por Flavia de la Fuente
16 de enero. Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 24,3. Temperatura del aire: 28 grados. Viento: NNE= 12 km. Olas: 0.3 m. Marea: subiendo. Tiempo de natación: 15′
Noche difícil.
Mucha angustia.
También había pasado un día complicado.
Mucha angustia.
Y eso que había intentado todo.
Hasta ser suave conmigo misma.
Compasiva con mi malestar.
No sé qué me pasaba exactamente.
Solo recuerdo el calor.
No sabía dónde ponerme.
Habíamos nadado media hora a buen ritmo.
Y contentos.
Brazadas firmes pero no demasiado fuertes.
Salimos desde nuestro balneario
y fuimos hasta el Solmar.
En la nueva modalidad de nadar juntos.
Sigo asombrada de la transformación de Q en Phelps.
El plan era nadar poco,
porque hacía mucho calor.
Y sé que después no está bueno.
Lo sé, pero me cuesta salir del agua.
Por razones obvias.
El agua fresca,
el aire insoportable.
Desoyendo mi sabiduría,
nadamos hasta el Solmar,
hasta que Q dijo «Tengo frío. Debemos haber nadado media hora».
Eso también fue raro.
Que Q tuviera frío y yo no.
Claro, yo pese al calor tenía mi traje de neoprene corto.
Salimos y nos morimos de frío los dos.
Y no nos podíamos mover.
Estábamos como duros,
nos costaba caminar.
Y nos faltaba más de un kilómetro
para volver al mangrullo de Toto,
donde dejo mi mochila y las ojotas.
Al rato de caminar se nos fue acomodando el cuerpo.
El frío también se fue pasando.
Pero quedamos exhaustos.
Los dos.
Tomamos el Oolong que nos regaló Sebas,
comimos galletitas de almendras y nueces.
Pero nada me volvía a la normalidad.
Cuando digerí todo,
hice la respiración de Wim Hof,
en la versión de mi maestro Lee Holden.
Eso da mucha energía.
Y me la dio.
Pero me duró un rato nomás.
Al cabo de dos horas caminaba por las paredes.
Algo no estaba bien.
Pensé en ir a la playa de nuevo.
Pero no tenía fuerza.
Y el calor pegaba mal.
Hasta le fui a pedir socorro al Osi,
que estaba trabajando.
El consejo de Q fue mágico.
«No hagas nada».
Sentate en un lugar fresco y pensá en los pajaritos de colores.
Debo confesar que estaba triste por el cansancio.
Eso me dejó mal.
Sentí que era vieja.
O que estaba enferma.
Yo, la incansable hija de Neptuno.
¿Cansada en la playa?
Yo, que soy la reina sonriente,
todopoderosa sobre las olas o la arena.
Yo, la admirada geronte que todos saludan a mi paso.
Yo, ayer volví a casa arrastrándome y haciendo un esfuerzo enorme para caminar.
En el agua estaba todo bien.
Hasta hubiese seguido nadando.
Pero al salir se había ido la magia.
Eso no es posible.
No sé si alguna vez me pasó.
Quizás sí, pero no lo recuerdo.
Y me dejó una tristeza infinita.
Porque me recordó que tengo 63 años.
Que quizás deba ser más prudente.
La cura por la naturaleza venía muy bien.
Desde que habíamos empezado a nadar,
mi pie mejoró notablemente.
Nunca me dolió.
Camino firme y contenta.
Y también recuperé el vigor.
Y estoy más alegre, digamos.
Yo creo en el poder de la madre naturaleza.
Y me encanta leer novelas que tratan el tema.
Los milagros de la vida al aire libre.
Me encanta El sendero en el bosque de Stiffter.
En el balneario de Hermann Hesse.
El jardín secreto de Hodgson Burnett.
Heidi.
Walden y Caminar de Thoreau.
Caminar de Stevenson y Hazzlit.
La lista es larga.
Y yo los leí a todos quinientas veces.
Me gustaría encontrar nuevos.
Ah! Me olvidaba de Al Alvarez,
En el estanque, diario de un nadador que es sobre la vejez y la natación en aguas frías.
Mi biblia.
Del caminar sobre hielo, de mi héroe W. Herzog.
Otra biblia.
En fin, paro.
Porque lo que quiero es conocer libros nuevos.
Y no los encuentro.
Quiero libros que me acompañen.
Que me alienten en los días en que flaqueo.
Como ayer, por ejemplo.
Ningún libro me venía bien.
No toleraba ninguna película.
Solo podía respirar.
Algo es algo, no es tan poco, no te quejes, diría un meditador.
Hay gente que no puede hacerlo.
————
El problema es que yo me cuelgo.
Quintín se cansó más que yo, me parece.
Tenía la cara con unas ojeras que le llegaban al piso.
Pero, pese a todo, él sigue adelante.
En cambio, yo hoy no quería volver al mar.
No había dormido casi nada.
Seguía haciendo mucho calor.
Pero era un día de playa ideal.
¿Cómo no iba a ir al mar la hija de Neptuno?
Además, debo confesar con cierta vergüenza,
que hasta hoy nunca me había sacado mi traje de neoprene.
Un papelón.
16 de enero.
Con el mar a 24 grados y el infierno en el mundo exterior.
Así que mi desafío del día fue ir al mar en bikini.
Q me llevó de una oreja a nadar, hay que reconocer.
Pero me animé y nadé en malla.
Y me hizo muy bien.
Fui cauta.
Nos metimos a la altura del mangrullo de Toto.
Q quería dar la vuelta al muelle.
Yo me venía resistiendo.
Pero al ver que el muelle estaba casi seco,
acepté.
El agua estaba tibia en la superficie,
y fría abajo.
Nadamos hasta el Aguila.
Hay que tomar nota que Q nadaba adelante.
Creo que por primera vez.
Yo había decidido no hacer ningún esfuerzo.
Solo moverme como en una danza acuática.
Qigong marino.
Para no estresarme.
Porque, de hecho, noté que apretaba los dientes antes de sumergirme.
Y ya lo había notado muchas veces después de nadar fuerte y con frío.
Así que hoy adopté el estilo flow.
Nadé crawl, respirando cada 4 o 6 brazadas.
Pero sin apurarme.
Cero esfuerzo.
Y me gustó.
Así que apaciblemente nadamos unos 15 minutos.
Y yo hubiera seguido.
Pero Q me llamó a la realidad.
«Tengo que trabajar y ayer quedé agotado».
No tuve frío sin el traje.
Solo un poco al salir por el viento.
Pero se me pasó de inmediato.
Y pudimos caminar.
Un poco por la arena caliente para masajear los pies.
Otro poco por el borde del mar.
Lo de ayer quedó en el olvido.
Por ahora.
Conmigo nunca se sabe.
Las malas experiencias se me pegan.
Me cuesta olvidarlas.
Aunque en este caso lucharé con uñas y dientes.
La natación es mi último fuerte de resistencia.
Después de la ducha,
le pregunté a Q si había hecho esfuerzo al nadar.
Me dijo que nadó con un 5 de esfuerzo.
Para mí es un efecto del Qigong.
Ahora hace 7 min a la mañana y 7 a la tarde.
Y no se queda sin aire.
Y tiene más fuerza.
Y lo más importante, se siente bien.
Hoy casualmente empieza un challenge gratuito,
cinco días de prueba de 20 minutos cada uno.
Y el acceso por 12 días a la página de Lee.
No piden más que poner la cuenta de e-mail.
Está bueno.
Solo hay que ir a Holden Qigong.
y registrarse.
Y cada día recibís el mail con la clase.
Me da miedo dejar de escribir.
¿Qué será de mí el resto del día?
Voy a descansar un poco.
Y al atardecer hacer Qigong.
Y mañana será otro día.
Hasta la próxima.
————
12 de enero. Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 23,6. Temperatura del aire: 22 grados. Viento: SSE= 12 km. Olas: 0.5 m. Marea: subiendo. Tiempo de natación: 18′
13 de enero. Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 23,5. Temperatura del aire: 20 grados. Viento: O= 15 km. Olas: 0.5 m. Marea: subiendo. Tiempo de natación: 25′
14 de enero. Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 21. Temperatura del aire: 28 grados. Viento: ONO= 16 km. Olas: 0.4 m. Marea: subiendo. Tiempo de natación: 16′
15 de enero. Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 23. Temperatura del aire: 29 grados. Viento: NO= 15 km. Olas: 0.4 m. Marea: subiendo. Tiempo de natación: 31′
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