Breve historia de la filosofía 5

por Tomás Abraham

Hace ya décadas que los historiadores de la filosofía disiparon el anatema que pesaba sobre los sofistas. La leyenda edificante de los orígenes de la filosofía se sostenía en un par de prejuicios. Uno era que el logos griego irrumpía en el mundo arcaico como el verbo divino: separaba las tinieblas. La oscuridad despejada esta vez fue la del mito. Esta versión vulgar de la Ilustración hacía de la filosofía la luz racional de occidente y de los mitos la superstición que infantilizaba al pueblo.

Otro prejuicio se basaba en el relato de un ágora –la plaza pública– ocupada por sectas de demagogos, de docentes de la mentira, que lucraban con el engaño: los sofistas. A pesar de los trabajos académicos y de los textos de variadas disciplinas como la historia, la antropología política de la Grecia antigua y la filología, el peso de la palabra sofista ha quedado en el idioma como sinónimo de falsificación.

 

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En realidad, los sofistas fueron los protagonistas de una revolución cultural que ha dejado una huella viva en la civilización. Nos sorprende hoy, y todavía lo hará mañana, la originalidad de su quehacer. No digo de su doctrina ya que no pensaban lo mismo y se distinguían por sus concepciones del mundo. Sin embargo estas posturas acerca de la naturaleza humana y de sus relaciones con las convenciones sociales, no fueron desarrolladas en doctrinas globales ni explicitadas en textos que nos haya legado la tradición.

Los sofistas enseñaban a razonar. Extraña tarea si se la piensa en abstracto pero quizás no tan exótica si analizamos el terreno. El arte de la argumentación exige el aprendizaje de una serie de disciplinas. La heurística, la dialéctica, la retórica, la elocuencia contribuyen a que el ciudadano ateniense se eduque para la función pública mediante el uso controlado y eficiente del habla. Razonamiento y verbalización son indisociables.

El razonamiento y la argumentación son los ejes de la elaboración del discurso. El logos –término de múltiples acepciones– es el hilo que nos permite entrar y salir de un laberinto. El discurso es un curso de la palabra que se hila con método, paciencia, orden y composición. Al mismo tiempo es un puente entre dos participantes reunidos por un interés común. La palabra y el silencio se alternan en el diálogo. Debe haber un trofeo a la vista de los interesados que sea codiciado por los participantes.

Nadie puede arrebatar el cetro con violencia. Es necesario desplegar las argumentaciones y urdir una red de proposiciones que defiendan una posición y desbaraten la argumentación contraria. La situación dialógica es polémica. No nos referimos a encuentros ideales, sino a los que se llevan a cabo en el ágora, en el mercado, en las asambleas, los juicios, en los debates que existen en una sociedad compuesta por pares en estado deliberativo.

Los sofistas provenientes de ciudades aledañas confluyen en Atenas y venden el arte de la argumentación. Gorgias proveniente del sur de Italia, fue discípulo de Parménides, y enseñaba los rudimentos de la retórica. Su origen remoto evoca las tensiones entre grupos sociales que dirimían con el uso de la palabra conflictos de sucesión. Este arte del “biendecir” se aplicaba en situaciones en las que el orador se enfrentaba a un gran público. Otras prácticas verbales se adaptaban mejor a la confrontación entre dos litigantes.

Se busca seducir, atraer, encantar, con-vencer con palabras comunes. La autoridad de la palabra enunciada no depende de su portavoz ni de su carácter sagrado. No desciende de las alturas, se disputa en el llano. La magia de la belleza no está ausente del razonamiento. Si cosmos es orden, la cosmética es el arte que hace brillar el orden. La organización de las palabras, la fuerza de su necesidad, su poder autónomo, la concatenación de sus partes, la nervadura de su trama, hacen que el discurso incida sobre lo real. El logos sólo depende de sí mismo, es auto-nomos, su propia ley.

Hablar es un arte textil, una metáfora usual de Platón para ilustrar el vínculo entre los hombres. Dice que el político debe “tejer” las relaciones humanas para el buen funcionamiento de la república.

El “otro” de la palabra enunciada disputará con argumentos propios la justa razón de lo que se debate. Contra-decir es el pulso de una payada lógica en la que pierde el que se contra-dice a sí mismo.

La palabra es pública, la contradicción de sí mismo es explícita y no puede ser velada. Entrega las armas quien ha cometido este traspié, y debe admitir frente a los otros que su interlocutor tiene razón, acepta que ha sido con-vencido. Acompañará con su asentimiento la victoria del contrincante.

Foto:
Cora Burgin (Serie Buenos Aires)

18 respuestas to “Breve historia de la filosofía 5”

  1. el jóse Says:

    hey tomás,,,muy buena viene esta saga, que siga! ¿por casualidad vas a estar en algún programa de tv promocionando «el presente absoluto»? ¿Tvr tal vez? ¿o solo rumores que escuché de bocas desinformadas?

  2. Mickey Says:

    Fantástica la serie!.

  3. Bernardo Says:

    ¿El capítulo 6 nos trae a Sócrates?

  4. Ella Says:

    Viene magnífica esta breve historia, y el post No. 5 destila belleza por donde se lo lea.

    Gracias.

  5. janfiloso Says:

    acuerdo con ELLA;
    hoy, otra vez, aprendí algo.

  6. estrella Says:

    Un placer leerte, como siempre.

  7. Medusa Says:

    Me gustò mucho la reivindicaciòn delos sofistas. Sì, el logos como separaciòn de las tinieblas tambièn està en la Biblia.
    ¿Por què nos decìan en la secundaria que los sofistas eran los «falsos» filòsofos?

  8. janfiloso Says:

    porque también nos decían que San Martín era El Abuelo Inmortal …

  9. Pablo E. Chacón Says:

    y porque las tienieblas están entre nosotros…

  10. Ella Says:

    Chacón, me hiciste reir, ahijuna!

  11. hernan b Says:

    Que lindo es aprehender historia de la filosofia asi! Y encima mas barato que los manuales de Gredos! Eso si, por favor Profesor, que el ultimo post de la serie nos indique la «bibliografia complementaria de lectura obligatoria» …. es chiste! (pero no estaria mal)

  12. Y te comeran los ojos Says:

    Para cuando el libro? Y lo digo en serio… Si no tenemos que resignarnos a Feimann (el bueno, el malo y el feo…)

  13. corazon verdolaga Says:

    Savater tiene un texto que justamente se llama :Apologia del Sofista».Confieso que cuando leí al profesor Rodolfo Mondolfo traducir el siguiente pensamiento de Gorgias :»No se puede pensar lo que no existe»,recien ahora lo entiendo con Deleuze en «Rizoma»:»El espiritu esta atrasado con respecto a la naturaleza».

  14. Medusa Says:

    Adhiero al pedido de hernàn b de bibliografìa.

  15. tomás abraham Says:

    colli. lleva tres años entender el librito.
    pueden agregar
    los maestros de la verdad en la grecia arcaica de marcel detiènne
    y los libros de jean pierre vernant.

  16. Mateo Says:

    Para los que se animan a enfrentarse con la locura, el laberinto y el enigma, por el derrotero de Colli, hay un atajo, una guía:
    «A propósito del nacimiento de la filosofía de Giorgio Colli», unas diez carillas que escribió Tomás hace unos años.

  17. alicia Says:

    Mateo, esta publicado?? donde? en que libro?

  18. tomás abraham Says:

    sí…dónde?
    está en una guía de lectura para la universidad de mar del plata, veo si la rescato.

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