Cuando las lámparas se apagan

Diario otoñal

por Yupi

Lunes

Los madrileños no quieren abandonar el barbijo porque se consideran feos. La encuesta que arrojó este resultado tenía una intención humorística, sin embargo los encuestados contestaron en serio. Y con impasible objetividad. ¿No es asombrosa la cantidad de caras feas que hay en el mundo? Casi todas. No digo todas porque eventualmente surge entre el tumulto un rostro de líneas equilibradas y bellas, como un oasis en el desierto. Ante esta evidencia antiguamente la multitud, que sabía lo que le convenía, realizaba una pirueta mental y pasaba del concepto de forma al de contenido. Todos aseguraban que era más importante la belleza interior que las caras armoniosas. Una autodefensa legítima, que al parecer no existe más. La fealdad humana es una cualidad entrañable, y puesta en una persona de genio ayuda a su reputación, porque aplaca nuestra inferioridad. En fin, las consecuencias de la pandemia son imprevisibles. Quizá el auge de las selfies haya sido un ensayo general de la catástrofe. Esos terribles fogonazos a un brazo de distancia sólo podían concluir en el elogio del barbijo.

Felisa.otoño

Martes

La vuelta al cole. El estilo sensiblero como propedéutica, la insensatez pétrea en los programas de estudio. Por no mencionar horrores como el lenguaje inclusivo o los chats de “mamis y papis”. Supongamos que me tomaran un examen escolar de literatura por escrito y una de las ocho o nueve preguntas fuera: “La escuela de los Simbolistas o Decadentes. Origen y desarrollo”. El examen dura una hora. Si no quiero dejar el resto de las preguntas en blanco tendré unos diez minutos para improvisar mi respuesta. Ajusto el cronómetro. Empiezo ya. Se originó en Francia en la década de 1890. El fundador y líder fue Mallarmé, que desempeñó el mismo papel que Leconte de Lisle para los parnasianos. Su poesía era radicalmente artística, estrictamente hermética, intraducible, una especie de «poesía absoluta» en que las palabras tienen un valor por sí mismas, más allá del significado y contexto. Negaban cualquier relación entre el arte y la moral, tenían como objetivo la delicadeza de ejecución, el rechazo de toda vulgaridad y desestimaban cualquier intento de literatura humanista. Introdujeron el encanto del verso falso. La audacia de los cortes mallarmeanos, su desarticulación impecable del verso clásico francés, le confiere a los alejandrinos regulares un aire de ser otra cosa de lo que son. La poética del grupo derivó en gran medida del soneto Correspondances de Baudelaire. Una de las características más notables de los simbolistas fue la explotación de la sinestesia o la mezcla de sentidos: oír colores, ver sonidos, saborear olores. Tiempo.

Después de cuarenta años de lecturas esto es todo lo que pude meter a presión en los diez minutos que disponen chicos de 15 años en un examen de bachillerato, y apenas si dije algo. El sistema de pruebas escritas de la enseñanza básica parece pensado para sumir a los alumnos en la desesperación. No es raro que la mayoría termine por odiar de por vida a Mallarmé, Baudelaire, Leconte y en definitiva a la literatura, particularmente a la poesía.

Miércoles

Nadie sabe cómo será el escritor del futuro, salvo que no se parecerá al actual, por simple supervivencia. Después de años de lucha en el siglo XX por fin ser escritor se convirtió en una profesión. Una profesión honesta como cualquier otra, con ciertas habilidades técnicas, una organización interna y una tradición comercial. El poeta, por así decirlo, fue incluido en los registros de la sociedad respetable. Y no sólo moralmente. La poesía también se convirtió en un valor económico. Todo el mundo se sacó el sombrero ante los escritores, nadie dudó de su derecho a existir como ciudadanos, y ellos mismos formaron un gremio con certificados de calificación, leyes contra la competencia desleal y condiciones de producción y consumo bien ordenadas, como los demás comerciantes. Personalmente, no tengo nada claro que esto haya sido benéfico para los escritores. En el momento en que el arte empieza a convertirse en una profesión pierde todo su poder y su misterioso encanto. Algo tenía que pasar, y pasó. Aquí es donde veo en el universo digital una posibilidad de renovación artística, más allá de los artistas individuales. En el Renacimiento a todo el mundo se le permitía pintar, escribir poesía o hacer música, por supuesto a riesgo de avergonzarse como es debido, pero las recomendaciones de críticos, profesores y editores no eran necesarias en absoluto para presentarse ante el público. Todos eran aficionados, fueran excelentes, regulares o pésimos. Es un punto importante. Las actividades humanas tienen más fuerza vital cuantas más personas las ejercitan. Sólo en el aficionado coinciden persona y profesión, y por eso toda la persona fluye en su actividad y la satura con todo su ser. El verdadero aficionado escribe o pinta o hace música continuamente, día y noche, en sueños y despierto, caminando, de pie, sentado y acostado. Hace arte hasta cuando no hace nada. Así es como surgen en la web esas creaciones extrañas, con toda clase de errores y torpezas que un profesional jamás podría cometer, pero llenas de vida, que benefician, de rebote, al talentoso y hasta al genio por lo que tienen de diálogo natural entre pares. Es el único punto de encuentro entre ellos, sólo que clave, esencial, y la razón es bastante obvia: un aficionado puede no ser un artista, pero un artista debe ser un aficionado.

Jueves

Esquisses critiques de Pierre Lièvre. El crítico aficionado por excelencia. Así lo definieron todos en vida y con ese adjetivo lo recordó Cocteau a su muerte: amateur. Notable bibliófilo y erudito, autor de una traducción del Arte de amar de Ovidio, especialista en Crébillon, cuyas obras completas publicó en cinco volúmenes, Lièvre trabajó toda la vida en el negocio familiar y dedicó el resto del tiempo al estudio de la literatura. Esta independencia radical le da a sus apuntes un encanto único. No es nada común encontrar una inteligencia crítica autónoma, despreocupada, que conoce su materia y la comenta a su modo, inmune a las circunstancias. Hay un ofensiva militar en el Marne en septiembre de 1914, pero Lièvre está atacando sus notas sobre la condesa de Noailles; el ejército francés está encerrado en Gallipoli: nuestro crítico aprovecha la ocasión para encerrarse a leer La Porte des rêves de Marcel Schwob; toda Europa resuena con la batalla de Verdún, pero la noticia no llega al Sr. Lièvre, ni lo distrae de su lectura de La Sandale ailée de Henri de Régnier. Sus bocetos críticos son una de las últimas expresiones de una serenidad casi antiguas, como de Montaigne. Lièvre no sólo permanece ajeno al mercado sino que ni parece sospechar que sus conocidos son autores famosos. Por supuesto no siempre es fácil seguirlo, pero tiene aciertos que rara vez alcanza el profesional. Así: “Algunos talentos sólo brillan en la oscuridad. El semifracaso y las críticas los mejoran. Si les llega el gran día de la reputación, si la violenta luz de la fama cae sobre ellos, sus rasgos se desvanecen. Aparecen sus límites; el encanto y el perfume de su misterio se evaporan y se pierden sin retorno. Una desventura cruel, un alto precio por el éxito”. Y en otra parte: “¿Busca el olvido quien conoció, en otras edades, una notoriedad rotunda? ¡Puede ser!”

Viernes

Les liaisons dangereuses de Ferdinand de Laclos. Uno de mis sueños es escribir una obra inmortal por medio de cartas. Otro, conocer en la realidad una mujer como la marquise de Marteuil. Eso exactamente le sucedió al autor de este clásico inamovible. El libro fue acusado de obsceno, aunque Laclos realmente no prueba nada más que los hombres nunca pueden ser tan complejos como las mujeres, y que incluso el hombre más intrigante y cerebral sigue siendo un simple aprendiz de sus trucos magistrales. Al parecer los caracteres fueron tomados de modelos reales, y ahí radica su interés histórico y cultural. Psicológicamente, la obra es de una sofisticación sin precedentes. Contiene uno de los personajes femeninos más extraordinarios de todos los tiempos, la citada Marteuil, apenas por debajo de Lady Macbeth en complejidad. En cuanto al estilo, el artista sigue la ley del realismo, en la medida en que le da a cada persona su propio estilo al hablar y escribir. Hoy eso nos parece natural y hasta obvio, pero como poco fue un acierto literario en aquella época. Las intrigas se entrelazan con gracia y ligereza. En ningún momento se nota el trabajo ni el esfuerzo que debió haber hecho el autor para plasmar tanta desvergüenza en una forma natural, compacta y elegante.

Sábado

Un guión para Artkino de Fogwill. Es muy difícil juzgar los libros de un contemporáneo por quien sentimos afecto. Sin ir más lejos, Aira nunca se explayó sobre la obra de ningún amigo, excepto Lamborghini. En el caso de Fogwill la dificultad empieza en el momento en que uno debe decir a qué categoría literaria pertenece. ¿Es sociólogo, filósofo, polemista, cuentista, poeta? ¿Es todo eso o tal vez cualquier cosa menos un escritor? Esta última opción puede resultar una sorpresa, pero tiene algo de verdad. Porque si por escritor entendemos una persona que está hecha de literatura, y sólo de literatura, que tiene el don mágico de hacer fluidas y brillantes sus invenciones y percepciones, en definitiva una persona cuyo destino no puede ser otro que el de las letras, Fogwill ciertamente no era un escritor. Para él la obra literaria nunca fue más que un engorro. El carácter básico de su estilo es una extraña combinación de vivacidad y torpeza. Deja constantemente la duda sobre si llamarlo fogoso o desigual, siempre en lucha consigo mismo, informe y detallado. Es justamente por eso que su mayor triunfo fue convertirse en escritor cuando podría haber sido cualquier otra cosa, actor, abogado, publicitario o pirata en un bergantín. El estilo refleja vívidamente al personaje que creó, como si lo viéramos entrar por la puerta, pero funciona mejor en la vida que en el papel. Se dirá entonces que su estilo no sirvió para nada. Sirvió mientras él vivía, y es suficiente.

Domingo

Al alba. Un día el buen Dios había dormido mal, y dando vueltas y vueltas en la cama de mal humor, escuchó las oraciones agradecidas de gente de todo el mundo. Escuchó un largo rato, inmóvil. Ya desvelado, llamó a Pedro y le dijo pensativo: «Es un sentimiento diabólicamente extraño ser elogiado por algo que uno creó hace miles de años y que ni siquiera recuerda».

Foto: Lisandro de la Fuente

27 respuestas to “Cuando las lámparas se apagan”

  1. La Barbuda Novia de Troll Says:

    Hace unos meses traté la poesía de Fogwill, lo que más me interesa anda por ahí. Fulgor y apagones. El gaucho de Pringles garabateo algún recuerdo sobre él, pero le dejo éste sobre Libertella, igualmente simpático y no sé donde o cuándo fue publicado (fons: escueto mail)…

    «Héctor, el amigo perfecto. A pesar de que a la palabra «amigo» no se le pueden poner adjetivos, que son redundantes o contradictorios. «Buen amigo» está de más, y «mal amigo» no puede ser. Pero Héctor tenía un modo de ejercer la perfección de la amistad que no era redundante ni contradictorio. Esto he venido pensándolo desde que empecé a hacerme cargo, con demoras y mal, de su muerte. Quiero decir que empecé a pasar al otro lado, a recordarlo en perspectiva. No es muy delicado sugerirlo, pero creo que la muerte está implícita en el contrato de amistad. Es bastante obvio de todos modos. Uno de los amigos se muere, se queda en una fecha, el tiempo pasa y él, quieto, empieza a alejarse, y en ese movimiento arrastra a su mundo, envolviéndolo en una lejanía, en una distancia.

    Esa distancia envuelve la belleza del mundo. Recuerdo una anécdota que se me vuelve alegoría (todas corren ese peligro). Una vez, en uno de los viajes que hicimos juntos, fuimos a Río de Janeiro, pero no exactamente a Río sino a Niteroi, que es un suburbio (o una ciudad aledaña, no sé) al otro lado de la bahía, justo enfrente de Río. Oí decir que desde lo alto del cerro del Parque de la Ciudad, el punto más alto de toda la región, la vista valía la pena. Lo arrastré a Héctor, que no era un turista entusiasta. Protestaba, pero me acompañó. «¡Las cosas que me hacés hacer, Cesarin!» Entre paréntesis, esa frase se la oí muchas veces, dirigida a mí y a otros: significaba que él, por la suya, no habría hecho nada, pero por los amigos terminaba haciéndolo todo. Subimos, en taxi, y una vez en la cima caminamos hasta el mirador de un paisaje grandioso: el azul del mar, horizontes de montañas azules que se sucedían en filas superpuestas como en un paisaje chino, laderas, playas, islas. El taxista, que nos había seguido, dijo que nos pagaba una cerveza si encontrábamos una sola línea recta. No la había; el mismo Héctor, que siempre se tomaba en serio esas cosas, tuvo que rendirse a la evidencia. Y allá enfrente, envuelta en la consabida niebla de las promesas de felicidad, la ciudad maravillosa… El taxista, nativo y habitante de Niteroi, comentó con melancolía que los cariocas despreciaban ese opaco suburbio de clase media, del que decían, con irónica malevolencia, que lo mejor que tenía era la vista de Río.

    En la distancia que hace posible la mirada veo nuestra juventud y nuestra vocación. Héctor fue un buen espejo de escritor, para muchos, y con el tiempo llegó a ser el último que quedaba. Cumplió a conciencia todos sus papeles, a su modo sonriente y desapegado, hasta que, al final, encontró el definitivo. Fue como si hubiera ido descartando una a una todas esas «cosas que le hacían hacer», y la última que quedó era esa cosa histórica que no se la pedía nadie: ser el último. Los escritores para entonces no sólo habíamos dejado de ser jóvenes. Uno tras otro nos fuimos adaptando, integrando, aburguesando. Llegó el día en que todos nos habíamos vuelto ciudadanos responsables, profesionales con cuentas de banco, empleos, cátedras, agentes. Por mi parte tuve que esperar a que Héctor se muriera para darme cuenta de que entonces ya no quedaba ninguno de la vieja raza, de los que preferían la miseria a concederle a la respetabilidad un solo minuto de su vida.

    Porque ese minuto puede ser importante, decisivo. Según los economistas, en toda empresa participan tres elementos: capital, trabajo y tiempo, de los cuales uno u otro se acentúa según el género de empresa. Para los escritores, capital y trabajo son secundarios respecto del tiempo. Nuestro oficio, eso lo sabemos bien, consume tiempo más que cualquier otra cosa. Pero no mero tiempo lineal y utilitario, como el que llevaría hacer casas o arar el campo, sino un tiempo de formas raras, retorcido, vuelto sobre sí mismo, perdido, recuperado, un tiempo que asoma sus puntas en rincones inesperados, y se curva, o se ahueca, o se diluye. Tan imprevisible se vuelve su formato que nunca podríamos saber qué parte es importante: de ahí que lo necesitemos todo, para que sea él, no nosotros, quien decida.

    Claro que a un anacronismo no se le puede pedir que persista más allá del instante en que ilumina el tiempo»

    http://www.youtube.com/watch?v=l1n3-5p2k1A

  2. Yupi Says:

    En efecto. De Fogwill me gustan algunos poemas, algunos cuentos, en su momento me gustó Vivir afuera, pero por sobre todos sus textos siempre me gustó algo en él mismo.

    Qué bien escribe Aira, y por “bien” me refiero a muchas cosas.

    Bueno, para cambiar el tono melancólico. Como dijo Peti en un programa de radio que tenía por esta época «Se puede empezar un lunes con la frase (aflautando la voz): ‘Hola, gordi, ¿mandaste a limpiar la pileta del country?’, o se puede empezar (bajando la voz a un tono muy grave) escuchando a Charly García”. Salud.
    http://www.youtube.com/watch?v=sSzDXJpj0sY

  3. janfiloso Says:

    Linda nota Yupi. Saludos.

  4. janfiloso Says:

    Tu cierre me hizo acordar al cuento del Papa que muere, llega al cielo y le pide al guardia por San Pedro.
    -¿Quien?- pregunta el guardia.
    -San Pedro, el primer Papa de la iglesia que fundó Jesús, el hijo de Dios.
    -Un segundo- dice el guardia quien va a comentarle a Dios lo que ocurre.
    Dios piensa un rato y dice -parece que la joda esa que armamos en la tierra anduvo nomás-.

  5. Yupi Says:

    Grande Janfi. Hacía rato que no pasabas, se me cae un lagrimón. Sólo vos podés entender el significado de este link. Salud.
    http://www.youtube.com/watch?v=2Jaxy1M861k

  6. janfiloso Says:

    ¡Billy Cafaro! Extraordinario 👏👏
    Te contestaría con Johnny Tedesco
    🎼 Es el pullover mágico,
    que hace parar el tráfico 🎹

  7. Yupi Says:

    Jaja tremendo! Descanse en paz, querido Billy.

  8. burzaco Says:

    Increíble la leyenda Fogwill, un autor con un solo libro, el resto es leyenda.

  9. Yupi Says:

    http://www.youtube.com/watch?v=6-hsXLW2EBY

  10. lalectoraprovisoria Says:

    No es para tanto tampoco. Escribió dos o tres novelas, muchos cuentos y poesía.

    Q

  11. Yupi Says:

    Más vale. Es que Fogwill se presta al placer del juego. Si existe el otro mundo ahora mismo debe estar riéndose por lo bajo.

  12. FedericoR Says:

    A Fogwill le interesaba la literatura. Es más de lo que puedo decir de cierta gente. A veces se le acercaba más que otras,..
    Sobre la respetabilidad que nombró Aira al hablar de Libertela (hermosa cita, barbuda novia): inagino que todos están escuchando en loop el discurso por el Formentor. una maravilla hasta en el tono (o especialmente en el tono). Subrayo un milagro menor entre tantas gemas: logra decirle a todos que merece ese premio y cualquier otro (el Nobel, la vida eterna, una tarde con Laureen Bacaal jovencita) sin sonar pedante o loco.
    Yupi: imaginarás que esperamos ansiosos su crónica.

  13. Yupi Says:

    Minuto 22:19. “Sobre lo real del tiempo en un…”. (Interrumpiéndose y comentando en voz alta para el auditorio, como si criticara el texto de otro): “Bueno, qué desastre”.
    Eres grande, César Aira.
    http://www.youtube.com/watch?v=YjQpOHPdz30

  14. FedericoR Says:

    ¡El instante del “qué desastre”! Me emocionó mucho. Es cierto que me pongo viejo y sensiblero, pero sin dudas es un momento exquisito.

  15. Yupi Says:

    Nombres mencionados:

    Borges
    Leibniz
    Schopenhauer
    Manet
    Francis Bacon

  16. La Barbuda Novia de Troll Says:

    Kjjj se reunieron los aireanos en el fogón de lalectora! Ayer leí el hermoso texto de aceptación: los «Diarios de Viaje» del sombrío Arturo Buda, qué perfecta elección para hablar de la educación defectuosa !

    Igualmente las entrevistas y paratextos en las que deja pasar la ocasión de hablar mal de Menen o de Karina Jelinek (LOL) y esquiva los elogios a la Democracia y los Derechos Humanos…Qué barbaridad… es hora de cancelarlo!

  17. FedericoR Says:

    Las preguntas en la rueda de prenda fueron invariablemente idiotas, qué cosa más rara. O no. Elegir la palabra «derechos humanos» fue un todo un gesto. Se ve que el hombre ya se sabe un clásico.

  18. La Barbuda Novia de Troll Says:

    Sin dudas…y, dado que para recibir el premio se vistió, debemos asumir que la camisa a cuadros es otra provocación pour nous épater!

    Saludos Fede

    http://www.youtube.com/watch?v=RmIOdwOH_xY

  19. ericz Says:

    Rueda de prensa: César Aira, Prix Formentor 2021 https://www.youtube.com/watch?v=eY4hDgZiznc

    Yupi, ¿estuvo en la cárcel Aira?

  20. Yupi Says:

    Hola Ericz. Estuvo preso y lo raparon, como si estilaba en aquellos años. Su padre pagó una fortuna en abogados para que lo soltaran.

    Federico. Es cierto, pero las respuestas más interesantes muchas veces son consecuencia de las preguntas más bobas. El caso clásico es Boswell, que le soltaba a Johnson, por ejemplo: “¿Qué haría si se quedara solo en una torre con un bebé?”. A lo que el Dr. naturalmente replicaba: “No pienso contestar semejante inepcia”.

    Novia. Me preguntaba qué hago durante los veranos europeos. Aquí la respuesta.
    http://www.youtube.com/watch?v=oFcraniRJH0

  21. FedericoR Says:

    «A veces creo que los españoles hablan otro idioma, porque no entiendo las preguntas».

    En cuanto a la carcel de don César, Yupi es muy modesto como para recordanos que dio la primicia: https://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2016/10/05/cesar-aira-trotskista/

  22. Yupi Says:

    Creo que la primicia la dio antes Luis Dapelo, aunque yo conocía lo ocurrido por otro lado, no sé cuál, quizá por alguna entrevista a Fogwill justamente, ya que hablamos de él.

    La dificultad de Aira con la forma de hablar proviene de que le tocó la variante andaluza (estaban en Sevilla), que no es fácil ni para los españoles.

  23. Yupi Says:

    Un agregado. Me doy cuenta ahora por el tono de que el periodista que pregunta probalemente sea catalán, un acento tremebundo sin la simpatía natural del andaluz. Una vez Aira dijo que siempre prefería venir a Madrid antes que a Barcelona. Es lamentable, pero con la cuestión del independentismo los catalanes realmente han cansado a todos.

  24. janfiloso Says:

    … bailarín compadrito el Yupi …

  25. Yupi Says:

    y el calor que da el traje de gaucho en pleno agosto!

  26. burzaco Says:

    ¨la simpatía natural del Andaluz¨. La sonoridad puede llevarte a engaños y pensar que son abiertos y hasta hospitalarios. La andaluza posiblemente sea la sociedad mas cerrada y superficial de todas las regiones de España. Podes vivir por ejemplo en Sevilla 20 años y no pasas del portal.
    Me gusto el discurso. Denso, desastroso y pesado al principio y después de ese momento de inflexión, apareció la maquinaria filosófica Aireana, cerrando todas las ideas planteadas. un master!

  27. Yupi Says:

    Amigo es alguien a quien uno despierta por teléfono a las tres de la mañana, le dice: “Me he cargado a un fulano”, y se limita a responder: “Voy para allá con una pala”. De ahí para abajo hay una progresión de hospitalidad decreciente. Pero sí, me refería a la gracia andaluza.

    Aira es realmente tímido. Todo el mundo dice ser tímido, pero no es fácil encontrar el artículo genuino. Durante la lectura no levantó la vista del papel ni una sola vez. ¡Imaginemos a Fogwill en ese estrado! Como primera medida, le habría pedido el teléfono a la chica que presentó el evento. Y después se habría declarado a sí mismo más grande que Borges y Cervantes.

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