Fresco y fluido
por Quintín
Musu me retó por el sueño. Me contó que tiene clientes que toman vinos de altísima gama y que no son necesariamente ricos ni esnobs. Que incluso hay grupos de bebedores selectos que se juntan para poder comprar entre todos algunas botellas de precios siderales. Los connoisseurs, dice Musu, son gente interesada en el vino, que aprendió a degustar esos productos, capaces de apreciarlos y distinguirlos, de detectar cada nota particular del terroir en el aroma y el gusto.
No tengo por qué ponerlo en duda. Puede que me ignorancia me lleve a una posición populista en la materia, aunque yo nunca dije que no hubiera vinos de alta gama maravillosos, solo que el de la cata que había soñado no lo era (y otros tampoco). Y también pensé, una vez despierto, que no era muy común que alguien dijera en público que el rey estaba desnudo en materia de vinos caros. Y que la ausencia de una crítica de vinos que, aunque más no fuera de vez en cuando, ponga entre paréntesis las afirmaciones de las gacetillas es un problema para quienes quieren orientarse en una selva de secretos y de frases hechas.
Cambiando de tema, aunque no del todo, el otro día probé un vino que me gustó mucho: Develado Syrah / Garnacha 2019 de la bodega Solo Contigo. Es una combinación poco común de cepas y el vino me resultó singular, directo, de una gran frescura. Lo tomé con un gran placer a lo largo de tres días y con distintas comidas. La bodega es de un matrimonio de canadienses que se estableció en 2008 en Los Chacayes, Valle de Uco, donde plantaron viñas y construyeron un espectacular edificio con restaurante. Si uno revisa los productos de la bodega, encuentra las típicas líneas de variedades tradicionales (Malbec, Chardonay) que van subiendo de precio (no son caros) a medida en que usan más madera en la crianza. Pero en el medio, aparece la línea Develado, que el sitio de la bodega describe así: “En la etiqueta, un hombre se lanza en paracaídas hacia lo desconocido. Incorporando técnicas innovadoras de vinificación y utilizando la menor intervención posible en el proceso, nuestro Develado revela la expresión auténtica de la zona vitivinícola única de Los Chacayes en el Valle de Uco.” El vino está hecho en tanques de acero, sin madera, con levaduras indígenas. Son los ítems que me llaman la atención, que me predisponen bien para tomar un vino (aunque no sabía nada de esto cuando lo probé). Claro que también hay marketing aquí, en la intervención mínima, en el apartamiento de los cánones.
Pero en este tipo de vino encuentro muchas veces un resultado distinto y logrado aunque sea simple, mientras que sus equivalentes en precio de la variante más tradicional me parecen casi siempre expresiones fallidas del ideal platónico de la alta gama, como si fueran ensayos poco felices y más baratos de un gran producto.
Pero tal vez eso se deba a mi escasa capacidad como bebedor, a que soy un principiante en la materia. Es el mensaje que, sin conocerme, me envía alguien llamado Fernando Aguera, que en Vivino describe el vino así: “Híper joven fresco y fluido. Muy baja acidez y final corto. Súper adictivo, se lo daría a probar al público nuevo del vino y creo que le encantaría. También lo veo versátil para maridar. Me gustó aunque es muy particular”. Creo que el comentario me pone en mi lugar de “público nuevo del vino”, pero también por mi gusto de aquello que es “muy particular”.
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