por Flavia y Quintín
Queridos amigos:
Acá seguimos en la lucha. La vida de la ciudad nos abruma. Andamos de un lado al otro todo el día. La mañana de ayer comenzó con la visita a una nueva librería. Desde que Pablo Pazos se fue de Guadalquivir, nos quedamos como dos huerfanitos. En diciembre descubrimos la Librería de la Mancha y la adoptamos. Pero el otro día, en San Clemente, los niños Mansalva (Francisco Garamona y Laura Crespi) nos recomendaron una librería que queda en Palermo, cerca de casa. Y hacia allá nos dirigimos. Fue una grata sorpresa. Se llama Lilith y tiene muchísimos libros y, lo más importante, un librero, personaje que escasea en esta ciudad y en todas las ciudades del mundo. Pasamos toda la mañana hojeando libros y conversando con Andy, el personaje de pelo largo. Si no la conocen, dense una vuelta. Queda en Santa Fe 3753, entre Malabia y Scalabrini Ortiz. Un dato curioso. Todos los compradores que entraban querían libros de Haruki Murakami, el sobrevalorado japonés según Q.
Toda la tarde trabajamos en casa y, a la noche, nos separamos. Q se fue a la filmación de Filippelli y F salió con su amiga Gabriela a cenar a Angelina, en el Boulevard de Charcas.
Volviendo a Q, parece que en la filmación fue todo bien, aunque nunca se sabe hasta ver la película. Después de cumplir con su misión patriótica, fue a cenar con Filippelli y Beatriz Sarlo que apareció por el Abasto, para ir a comer con ellos. Se dirigieron, como era habitual hace muchos años, a Pepito en Montevideo y Corrientes, y pasaron horas hablando de lo mal que está el país, de que era imposible ser antikirchnerista sin que a uno lo tilden de loco y de los temas que ocupan la mente de Q desde hace mucho tiempo. La cena tuvo un final abrupto. ¿Recuerdan que Pepito estaba abierto toda la noche? ¿Que uno podía ir a cenar a las 3 de la mañana? Q, Filippelli y Sarlo se quedaron helados cuando, a la 1 de la mañana, se empezaron a apagar las luces. Así están las cosas. El centro de Buenos Aires es un tugurio. Solo está vivo Palermo con sus diversos nombres anglosajones.
marzo 6, 2008 a las 12:47 pm
Increible. Lo de Pepito digo. Buenos Aires ya no es mi Buenos Aires.
marzo 6, 2008 a las 1:57 pm
Hay una muy buena librería, no lejos de ahí. En charcas, sobre el boulevard. No es taaan Palermo, pero el librero es un personaje también.
marzo 6, 2008 a las 2:14 pm
¿Haruki Murakami es un berretín argentino como los Ramones? jaja
Qué grande, Q.
marzo 6, 2008 a las 2:17 pm
¿Què otros libros les recomendò el amable librero?
saludos
silvia
marzo 6, 2008 a las 2:57 pm
No, no.El que es como los Ramones es Herzog. Me temo que Murakami es más global, aunque tiene una fuerte sucursal entre nosotros, tipo Saramago.
Q
marzo 6, 2008 a las 3:17 pm
Malvado Q: seguís con los Ramone. Pero no me contaste nada del último opus de Portabella.
La vi, finalmente y me gustó mucho.
Pero, tampoco me pareció lo más. Eso sí, el personaje del camionero un hallazgo, en esta época de culturosos clasistas.
marzo 6, 2008 a las 4:30 pm
Galois ¿ qué camionero ? ¿ Moyano ?
marzo 6, 2008 a las 4:45 pm
El furor de Murakami por estos días tiene explicación. El lunes salió a la venta el libro «Sauce ciego, mujer dormida» y se trata del primer libro de CUENTOS del japonés publicado en castellano (aunque se trate del último publicado en otros idiomas). Lamentablemente estos cuentos son muy inferiores a los de la colección «Después del terremoto».
Y acuerdo «laputaqueloparió», hay otra librería cerca de la que visitaron que también tiene un librero que lee un montón. Sabe qué traducción es mejor, le preguntás por autores fuera de catálogo y los conoce y los leyó (por ejemplo, le pregunté por Margaret Atwood y me recomendó «Chicas bailarinas», una colección de cuentos que está agotada). Eso sí, no vayan a esa librería ahora porque creo que está cerrada hasta el 20 de marzo. Pero por suerte siguen sobreviviendo los lectores que leen un montón y que saben de lo que hablan y tienen sus bolichitos heroicos por toda Baires.
marzo 6, 2008 a las 8:46 pm
Janfiloso: el camionero es uno de los personajes de Die Stille vor Bach peli de la que le hice unas preguntas a Q en otro post.
LLP: escribí los Ramone, sin s. Los apellidos no se pluralizan en castellano. Habráse visto.
Como los Simpson, los Soprano, etc. Mal que les pese a los fans de The Ramones, en castellano es Los Ramone.
marzo 7, 2008 a las 12:20 am
Perdón, Galois. Fue mi compulsión correctora. Ya lo pongo tal como vos querés.
Saludos desde BA,
F
marzo 7, 2008 a las 1:11 am
Uy, una vez fui a Lilith; me acuerdo que a Willy le gusta más Leonard Cohen que Bob Dylan. Y me contó que cuando era joven tenía el primer poema que viene en «Flores para Hitler» pegado en el respaldo de su cama. Después no quise entrar más, como que mi paranoia me golpeaba si sentía que se venía otra conversación con Willy y algo de «qué andás buscando?» y eso. Ahí a la vuelta de Lilith pusieron una lib. nueva, El astillero, que aún no tiene taaantas cosas pero se está armando muy muy buena, y los libreros-dueños son 2, bastante piolas y simpáticos.
¿Por qué siento que Murakami despierta algo parecido a Cortázar en las chicas púber y en las adolescentes y veinteañeras tardías? (No leí a M.)
A propósito de los Ramone, ¿es cierto? ¿Entonces son los Beatle, los Kink, los Beach boy?
marzo 7, 2008 a las 2:25 am
¿Y cómo diría un inglés, por ejemplo? ¿The Midachi o the midachis?
marzo 7, 2008 a las 10:24 am
Es más que interesante cómo se construye y funciona el status cultural de un artista en determinados lugares.
Imaginemos un novelista M.
Su nombre empieza a sonar, vemos personas por la calle con algún libro suyo, nos dicen que está vendiendo mucho, su nombre aparece progresivamente en los suplementos culturales de los diarios…
Los descubridores de perlas escondidas desconfiamos de este japonés occidentalizado, huele exótico; además existe»otro» M japonés menos conocido al que apreciamos más.
Agreguemos conceptos tales cómo que «es más global, aunque tiene una fuerte sucursal entre nosotros, tipo Saramago» (Q dixit), o el sentir que «despierta algo parecido a Cortázar en las chicas púber y en las adolescentes y veinteañeras tardías» (Darío).
Conclusión: No formará parte de nuestro canon, arrugaremos la nariz en señal de desconfianza ante su mención pública o privada.
En esto no diferimos de los códigos grupales de pertenencia que se construyen en espacios tales como el Bafici, una convención de manga, o Puán.
Pero, queridos posteadores y comentaristas de LLP, hay algo que chirria… a M nadie de nosotros parece haberlo leido.
Y aquí cambio de la primera del plural – útil, al reconocerme en este modus operandi descalificador de unos cuantos escritores por empatía con mis referentes – a la del singular.
Porque Murakami Haruki me ha generado, aun en su irregularidad, momentos de goce literario inolvidables.
Si bien «Tokyo Blues» puede comulgar con cierta cuerda adolescente (no siendo un mérito menor hacer que un cuarentón la recupere), «Kafka en la Orilla», con su manejo y entrelazamiento de sus tiempos narrativos y la sólida construcción de personajes a los que no pude evitar querer y acompañar en sus peripecias, resultó uno de los libros que más disfruté en el 2007.
Con austeridad, el tipo pulsa un estilo que entrelaza historias paralelas, aventuras físicas y psíquicas – a veces a la Miyazaki – , episodios históricos (como la invasión de Japón a Manchuria en «El Pájaro que da Cuerda al Mundo»), cariño por sus personajes, referencias musicales y un sútil erotismo.
Por supuesto, Murakami puede gustar o no; habrá, por ejemplo, quienes vean en sus novelas un cóctel indigerible de realismo que derrapa hacia lo mágico, u otras cosas.
Cómo me gustaría conversar sobre esto y no sobre preconceptos.
Pero, para eso, es necesario focalizar en lo único que cuenta: la obra real del novelista, lo que efectivamente produjo.
Es decir, hay que leerlo.
Saludos afectuosos.
marzo 7, 2008 a las 10:36 am
Pedrito, Pedrito. Hablé de apellidos, no del nombre de un grupo humorístico. Los componentes de The Ramones eran entre otros gente como Joey Ramone, Johnny Ramone, Tommy Ramone, Dee Dee Ramone…se puede objetar que eran pseudónimos, pero ellos los usaban como sus apellidos.
Con respecto a los Midachi, como sabrás viene de MIguel, DAdy, CHIno. Así que no es lo mismo.
Cualquier cosa, le preguntamos a Volpato.
Lo mismo vale para Darío. Yo hablo de apellidos.
Se ve que la tele hace maravillas con su costubre de decir Los SimpsonS
marzo 7, 2008 a las 10:41 am
El librero «personaje» es, en efecto, un tipo muy simpático y culto, atributo que escasea notablemente entre los empleados de las librerías-supermercado. No sé en cuántas librerías, hoy por hoy, te atienden teniendo en cuenta tus gustos y preferencias, sin querer imponerte el último best-seller. Y, como escribió Quintín, también es cierto que tiene muchísimo material, de todo tipo, incluso de poesía.
marzo 7, 2008 a las 12:14 pm
Vivo lejos y hace tiempo que no recorro las librerías de corrientes. Qué tal está librería de la mancha? Me han hablado mucho y bien de ella.
marzo 7, 2008 a las 4:30 pm
Willy? No será Andy el librero? De Crime Libros y Lilith.
marzo 7, 2008 a las 6:20 pm
Darío seguí esperando que se arme elastillero, informate un poco a quien ttienen que recurrir cuando necesitan libros , a LIlith.- SIMPATICO
marzo 7, 2008 a las 6:23 pm
GRACIAS ANARQUICA PORDEVOLVERLE ELNOMBRE AL LIBRERO!!!!!
marzo 7, 2008 a las 6:55 pm
A Q le falló la memoria. F ni había registrado el nombre.
Ya mismo corregimos el error. Por suerte, esto no es un libro en papel!
Gracias,
LLP
marzo 7, 2008 a las 7:52 pm
yo le mandé willy porque lo leí de lo que puso Q, eh.
y pablotas, tenés razón; a mí a haruki no paran de recomendármelo, es más, conviví hace poco con alguien que no paró de hablarme de crónica de un pájaro que da cuerda al mundo, que es, según él, de lo mejorcito que leyó en los últimos tiempos y demás etcéteras. y yo no quise bardearlo en ningún momento, sólo que dije eso porque tengo una hermana de 18 que lee a cortázar y sus amigas también y sólo relacioné un efecto que quizá estuvo de más, lo sé, pero no fue mal intencionado ni prejuicioso, aunque es obvio que sonó así.
joan, no voy a esperar a el astillero, sólo lo tiré así al tún tún porque el otro día pasé y me cabió un poco la onda; no espero a nadie porque no estoy como para gastar cincuenta mangos en un libro; sólo recurriré a plaza italia, parque rivadavia y los usados de corrientes si ando en busca de algo.
marzo 8, 2008 a las 11:33 am
Yo tengo un librero así en un puesto de la feria de libros de Parque Centenario. Consigue cosas maravillosas.
y respecto de la noche, es un problema. Baires ya no es más la ciudad que no duerme.
marzo 11, 2008 a las 5:14 pm
Estoy bastante de acuerdo con Pablotas ,me parece que hay un furor anti-Murakami que tiene que ver con un reflejo automático al furor Murakami y no a haberlo leído. Por supuesto, es del todo legítimo que uno reaccione así, así se defienden algunos de los fans de Lost.
Yo leí Después del terremoto, una colección de cuentos, en inglés y me pareció excelente. Creo, sí, que Murakami peca de expulsivo, algunos de sus cuentos son geniales y otros son apenas bocetos, y no entiendo para qué los publicó (más allá de que se los deben garpar bien en el New Yorker, etc).
Después leí Kafka en la orilla y también me gustó. Tiene cosas molestas (su obsesión con detallar cada comida ingerida por sus personajes) mezcladas con momentos muy bien logrados.
Lo que me parece que jode de Murakami es lo mismo que jode en Cortázar, su capacidad para enamorar tanto a lectores «cultos» como a aquellos más circunstanciales. Habría que pensar si la murakamimanía alcanza para descalificar su escritura. A mí me parece que no. Flannery O’Connor decía que hay que escribir una historia superficialmente atractiva, que atraiga a un lector promedio, y hacerla convivir con una historia más profunda, que pueda disfrutar un lector muy sofisticado. Existe la posibilidad de que Murakami esté intentando eso. Si le sale o no, habría que charlarlo un rato.
marzo 11, 2008 a las 7:15 pm
Algo muy parecido decía Fritz Lang sobre el cine y los espectadores.
Viendo sus películas, uno diría que lo logró.
marzo 12, 2008 a las 1:30 pm
Mirá voz la vieja Sarlo. En un bar se horroriza de lo mal que están las cosas y en una revista de mierda escribe sobre los chicos pobres. Es de los intelectuales llamados «proges», los más peligrosos que puedan existir. Como dijo Viñas, la Sarlo se subió al caballo por la izquierda y bajó por la derecha. Si leemos sus artículos de la Viva nos damos cuenta de lo que estoy hablando. (por último, si está tan horrorizada, ¿por qué no hace algo más que escribir articulitos en una revista de un diario mercenario?)