las lenguas modernas el texto evangélico, a nosotros se nos mezclan (e incluso esa mezcla puede ser productiva) el eros y el ágape, pero en el contexto en que fueron dichas estas palabras (amar al prójimo como a sí mismo, ámense los unos a los otros como yo los he amado, Dios es amor, etc). allí se decía: ágape.
Ahora: lo del mito griego yo lo entiendo, lo del ágape creo entenderlo, pero del cálculo integral y de la regla de la cadena no entiendo ni jota.
Oscar
agosto 17, 2007 a las 8:24 am
Yo la vi que se venía en falsa escuadra.
Se ladeaba, se ladeaba, por el borde de fangal.
Pobre mina que nació en un conventillo
con los pisos de ladrillos, en aljibe y el parral.
Alguien tiró la banana, que ella pisó sin querer,
y justito, cuando vi que se venía ya de cúbito dorsal,
¡me la agarré!.
agosto 17, 2007 a las 8:38 am
Releyendo el post de Tomás Abraham, quiero remarcar que empieza diciendo: «No es fácil construir una religión. El credo pasa por varias manos, en realidad, nunca deja de pasar de unas a otras en su necesidad de amoldarse a los tiempos históricos…». Y esta afirmación es totalmente justa respecto a la construcción del cristianismo, al menos desde los llamados «padres» de la iglesia, tanto griegos como latinos, ya atravesados por el platonismo. Tanto es así que hoy Ratzinger reivindica ese encuentro entre fe cristiana y filosofía griega. No obstante, insisto, el evangelio no habla en lengua platónica.
agosto 17, 2007 a las 9:42 am
A pedido de Angel Electrico y janfiloso:
df/dx = (d/dx)f(g(x)) = f'(g(x)).g'(x)
agosto 17, 2007 a las 9:50 am
cuervo, cuando lleguemos a Leibniz va a quedar clarito.
agosto 17, 2007 a las 11:34 am
Oscar,
«creo entender que lo que llamamos “amor” en la versión de los evangelios cristianos, allí se dice con la palabra “ágape”, que es distinto al “eros” platónico. Es verdad que en castellano traducimos ambas palabras por “amor”, pero hasta donde yo sé eros y ágape son dos cosas totalmente distintas. Es decir: los evangelios no dicen lo mismo que Platón.
A Kierkegaard esta diferencia le permite ditinguir el amor de preferencia (amor a los suyos, es decir, amor al semejante, al que es como yo) de amor al prójimo (amor al enemigo: es decir, al Otro). El ágape cristiano se funda en el acto de compartir el pan (hagan esto en memoria mía), no en el deseo (como sí lo es Eros). Estas pequeñas distinciones me permiten a mí tratar de comprender la diferencia entre el nuevo testamento y Platón, que de otra manera tienden a confundirse.
Ahora, resulta claro que en los 2000 años de cristianismo, al traducir a las lenguas modernas el texto evangélico, a nosotros se nos mezclan (e incluso esa mezcla puede ser productiva) el eros y el ágape, pero en el contexto en que fueron dichas estas palabras (amar al prójimo como a sí mismo, ámense los unos a los otros como yo los he amado, Dios es amor, etc). allí se decía: ágape»
Me parece que es un poco más complicado: en el NT se utiliza la palabra «ágape» (que puede traducirse como «amor» o como «caridad») y también la aristotélica «philia», que puede traducirse como «amistad».
Ratzinger se refiere a esas diferencias («un problema de lenguaje», dice)en su primera encíclica que llama justamente «Dios es Amor» (en latín «Deus Caritas est»):
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est_sp.html
C. S. Lewis analiza esas distinciones en su «The four loves» (no se si fue traducido al español).
Un poco de humor:
La lectura «crítica» de una señora gorda del progresismo laico:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-62282-2006-01-29.html
Saludos
agosto 17, 2007 a las 3:04 pm
db : gracias; ahora sí me quedó claro;
espero que a Angel Eléctrico también, pero el no entiende las cosas tan claramente como yo.
agosto 17, 2007 a las 4:23 pm
Db: Què es eso, una ecuaciòn lacaniana???
agosto 17, 2007 a las 5:16 pm
janfiloso: de nada, me alegra haber contribuido.
Medu: es la regla de la cadena (sin connotaciones sanitarias)
Laura: alguna referencia secular sobre el tema ágape (sin connotaciones gastronómicas)? de preferencia que no sea de alguien que habla del amor de memoria…
agosto 17, 2007 a las 10:25 pm
LAURA:
Que el tema del amor es màs complicado que lo que yo haya escrito en diez renglones es algo tan cierto como trivial. ¿còmo no va a ser màs complicado? (yo nunca pretendì que fuera simple). El asunto es cuando se usa la frase «es màs complicado» para negar lo que alguien dice.
Lo que yo dije, concretamente, es que el amor del que se habla en el nuevo testamento no se dice con la palabra «eros». Eso no es «màs» o «menos complicado»: es asì o no es asì.
Tambièn dije que las lecturas platònicas y aristotèlicas de la teologìa cristiana forman parte de la «construcciòn del cristianismo» de la que habla Tomàs Abraham, al menos a partir de la patrìstica. La doctrina oficial de la iglesia romana se ha ido construyendo mediante lecturas platònicas y aristotèlicas de los textos evangèlicos. Lo que hoy llamamos «teologìa cristiana» es una construcciòn bimilenaria de la iglesia, de la cual Ratzinger es evidentemente un ejecutor. Esta teologìa tiene decisivos elementos de la filosofìa griega, pasados por el tamìs eclesiàstico. Pero nada de eso es, sin màs, atribuible a los textos evangèlicos. Vos podès decir si esto es falso o no lo es, pero diciendo «es màs complicado», no sè què me decìs.
Me decìs que en el NT se usa la palabra «filìa». OK, y muchas otras palabras griegas, puesto que el NT està escrito en griego. Ahora: no creo que la palabra «filìa» sea aristotèlica (que Aristòteles -y antes Heràclito- le hayan dado rango filosòfico no implica automàticamente que todo aquel que diga «filìa» sea por eso aristotèlico. Y mucho menos legitima las operaciones de la teologìa catòlico-romana).
En todo caso, lo que habrìa que establecer es si en los pasajes donde se habla de amar al pròjimo como mandamiento principal se usa àgape o si se usa filìa: y si en ese caso, al usar esa palabra, se està entrando en el aristotelismo. Si vos, Laura, me podès dar alguna precisiòn al respecto, te lo agradecerè.
Yo sè que estas cosas son màs complicadas, pero al menos hay que tratar de ser claro en lo que uno dice, para no terminar haciendo malabarismos teològicos.
saludos
agosto 18, 2007 a las 1:17 am
Ariel Yablon:
Mejor está lo que decía Chesterton: que el mundo está lleno de verdades que se han vuelto locas.
Oscar Cuervo:
Gracias por aclarar (no deje de hacerlo, cada vez que pueda). Para qué esperar a Leibniz. No sea que lleguemos demasiado tarde. O que directamente no lleguemos. Por lo de la finitud, ¿vio, dB?
agosto 18, 2007 a las 4:40 am
Aglaya:
estas cosas suelen ser oscuras. Pero intentar un poco de claridad de vez en cuando no creo que venga mal.
agosto 18, 2007 a las 10:02 am
Me resulta fascinante desnaturalizar la religión y sus estructuras para vislumbrar una arquitectura y simbología nacida y criada con mucho esfuerzo, como comienza el post.
Muy interesantes también las distintas nociones sobre el amor, que trajo Cuervo. una sola palabra para decir «amor» es una pobreza importante en nuestra lengua.
agosto 18, 2007 a las 5:59 pm
Oscar,
«Que el tema del amor es màs complicado que lo que yo haya escrito en diez renglones es algo tan cierto como trivial. ¿còmo no va a ser màs complicado? (yo nunca pretendì que fuera simple). El asunto es cuando se usa la frase “es màs complicado” para negar lo que alguien dice.»
En realidad no quise «negar» lo que dijiste sino «agregar» a las distinciones que hiciste algunas más. O sea, sumar algunas categorías a la distinción/clasificación que propusiste y en ese sentido «complejizar».
«Lo que yo dije, concretamente, es que el amor del que se habla en el nuevo testamento no se dice con la palabra “eros”. Eso no es “màs” o “menos complicado”: es asì o no es asì.»
Sí, estoy de acuerdo. Yo sólo agrego que en el NT se emplean agape, philia y otros términos más que se traducen como «amor». La «complejidad» pasa por esa diversidad en el empleo en el NT de palabras distintas que se traducen -simplificando- por «amor».
«Tambièn dije que las lecturas platònicas y aristotèlicas de la teologìa cristiana forman parte de la “construcciòn del cristianismo” de la que habla Tomàs Abraham, al menos a partir de la patrìstica. La doctrina oficial de la iglesia romana se ha ido construyendo mediante lecturas platònicas y aristotèlicas de los textos evangèlicos. Lo que hoy llamamos “teologìa cristiana” es una construcciòn bimilenaria de la iglesia, de la cual Ratzinger es evidentemente un ejecutor. Esta teologìa tiene decisivos elementos de la filosofìa griega, pasados por el tamìs eclesiàstico. Pero nada de eso es, sin màs, atribuible a los textos evangèlicos. Vos podès decir si esto es falso o no lo es, pero diciendo “es màs complicado”, no sè què me decìs.»
Simplemente lo que decía más arriba: quizás por una deformación profesional, me parece importante «completar» la clasificación con todos los tipos posibles de «amor» que propone el pensamiento griego (y no sólo para intentar entender la relación de ruptura/continuidad con la teología cristiana).
«Me decìs que en el NT se usa la palabra “filìa”. OK, y muchas otras palabras griegas, puesto que el NT està escrito en griego. Ahora: no creo que la palabra “filìa” sea aristotèlica (que Aristòteles -y antes Heràclito- le hayan dado rango filosòfico no implica automàticamente que todo aquel que diga “filìa” sea por eso aristotèlico. Y mucho menos legitima las operaciones de la teologìa catòlico-romana).»
Lo aristótelico es el sentido de la palabra philia como «amistad», como «sociabilidad» (categoría de la filosofía política): la reflexión acerca del «amor» en relación a la vida de la polis (como virtud/condición ciudadana). Pero por supuesto que el mero empleo de la palabra no implica adherir al pensamiento aristotélico.
«En todo caso, lo que habrìa que establecer es si en los pasajes donde se habla de amar al pròjimo como mandamiento principal se usa àgape o si se usa filìa: y si en ese caso, al usar esa palabra, se està entrando en el aristotelismo. Si vos, Laura, me podès dar alguna precisiòn al respecto, te lo agradecerè.»
Hay muchísima bibliografía sobre el texto griego pero no me animo a recomendarte (nunca estudié griego neotestamentario). De todos modos para sacarte esa duda específica podés consultar el texto del NT original que hasta podés conseguir en internet. Los textos bilingues de las editoriales especializadas (GREDOS, BAC, Les Belles Lettres, etc. ) también podrían servir, al menos para consultar sobre el empleo de algunas palabras.
«Yo sè que estas cosas son màs complicadas, pero al menos hay que tratar de ser claro en lo que uno dice, para no terminar haciendo malabarismos teològicos.»
Qué paradoja! No puedo expresarme con claridad y justamente intervine porque creo que las clasificaciones/tipologías completas («complejas») pueden contribuir a un ordenar un mundo caótico…
Saludos
agosto 18, 2007 a las 7:17 pm
dB,
«alguna referencia secular sobre el tema ágape (sin connotaciones gastronómicas)? de preferencia que no sea de alguien que habla del amor de memoria…»
Hay una tradición teológica de tratamiento del tema pero no recuerdo bibliografía secular específica (y en este momento no estoy en mi casa para consultar). Seguramente en los textos básicos que suelen formar parte de las bibliografías universitarias standards vas a encontrar referencias sobre el tema (Jaeger, Vernant, Jowett, Finley, Kitto, Vidal-Naquel, Lesky, Guthrie, etc.).
Saludos
agosto 19, 2007 a las 5:55 am
Laura: tal vez ya sea un poco tarde para que leas esto, pero si te preocupa o simplemente te interesa la comprensión del cristianismo con connotaciones judías , te sugiero la lectura de «La sinagoga cristiana» de José Montserrat Torrents, Barcelona, Muchnik Editores, 1989.
El autor es un ex jesuita, Doctor en Teología en Roma y de Filosofía en Barcelona donde tiene la cátedra universitaria sobre los Orígenes del Cristianismo.
Después de leer este libro podrás entender mejor esta frase de actual Papa en el artículo de J.P. Feinmann que linkeaste:
“Nietzsche”, escribe Heidegger, “no entiende por cristianismo la vida cristiana que tuvo lugar una vez durante un breve espacio de tiempo antes de la redacción de los Evangelios y de la propaganda misionera de Pablo.
(Una pista: la «vida cristiana» durante ese breve tiempo antes de Pablo fue, justamente, una «vida judía»; ni más ni menos.)
agosto 19, 2007 a las 6:33 pm
Entre el post y los comments, parece que osciláramos entre reducir el cristianismo al judaísmo o reducirlo al helenismo.
Pero es claro que hay otra posibilidad. Que el Nuevo Testamento traiga una novedad radical, no reductible a estos dos antecedentes.
((Perdón, pero no leí todos los capítulos de la Breve historia de TA, por lo que no sé si esta cuestión ya fue tratada o si se ha anunciado que se la tratará más adelante.))
Yo, sin ser un experto en la materia (L M dixit), intuyo que sí hay tal novedad en el ágape (por eso traje esta palabra a cuento). Sobre todo cuando se la lee en el contexto del amor al prójimo entendido no como «amor a los suyos» sino como «amor al enemigo».
Creo que si el debate toma el rumbo que aparece en este post, se vuelve necesario considerar estas posibilidades.
A propósito, estoy leyendo un librito… (ah, no, perdón, el que está leyendo libritos es Crompton).
agosto 19, 2007 a las 6:37 pm
Gloriamundi,
Voy a tener en cuenta tu sugerencia (me interesa mucho la historia de las religiones).
Muchas gracias
Saludos
diciembre 16, 2007 a las 1:26 am
very interesting, but I don’t agree with you
Idetrorce