Copa América (12)
por Quintín
Las columnas de Valdano suelen irritarme por su tendencia a meter la ideología hasta en la sopa. Pero hoy me encontré en El País con este pasaje: “… en la Copa América, donde asoman pocos talentos jóvenes y se impone una pesada sensación de decadencia y desinterés general. El fútbol sudamericano ha pasado a ocupar un lugar secundario, casi satelital con respecto a esa especie de imperialismo futbolístico europeo que lo compra todo y, si nos atenemos a los últimos Mundiales, también lo gana todo.” Si sacamos la referencia al imperialismo, que nada tiene que hacer aquí, es imposible coincidir con lo que dice: la decadencia se nota en la falta de público, en la calidad de los partidos, en el desgano de los jugadores y en la sensación, agravada por la burocracia del VAR, de que estamos viendo un espectáculo orientado a aburrir con su rigidez y previsibilidad más que a entretener.
Así y todo, hay que decir que hoy la imagen de la Copa subió un poco. No vi el partido entre Venezuela y Bolivia, pero me satisfizo que Venezuela se clasificara con comodidad confirmando que es la selección que más ha progresado, aunque fuera a costa de Bolivia, que ya está para jugar en una imaginaria Zona B, aun en el pobre contexto regional. Pero también me gustó ver a Brasil en su mejor partido, jugando un fútbol por lo menos decente.
Tité, como dijimos en una nota anterior, sabe sacar conclusiones de lo que ve y hoy se desprendió del lastre en el ataque: los sobrevalorados Richarlison y Neres. Aparecieron como titulares Gabriel Jesús y Everton. Jesús tiene pasta y potencial de crack, aunque le falta agarrar confianza definitivamente. Hoy demostró las dos cosas: jugadas en las que deja fuera de acción a los contrarios con facilidad pasmosa y una búsqueda permanente del arco contrario, pero también la indecisión frente al gol, hoy traducida en el penal que le atajó Gallese al final y le devolvió la sensación de fragilidad que muchas veces transmite en el City. Everton, a su vez, es movedizo, veloz y encarador, aunque me temo que su vistosidad es un poco engañosa. Pero hoy Brasil produjo dos grandes actuaciones. En primer lugar la de Arthur, que asumió la conducción del equipo, jugó todas las pelotas bien y dio el primer pase, profundo e incisivo, en cada ataque. La suya fue, a mi juicio, la mejor actuación individual del campeonato. Pero también jugó muy bien Firmino, quien en sus mejores noches deslumbra por su inteligencia y su sutileza. Y esta fue una. Lástima para Brasil que Philippe Coutinho no termine bien una sola jugada. De haberlo hecho, la goleada hubiera alcanzado cifras insólitas. Pero, claro, compensó Dani Alves, con un golazo y una serie de lujos que llevan a preguntarse de dónde salió un jugador semejante.
Enfrente estuvo Perú, que a los 12 perdía con una pelota parada y a los 19 con un blooper del arquero. Lo demás fue una tortura para ellos. Impotencia ofensiva, 21 faltas en defensa (7 a Arthur), una pesadilla que dejó la clasificación tambaleando. Si ganan Argentina o Qatar y Japón lo hace por más de un gol o por uno o a cero y no le amonestan jugadores, estará afuera. Tal vez el mayor mérito de Perú en el torneo sea haber recibido pocas tarjetas amarillas.
Argentina depende de sí misma. Qué miedo.
Foto: Flavia de la Fuente
junio 22, 2019 a las 8:41 pm
Yo también leí la columna de Valdano y coincido con Quintin. Cuando llegué a la palabra «imperialismo» me dieron ganas de no seguir leyendo: inapropiada, ostentosa, improcedente en el contexto de la nota. Un bodrio. Además, lo que dice es algo que sabemos todos desde hace años. No descubrió la polvora, precisamente.
En lo que a mi respecta, los Valdano, Cappa, Menotti, Goardiola, ya me cansaron con sus poses pesudo progresistas, creyendose los inventores del futbol, con esa permanente actitud de superados que estan más allá de los resultados.
junio 23, 2019 a las 1:54 am
Para que Perú quede afuera además Paraguay tiene que ganarle a Colombia.
(Perdón por el comentario odioso, siempre disfruto mucho tus columnas de fútbol).
junio 23, 2019 a las 10:27 am
¡Cierto! Gracias.
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