Construcciones y deconstrucciones

La revocación de un premio literario

por Quintín

Esta mañana me desperté con la noticia de que el premio La Nación – Sudamericana había sido revocado por plagio. A la flauta, me dije entre sueños. Revocación, como la del Edicto de Nantes, una carnicería. El jurado (Fuentes, Gambaro, Martínez, Beccacece, Chitarroni) descubrió que la novela ganadora, Bolivia construcciones de Bruno Morales (seudónimo de Sergio Di Nucci), tenía demasiadas similitudes con Nada de la catalana Carmen Laforet, publicada en 1944. Hace unos días había leído el libro, que trata de la vida de un joven boliviano en Buenos Aires, o más bien, en el mundo boliviano de Buenos Aires. Me pareció, justamente, muy original y lo leí con placer. No puede ser del todo malo un libro que incluye la siguiente frase:

Cuando podían, el Quispe y Pedro se conseguían diarios bolivianos. Decían que eran siempre iguales. Pero mejores que los argentinos, que estaban hechos para indignar a los lectores.

¿Qué debería hacer ahora con el libro?, pensé. ¿Devolverlo? ¿Reclamar que me devolvieran la plata? ¿Será cierto?, pensé también. Por supuesto, no había leído el otro, el de la catalana. Pero, según el jurado, un heroico lector de 19 años, de nombre Agustín Viola, había descubierto las inadmisibles semejanzas. Revisando la web, se descubre que el 10 de enero, Viola ya había enviado un comentario al blog de la librería Cúspide, en el que señalaba alguna de las coincidencias. Efectivamente, las expresiones que allí se comparan parecen de las que no se pueden escribir sin el otro texto a la vista. Y según se afirma, en la obra de Laforet también hay un pintor sin talento que vive (sin que él lo sepa) de las habilidades de su mujer como tahúr.

Ahora, ¿quién será este precoz Viola, por qué se toma el trabajo de mandar cartas de denuncia tan circunspectas y precisas? ¿No será también un seudónimo, como Morales? ¿No será La Nación un seudónimo también? No se puede creer en nadie.

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Hace unos años, yo trabajaba en una revista con X, prestigioso periodista e intelectual. Un día, una colega (y ex amante, según algunos) lo denunció por haber transferido a otro escrito varios párrafos de una nota suya sin citarla y sin pedir permiso. El dueño de la revista y el director (estos sí, dos crápulas) aprovecharon para echarlo a X. Pero nadie podía creer que X hubiera hecho lo que hizo. Sonaba como si Bill Gates anduviera hurtando latas de cerveza en el supermercado. Es que el plagio tiene algo de cleptomanía, como si el sujeto no pudiera resistirse. Es más, es como si quedara tan fascinado con el texto original que no pudiera menos que reproducirlo exactamente. Y, de algún modo, terminara así confesando la apropiación. En el fondo, puede ser hasta un exceso de honestidad. Es difícil imaginar la razón que pudo tener Di Nucci para escribir

De pronto se abrió la puerta de una patada de Mariano, y Silvya salió despedida, medio desnuda y chillando.

cuando Laforet escribió

De pronto se abrió la puerta de una patada de Juan, y Gloria salió despedida, medio desnuda y chillando.

Cualquiera con un mínimo dominio del castellano podría encontrar una frase equivalente, en particular Di Nucci, que tiene unos cuantos años como periodista.

En el fondo es un misterio y estos sucesos se repiten más de lo que uno supone. Hace muy poco, una reseña de un libro de Mario Levrero en el suplemento cultural de La Nación contenía varias frases idénticas a otra reseña que había aparecido en Los inrockuptibles. El plagiado denunció al plagiador en su blog y la noticia recorrió varias páginas electrónicas, pero el plagiario (que acumula ya varios episodios similares) logró de algún modo persuadir a su víctima y las huellas desaparecieron. El diario, en este caso, no informó de lo ocurrido a sus lectores.

Cuando era chico, mis padres querían que estudiara medicina y me hicieron leer un best-seller de la época, La ciudadela de A. J. Cronin, historia de un abnegado médico que lucha contra la tentación de corromperse. No contentos con enchufarme el mamotreto, me hicieron leer otro libro inspirador para el proyecto de médico que nunca fui: El Doctor Arrowsmith de Sinclair Lewis. Me sorprendió que fuera igual a La ciudadela, pero, al día de hoy, no sé cuál se escribió primero. Antes eran raras, pero las denuncias de plagio se van multiplicando y ahora son cosa de todos los días. En estos meses ya tuvimos a Bucay y a Martin Amis entre los acusados.

En la nota de La Nación de hoy, Di Nucci se defiende diciendo:

Desde la primera entrevista con La Nación hablé de la reescritura como un principio constructivo de la novela, que por algo se llama Bolivia Construcciones. Hubo ya trabajos académicos que identificaron y elogiaron ese procedimiento, que lo hizo gente de manera mucho mejor, como Juan Rodolfo Wilcock en sus primeras crónicas y en sus últimas novelas italianas. Con sólo introducir una única modificación un mismo texto cuenta otra historia.

Quise que Nada se reconociera en Bolivia Construcciones. Es decir, se quiso mostrar a Nada, no se la quiso ocultar, lo cual hubiera sido muy fácil. Se quiso señalar a esta otra novela, no ocultarla, se la quiso homenajear, no cancelarla. Esto de la reescritura de Nada se hace en música con el sampleo, o en artes plásticas, como lo que hizo Warhol con La última cena.

Hay algo raro con el estatuto de Bolivia construcciones como novela. Como se ve, Di Nucci maneja conceptos teóricos muy sofisticados. En la contratapa del libro, se habla de él como de una obra notablemente ambiciosa:

Escrita con el humor más refinado que pueda pensarse, con una economía verbal admirable y un conocimiento de la tradición narrativa extraordinario, Bolivia construcciones encuentra un territorio inédito en las letras sudamericanas.

Sin embargo, en una entrevista concedida al suplemento dominical del diario Los tiempos de Cochabamba, Di Nucci reniega de la intención literaria de su novela:

La idea de escribir el libro no era literaria o la del escritor que gana el premio y dice «muchas gracias» y se guarda el dinero en el bolsillo. Para mí la novela era una herramienta para ganar el premio y esto era una herramienta para conseguir la plata para que pueda ser utilizada en beneficio de los inmigrantes bolivianos. No tengo pretensiones literarias, sino lograr que, a través del libro, se hable del tema.

(Una nota al pasar. El nombre de la citada revista dominical boliviana es Oh!, idéntico al que le dio el diario Perfil a su suplemento de cultura y espectáculos, que después se dividió en dos partes.)

Di Nucci deja aquí de ser un literato de vanguardia y pasa a ser un militante, que escribió el libro solo por la causa. De ahí a justificar el plagio parece haber un paso, diría un malpensado. Pero las cosas no son tan sencillas. Por ejemplo, en un extenso artículo que se puede consultar en la web, la especialista Josefina Ludmer utiliza Bolivia construcciones como uno de los dos ejemplos de novelas argentinas recientes que ilustran “el fin de la era de la autonomía en el arte” y son el punto de partida de una compleja teoría. Dice Ludmer

Estas dos novelas no admiten lecturas literarias; esto quiere decir que no se sabe o no importa si son buenas o malas, o si son o no son literatura.

Leyendo Bolivia construcciones pensé muchas cosas, y más pensé hoy, con estas noticias. Pero nunca pensé que estuviera fuera de lo literario tal como lo conocemos. Eso sí que no. De todos modos, la otra novela es Montserrat de Daniel Link. ¿Será este también un caso de plagio? ¿Será Link el seudónimo de otro periodista de Página/12, Sandra Russo, por ejemplo? Es que todo es muy complejo. loescrito, el site en el que se encuentra el artículo de Ludmer, está encabezado por una declaración de principios en la que se dice (proféticamente), con tonos piscoanalíticos y libertarios:

loescrito se inicia riendo, delante del texto que sigue:

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

corresponde onomatopeya: ja.

lo citado arriba es casi lo primero que afirman un libro y sus dueños sobre sí mismos y sus derechos (¿no hay algo de cierta ingenuidad en aquello de “bajo las sanciones establecidas por las leyes?”. lo pueril y poco creíble a esta altura es la amenaza sin filo de las leyes). ja. esa legalidad está desbordada hace ya tiempo: hace agua por todos los costados. loescrito, que lee leyes al pie de la letra y sabe de su ambigüedad, es una gota más de ese desborde.

De modo que, damas y caballeros, qué plagio ni plagio. El director editorial de Sudamericana, Pablo Avelluto, emitió hoy una compungida declaración, que empieza diciendo “Estamos muy tristes.” Vamos, hombre, no es para tanto, escuche a la profesora Ludmer. Todo está en todas partes y en ninguna, y la literatura se parece cada vez más a un bicho que se muerde la cola. No perdamos el tiempo con estas cosas. A preparar el próximo premio, que queda menos de un año.

Foto: Flavia de la Fuente

26 respuestas to “Construcciones y deconstrucciones”

  1. maiakovski Says:

    ¿No le había pasado lo mismo al concurso de La Nación con otro libro plagiado en los 90, uno que reescribía a Papini? Es de no creer, qué mala suerte tiene esta gente. Sinclair Lewis me suena anterior a Cronin, es de la primera década del siglo XX. Ludmer es muy habilidosa. Ahora que se acabó la literatura, hasta Daniel Link puede ser considerado un escritor.

  2. Ariel Says:

    En alguna medida pasa lo mismo que con el caso Indec. La campana única (gubernamental o no) es más fácil cuando existe un monopolio (o supuesto oligopolio) comunicacional. Claro que no se pude confiar en nadie o, al menos, que toda noticia es supuesta y que los medios no son confiables.
    Yo creo que si Di Nucci hibiera tomado una posición de más divismo, más «Yo vengo a renovar la litaratura argentina», y con ello se hubieran acrecentado las ventas del libro y la propia figura del autor (ya convertido en marca), no habría aparecido ningún Oliva o Viola, de 19 añitos, denunciando plagio de 30 páginas en un libro de más de 200.
    Recuerdo el tono de Di Nucci en la entrevista con La Nación después de ganar el premio: «No es cómodo: ¿yo escribo sobre la miserable vida de los albañiles bolivianos y después voy a comer salmón con la aristocracia argentina? No me parece». Ese era un poco el tono.
    Y eso se paga. Lástima.

  3. Rufián Melancólico Says:

    Sentí exactamente el mismo extrañamiento ante el vicio del plagiador que el que se expresa aquí.
    Realmente creo que es muy interesante pensar cómo es que el plagiador se dedica a plagiar. ¿Acaso cree que va a salir impune? ¿No siente algo de pudor por ver que está reproduciendo algo ya escrito, ya dicho?
    Sí, es obvio, todo ya fue dicho y si nos ponemos quisquillosos alguno saldrá a decir que después de La Ilíada, La Odisea y La Biblia ya no queda nada nuevo que contar, que lo que cambia es el contexto y que ya todo fue dicho.
    De todos modos, el plagio se me presenta como enfermedad, como vicio irrefrenable.
    DiNucci declara que intentó una reescritura de una obra que ama. Pero la reescritura requiere ser explícita para que el argumento sea válido. Si DiNucci no menciona en ningún momento su fuente original, la reescritura se convierte en plagio y es ahí donde empieza el problema.
    Porque una cosa es la reproducción técnica o digital de lo escrito (lo que puede vulnerar el «derecho de autor») que puede tener fines diversos (difundir un texto, mostrarlo, hacerlo circular) y otra muy distinta es apropiarse de ese texto y ganar dinero con él.
    Por eso existen las licencias Creative Commons y Copyleft. La posibilidad de compartir para mejorar y para expandir el conocimiento.
    Por eso loescrito.net tiene una licencia de ese tipo.
    Ahora, ni Ludmer ni nadie vería con buenos ojos que alguien se apropie de SU trabajo intelectual, físico o del tipo que sea para firmarlo bajo su nombre y ganar premios o plata.
    En todo caso, lo vergonzoso del asunto también se me hace el hecho de que el prestigioso Jurado (con Carlos Fuentes entre sus filas) no haya leído la novela de Laforet que según parece es tan clásica y básica que se enseña en el secundario.

  4. estuve Says:

    «Nada» es leída en el secundario? No me parece, o yo fui a otra escuela, porque es la primera vez que la escucho (bien, tampoco debemos tener conocimiento de TODOS los libros que se han escrito desde 1940 y menos de una Sra. catalana que muy digna debe ser).
    Es decir, 19 años y taaanto conocimiento, no se, le habrán dado un dato? Y a título de que? Ser el gran denunciador de la literatura argentina? No tenemos ya suficientes literatos como para soportar denunciantes?
    Es la chichegeblunización de las letras, vea señora.

  5. El boga del diablo Says:

    Si el libro está bueno, si la historia está bien contada, bien escrita, no me interesa si lo escribió Morales, Di Nucci, Laforet o Quintin. Lo leo, lo disfruto y punto.

  6. El boga del diablo Says:

    Ah, me olvidé de esto: Agustín Viola BOTÓN.

  7. Saturnino Says:

    Dijeron que ocurrió la casualidad de que Viola había leído el libro de la catalana (que ganó el Premio Nadal de novela 1945) poco antes. ¿Por qué no creerlo?. Lo que no se puede creer es que el jurado se haya comido semejante error, sobre todo considerando que hace pocos años le pasó lo mismo, y nada menos que con un cuento clásico de Papini. Todos sabemos que La Nación está en decadencia, pero qué triste que su jurado literario esté integrado por gente tan poco leída.

  8. Pro te culi rompa Says:

    ¿Agustín Viola o Agustín vio la Nada? Fishy, indeed.

  9. Marcelo Says:

    Boga, entonces copio el Quijote y lo firmo total. La ley, mal que nos pese, existe para proteger los derechos y la libertad. Lo triste es que en un diario «serio» se repitan estas situaciones. Completamente de acuerdo con el rufián. La literatura argetnina está en decadencia, se parece más a un gallinero en el que el amiguismo y la pose correcta hacen que hasta Link y Cucorto publiquen mientras que a gente que se rompe el lomo escribiendo las editoriales no les den una oportunidad porque no se promocionaron.

  10. maiakovski Says:

    Che, no jodamos. nadie puede esperar seriamente que ni aun el más culto de los jurados tenga en la biblioteca y en la memoria TODOS los libros publicados en el siglo XX, incluso de autores tan menores como Laforet y Papini. Recuerdo una frase de Dolina: en literatura , lo que emerge a la luz puede no ser muy bueno. Pero lo que permanece en la oscuridad es aún peor.

  11. terrone Says:

    me parece que todo esto es otra autopublicidad de Di Nucci, que espera que se hable de él, ya sea porque dona la plata a los bolivianos o porque las nociones de intertextualidad apañan la pereza del plagiario. Dicho esto, la novela es tan liviana que se deja leer, y una vez cerrado el libro no deja nada, absolutamente NADA.

  12. la condesa sangrienta Says:

    Reescritura, intertextualidad, homenaje… son, muchas veces, eufemismos que se aplican en la literatura para justificar un simple afano.
    No leí ninguno de los dos libros referidos, pero sí leí ““Pierre Menard autor del Quijote” donde Borges demuestra extraordinariamente, que todos los textos son reescritura de otros textos.
    Cervamtes manco, Borges ciego. Di Nucci tiene el privilegio de darme a conocer su invalidez antes que su obra.
    Por algo se empieza.

    (transcripción textual del mismo comentario dejado en otro blog. Este autoplagio ¿queda comprendido dentro de las leyes y sanciones del copyright?)

  13. gusnielsen Says:

    Bolivia construcciones es un libro de mierda. Y el autor es un forro: hacer reescritura de un texto inútil -literario- es absurdo. ¿Para qué, si no para ganarse la guita de un premio? Di Nucci es un ladrón que se cree Robin Hood.

  14. Ariel Yablon Says:

    Acaba de salir una nueva edicion de » Nada» en ingles con prologo de Vargas Llosa. Se la puede ver en la vitrina de la Harvard Bookstore. Como reinterpretara Ludmer esto?

  15. terrone Says:

    De paso… Alguien puede decir si la plata del premio sigue en la cuenta de Di Nucci o ya les fue entregada a los bolivianos… A ver si a esto también le aplican nociones de intertextualidad.

  16. ericz Says:

    Di Nucci es un delicuente y «su defensa» es propia de tales; ¿qué la distingue de Madonna Quiróz diciendo «tiré para evitar una tragedia»?

    ¿Qué importa que hizo con el premio?

  17. manuel Says:

    la distingue que madonna trató de liquidar gente y Di Nucci nomás escribió un libro. Será malo, será una chantada, pero no es lo mismo que andar tiroteando por ahí, no jodamos.

  18. cecilia Says:

    Lo que no entiendo después de leer este post y los comentarios porque dudan de Agustin el chico de 19 años?, porque es joven y lee? porque no pueden creer que Di Nucci simplemente plagió.
    Creo que estan especulando y tejiendo historias cuando todo es mucho mas simple.

  19. Paterna Says:

    Te olvidaste del plagio de Piglia denunciado el año pasado. ¿Qué harán con todos los libros sin vender que llevan impresos en la tapa sobre fondo rojo «Ganadora premio novela 2006/2007»? Los remataran a $5 en una feria de usados?

  20. El Marote Says:

    Bueno, todo muy confuso. Ludmer flasheando con Link y el plagio este, haciendo esos juegos terminológicos tan caros a la caterva de puanófilos. Nielsen escribiendo en su blog que «no queremos escritores así en la literatura argentina» (¿es él algún tipo de guardián de discoteca o algo?) y ahora pegándole al pendejo que descubrió el afano porque algunos ignorantes ni siquiera escucharon hablar de «Nada» ni de Laforet, por tanto, como creen todos los brutos de este mundo, será que «Nada» y Laforet no pueden ser conocidas por nadie, y menos por u pendejo de diecinueve años. ¡País de mierda!

  21. Omar Says:

    Con la guita del premio podemos hacer una olla popular y cocinar a Di Nucci, en una especie de guiso tímido o puchero valiente. Elijan.
    Colaboremos con la reducción de los índices de miseria.

  22. Anticamarilla de Puán Says:

    Di Nucci hizo un vulgar afano, y apela a desesperadas y burdas frases pseudo intelectuales para justificar su vergonzosa copia (40 páginas de una novela, y que además componen la resolución de la trama). Por supuesto, como es de la bandita de Puán/12 (ese engendro virtual que fusiona a la progresía del diario de Kirchner con la bendita carrera de Letras), nuestros queridos intelectuales «inteligentes» lo defienden como una especie de mezcla de Robin Hood y Andy Warhol. Ah, averigüen si los bolivianos efectivamente recibieron la plata…
    Ah, también es increíble la lectura paranoica de quienes piensan que revocaron el premio porque Di Nucci tiró frases con sabor a izquierda que a esta altura no escandalizan a nadie. A lo mejor al otro plagiador de un concurso de La Nación, que «homenajeó» a Papini copiándole un cuento entero, le revocaron el premio porque a los 14 años militó en Franja Morada.

  23. santiago Says:

    «Nada» tuvo su buena fama a fines de los 50′ y en los 60′. Incluso la película «Graciela» de Torre Nilsson está basada en la novela.

  24. alucinita Says:

    Estaba de vacaciones cuando el bolivian gate estalló. Yo había leído Bolivia Construcciones y me pareció fresca, diferente, como cortada al bies entre tanto canon y herederos de otras voces (los mayores de la literatura argentina, esos que a fuerza de talleres literarios promovieron clonaciones estructurales de cuentos y novelas). Meses más tarde, en una fiesta, Di Nucci le dijo a mi pareja algo así como «qué mal pude haberle hecho a Nada? Lo que yo quería, la plata para los bolivianos, se entregó». Meses más tarde, mi pareja y yo llevamos esto a una discusión mientras comíamos en un restó precioso. El defendía enteramente la postura de Di Nucci y yo repartía a piacere. Dije entonces: Di Nucci se colgó de las tetas de Laforet pero el escándalo mayor es que Chitarroni, contratapista encandilado de Bolivia Const., y miembro del jurado no descubre similitudes. Tampoco ninguno de los otros honorables que lo integran. Hablemos de eso, entonces: ¿un jurado de literatura que no reconoce párrafos de una novela excesivamente conocida para los escritores, al menos, ya que no para secundarios (no me consta su enseñanza)? Por segunda vez, un desconocido le dice a La Nación ojo, están premiando un copy paste. Hablemos de eso. Pero también de Di Nucci. Soy periodista, he escrito libros por encargo (no de ficción) y siempre sentí que lo único que tengo para cambiar por plata son unas pocas ideas que puedo trasmitir con palabras. ¿Patrimonio como mi tres ambientes o suelta de ideas al viento para que se las recojan por ahí? Quién lo sabe. Ahora tengo ganas de leer Nada, esa novela que seguramente me hará acordar a Bolivia Construcciones.

  25. Federico Says:

    Los jurados no pudieron tener presente a «Nada», porque «nada» leen. Por ejemplo, de las 557 obras presentadas al Premio Planeta Casa de América 2008, sólo están habilitados para leer diez informes duplicados correspondientes a las diez novelas finalistas, que se sospecha pertenecen a autores que ya escriben para Planeta. Pero de todas maneras los concursos sirven, se premien buenos libros o malos libros, estén o no arreglados sus resultados, se plagie o no se plagie. Sirven porque confieren a los autores un optimismo irracional que impulsa al trabajo literario. Son un buen señuelo que obliga a escribir.

  26. guillermo Says:

    «Nada» es una de las novelas mas conocidas del siglo XX en Espana. Creo que si en Espana hacen una lista de las 20 novelas claves del siglo figuraria.

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