Efemérides póstumas

Diario invernal (II)

por Yupi

Lunes

Muerte de notables. El escritor César Aira, que era célebre como artista y apreciado como persona debido a su carácter noble y afable, vivió en circunstancias tan felices que la multitud decidió que su destino merecía la horca. Durante su vida encontró amor y reconocimiento en todas partes, entre los lectores destacados de la ciudad y entre los editores. Fue el esposo y padre más feliz que pueda imaginarse, y como resultado de sus éxitos artísticos, se encontró en un estado de prosperidad que excluía las preocupaciones materiales de la vida común. De este modo se llegó a la única solución razonable para su caso: el patíbulo. Apoyado en los hombros de dos carceleros, Aira subió al andamio. Miró hacia atrás una vez más al barrio de Flores y a la gente reunida, un espectáculo que había permanecido vedado para él durante su proceso, y realizó un vago ademán, que podía significar cualquier cosa. Según todas las pruebas documentales, cuando le preguntaron cuáles eran sus últimas palabras, Aira dijo con voz firme: “De chico, en Pringles, vi pelear a una oveja con un peludo. Pero nadie me creyó”. La multitud contestó a coro: “¡Nosotros te creímos!”. A lo que Aira replicó: “No sean farsantes”. A continuación le pusieron la capucha y las manos del reo fueron atadas. La ejecución ocurrió en el mayor orden. Un profundo silencio reinaba a su alrededor. Sólo cuando se abrió la trampilla, los reunidos involuntariamente sintieron lástima y prorrumpieron en sollozos. Desde entonces quedó el dicho entre el pueblo llano ante un elogio oportunista: “No sean farsantes, dijo Aira”.

Plaza.2022

Martes

Muerte de notables. Nunca quedó claro por qué decidieron guillotinar a Alberto Giordano. En cualquier caso la sentencia popular resultó inapelable y una tarde el profesor concurrió al cadalso. Frente a la universidad se erigió el andamio, de tres metros y medio de altura. De cara al tribunal, Giordano escuchó la lectura de la sentencia de muerte con miedo visible, pero sin lágrimas. Después le dio la mano al juez a modo de despedida, bebió un buen trago de vino y se tambaleó hasta el patíbulo. Con gran calma silbó el tango El Pollito mientras subía la escalera. Cuando vio la guillotina en el piso de arriba, nos cuenta Nora Avaro en sus memorias, «sus ojos miraron fijamente un punto indefinido, como si brotara del globo ocular un brillo de epifanía». Aún pasaron unos minutos porque Giordano no acertaba a entrar en el cepo. Los verdugos lo empujaron repetidamente hasta que por fin encajó el cuello y un golpe limpio separó la cabeza del cuerpo. La disección del cadáver -realizada por un perito desollador- reveló una estructura perfectamente regular de todas las partes nobles del cuerpo y al mismo tiempo la completa salud del occiso. Se dictaminó que sus fechorías fueron sólo el resultado de una confusión psíquica, un caso muy raro de narcisismo modesto, digno de estudio. En el museo de Rosario, la cabeza de Giordano se conserva en alcohol y su esqueleto en un armario.

Miércoles

Muerte registral. Hoy un amigo me comunicó el último divorcio, protagonizado por él mismo. En los casos de divorcios en serie voto por el primer marido o la primera esposa. Ser el primero es siempre un logro, una distinción que no se puede quitar, porque quien venga después será un continuador, y continuar es una actividad menos heroica. El primer marido siempre es el que cuenta. Claro que antes por lo general hubo un novio que no fue el primer marido. Ahí ya todo se complica. Hace poco una amiga casada en terceras nupcias aprovechó un aparte durante una reunión y me preguntó por un amigo en común, precisamente, su primer novio. La pregunta me desorientó tanto que tardé un rato largo en entenderla. ¿A qué venía? ¡Cuarenta años después! Evidentemente debe ser difícil mantener una pareja por décadas. Chesterton decía que el matrimonio no es tanto el lugar donde un hombre mata a su esposa como el lugar donde puede dar el paso igualmente sensacional de no matar a su esposa.

Jueves

Muerte del padre. P. lloró tanto y tan dolorosamente en el bar que todavía estoy perturbado. No hay ninguna forma de que acepte la muerte de su padre, pese a que ya pasaron casi dos años. Traté de recordarle que su padre también sufrió la muerte de los padres, y nunca se entregó a la autocompasión, pero resultó en vano. Me pregunto si su conducta emocional no será una especial debilidad de las personas urbanas. La gente de campo comparte una concepción más realista del mundo. Para ellos la muerte es parte del ciclo de la naturaleza, que tienen todo el tiempo delante de los ojos: comen los animales que cazan, carnean los animales que ellos criaron, ocurre todo el tiempo, nacimiento, desarrollo y muerte. En comparación el habitante de la ciudad es como si viviera exclusivamente adentro de su cráneo. El llanto incesante de la chica, un verdadero diluvio, más mis propias preocupaciones y una desafortunada estufa que, en lugar de calentar el bar, lo llenaba de humos venenosos, han arruinado hoy por completo mi estado de ánimo, generalmente no muy fácil de arruinar.

Viernes

Il morto che parla. Mi amiga dijo: “En el Borges de Bioy varios pasajes me parecen inventados por Bioy”. A mí no me parece: estoy seguro. Aun no me asombraría que Martino hubiera interpolado alguna entrada de su cosecha. Es imposible escribir un diario de mil páginas sin inventar o al menos mejorar los episodios. No hace falta ser Schopenhauer para darse cuenta de esta evidencia, por lo demás irrelevante. El Borges de Bioy es una de las grandes proezas de la literatura argentina y el mejor libro del autor. Ni La invención de Morel, ni El sueño de los héroes, ambos excelentes, alcanzan el nivel del diario sobre nuestro bardo ciego. Es curioso porque en los hechos resultó un libro en colaboración. Sin la presencia de Borges no habría salido un diario tan ajustado, divertido, brillante en gran medida. Sucede acá mismo en LLP. Los escritores realmente grandes nos hacen más inteligentes y geniales de lo que somos.

Sábado

Muerte de notables con esclavo. Al Dr. Johnson todo el mundo le tenía terror, salvo Boswell, que le soltaba alegremente cualquier disparate y anotaba la réplica. La clave: mejorar la respuesta de Johnson dándose a sí mismo el papel de idiota. Esto no se había hecho nunca, fue un invento suyo. En los círculos literarios se comentaba que en todo Londres no había nadie más atolondrado y estúpido. Hasta los curas estaban de acuerdo. Boswell vivía metido en amoríos con varias mujeres a la vez, situación que lo martirizaba al punto de desahogarse escribiéndole cartas a su confesor. Este clérigo (que lo conocía bien) empieza una de sus respuestas de este modo: “Mi querido Boswell, no me canse mortalmente con sus discursos sobre moral”. Con la muerte de Johnson llegó la oportunidad que Boswell había esperado durante veinte años. Ahora brillaría en el mundo, no por reflejo, sino por su propia luz. Reunió sus notas y registros interminables, y empezó a escribir la biografía. Pero no se apresuró. Varias biografías de Johnson aparecieron después de su muerte, sin perturbar la perfecta complacencia de Boswell. Después de siete años de trabajo entregó su Life of Samuel Johnson. Es un libro inmortal. En realidad todos los elogios resultan superfluos. Como los escultores griegos, el pequeño esclavo produjo una obra más duradera que la del gran maestro.

Domingo

Muerte de notables. La muerte en la guillotina de Martín Kohan no contiene ningún secreto. Todos los documentos están de acuerdo en que la multitud no pudo soportar un segundo más la visión de Kohan vestido de jogging, y procedió en consecuencia. Paradójicamente, los más inflexibles fueron los pobres y desamparados, la propia gente que el acusado decía defender, que presionaron al jurado para organizar una ejecución fulminante. En sólo 24 horas Kohan pasó de dar clases en la universidad a inclinar la cabeza frente al verdugo. Según testimonios, el reo mantuvo una conducta digna en el postrer momento. No se desesperó ni trató de salir corriendo como un loco. Al contrario, saludó a la multitud y hasta hizo algunos chistes de dudoso gusto. Sus últimas palabras fueron: “Camión lleva tilde, como malvón”. Luego cayó el filo justiciero. El cuerpo y la cabeza se colocaron inmediatamente en el ataúd, cerrado con clavos en el acto. Los pantalones de su jogging, sin la campera, quemada anteriormente por la turba, fueron atados al cajón a modo de identificación personal. El significado de las últimas palabras de Kohan sigue siendo un misterio. Se han buscado las más variadas interpretaciones que pudieran en parte incriminarlo y en parte exonerarlo, pero nadie encontró nada tangible.

Foto: Lisandro de la Fuente

7 respuestas to “Efemérides póstumas”

  1. GASTONAZO Says:

    Genial el diario, pero lamentablemente tengo que hacer una pequeña observación: Kohan, según se supo tiempo después, estaba, efectivamente, recagado, y su idea cabal, plena y clara como la luz de la Luna era salir corriendo. Sin embargo, lo pudo su espíritu de lucha y no quiso dejar pasar la oportunidad de legarle a a la multitud alguna arenga de Trosky, el Che o Máximo K, y en eso estaba cuando le anudaron la soga al cuello.Todo un misterio, lo de Kohan: tantismas páginas valientemente dedicadas a la revoluciòn y a denunciar los oprobios de la dictadura…para entregarse asi, mansamente. En fin. Para colmo, según refieren quienes ataron el joggin al cajón, éste era marca Adidas, lo que, que duda cabe, fue la chispa que entre sus seguidores originó el pedido de ejecución. Saludos!

  2. Yupi Says:

    Allá lejos tuve unos botines Adi Dassler. Eran una locura para la época. Me los trajeron mis padres de Alemania, dormía con los botines puestos. En un torneo de barrios se me acercó un rival, un señor de bigote (debía tener como 30 años) y me dijo por lo bajo: “Nene, si te ponés esos botines más vale que juegues bien o te cuelgo de un árbol”.
    http://www.youtube.com/watch?v=j6CUfl4aX9s

  3. ericz Says:

    A mi hermano le regalaron una pelota Mitre (también de Europa), eran épocas anteriores a la Tango.
    Quien tuviese La Mona Lisa y El David, juntos, capaz se acercaría al sentimiento que te daba entrar a la cancha con ese balón bajo el brazo.

  4. Yupi Says:

    Ni te cuento si llegabas con la pelota a un pueblo. Iban a buscarte a la estación, directamente. Antes no existía el country, los barrios cerrados, todos andábamos por todas partes. En los pueblos las puertas estaban abiertas pero literalmente, es decir, desde la vereda veías a los que estaban adentro. A la abuela de Máxima Zorreguieta en la casa de mi abuela materna la llamaban “culo con arandela” porque pasaba y no saludaba, o apenas saludaba. Otro mundo.

  5. FedericoR Says:

    Me vengo viejo y llorón, pero no puedo explicarle la melancolía premonitoria que me produjo ver el nombre de Aira unido a un verbo en pasado.

  6. Yupi Says:

    Qué error, el mismo Aira lo hizo mil veces. ¿Por qué no podría seguir haciéndolo para siempre? Pero para eso creo que es necesario un pequeño cambio, una adaptación al mundo futuro. Estoy pensando una solución. Por lo pronto hay que mandarlo al espacio exterior.
    http://www.youtube.com/watch?v=iARDYHakmC0

  7. FedericoR Says:

    Aira viajero del espacio. Tomamos nota.

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