por Pablo Anadón
“The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity.”
W. B. Yeats
Hace unos días me reencontré con un colega con quien siempre hemos podido dialogar bastante bien sobre diversas cuestiones relativas a nuestras posiciones políticas antípodas, y con coincidencias, amigablemente, en otros temas menos espinosos. Esta vez me dijo, en broma, claro, haciendo el gesto de sacarme la billetera, que me iba a robar el documento, para que no pudiera votar en octubre; después, también en broma, le comentó a otro colega, al parecer de su misma extracción partidaria, que yo había votado a Macri; luego, siempre en broma, indicándome: “A éste lo vamos a enjuiciar”, y exclamó, riéndose, “Ahhh, ¡eran vengativos los tipos!” Los tres nos reímos, y nada de eso me preocupó, salvo lo que a continuación agregó, ya en otro tono, seriamente, como si pensara para sí mismo sobre lo que acababa de exclamar, o sea, la validez de ser vengativos: “Y sí, más vale…” Ahí terminó la conversación, pero me quedaron resonando sus palabras, y especialmente esa frase final: sí, evidentemente, es tan grave para ellos la diferencia, es tan grave que uno juzgue mejor para el futuro del país a un gobierno que no sea de su partido, que merece y justifica la venganza personal, como si de un enemigo se tratara. No me extraña, porque es un efecto previsible de todo fanatismo, pero igual me asombró percibirlo, tan nítidamente, en alguien cercano, y me dije para mis adentros, con invisible sonrisa, “¡Agarrate, Catalina!” (more…)