Breve historia de la filosofía 7

por Tomás Abraham

Todos conocen el best seller mundial El mundo de Sofía. Es la historia de una niña que recibe semanalmente en la casilla de correo de su casa un sobre misterioso con un capítulo de la historia de la filosofía. En una estructura de cuento se inscribe una historia no muy diferente de la que podemos leer en los manuales de divulgación. Quisiera en pocas palabras contarles El mundo de Tomás.

La pregunta es la siguiente: ¿qué sucede para que un joven de quince años que recorta imágenes de revistas deportivas y de historietas, que colecciona figuritas de fútbol, y que sólo ha leído Las aventuras de Tom Sawyer, Bomba, el niño de la Selva, El príncipe Valiente y La Princesa Dorada, un día quede estupefacto con un diálogo de Platón?

Tomás iba a la secundaria. Con mucho sacrificio llegó a ser un buen alumno. Una tartamudez crónica lo hacía fracasar en el oral que debía remontar en los escritos. Un padre sumamente severo y obsesivo controlaba su conducta. La madre estaba dedicada al cuidado del hermano menor y a su propia soledad.

Desde sus once años, dos veces por semana, un profesor de inglés iba a la casa a darle lecciones particulares. Era un señor culto. Hablaba de gente importante que había escrito libros. En la casa se hablaba de él con respeto. Se había encariñado con Tomás. Una vez que el idioma dejó de ser un escollo insalvable, llevaba para la lección libros en inglés que leían juntos. George Bernard Shaw, Somerset Maugham, T. S. Eliot, una lectura amable, sin sanciones, historias interesantes compartidas durante una hora. Practicaban el uso de la lengua y lo iniciaba en aquel mundo misterioso de la cultura.

 

corapiedras.jpg

 

Para un cumpleaños alguien le regaló el libro Historia de la filosofía de Will Durant, un libro grande de tapas duras y rojas, con grabados en su interior. El primero de ellos mostraba a Sócrates en la famosa ilustración en la que en una celda está sentado sobre una tarima rodeado de discípulos que le ruegan no se sabe qué –luego supo que le pedían que se fugara– ante su inminente muerte. Lo cubre una toga plegada en el hombro, calza sandalias, es un hombre duro, barbudo, semicalvo, que levanta una mano como si subrayara con el gesto unas palabras, mientras en la otra sostiene la copa de cicuta. Los jóvenes están desconsolados, hay uno que le da la espalda para que no lo vea llorar.

Bajo la ilustración decía: la muerte de un mártir del pensamiento.

Tomás quedó anonadado. No entendía la conjunción de aquellas dos palabras. La palabra mártir por supuesto que le era conocida. Era un adolescente común en ese sentido. Sabía –como Job en el Antiguo Pensamiento–, como Jesús en la cruz, que Dios lo había abandonado. Sabía de la tristeza de un cielo vacío. Respecto del pensamiento, no tenía idea, es decir no pensaba nada, ya que pensar era como respirar, una actividad personal de supervivencia y recogimiento. Pensaba cuando no hablaba, y como prácticamente nunca hablaba por sus dificultades motoras, pensaba todo el tiempo.

Pero no se había enterado de algo llamado “el pensamiento”.

Un hombre muere, debe suicidarse, por tener pensamientos. Leyó algunas páginas del maravilloso libro de Durant. Sócrates había decidido morirse por amor, otro más, se dijo Tomás, pero no era un hombre de fe, sino de pensamiento. No miraba hacia la parte superior del horizonte unos cuarenta y cinco grados como lo hacen los santos, sino a sus discípulos. No llamaba al Señor y le decía Padre, sino que invocaba las leyes de la ciudad, y discutía con la autoridad que las aplicaba.

Ponía en tela de juicio la legitimidad del poder que lo condenaba, no estaba triste sino enojado, raramente enojado. Peleaba, pero no como el príncipe Valiente, no con la espada y un caballo hermoso, sino con la palabra.

Pelear con la palabra era lo que Tomás conocía bien, pero esta pelea socrática no se decidía al interior de su boca, sino que se dirigía ante quienes pretendían cerrársela. La dirección de la lucha cambiaba de dirección, salía de la caverna bucal y se dirigía hacia afuera, al mundo en el que vivían los seres de palabra terminante y decisiva.

Creyó ver en esa historia recién descubierta algo que podía ser importante, un mundo nuevo, un espejo que debía atravesar. Fue por ese motivo que le pidió al profesor de inglés que le recomendara un primer diálogo de Platón.

Foto: Cora Burgin (Serie Buenos Aires)

20 respuestas to “Breve historia de la filosofía 7”

  1. alita Says:

    (este cuentito me encantó … y me emocionó)

  2. janfiloso Says:

    Cuando moría Socrates, nacía Demóstenes también en Atenas; famoso por su retórica y por su tartamudez, que superó, dicen, practicando oratoria con piedras en la boca.

  3. Pía Says:

    Y ese primer diálogo…¿habrá sido el Fedro?

  4. juan Says:

    Conmovedor…

  5. Adoquín Says:

    La Boca está llena de piedras juanfiloso. De allí el refrán: «El griego por la piedra muere» de Julio Boca. No sé qué más puedo agregar. Está todo dicho. En cuanto a Pía, atención: Fedro no tuvo nada que ver, es más, se quedó helado.

  6. alita Says:

    seguro que fue el banquete…

  7. tomás abraham Says:

    ése es freddo.

  8. alita Says:

    Tomás, porque en lugar de aclarar nombres de heladerías no venís a «traer un poco de luz» al capítulo 4?

  9. Pablo E. Chacón Says:

    el freddo de belgrano

  10. El Capitan Says:

    Tomas leyendo tu historia de la Filosofia 7, recorde haberte escuchado una vez un texto tuyo sobre tu problema de tartamudez, fue en el Palais de Glace para un comienzo de charlas que hacias con el seminario. Recuerdo que fue un texto maravilloso y no pare de disfrutarlo, estaria bueno si lo tenes y lo rescatas aca en la lectora….

  11. verdolaga desteñido Says:

    Había una vez un metalero que viajando después de unrecital de pappo se puso a leer una revista de rock.En sus páginas encontró un articulo de un tipo que se hacia llamar Ithacar Jali,en donde hablaba de untal Heraclito,de los griegos y de Nietzsche.El tipo lo reconozco era medio facho pero eso me llevó a buscar esos textos.Entonces cometí el peor error de mi vida me inscribí en una carrera de Psicologia y Filosofia,sobretodo para impresionar a una novia bella que no me creía.Tarde comprendí que la formación era cristiano tomista.Me llevo años desentumecerme de semejante dislate.Anotaba en el pizarron frses del otro rumano :Cioran ,como:todo Dios es sospechoso pero mi profesor borraba para atosigarme con Santo Tomas(te amo Bataille).Me enamoraba de todas mis compañeras y fueron pasando los años hasta que eureka leo «la logica del Sentido»,ahi empieza el cambio de apoco conozco a Vauvenargues,La Bruyere,y en una clase endonde se pasaba revista banal a mis idolos de la ilustración,hablo a favor de Voltaire y de Spinoza.Reconocen horrorizados mi ateismo y me voy del curso cuando una profesora me trata para mi orgullo de :subversivo.Y l lego el examen de contemporanea.un desastre estaba haciendo agua por todos lados hasta que aparece el apellido:Nietzsche.Me agrando y empiezo a explayarme;pero empiezo a notar en el rostro de la profesora un color morado,de disgusto:había descubierto mí pasión por el gran solitario.Empezó a endilgarle todos los males de la cultura contemporanea, dice que era un relativista me tira casi por la cara la nota casi por conmiseración.Pero no saben cuando me fuí como me cagaba de risa recordando esa cara.Es obvio Nietzsche queria elevar el poder de lo falso por que sabía que los mentirosos que se aferran con uñas y dientes a las cátedras,que tienen «el culo de plomo» son ellos que vegetan sirviendote un pastiche previamente deglutido y porque saben que es inasimilable.Ahora solo consumo psicoanalisis y toda la filosofia.Porque si tengo un pedo en la cabeza porque no me lo tiro:me lo estoy tirando.En el curso de presentación dije sin querer una frase que terminaba con la palabra pedo y me ligue un reto.Y me vengo a enterar de un filosofo que divinizo el culo:Deleuze.

  12. tomás abraham Says:

    el texto sobre la tartamudez, » tartamudez y zurdera» está en mi libro Pensamiento Rápido, ed. Sudamericana.2002

  13. estrella Says:

    Tomás, ¿y el texto sobre el arte? Lo leí en alguna revista… ¿El Amante? Me parece que no. ¿La mujer de mi vida?

  14. tomás abraham Says:

    qué arte?

  15. liv Says:

    El gusto ananá del Freddo de Belgrano es el mejor ananá de toda la cadena, y no importa si lo hacen todo junto, el local apuntando al noreste y determinado cruce de vientos que se da en esa esquina lo logran.

  16. estrella Says:

    Tomás, te copio mi comentario en el post de Sai:

    Rescato esto del comentario de Félix:

    “… pero no veo por qué el simple hecho de contar de algún modo lo que sucede alrededor tenga necesariamente un valor artístico…”, para preguntarles a Pablo, Leonardo, Tomás, Quintín, Pompei o el que quiera, qué es lo que define él arte.

    Sé que hay muchas opiniones. Alguna vez leí algo muy interesante al respecto que había escrito Abraham, ya no me acuerdo dónde ni cuándo; como tampoco me acuerdo dónde lo guardé. Lo busco en los cajones y carpetas de mi escritorio real y en el virtual, pero no lo encuentro.

    Sempre me llama la atención cómo se usa el término “artista”.
    Y no cualquiera, vamos… ni el artesano, ni cualquier cantente, ni todo aquel que agarre un pincel, ni el que escriba poesías o baile la tarantela.

  17. Pablo E. Chacón Says:

    gracias, liv, por la data

  18. Medusa Says:

    Muy emocionante el texto de T Abraham.

  19. Ella Says:

    Es una belleza de texto y de historia. La imagen de la lucha con las palabras atravesando la «caverna bucal» para habitar el lugar del pensamiento apenas descubierto es magnífica.

  20. Martin Rea Says:

    Verdolaga, yo conocí a Ithacar Jali. No era medio facho, era facho completo. casi una leyenda urbana, la quinta donde vivía se llamaba Pennemundee, la base de las bombas V8 nazis. Su teoria sobre la desparación de las ballenas era muy divertida por lo chocante.

Deja un comentario