Apuntes subterráneos (4)

La vuelta a Benet

por Quintín

Es complicado hablar de literatura. Sobre todo cuando uno no entiende mucho y carece de la terminología adecuada para expresarse. Rápidamente, las discusiones se transforman en diálogos de sordos aun cuando los puntos de vista no sean totalmente divergentes.

Después de los apuntes de ayer, donde que sugerí que acaso la escritura de Sergio Bizzio fuera por momentos gratuita, pero en un sentido muy débil del término, alguien que firma Riquelme comentó:

La literatura es un acto un poco gratuito.

No me puedo llevar del todo mal con alguien que firma Riquelme, pero tampoco está claro lo que quiso decir y menos lo que quise decir yo. Creo que yo intentaba simplemente hablar de cierto exceso en la exhibición de destreza, como si el autor dijera: “voy a adornar las siguientes páginas con algunas anécdotas que salen de mi pluma inspirada” y nos regalara una serie de pequeñas historias (como cuando para presentar una película el director ilustra una situación colectiva mediante pantallazos de personajes diversos que están unidos por un tema común), historias que lo ayudan a llevar la narración hacia un cierre parcial algunas páginas más tarde. Riquelme, en cambio dice algo más general sobre la literatura, más filosófico, una idea sobre la que no tengo nada que decir, ni a favor ni en contra.

En el fondo, no sé si lo de Bizzio es gratuito o no, en primer lugar porque no está claro qué quiere decir “gratuito”, pero también porque no estoy seguro de que esas páginas sean nada más que un alarde. De un modo similar, Mulder, otro lector, dice que

La pirotecnia puede ser estimulante.

en respuesta a mi afirmación de que esas benditas páginas pueden ser como fuegos artificiales. Mulder cita como ejemplo de “pirotecnia buena” La perla del emperador de Guebel y Canto castrato de Aira. No leí Canto castrato pero sí el libro de Guebel y comprobé que, efectivamente, esa profusión de historias, esa alegría narrativa de la novela me ponía de buen humor. No me ocurrió lo mismo con las páginas de Bizzio, en parte porque eran ilustraciones más o menos sencillas y no creaciones divergentes pero sobre todo por una razón más inconfesable: que hay en Bizzio una permanente crueldad, un naturalismo insidioso que se disfraza de fantasía y que recorre sus novelas. Ese naturalismo me agobia, me angustia, me deprime. Y probablemente no sea culpa de Bizzio, aunque no estoy seguro. Lo mejor que leí de él son algunas efusiones sentimentales que aparecen en medio de sus argumentos de tono siniestro y les sirven de contraste. Bizzio es un narrador virtuoso e imaginativo y un tipo agradable, pero leerlo me irrita.

Claro que hay quienes sostienen lo contrario, como el lector Jacc, quien afirma que

Rabia es una de las mejores novelas argentinas de la década

un juicio convalidado, según él, por la autoridad de Aira y la de Fogwill. No tengo nada contra las opiniones elogiosas sobre Rabia, ni aun con las ditirámbicas. Pero el de Jacc me parece un elogio un poco mezquino. No quiere decir mucho que un libro sea la mejor novela argentina de la década. ¿Cuantas muy buenas novelas argentinas puede haber en esta década? ¿Diez? ¿Seguro?

Si a mí me pusieran a elegir las diez mejores novelas argentinas de la década, pondría diez de Aira, porque para mí Aira está muy lejos del resto de los escritores argentinos, que medidos con él resultan un poco japoneses. Pero no quiero imponer mis opiniones.

Decía ayer que me puse a leer de nuevo a Benet. El asunto tiene una pequeña historia. Hace unos meses, antes del Mundial inicié aquí otra de mis series interrumpidas, que se llamaba Sopa de letras. Allí me propuse leer todo Benet, todo Faulkner y, fanfarroneando un poco, todo Baroja. Pero un lector me auguró que no iba a lograrlo, que jamás llegaría a leer a Benet. Es curioso, porque no logro encontrar ese comentario pero estoy seguro de que existió, porque me dio mucha bronca y me lo tomé como un desafío. Pero empecé a cumplir ese propósito recién la semana pasada.

Me tocaba la segunda novela de Benet, Una meditación (1969). El libro tiene una peculiaridad: no tiene puntos aparte. Es un texto continuo como, entre otros, algunos libros de Bernhard. Pero este tiene (en la fea edición de RBA de 1993, de tapa dura) trescientas páginas abigarradas que nos devuelven al imaginario territorio de Región, de cuya historia y geografía (incluso de su geología) Benet se había ocupado en su primera novela.

Un paréntesis. La última vez que vi a Daniel Guebel (creo que fue en un asado en su casa) me sorprendió con una afirmación curiosa: dijo que a esta altura, él leía los libros “sólo para ver cómo estaban hechos”. Es decir, desde una perspectiva profesional, entomológica  o, si se quiere, como los chicos que quieren saber qué tienen adentro los juguetes. Claro, decir que uno lee a Joyce o a Proust o a Faulkner desde esa perspectiva es raro. Seguro que no leemos a Benet para ver cómo está hecho. Ni siquiera Guebel, aunque no creo que Guebel, ni Bizzio ni Aira lean a Benet. Es otro mundo literario.

Justamente, es un mundo. La construcción de un mundo. Un lugar (Región, territorio perdido, bastante aislado, lejos de las grandes ciudades, tal vez entre Aragón y Extremadura), un período (entre 1930 y 1950), una Historia (la de la guerra civil, sus preliminares, sus consecuencias) y varias historias menores (la de personajes que no sé si se repiten de un libro a otro).

Así que empecé a leer Una meditación:

De entre todas las quintas de la vega del Torce, al norte de Región, la de mi abuelo, con ser de la más modestas, era una de las mejor emplazadas. Apenas tenía otra tierra de labor que una huerta de dos hectáreas, lindante con los viveros del río, definida por una cerca de piedra a hueso por donde paseábamos de niños, como si se tratara de un camino de ronda, atentos a la pesca de ranas y la caza de sabandijas.

Después de algunas páginas me encontré totalmente perdido. Estaba leyendo la descripción de una zona de quintas en un castellano seco, algo solemne, de otra época, extraño y no podía hacer pie. Me encontré preguntándome qué era aquello, si no una cosa aburridísima, recargada de imágenes y metáforas, condenada a desaparecer en pocos años más, una prueba de que tenía razón aquel lector que descalificó brutalmente a Benet como completamente pasado de moda y, para colmo de vergüenza, solo leído actualmente en la Argentina (y vaya uno a saber por quién). Mientras el narrador se empeñaba en describir parsimoniosamente su finca, a sus parientes y a sus vecinos, yo me iba hundiendo en la sospecha.

Pero de pronto, empecé a arrancar. Primero fue una frase certera para hablar de uno de los personajes:

Con todo y con eso (y por ello, pienso, se singularizaba respecto a todos los de su especie) no era el viejo sentencioso —tan generalizado en el país por el teatro de ideas y la novela de costumbres— …

en la que Benet se desmarca de la literatura española de su época (y de todo el siglo XX). (De paso, compré en Madrid un libro reciente que reúne el teatro completo de Benet, una parte de su obra que desconocía). Pero la verdadera explosión de la lectura sucedió unas páginas más tarde cuando, de pronto, las imágenes de Región comenzaron a emerger y me encontré transportado, acompañando al narrador en sus juegos infantiles, viendo desfilar a sus parientes y a la familia Ruan —los vecinos más ricos—  como si leyera un libro de memorias proustiano aunque totalmente inventado, creado desde la nada.

Y luego, en medio del tiempo detenido de la infancia del narrador, en ese libro sin puntos apartes, me encontré con que en medio de una línea tranquila de la página 33, la Historia se pone en movimiento bruscamente y sin previo aviso:

“tras haber degustado los frutos de la educación y la compostura, ha sabido restituir aquellas pasiones a su lugar preeminente, aun a sabiendas de lo poco que cabe esperar de ellas. [PUM] El estallido de la guerra civil nos sorprendió celebrando un cumpleaños bajo la glicina. (el [PUM] es mío)

A partir de allí, la guerra interactuará con la vida familiar y asistiremos a una transformación enorme de ese entorno burgués y provinciano narrado con idas y vueltas en el tiempo y al paulatino desvelamiento de las personalidades en apariencia opacas que aparecían en esos tranquilos jardines donde se jugaba al croquet y se planeaban matrimonios. Hoy llegué a la página 50 y estoy en medio de lo que serían “las largas vacaciones del 36” (una película que nunca vi) pero ya se anticipan sucesos espectaculares a los que accederemos con el asordinado tratamiento que les dará Benet. De paso, en ese sentido, en cuanto al tono alejado de toda estridencia, Benet es el anti Bizzio.

Me gustaría quedarme a vivir en Región un par de años. Después podemos discutir incluso las novelas argentinas de la década.

Algo más. Hojeando una colección de artículos y ensayos de Benet que se llama Infidelidad del regreso, me encontré con uno dedicado a Carlos Barral, el editor de Una confesión. Allí descubrí por casualidad que Benet escribió el libro de corrido en un rollo que, por la descripción que hace, era de un material que no permitía volver atrás fácilmente. Tanto que Barral le encargó a un carpintero la construcción de un artefacto para hacer más manuable la lectura. No sé por qué a Benet se le dio por imitar a Kerouac (seguramente no fue esa la idea). Un misterio que le da a la novela un cariz suplementario.

Foto: Flavia de la Fuente

26 respuestas to “Apuntes subterráneos (4)”

  1. Mishíguene kop Says:

    Parafraseando a Riquelme: La vida es un acto un poco gratuito. Por lo menos el aire todavía no lo cobran.

  2. Mishíguene kop Says:

    La literatura como deporte.

  3. Samurai Jack Says:

    Y de la partida del Burrito Ortega no vas a hablar?

  4. lalectoraprovisoria Says:

    Este no es un post de fútbol y no me amargues el día. Cualquier continuación de este diálogo será mandado a Spam.

    Q

  5. Riquelme Says:

    Bueno, yo dije gratuito pensando, quizás, en algo que le escuché a Spineta hace poco mientras hablaba de Muchacha ojos de papel. Decía que la había escrito en una época en la que creía que con las canciones iba a camibar al mundo, y que después se dio cuenta de que el artista es apenas decorativo. El crimen no paga. Hay, creo, en la literatura, en el arte en general, esa inutilidad que a mi entender lo hace gratuito.
    Kafka, en sus diarios, el 2 de agosto del 14: Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Tarde, escuela de natación.
    Entiendo lo que quisiste decir y, creo, no tiene nada que ver con lo que respondí.

  6. jacc Says:

    Q, es verdad lo que decís, mi comentario sobre Rabia es un poco mezquino, pero la mezquindad respondió a la brevedad del comentario mismo. Tendría que haber dado razones que justifiquen mi parecer y no lo hice, ok. Lo que hice, también para resumir, fue acudir a la autoridad de Fogwill y de Aira. Lo reconozco. Pero igual creo eso a full, y también creo que la literatura de Bizzio te ¨pega¨. Mal, bien, pero te pega. Tu comentario me parece un elogio encubierto por donde lo mire. Irritación, sensación de gratuidad, molestia, angustia, todas cosas que provoca siempre la buena literatura, creo yo. Mérito de Bizzio como escritor y mérito tuyo como lector.

    Saludos,
    Jaco C.

  7. h Says:

    Creo que lo que te dijo Guebel está bien: la literatura tiene que arriesgar. Las historias están reservadas para el cine y para Lost. Escribir es gratuito. Imprimir es barato. Si no se la juegan los escritores, no se la juega nadie.

  8. lalectoraprovisoria Says:

    H. ¿Vos querés decir que los escritores no deben leer? ¿Eso sería jugársela?

    Q

  9. Mulder Says:

    La perla del emperador es como las películas de Ruíz, y me parece que está detrás de las Historias extraordinarias de Llinás, muy borgeana pero muy guebeliana también. Ese fuego de artificio puede ser muy agradable, como en este caso, pero no es el ser de la literatura, si semejante cosa existe. No parece que Benet – por lo que cita Quintín – proponga un juego así, y no sé si conviene pegarse a él (al juego) porque el riesgo es evidente: literatura de entretenimiento para gente culta y cínica, como dice más o menos Pola según un mensaje nuevo puesto en un viejo post. Canto castrato está buenísima. Yupi, Quintín: la reeditó Debolsillo hace unos meses. ¡A por ella!

  10. h Says:

    Leer y escribir son parientes lejanos. A nadie le importa leer. Leer nunca nunca fue importante para nuestra cultura (creo que esto lo dijo Aira). Todo el mundo cree que tiene algo para decir y lamentablemente es falso proque nos pasamos la vida aprendiendo y obedeciendo.

  11. Horacio Says:

    “Muchos se jactan de los libros que han escrito, a mí me enorgullecen los que he leído”. – J. Luis Borges.

  12. Yupi Says:

    Me parece que Bizzio tiene facilidad de superdotado, de ahí quizá los desniveles. Rabia es una gran novela. Dejo una conferencia de Aira que vi recién sobre la Amalia de Mármol a propósito del nacimiento de las literaturas nacionales. Está bastante cortada, pero igual se entiende el desarrollo. El final no tiene desperdicio.
    http://www.youtube.com/watch?v=rU_ljW5woLc

  13. Mulder Says:

    Lo haya dicho Aira, Borges o Bochini, eso de que leer nunca fue importante en nuestra cultura es una boutade sin ningín brillo. Extraordinario el video linkeado por Yupi.

  14. Pustulio Says:

    Un comentario original, por llamarlo de alguna forma, sobre Benet:

    http://lector-malherido.blogspot.com/2011/01/comentario-detesto-otono-en-madrid.html

  15. h Says:

    Decir «boutade» es lo que no tiene ningún brillo

  16. h Says:

    Las literaturas de segundo y tercer grado permiten una especie preservación de la especie. Aira no, él es una prueba de fe que sirve para generar un orden interno. Como pasa con las iglesias si habláramos de religión. El resto, tratando de ser amplio, es como un show de Los Auténticos Decadentes. Un poquito de pop que sostenga y justifique el hilo musical. Así no se contruye literatura sinoi mercado.

  17. Mishíguene kop Says:

    Pustulio, está bueno eso de traducir escritores españoles al castellano. Habría que avisarle a los de Google que existe más de un castellano.

  18. Mishíguene kop Says:

    Hice la prueba de meter el texto del lector-malherido en el Traductor de Google: español-español no modifica, español-inglés, se degenera un poco, inglés-castellano: mama mía. Evidentemente la lengua es un artificio un poco gratuito.

  19. Martin H Says:

    h A mi me importa leer No entiendo a que te referis con esa frase Feliz cumple Q La torta de chocolinas en Palermo Jolibud se llamaria Tarta negra con lluvia de manjar

  20. Squalido Says:

    De Benet solo he leído todos los volúmenes de Herrumbrosas lanzas. Entiendo que es una literatura que gusta muy poco, pero para nada estoy de acuerdo con muchas de las críticas que he leído sobre sus libros. Por ejemplo, en el comentario que puede encontrarse tras el enlace expuesto por Pustulio observamos el disgusto que siente un lector hacia el estilo de Benet. Pero todas sus críticas en ese comentario las realiza siempre desde el punto de vista de una supuesta eficiencia narrativa, según la cual la prosa de este autor es poco razonable. Pero si algo he valorado siempre de la literatura ha sido la multiplicidad de estilos. Para libros que estén escritos con una prosa de un estilo idéntico, muy eficiente por cierto, están los best seller, pero todos aquí sabemos que muy pocas veces vale la pena leerlos.

    Con Benet lo que hace falta es paciencia, pues su literatura va mucho más allá de lo que su estilo por sí solo demuestra. Para decir esto me baso solo en la novela que he leído. En ella nos situamos en Región durante la guerra civil española, y a lo largo de sus páginas vamos descubriendo todo lo que le sucede a un grupo de personajes de este lugar durante este suceso. Y creánme que hay mucho de interesante en esa historia, y que el estilo no hace sino que volverla mucho más intensa. En ese libro se nota mucho la influencia que tuvieron tanto Faulkner como Proust en este autor. De hecho hay muchos fragmentos que parecen proceder del estilo de Proust, pero exagerado y llevado hasta los límites.

    Algo que me gustó mucho también de Herrumbrosas lanzas es la pasión que demuestra Benet en él por la estrategia militar. Y debo confesar que que ésa es una pasión que comparto con él, pero de la que normalmente me avergüenzo por considerar la guerra algo horrible y despreciable. Pero en este libro, vertida de manera inteligente a lo largo de sus numerosa páginas, pude disfrutarla enormemente.

    También valoro de Benet, según lo poco que he leído de él, que apreciara la espotaneidad a la hora de escribir. No es extraño, como no los hace ver el comentario negativo del blog que nombré hace algunas líneas atrás, encontrar errores en su literatura. ¿Pero qué impotancia tiene eso en un autor que confiaba en la improvisación? Además él opinaba que prefería la genialidad de unos pocos fragmentos a la armonía general que gusta tanto a los escritores más academicistas y poco originales.

  21. chino Says:

    Quintin, a leer Alan Pauls. No sé si está entre los mejores de la década. Esa es otra discusión. Es un buen escritor. Ademas, a Matilde Sanchez. No escriben diez ni quince novelas por año. La cantidad no hace la calidad. Juan Rulfo (lo leíste?) escribió dos grandes novelas. Con eso alcanzó. Saludos.

  22. lalectoraprovisoria Says:

    Chino. Si te gusta Alan Pauls, leélo, nadie te lo prohíbe. A mí me resulta correcto y me deja indiferente. No tengo ganas de seguir leyéndolo. Sus ensayos, por otra parte, me interesan más que su ficción. A Sánchez no la leí, no me cae simpática pero la gente la recomienda. Tampoco veo donde dije que escribir muchas novelas sea una señal de calidad. Por otra parte, nadie escribe quince novelas por año. A Rulfo lo leyó todo el mundo. Hasta para chicanear conviene tener algo de refinamiento. Dicho de otro modo, andá a cagar.

    Q

  23. Janfiloso Says:

    Murió Maria Elena Walsh. Gran mujer.

  24. estrella Says:

    Ayer empecé El Escritor Comido y ya no lo pude dejar.
    Una página y otra, y otra y cuando te avivás, ya estás por terminar el libro. Lo cerrás un rato, como para que los ojos descansen, y no tenés idea en qué mundo estás. Mirás alrededor con extrañeza, y volvés a zambullirte, otra vez.

  25. lalectoraprovisoria Says:

    Voy a dejar Aiwa y hacer un intento con El escritor..

    Q

  26. Mulder Says:

    Rulfo no escribió dos novelas.

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