Argentina (2) – Nigeria (1)

por Quintín

Hubo dos evidencias en este partido. La primera, que Argentina pudo quedar afuera. La segunda, que sacó fuerzas de alguna parte que le permitieron remontar una adversidad que venía arrastrando en estos años, en este Mundial y en este partido. Esas fuerzas favorables estuvieron compuestas por elementos heterogéneos y amenazadas por otras negativas, por debilidades que pesaron aun en la victoria.

Contemos la historia brevemente. En Brasil 2014, Argentina llegó a la final merecidamente pero sin brillar. Fue un equipo competitivo pero ciclotímico, con bajones individuales y colectivos que nadie logró explicar del todo bien. Lo mismo ocurrió en los sudamericanos que siguieron. Todos los especialistas coincidieron en que hacía falta una renovación. Los veteranos de esas batallas (salvo Messi, aunque estuvo a punto de retirarse) parecían pedir más el recambio que la continuidad. Claro que la Argentina no tenía una pléyade de jugadores como para ese recambio. Entre técnico y técnico, se empezó a hablar de nombres que se destacaban en el fútbol internacional y sonaron como candidatos a ser las nuevas figuras argentinas: entre ellos Dybala, Icardi, Lo Celso, Lanzini, Salvio, más arqueros, laterales y de todo un poco. La sensación colectiva era que cuanto más jugadores nuevos aparecieran en el equipo titular, mejores perspectivas tenía el equipo. Pero después de que las figuras del exterior no encajaran en sus escasas oportunidades, se empezó a pensar en jugadores que se destacaran recientemente en el fútbol local. Algunos de ellos llegaron al plantel de Rusia (Meza, Pavón, Acuña, Armani), pero su posible rendimiento era una incógnita.

En todo ese tiempo, un solo jugador, Gabriel Mercado, se metió entre los titulares, aunque ni siquiera quedaba claro su puesto. Al empezar el torneo, otro jugador se había ganado el suyo: Nicolás Tagliafico, pero en una posición que no tenía un dueño claro en la etapa anterior. Finalmente, en el partido debut, Argentina salió con una mezcla de viejos y nuevos, que no funcionó muy bien. El entrenador Sampaoli decidió entonces que los culpables eran algunos viejos, los cambió por nuevos y renovó el esquema táctico habitual hasta confundir completamente al plantel. El resultado fue el desastre de Croacia, la peor derrota argentina en años. El equipo argentino no se ensambló nunca, deambuló en la cancha, cometió errores groseros y Messi fue una sombra.

Se produjo entonces una rebelión, que le dejó al técnico pocas posibilidades de decidir otra cosa que la vuelta de los viejos (si es que el técnico decidió algo). Los jugadores pensaron que había un grupo base que se conocía, que se llevaba bien (pocos equipos tuvieron tan pocas disidencias entre jugadores como el argentino, aun en la derrota) y que los veteranos debían dar la cara por el equipo, sin tirarles la responsabilidad a los jóvenes. Y que había que volver a la línea de cuatro y a un esquema que los jugadores manejaran. Y, de paso, enfrentar a los infames, canallas y coimeros que los estuvieron difamando. El único nuevo en la alineación de hoy fue el arquero Armani, pero nadie hubiera hecho otra cosa que ponerlo de titular.

Fue lo más sensato. Después de todo, Argentina podía perder o empatar con Nigeria, pero tenía una historia a favor y no era menos que el equipo africano que también había perdido con Croacia. Era sensato pensar que Messi se podía comunicar bien con Banega, Higuaín y Di María como para armar un circuito de ataque. Eso sí, estos jugadores tienen ideas conservadoras. Aunque tenía que ganar, Argentina no llenó la cancha de delanteros y puso, en cambio, tres volantes retrasados para evitar las contras de Nigeria.

Uno de ellos, Enzo Pérez, se limitó a cuidar su zona. Otro, Mascherano, tocó demasiadas pelotas y cometió errores serios aunque no dejó de empujar al equipo. El tercero, Ever Banega, tuvo un partido extraordinario. Fue el conductor del equipo y de sus pies partieron la mayor parte de las jugadas de riesgo. Argentina salió bien plantado, con algunos nervios que se fueron disipando, y a los 13 minutos se puso en ventaja con un gran pase largo de Banega y una definición monumental de Messi. De derecha, después de bajarla con el muslo y acomodarla a la carrera con el pie izquierdo. Una de esas jugadas que pocos jugadores en el mundo pueden hacer y que Messi hace habitualmente en el Barcelona.

Argentina pasó a jugar confiado, tranquilo. Durante largos minutos, controló el partido, no dejó que Nigeria se acercara al arco de Armani, que estuvo un tiempo sin que le patearan. A los 33, Messi pudo aumentar con un tiro libre que pegó en el palo y que hubiese asegurado el partido.

Pero algo pasó después, una de esas sombras, de esas miasmas, de esas ondas negativas que suelen afectar al equipo argentino. Aunque Nigeria seguía jugando más o menos mal y no se adelantaba en el campo, Argentina empezó a perder la pelota, Messi a quedar aislado y el equipo quedó partido, perdió la compacidad con la que jugó al principio.

El segundo tiempo empezó con una mala noticia. Un penal inexistente de Mascherano, pero de esos que se cobran. Nunca debería haber abrazado al jugador Nigeriano, porque ese abrazo se parecen demasiado a un agarrón. Convirtió Moses y reveló que los jugadores argentinos estaban nerviosos. Algunos más que otros, entre ellos Di María, Mascherano, Pérez. Más grave, Messi se empezó a ausentar. Volvieron los antiguos fantasmas. Había que ganar y Argentina no sabía cómo. No creaba peligro. Si uno miraba la disposición del equipo, advertía que se atacaba incluso con poca gente, que los defensores quedaban siempre retenidos y ni siquiera los laterales pasaban al ataque. Argentina parecía desesperado por hacer un gol pero estaba parado como para cuidar el resultado. Y, a su vez, los nigerianos se animaban a ensayar un contragolpe.

A los 15 minutos entró Pavón y las cosas mejoraron. Encaró y encaró, se juntó con Messi por la derecha, pero también con Mercado, que había abandonado su posición tan retrasada, como si la presencia de Enzo Pérez lo inhibiera. Luego entró Meza por Di María, que hizo alguna jugada pero no alcanzó a sacarse del todo los nervios. Después, entró Agüero por Tagliafico. Argentina atacaba y Nigeria tenía más espacio para contraatacar. Era lo que se temía al principio, pero no quedaba más remedio que cambiar golpes. Ighalo se perdió un gol tremendo. El árbitro turco, muy acertadamente, declinó pitar un penal por mano causal de Rojo que el VAR intentó venderle y que nos hubiera liquidado. Un poco más tarde, Ighalo estuvo mano a mano con Armani y el arquero justificó su inclusión en el equipo tapando con autoridad.

Y faltando cinco minutos, cuando el pronóstico era más bien pesimista, llegó el gol del triunfo. Ocurrió lo que todo el mundo esperaba que ocurriera alguna vez. Que Argentina generara una jugada de ataque sin la participación de Messi. Después de que a Messi le interceptaran un pase, recuperó Otamendi, jugó con Banega, Mascherano y Pavón, quien habilitó muy bien a Mercado tras un giro. Mercado metió un centro perfecto a la carrera y Rojo entró por el medio, la agarró en el aire y la puso de derecha al lado del palo. Una demostración de técnica y coraje que enaltece a Mercado y a Rojo, pero también a todo el equipo. Donde parecía no haber nada, quedaba este gol. El tipo de reacción anímica y futbolística que Argentina no ofrecía en los momentos decisivos. Fue un momento maravilloso.

Nadie sabe lo que puede pasar ahora. Pero pasó lo de hoy.

Foto: Flavia de la Fuente

11 respuestas to “Argentina (2) – Nigeria (1)”

  1. Yupi Says:

    Ganamos un poco a la uruguaya. Eso es rarísimo para este grupo de jugadores y casi una esperanza pensado en los cruces de copa Libertadores que se vienen. Sinceramente, después del infalible penal por mancha temí lo peor. Tres menciones. 1. el pelotazo que Messi mata a la carrera, primero con el muslo y enseguida con el pie izquierdo, no es que sea difícil de hacer sin perder el control de la pelota, ¡es imposible!; 2. a Rojo en Brasil 2014 empezamos criticándolo (yo, particularmente) y terminó por ser el mejor de la defensa en aquel Mundial y el héroe del pase a octavos en este; 3. honor y gratitud hacia los croatas, que demostraron ser verdaderos caballeros del deporte.

  2. antidt Says:

    Coincido en casi todo lo escrito, el casi es porque me parece que en el primer tiempo Enzo Pérez no se limitó sólo a cuidar su zona y varias veces combinó con Messi con buen criterio.
    El penal es una de esas jugadas que a mi juicio son una responsabilidad de los jugadores. No entiendo esa manía por abrazar al rival o ponerle la mano encima sin obtener ninguna ventaja con ello y arriesgándose a un penal en contra. Y un detalle más de esa jugada, que muestra claramente el nerviosismo (entendible) de algunos de los jugadores. El corner que deriva en el penal viene porque tres jugadores argentinos se molestan entre ellos al intentar despejar juntos de cabeza sin amenaza nigeriana a la vista.
    Me alegro mucho por este grupo de jugadores. No sé si son buenas o malas personas (sólo los conozco por su actividad futbolística) pero me parece claro que a diferencia de lo que pregona tanto miserable, tienen un enorme compromiso -cuando nada los obliga a ello-, y cargan además con las frustraciones y resentimientos de muchos. Me atrevo a decir más, siento que jugarían mucho mejor si les importara menos. Ojalá se puedan soltar aunque sea un poco, fundamentalmente por ellos mismos.

  3. AGB Says:

    El equipo fue la misma porquería de los otros partidos, pero contra un rival menor. No registró ataques Nigeria en el primer tiempo, y Argentina, el gol y el palo. Poco y nada, pero terminó ganando.

  4. rodrigomherrero Says:

    Coincido con la crónica y con el comentario de Antidt. Lugo vino el de AGB,diciendo que fuimos una porquería y confirmando que Antidt tiene razón: este grupo de jugadores llegó a tres finales. Merecen más respeto y consideración de la que tienen. Pasa que para nosotros ganar un mundial es una cuestión de orgullo, patria, autoestima o vaya uno a saber qué, pero algo mucho más trascendente que un partido de fútbol. Eso hace que el tiro libre de Tony Kross para un jugador argentino sea imposible: porque cargan con un peso demasiado grande que les impide soltarse y jugar mejor. No es que todos sean geniales ni mucho menos (salvo Messi), pero jugar atado te impide jugar mejor.

  5. SUSANA Gómez Says:

    Extraordinaria crónica de un partido que nos mantuvo en vilo y al borde del infarto.

  6. La novia de Troll Says:

    Se vitaralizan selfies de la Coca Sarlo en Tetas y Banderas en el Obelisco!! De no creer…

  7. Germán Says:

    Me encantó la crónica del partido y es coincidente con los que vi, un poco de liga teníamos que tener en algún momento; pero no se si el corazón me va a resistir mucho más este tipo de partidos. Debo decirle que lo enaltece su Tw sobre el loco Bielsa. Voy a tomarme el atrevimiento de contarle una anecdota. Mi tío, quien lo conoce a Bielsa y ha trabajado con el, le solían preguntar si estaba tan loco como decían y tan aburrido de contestarlo, dijo una frase que no me voy a a olvidar más: “conoces a alguien que le digan el loco y no este loco?” y remató: “es un señor con todas las letras, más allá de su locura”

  8. Jukebox Says:

    Por el bien de Argentina, espero que Deschamps sean tan mediocre como creo que es. Me preocupan los amonestados y la carga física de algunos jugadores contra la juventud francesa, pletórica de fuerza y talento tanto como de abulia.

    No me imagino cómo Mascherano podrá contra Pogba y Dembelé sólo. No me imagino que Biglia sea la solución tampoco. Creo que Banega y Messi necesitan un socio más, quizás por la izquierda. No es una mala poner a Dybala más adelantado ahí, siendo que Tagliafico sube algo más y Pavón por derecha. Pérez está para jugar un tiempo y no aguanta más.

    Di María e Higuaín siguen arrastrando los bloqueos habituales, aunque Gonzalo es infinitamente más útil para el equipo aún jugando mal que Di María.

    Veremos…

  9. M Says:

    Es cierto que éste equipo necesitaba una renovación, me acuerdo que cuando Martino se fue, había armado la lista sub 23 para las olimpiadas, imagino que a partir de ahí estaba planificada la renovación del plantel, los Dirigentes argentinos no le prestaron jugadores, ni tampoco apoyaron los Dirigentes de AFA, ni periodismo ni nadie, y se terminó yendo por el desmadejo (ahora resulta que le quieren echar la culpa a los jugadores). El técnico había sacado 75 % de los puntos que jugo, Argentina estaba 2º en las eliminatorias y había llegado a dos finales de Copa América que perdió por penales… es decir definimos terminar el proyecto por penales (la próxima podríamos hacerlo tirando una moneda).
    El técnico deshora (que no me gusta) tuvo sólo 10 partidos antes del mundial y muchos de ellos por eliminatoria donde estábamos con la soga al cuello. Terminó llevando al mundial jugadores que sólo vió en entrenamientos, y en el mundial se ve pura improvisación, de todo esto también le quieren echar la culpa a los jugadores.
    Le dicen a Messi que no es tan jugador como Maradona porque no ganó un mundial, pero Maradona en todos sus ciclos de selección los técnicos tuvieron 4 años para trabajar, con Messi no pasó nunca. De eso no se habla tampoco, Messi parece que nos tuviera que dar algo y la realidad es que lo que nos tendríamos que plantear es por qué en tantos años del Mejor Jugador del Mundo en la selección (y toda ésta generación que lo acompaña) nunca se pudo armar un proyecto serio, bancada por todos y que no se caiga por un penal o por cualquier cosa. No es que no pudimos armar un equipo para Messi, no pudimos armar un equipo serio donde juega Messi.
    Menos mal que ganamos, sobre todo por los jugadores, porque se iban a comer un escarnio por esto, como si fueran los responsables porque la AFA, los Dirigentes y buena parte del periodismo parece que hacen todo lo posible para que nos vaya siempre mal.

  10. Yupi Says:

    Muchas veces Messi debe preguntarse en pleno partido, como Miguel Zabaleta: “¿Dónde estoy? ¿Quién soy yo? ¿Qué hora es?”. Pasa de una realidad futbolera a otra radicalmente distinta en la que debe desempeñar un papel épico que no le gusta ni le interesa. A diferencia de sus compañeros, Messi se formó como jugador en una escuela europea moderna, que privilegia el juego de equipo sobre la corajeada individual y aun sobre la gambeta, y que tiene los medios para contratar a jugadores notables. Higuaín es un muy buen jugador; Luis Suárez es un crack. Lo mismo puede decirse de Mascherano y Busquets, o de Banega e Iniesta. La realidad es que los jugadores que lo acompañan en la selección tienen menos jerarquía que los del Barcelona. Aun con todo podría suplirse esa diferencia armando un buen equipo, pero por alguna razón esto parece imposible de concretar. Luego, solo queda tirarle toda la responsabilidad a Messi. El lenguaje corporal de Messi cuando juega con la Argentina es para compadecerse. Tenso, errático, con terror de equivocarse, algo insólito en él, que dentro de una cancha es la despreocupación en persona. En fin, esperemos que mejore todo.

  11. burzaco Says:

    Q, creo que la participación argentina no pide una critica futbolera al uso, sino un texto en forma de ensayo, animate.

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