Contrabando literario

Publicada en Perfil el 27/7/14

por Quintín

El otro día, la directora de un importante sello independiente me decía que estamos en una época dorada de la edición en la Argentina, que florecen la publicación de nuevos autores, la reedición de los viejos y las traducciones como no se veía desde hace cincuenta años. No tengo forma de corroborar ese optimismo, pero es cierto que a medida en que se concentran el mercado editorial y el bolsillo de los lectores, en los márgenes aparecen todo el tiempo nuevas editoriales, se consolidan las ya existentes y se editan autores impensables hace algunos años. Finalmente, parece que alguien lee. O al menos compra libros. O algunos libros.

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Supongo que una buena proporción de quienes leen está conformado por profesionales o aspirantes a serlo: editores, escritores, periodistas, profesores, alumnos, participantes de talleres literarios… Tal vez ya no queden lectores puros, personas cuyo medio de vida no tiene nada que ver con las letras y ni siquiera sea deseable que la literatura sea consumida por gente ajena laboralmente a ella.

Sin embargo, me consta que las editoriales grandes y pequeñas hacen un gran esfuerzo por difundir sus productos entre los lectores y que el trabajo de publicidad de las editoriales está encaminado a engañarlos, a venderles libros mediante tretas (gacetillas, reseñas y entrevistas) que disimulan su contenido. Para no herir susceptibilidades, voy a tomar un ejemplo extranjero. Nórdica y Capitán Swing, dos editoriales españolas se han unido para producir el libro más bello de este siglo: el Atlas de islas remotas de la escritora y diseñadora gráfica alemana Judith Schalansky. «Bello» es una palabra resbaladiza, pero no hay duda de que el atlas, con sus textos en las páginas pares y sus mapas en las impares, con su refinamiento tipográfico y cartográfico, con su sobriedad vanidosa, es un perfecto coffe table book, uno de esos libros concebidos para hojear, admirar y dejar en la mesa después de un rato. Para complementar su excelencia como objeto, los editores nos aseguran en la contratapa que es «perfecto para el viajero romántico que hay en todos nosotros».

Sin embargo, el libro es irrelevante desde el punto de vista geográfico y contraproducente como guía de viajes. De hecho, Schalansky nos advierte que nunca estuvo en esas islas y nunca irá. Sus cincuenta territorios están lejos de las rutas turísticas, son pequeños (todos miden menos de 200 kilómetros cuadrados y alguno no llega al kilómetro), inhóspitos (muchos están deshabitados y ninguno tiene más de siete mil habitantes) y, sobre todo, siniestros. Desde la guerra de exterminio entre cangrejos rojos y hormigas amarillas en la isla de Navidad hasta la espantosa saga de asesinatos y violaciones en Pitcairn, pasando por la expulsión de los nativos en Diego García, la ejecución de los recién nacidos en Tikopia, la locura del déspota de Clipperton o el horror de la caza de ballenas en Decepcíón, Schalansky nos convence de que las islas sirven solo a dos propósitos: condensar la maldad cósmica y escribir. Cada uno de sus relatos, cada una de esas páginas novelescas, históricas, mitológicas o topográficas es de una potencia literaria notable y de un pesimismo demoledor. Pero el libro está camuflado como para que el público no se entere de que se trata de literatura.

Foto: Flavia de la Fuente

12 respuestas to “Contrabando literario”

  1. Yupi Says:

    Islas y escritores comparten algo malsano, un laboratorio donde no entra la vida, o entra deformada. No en vano los experimentos literarios más siniestros ocurren en una isla. Uno va en busca de paz y felicidad y encuentra horribles calamidades. Lo peor es la llegada de la noche. La oscuridad se puebla de ruidos (¿una alimaña? ¿un nativo?) y nadie sabe si volverá a ver la luz del día. Son el exacto reverso de lo bello, representado entre los humanos por Audrey Hepburn, a quien no podemos imaginar en una isla ni de paso. En una isla se mató Lugones. En una isla se escondió Rodolfo Walsh. Escribo este comment desde una isla.

  2. Montañés Says:

    Qué interesante suena la descripción de este libro. Me pregunto cuánto costará. Recuerdo que en una época, cuando me hartaba de la ciudad, bromeaba diciendo que me iría a vivir a la Isla Inaccesible. De ella me simpatizaba no solo el nombre sino principalmente su ubicación, ya que forma parte del archipiélago de Tristán de Acuña, un grupo de peñascos volcánicos con acantilados de 600 metros donde subsiste “el lugar habitado más remoto (es decir, más alejado de cualquier otro lugar habitado) de la Tierra”. Luego, cuando leí más datos sobre el lugar y percibí en su real medida la crudeza de toda esa desolación infinita y ese qué se yo asfixiante de su población escuálida, alcohólica y endogámica, me dije: mejor quedate donde estás. El mejor refugio sigue en algún punto entre el jardín de tu patio y la biblioteca. (Y la vinoteca.)

  3. raquel Says:

    Es muy bueno lo que hacen las editoriales independientes argentinas, no solo con autores de nuestra lengua sino las publicaciones de muchos autores extranjeros y sus buenas traducciones. No tolero las traducciones de editoriales españolas. No pertenezco al medio, soy productor agropecuario, pero soy un fervoroso lector de un pueblo del interior muy chico, de la provincia de Santa Fe, que cuenta con una excelente biblioteca de veinte mil libros.

  4. Santi Says:

    Raquel, solo por curiosidad: es una biblioteca popular o es una publica?

  5. Orlando Vincent Says:

    Muchos libros se venden como juguetes o golosinas, o como adornos para la mesita junto al sofá. Lo otro, lo de adentro, la literatura, es opcional, un parásito delicioso que viaja a lomos de ese otro márketing, más eficiente que el de las letras.

  6. Yupi Says:

    Nota de las 7:30. Pasé la noche en buen estado, aunque no sin sobresaltos. A las tres me desvelé con unos gritos desgarradores que parecían venir de la maleza, sin contar las hormigas amarillas de Schalansky que se me presentaron en sueños. Después golpearon la puerta varias veces. Pensé que eran las hormigas, pero era el señor de los botes, que venía a buscarme para una excursión por las rocas. No le entendí una palabra. Como ya pagué el viaje allá voy. Por si no vuelvo dejo constancia que lego mi colección de El Gráfico a Quintín, y el deplegable del Boca campeón del 71 a Santi. Ahora el señor de los botes me llama por gestos desde la orilla y junta las manos en una especie de saludo, aparentemente alegre.

  7. Santi Says:

    Gracias Yupi!

  8. Yupi Says:

    Error. Tendría que haber contestado que Boca no salió campeón en 1971. Por ese desliz se perdió como regalo adicional los botines de Rojitas (Riquelme antes de Riquelme), que conservo. Es raro que no haya cuentos de fútbol, especie deplorable si las hay, situados en una isla. Creo que el ubicuo Soriano tiene uno que ocurre en la Antártida, pero me da miedo comprobarlo.

  9. blognooficial Says:

    Los del Bounty llegaron a la isla Pitcairn, hay una trilogía llamada «El Botín del Bounty» basada en la historia de los que se rebelaron en el Bounty y fueron a Pitcairn.
    Se hicieron 3 películas con su historia, la última con Mel Gibson y Anthony Hopkins y producción de Dino de Laurentis!, están por ahí, busquen por

    El Botín del Bounty (o Bounty solamente).

    Pero su historia posterior, que todos los niños eran violados, es terrible.

  10. blognooficial Says:

    Hay otra isla muy interesante que creo que no está en el libro y es Sark, está en el Canal de la Mancha y pertenece al Reino Unido.
    Fue el último estado feudal de Europa, hasta hace muy poco, había un señor feudal y todo eso.
    Es muy interesante su historia también, además de parecer un lugar muy lindo.

    En Eterna Cadencia está el libro?

  11. blognooficial Says:

    Si quieren leer el primer libro de la Trilogía del Bounty, en inglés lo dejaron en el site del Proyecto Gutenberg Australia:

    http://gutenberg.net.au/ebooks08/0800401h.html

    El libro está en dominio público (creo) pero no encontré la traducción en castellano.

    Saludos y vamos a la isla!!! (siempre soñé en irme a vivir a Islandia, por ahora me resigno a estar en Florianópolis, que está pegada al continente pero no está nada mal!!)

    Saludos.

  12. editorialvilnius Says:

    Sobre que «el trabajo de publicidad de las editoriales está encaminado a engañar [a los lectores potenciales], a venderles libros mediante tretas (gacetillas, reseñas y entrevistas) que disimulan su contenido». No siempre es así -aunque es cierto que con mucha, demasiada frecuencia no parece existir un interés auténtico y tranquilo por lo que se escribe, tanto por parte de las editoriales como por parte de los lectores. Mucho ruido y movimiento en torno a algo que se ha perdido de vista. Los encuentros significativos y poderosos ocurren al margen de todo eso y por caminos imprevistos.

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