por Flavia de la Fuente
8 de febrero. Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 24,6. Temperatura del aire: 23 grados. Viento: NE= 20 km. Olas: 0,7 m. Marea:. Tiempo de natación: 0′
Qué difíciles son los días secos,
o sea, cuando no vamos a nadar.
Y no solo para mí.
Yo hoy había decidido no ir al mar.
Tormentas eléctricas rondaban la zona.
Qué sé yo.
Me daba cosa.
Q se levantó tarde,
hicimos los 7 min Qi,
y tomamos el desayuno.
Yo tuve la idea de comerme una palta con pan y aceite de oliva.
No saben lo pesado que me cayó.
Gracias, Marce, pero no es para mí.
En Corea, Marce y Luna desayunan todos los días una palta.
Así que sin mar y para colmo con una pesada indigestión.
No me aguantaba.
Caminé junto al mar.
Fui a mi jueguito de la plaza y se me largó el chaparrón.
Todo bien con la lluvia.
Pero si eso se convierte en un tormentón no me hace mucha gracia.
Aunque no fue muy taoísta mi actitud.
Me da vergüenza.
Lee hubiese caminado bajo la lluvia torrencial.
Pensándolo bien, las veces que lo hice, me divertí un montón.
Otro día me juego.
Vuelvo a casa y Q me dice:
«Vayamos al mar».
Contradiciendo su deseo matutino.
Y el mío.
Argumenté en su contra con el riesgo de tormentas,
pero se ve que el hombre necesitaba el baño de sal.
«Voy solo, si tenés miedo».
«No», le contesté, «porque yo no voy a permitir que vayas solo y si vas me obligás a hacer algo que me parece peligroso.»
Le sugerí que se diera la ducha fría de tres minutos de Wim Hof.
Y creo que le hizo bien.
Aunque dijo que era mucho más aburrido que un baño de mar.
Y es cierto.
Yo hice lo mismo.
Como no soportaba la vida seca,
me metí casi cinco minutos bajo el agua fría.
Al salir no sentí nada de frío,
pero al pasar los minutos sentí un poco, pero nada que ver con la ducha después del baño de mar.
Me sequé el pelo e hice mi respiración de WF o Lee.
Yo hago la de Lee, porque uso su audio como guía.
Es muy buena.
En el invierno la hacía dos veces por día.
Y me mantuvo a flote en circunstancias complicadas.
Solita es la más inteligente.
Como no puede ir al jardín,
porque no le gusta cuando está mojado,
duerme todo el día.
Come, mueve la cola, elonga, se sacude y duerme.
Pas mal!
Quiero ser un perro.
Un perro querido como Solita.
Que no le falta nada,
que la cuidan con amor.
O quizás la pobre sufre,
y siente que le faltan muchas cosas.
Pero no lo creo.
Parece una perrita satisfecha.
Aunque sé que sueña con churros con dulce de leche o un pescado bien podrido y cosas que jamás le doy.
Soli es el calorcito de mi corazón.
Por eso me gusta tanto escribir de ella.
Porque me hace bien.
Es tan dulce la muy crápula.
¿Funcionará este método de las duchas frías?
Yo lo estoy practicando porque este año volvemos a Buenos Aires en invierno.
Y yo no tolero la ciudad.
Pero tampoco tolero el desamparo en San Clemente.
Acá no hay un hospital, no hay nada.
Y menos en invierno.
Es una vida muy complicada para dos gerontes, digamos, tres gerontes, porque Soli tiene casi 15 años.
Así que me estoy entrenando con los baños fríos después del mar, para poder hacerlo en la maldita ciudad.
Porque si no hago algo así, en BA me la paso temblando.
No de frío sino de miedo.
Me desacostumbré incluso al aire que se respira.
A la falta de sol.
Al ruido, a todo.
No lo soporto.
Pero acá ya tampoco.
No soy de ningún lugar.
En verano y primavera sí que me gusta San Clemente.
Porque me convierto en la hija de Neptuno.
Ella es valiente y centrada.
Cuando está en el agua.
También le gusta la pileta, pero no tanto.
¿Se acuerdan de Splash?
¿Recuerdan cuando Daryl Hannah, la bella sirena, se hacía baños largos con sal gruesa para poder sobrevivir?
En eso estamos.
Este año voy a tratar de ir a nadar un par de veces por semana.
Por una cuestión muscular.
Y estaría bueno que el Osi también lo hiciera.
Nos vamos desinflando si no lo hacemos.
Q ahora es un hombre fuerte.
Erguido, con tríceps, pectorales.
Y en invierno se desinfla.
Y él no es de ir al gimnasio.
Así que habrá que ir a la pileta.
Un poquito, a nadar aunque sea media hora.
O si no podemos ir a los lagos de Palermo,
y nos damos baños fríos ahí,
como hacía Al Alvarez en sus estanques londinenses.
Aunque seguro que eran más limpios,
y más naturales.
Pero sería lindo nadar en Palermo.
Podría ver pasar corriendo al Gurrumín, digo, al maratonista Santiago García.
A Gabi sacando fotos de los patos.
Y a nosotros nadando entre las fauna del Rosedal.
Creo que el baño de frío en exteriores que me voy a dar va a ser tratar de volver a filmar.
Eso me encantaba.
No sé si las películas son buenas,
pero a mí me encanta filmar,
y mirar lo que cacé cuando vuelvo a casa.
Pero en 2021 no pude.
Me deprimí y no podía salir de casa,
salvo a tomar sol al bar de la esquina,
La Tolva,
en Güemes y Billinghurst,
nada más horripilante que tomar sol ahí,
con los colectivos y los embotellamientos.
Y, para colmo, no la puedo llevar a la pobre Soli porque le da un ataque de nervios.
Por eso me estoy entrenando desde ahora.
Como los soldados para ir a la guerra.
Porque ni bien me dé cuenta llegará abril o mayo,
el momento de volver a casa en Buenos Aires.
Acá no queda nadie en mayo.
Hasta se va de vacaciones el veterinario.
Y la farmacia de la esquina cierra al menos un mes.
Es la desolación total.
Me encantaría volver en septiembre,
cuando empiezan a aparecer las flores y sol vuelve al jardín.
Me pregunto si alguno de los lectores practica lo de las duchas frías y lo de la respiración.
O alguna de las dos cosas.
No conozco a nadie que lo haga.
Q es un poco errático, para tenerlo en cuenta.
A veces se da la ducha unos segundos,
no se compromete con el desafío.
Ahora salió el maldito sol.
Y hace mucho calor.
Pero ya no me voy a ir a dar un baño.
A las 6 de la tarde tengo clase en vivo con Lee Holden.
Y cada vez es una experiencia interesante, fuerte.
Es como una aventura.
Uno se entrega y no sabe qué va a pasar.
A veces ocurren milagros,
uno se siente feliz y ligero,
sin razón alguna,
otras no tan feliz pero muy relajado,
o súper energizado,
es algo que nunca viví esto del Qigong.
Es como asistir a un rito sagrado.
Y el profesor es el alquimista.
No tiene nada que ver con hacer gimnasia.
Es un trabajo con la energía.
Y Lee hace maravillas, magia.
No me la quiero perder.
Mañana volveremos a las aventuras marítimas.
Hasta la próxima.
Foto: Gabriela Ventureira
febrero 12, 2023 a las 11:20 am
Me gusta leerte, siempre.
febrero 14, 2023 a las 9:24 am
Gracias, querida Estrella. Estos días estuve nadando, pero el calor me tiene medio abombada, más de lo normal. ¡Cuando refresque sigo! Te mando un beso enorme,
F