Bitácora de la hija de Neptuno (216)

por Flavia de la Fuente


4 de febrero
Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 22,7 grados. Temperatura del aire: 23 grados. Sol y nubes. Viento: S 27 km. Olas: 1,1 m. Marea subiendo. Tiempo de natación: 15′

5 de febrero
Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 21,4 grados. Temperatura del aire: 19 grados. Sol. Viento: SSE 20 km. Olas: 0,7 m. Marea subiendo. Tiempo de natación: 14′

6 de febrero
Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 22,1 grados. Temperatura del aire: 29 grados. Sol. Viento: O 13 km. Olas: 0,7 m. Marea subiendo. Tiempo de natación: 22′

Mañana difícil.
Demasiado calor.
Y repentino.
A la noche habíamos dormido con frazada.

GonenelCheroga.bis

*******

Hice Qigong en el jardín.
Ya puedo hacer rutinas largas de memoria.
Está bueno.
Un día de estos iré a la playa bien temprano.
Y haré Qigong mirando la salida del sol.
Pero siempre hace frío.
O hay un viento del demonio.
Este año veraneamos en un eterno otoño.

*******

Pero hoy fuimos a la playa en un día de verano.
Esos días que invitan a ir al mar.
Insoportables para la vida.
Pero perfectos para una natación marina.

*******

Yo me puse el traje de verano.
Pero no me lo subí.
Me lo dejé hasta la cintura.
Era inaguantable.
Pero había leído que el agua no estaba caliente.
Así que allí fui.
Con el torso descubierto,
bajo un sol estival demasiado fuerte.

*******

Llegamos a la playa.
El mar era un lago.
Mucha gente parada en el agua.
Jugando.
Sensación de alegría veraniega.
Al fin un día sin viento.
Los turistas contentos.
Nosotros también.

*******

Nos metimos a nadar al Sur del muelle.
La idea era nadar no más de 15′.
Porque Q tiene mucho trabajo.
Y después queda agotado.
Pero estaba tan lindo.
«Vamos hasta el Águila, nada más», acordamos.
Pero llegamos muy rápido.
Y era un pena salir del agua.
No hacía frío.
La corriente nos llevaba fácil.
Nadábamos sin esfuerzo rumbo al Norte.
«Bueno. Pero no más allá del Solmar.»
Yo me siento responsable por la salud de Q.
Porque él se entusiasma.
Y después…

*******

Mientras nadábamos,
yo notaba algo raro.
El mar que, cuando entramos, era liso como un lago,
se iba ondulando cada vez más.
No sabía qué pasaba.
Quizás se había largado una tormenta,
en algún lugar remoto.
Eso suele pasar.
Así que nadaba con un poco de desconfianza.
Q, en cambio, se adentraba despreocupadamente en la mar.
Yo, por mi parte, me iba acercando a la orilla.
El viento del Oeste siempre me da desconfianza.
Volver a la costa se puede complicar con viento fuerte del Oeste.
Y veía que había olas grandes.
Que antes no estaban.
No me daba cuenta de qué estaba pasando.
Pero algo estaba cambiando.

*******

Llegamos al Solmar y Q dijo que saliéramos.
Y así lo hicimos.
No tardamos nada en llegar a la costa.
Eso me resultó extraño.
Yo descubrí un nuevo método para salir,
y no golpearme con las olas.
Salgo nadando mirando a las olas,
Casi paralelo al mar,
así no me sorprenden.
Está muy bueno.
Porque antes salía barrenando,
para no golpearme con el torpedo,
pero este método es mucho mejor.
Más divertido,
y puedo nadar hasta el final.

*******

Cuando hice pie,
me di cuenta de que había cambiado el mundo.
El paraíso tropical había desaparecido.
Estábamos en un desierto,
con un viento del SE muy agresivo.
La temperatura debe haber bajado 10 grados.
Una locura.

*******

Es cierto cuando dicen que el mar puede ser traicionero.
Por eso siempre hay que estudiar todo bien antes de salir a nadar.
Las tablas de mareas.
El Windguru por los vientos.
Y todos los informes meteorológicos.
El Windguru nunca se equivoca.
Pero no la pega con el horario.
Anunciaba este cambio para las 15 hs.
Y ocurrió a las 12.30 hs.
Pero es bueno saberlo.
Porque yo sabía que nada malo podía pasar.
Un viento SE, con la marea creciente,
siempre te saca para la costa.
Me habría preocupado si anunciaba un viento Oeste.
Y de mucha intensidad.
Ahí se complica volver.
Y si hubiese estado la marea en bajante,
se puede convertir en un suplicio.
Ya nos pasó varias veces.

*******

Pero hoy fue divertido.
Salimos y nos morimos de risa por el cambio climático.
La gente se iba de la playa.
Una vez más, se había ido el verano.
Y a nosotros nos costaba caminar contra el viento.
Qué alegría.
No hay como las pequeñas aventuras marítimas.

*********

Y hablando de aventuras,
el otro día, anteayer, creo,
nadamos con Gonzalo Castro.
Ya es una especie de tradición.
Una vez por verano, Gon viene a dormir,
nadamos un ratito al día siguiente
y después de almorzar se va a Buenos Aires.

*******

Lo primero que nos dijo fue:
«Nada de locuras como pasar el muelle».
«Tiene razón», pensé.
Es inquietante cruzar el muelle.
Así que nos metimos al Norte del mismo.
Había olas grandes.
Y hacía frío.
Se me ocurrió que era mejor nadar sin torpedo.
Al menos yo.
Aunque no me parecía una buena idea que hiciera lo mismo Gon.
Pero el orgulloso joven, me imitó, instado por Quintín.
Y allí fuimos los tres, sin salvavidas.
Nadamos un poco juntos,
no muy lejos de la orilla.
Yo veía que Gon se me iba a alejando cada vez más,
se acercaba a la rompiente.
Cada tanto le preguntaba cómo iba.
Y me levantaba el pulgar.
De pronto, me dijo que quería salir.
Que estaba todo bien.
Bueno, pensé, sigo nadando tranquila.
Y así lo hice.

*******

Nadamos un poco más hasta que Q tuvo frío.
Yo me había puesto mi traje de invierno.
No sentía nada de nada.
Es como nadar con piel de foca.
Pero pocas cosas me inspiran más respeto que el frío en el agua.
Lo conozco bien.
Y puede ser peligroso.
O al menos, dejarte exhausto.
Así que salimos.

*******

De Gonzalo no había rastros.
Pero supuse que había ido a buscar la gorra,
para protegerse del sol,
porque era casi el mediodía.
Veníamos caminando contentos,
cuando finalmente apareció Gon con la gorra roja de Q.
«No saben lo que me pasó. Casi me ahogo en la orilla.»
No paraba de hablar de la excitación.
Al parecer, cuando nos despedimos en el mar,
él creía que hacía pie.
Pero, como suele ocurrir en estas playas,
no estaba en la orilla sino en un banco de arena.
Que luego de pasarlo, deviene en un mar más profundo.
Así que Gon se vio en la necesidad de volver a nadar.
Y se sentía cansado.
«Tuve que nadar por mi vida», dijo.
Se ve que se asusto nuestro pobre amigo.
Y extrañó al tranquilizante torpedo.

*******

Cuando llegamos a la playa,
Pablo, el guardavidas, nos retó.
Nos dijo que no había que nadar sin torpedo.
Al menos lleven uno.
Por las dudas.
Tiene razón.

*******

Y así terminó nuestra natación anual con Gon.
Después comimos frutas con té en casa.
Y de despedida, un lomito en el Cheroga.

*******

E l’italiano?
Oggi non ho tempo di scrivere sulle letture,
la scrittura, i podcasts, e molte altre cose.
Continuo a leggere «In oltre parole»,
e sono molto contenta.
Il mio mondo italiano è meraviglioso.
Quasi come la nuotata,
o il Qigong.
In realtà, non posso comparare.
È un’altra cosa,
un piacere diverso.

*******

Fino alla prossima, amici!

 

 

2 respuestas to “Bitácora de la hija de Neptuno (216)”

  1. gc Says:

    No, no, mis dichos fueron en broma, en ningún momento peligró mi vida! Sólo me costó un poco de trabajo volver, cuando creía que iba a salir caminando, y estaba cansado porque había tenido insomnio. La lección de siempre llevar el torpedo para la natación oceánica, sin embargo, la he aprendido.

  2. lalectoraprovisoria Says:

    Gracias Gon por la aclaración y, sobre todo, por la visita. A ver si en marzo volvés a intentar otro nado marítimo.

    Besos,

    F

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s


A %d blogueros les gusta esto: