Archive for the ‘cuarentena’ Category

Nuestra pandemia privada (V)

agosto 2, 2020

por Quintín

Dos imágenes quedaron en el tintero de mi viaje relámpago a Buenos Aires. Una tiene que ver con el día en que me fui a hacer una ecografía de ojos en el instituto O. Allí, vi en directo por primera vez a los astronautas: gente cubierta por trajes blancos, escafandras y enormes guantes. Un signo de la nueva normalidad. El otro tiene que ver con el viaje por la ruta 2: los pueblos y ciudades que están a la vera como Castelli, (more…)

Nuestra pandemia privada (IV)

julio 30, 2020

por Quintín

Hace un rato, salimos a dar una vuelta con Flavia. Buscando un poco de sol (la altura de los edificios lo tapa en nuestro barrio) llegamos a la placita de Charcas y Salguero. Había tres viejas sentadas en un banco mientras sus perros jugaban. Al lado, un banco libre. Frente a las viejas (bueno, no creo que fueran más viejas que yo) había dos guardias municipales, de alguna de las dependencias que se ocupan de que la gente circule y no se estacione en los parques. (more…)

Nuestra pandemia privada (III)

julio 26, 2020

por Quintín

El martes 14 de julio la doctora A de Santa Teresita adjudicó los fogonazos que veía en mi ojo derecho a un problema con la retina y sugirió una consulta con un retinólogo, o al menos con un oculista que tuviera un aparato para hacer un fondo de ojo más profundo. Ella no lo tenía como tampoco ninguno de sus colegas en el Partido de la Costa. Llegué a casa preocupado. (more…)

Nuestra pandemia privada (II)

julio 23, 2020

por Quintín

Cuando se decretó la cuarentena, yo iba todos los días a nadar. Flavia estaba con el brazo inmovilizado y no podía acompañarme. Pensando que no había nada más inocuo que una caminata de cincuenta metros y un baño posterior, intenté continuar con la rutina. No lo logré. El guardavidas, un señor amable y dicharachero con el que hablábamos a diario en el verano, me sacó a patadas. El acceso a la playa estaba prohibido para toda la población, como si uno se pudiera contagiar de los pescados (o viceversa), así como estaba prohibida cualquier salida que no fuera para hacer compras esenciales (more…)

Nuestra pandemia privada (I)

julio 21, 2020

por Quintín

Hace dos semanas empecé a ver luces y fogonazos en un ojo. Como pude comprobar en otras oportunidades, la medicina en San Clemente es precaria en general, tanto la pública como la privada. Los vecinos recomiendan solo a una oculista que vive y atiende en Santa Teresita, la doctora A. La habíamos consultado en otra oportunidad, para medir el aumento de los anteojos y me pareció una profesional competente. Nuestro auto, un viejo Golf del 96, no estaba en un estado muy confiable. En el verano había tenido problemas de temperatura y nos dejó de a pie dos veces, primero de camino a la Feria del Libro de la Costa en Santa Teresita y después a treinta kilómetros de Pinamar cuando íbamos a comer un asado a lo de Musu. Las dos veces tuvimos que volver en el remolque del ACA. Como dicen los del gremio, “se sopló la junta”. Nuestro mecánico, el gran Poti Salvático, un personaje con cierto parecido a Harry Dean Stanton, que podría hacer de un secundario duro en una película americana, lo arregló. Pero inmediatamente, antes de que pudiéramos probarlo, Flavia se rompió la muñeca (yo no manejo). (more…)