Intrascendencias (105)

Adler-Olsen

por Quintín

Soy un adicto a las novelas policiales, pero solo a las que tienen ciertas características, que son más bien simples. Después de todo, soy un lector simple. Voy a tratar de resumirlas de modo provisorio:

Enelpueblo53

1) El protagonista debe ser el detective. Policía, investigador privado, amateur, no importa. Lo que no quiero es que el protagonista sea el asesino.

2) El relato debe seguir al detective: el lector no debe saber más de lo que el detective sabe. Está permitido que sepa menos, como cuando el detective se guarda para sí mismo las conclusiones.

3) El detective debe serlo todo el tiempo. No me gusta que esté involucrado en el caso, que se transforme en sospechoso ni que el muerto sea el cuñado. Ni menos que el detective sea el asesino, aberración máxima del género.

4) El detective debe ser un buen personaje y alguien por el que uno sienta simpatía.

5) No debe haber mucha sangre, no me gusta una descripción detallada ni gore de los crímenes.

6) La novela debe ser parte de una serie con el mismo protagonista (pueden ser más de uno, una pareja, una brigada policial, etc.). El protagonista debe sobrevivir y ser candidato a convertirse en amigo permanente del lector.

Por eso, suelo leer novelas policiales de detectives en las que sé que hay más episodios disponibles. Esto no implica que todos los requisitos se cumplan, pero es un comienzo. Ayer me puse a leer al danés Jussi Adler-Olsen. Escandinavia es hoy la gran fuente mundial de policiales, pero nunca había leído a un danés. El libro se llama La mujer que arañaba las paredes y es el primer volumen de la serie «Departamento Q» (el nombre una buena razón para leerla) y su héroe es el inspector Carl Mørk de la policía de Copenhague. Mørk tiene un mal carácter del demonio, circunstancia agravada porque participó en un incidente en el que murió uno de sus compañeros y el otro quedó hecho casi una planta.

Como el jefe no lo soporta, lo pone a cargo de una brigada nueva, cuyo presupuesto —surgido de una ley— le permite ampliar los recursos de su destacamento pero sin dárselos a Mørk, que queda confinado a una oficina en el sótano, asignado a casos viejos sin resolver. Dejé a Mørk después de que casi estrangula a un médico que no quiso decirle cuál era el pronóstico para su compañero herido. Además, está negociando que por lo menos le asignen un coche y un ayudante. Esto ocurre en 2007. Pero, mientras tanto, la historia de Mørk se intercala con la desaparición en 2002 de Merett Lynggaard, una joven y prometedora política. Hay capítulos que siguen a Mørk en 2007 y otros a Lynggaard en 2002 (esto no me gusta mucho, puede llegar a violar alguno de los requisitos). Suponemos que el caso de Lynggaard será el primero que le asignen al Departamento Q.

No está mal, por ahora, sobre todo porque el cabrón de Mørk resulta bastante simpático.

Foto: Flavia de la Fuente

3 respuestas to “Intrascendencias (105)”

  1. Yupi Says:

    ¡O sea que el detective debe ser Philip Marlowe y el escritor Raymond Chandler! Ya que estás en tema, ¿no podrías dedicar una Intrascendencia al libro de cartas de Chandler? Ese libro es la felicidad misma.

  2. hugo abbati Says:

    Elizabeth George y su inspector Lynley cubre todos los requisitos. Sus libros son gordos, entretenidos y con una inteligencia narrativa por encima del promedio del género. El tipo es un aristócrata metido en una profesión de clase media y obrera (su compañera es una gordita del barrio). Son un montón de libros y conviene seguir el orden de publicación. Sobre ellos se ha hecho una serie en la BBC, que no he visto. A veces el tamaño importa, y en algunos libros puede ser un poco lenta, minuciosa, pero siempre hay calidad.

  3. fedet Says:

    Q, ¿Leíste «la muerte viaja en ascensor» de M.A. Bosco?

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