por Flavia de la Fuente
25 de enero
Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 25 grados. Temperatura del aire: 25 grados. Sol. Viento: NNE 25 km. Olas: 0,6 m. Marea bajando. Tiempo de natación: 20′
Nadamos todos los días, creo.
No creo nada.
Estoy segura.
Pero me olvidé de tomar nota.
***
Es que la hija de Neptuno anda rara.
Hasta tuvo aversión por el frío.
Cuando el frío siempre había sido su amigo.
Y un gran amigo.
Cuanto más temblaba mejor.
Le gustaba pasar horas temblando.
Pero ahora no.
O al menos hasta ahora.
***
Hay que decir que en estos días está difícil para temblar.
Hace mucho calor.
Y, aunque se sacó finalmente el traje de neoprene,
ni siquiera así se siente frío.
Aunque si nadamos más de media hora,
siempre se tirita un poco.
****
Lo cierto es que un día no quise nadar.
Me quise dar un remojón,
que terminó en 10 minutos de nado suave.
Estaba cansada, sí, cansada.
La hija de Neptuno cansada y con miedo del frío.
****
Todo empezó porque la primera vez que me metí sin traje,
las mareas nos jugaron un mala pasada.
Yo, como siempre, las había chequeado.
El mar estaba subiendo.
Y había viento Norte.
Así que tranquilos, decidimos dar la vuelta al muelle,
y nadar hacia el Norte.
****
Nos metimos en el mangrullo de Toto, el gran guardavidas,
el primero al Sur del muelle,
y empezamos a nadar contra las olas.
Tardamos como 15 minutos en llegar al muelle.
Y no lo podíamos pasar.
Tuvimos que bracear 20 minutos más para llegar cerca del Aguila.
Digamos que esa travesía se hace en 15 minutos.
Normalmente.
Pero nadábamos contra la corriente.
Así que me morí de frío y quedamos exhaustos.
****
El mar siguió comportándose así.
No es algo tan raro,
si uno lo piensa bien.
Las mareas eran muy suaves,
o sea que había poca corriente.
Y el viento del Norte era tremendo.
No es tan misterioso, entonces, lo de la corriente al revés.
Así que, una vez que entendimos,
nadábamos al revés y listo.
De hecho, nos metíamos derecho
y nos fijábamos hacia dónde nos llevaba el mar.
Y siempre era al revés de lo que decía la tabla de mareas.
Esto duró como 4 días.
****
Hoy volvimos a nadar siguiendo la tabla.
El mar estaba tibio,
transparente,
las olas no nos molestaban.
Afuera hacía calor.
Nadamos apaciblemente 20 minutos,
Desde lo de Toto hasta el Edén.
Y volvimos caminando despacio,
porque ando medio lesionada en varios lugares.
****
Pero estuvo buenísimo.
No tuve frío.
Hubiese nadado mucho más.
La verdad es que no quería salir.
Pero es de vicio.
Ahora estoy cansada.
Apenas tengo fuerzas para escribir.
Y salimos porque el Osi hoy tiene un doble cierre.
Tiene que escribir la nota de fútbol y la de literatura de La Agenda.
Y eso es muy cansador.
Si no, hubiésemos seguido hasta el vivero, seguramente.
Tan lindo estaba el mar.
****
Ayer al atardecer también se bañó Solita,
nuestra Thoreau, así la bautizó el Osi,
porque se pasa el día entero en la espesura de nuestro jardín.
El mar a las 19 hs. era increíble.
Caliente, directamente.
Azul.
La bañé a Soli, porque eso de nadar no le gusta nada.
Y volvimos a casa.
Me puse a secarla con un toallón.
Y parece que le gustó,
porque tuve que seguir masajeándola durante diez minutos.
Paraba se secarla y me miraba implorándome que siguiera.
Como les dije, Solita pasa todo el día afuera.
Desde las 5 o 6 de la mañana.
Y entra para que la saquemos a pasear,
se ve que se dio cuenta de que le toca salir cuando baja el sol.
Está hermosa.
Pero muy rara.
No viene a casa ni a tomar agua.
O quizás lo haga y no la veo.
Espero que sea así.
****
Ahora me voy a descansar al jardín.
A pasar un rato con Soli,
y a tomar fresco,
mientras miro las flores de todos colores,
los colibríes azules y verdes y las mariposas anaranjadas.
****
Hasta la próxima.
La lectora provisoria 
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