por Quintín
Seré breve porque estoy agotado. Un partido de lo más raro entre dos equipos muy planificados por dos técnicos amigos entre sí, que estudiaron en las Academia del Ahorro. Ahora, está claro que Irán está planificado para defender, pero no está tan claro para qué está planificado Portugal, con un goleador como Cristiano y otros jugadores que pueden atacar pero se dedica básicamente a defender y ataca por rachas discontinuas. Es uno de los equipos más enigmáticos que he visto, pero esta Esfinge futbolística se llevó la Eurocopa hace dos años.
Si Irán ganaba, Portugal se quedaba afuera, pero los portugueses no hicieron un planteo defensivo e Irán se cuidó con cinco en el fondo y cuatro en el medio, pero siempre tuvieron presente la posibilidad de un error y un hueco en la defensa de Portugal. No hubo muchos, porque si de algo se cuida Portugal es de eso y, por otro lado, parece que los ayatolas consideran blasfemo poner más de tres jugadores en campo contrario salvo en los corners. Así es difícil hacer goles e Irán, con todo su despliegue físico, su fervor y su voluntad está siempre lejos de vulnerar el arco contrario. En tres partidos hizo dos goles, uno en contra y otro por un penal mal cobrado. Hay formas de pasar de ronda que no necesiten de un milagro, sobre todo porque Irán tiene buenos jugadores en todas las líneas.
De todos modos, fue un partido de una intensidad mortal, que tuvo todo tipo de alternativas, incluyendo uno de los mejores goles del torneo. Lo hizo Quaresma, con uno de esos tiros con la cara externa del pie derecho que son su marca registrada. Hubo un penal (inventado) fallado por Cristiano, lo que seguramente le bajó la moral. Hasta se pudo ir expulsado y terminar el Mundial de la peor manera. Irán atacó todo el partido, pero hasta el penal (inventado) que convirtió Ansarifard a los 89 minutos no había tenido una sola llegada clara (bueno, tal vez una en el primer tiempo, muy mal definida). Después si la tuvo y Amiri estuvo a punto de provocar el resultado más infartante del siglo.
En fin, que fue un partido lindo de ver entre dos equipos peleadores, mañosos y guapos, que no jugaron muy bien pero sí jugaron muy rápido, lo que a veces es un sustituto aceptable, como la carne de feed-lot.
Y ahora permítanme hablar del VAR. Estaba muy contento con el invento, pero los últimos sucesos me devuelven los peores miedos que tenía antes de empezar el torneo. Hoy se cobraron cuatro penales. Ninguno fue. Es un número demasiado grande, inaceptable en la era pre VAR, y mucho más inaceptable ahora.
Pero se cobraron de maneras diferentes. En el partido entre Arabia Saudita y Egipto, el colombiano inventó dos penales. Una mano imposible de evitar y un agarrón más que dudoso. En el segundo caso, los del VAR trataron de que el árbitro colombiano Roldán revisara su decisión, pero este la mantuvo. Hasta ahora, hubo un solo caso feliz en ese sentido, el que pitó el holandés Kuipers contra Neymar pero aceptó desestimar a instancias del VAR. Pero fue uno solo. Los demás se dieron por buenos. El desbalance es muy grande.
Pero lo de la noche fue peor. El VAR descubrió dos penales donde no los había. En el primero, el típico choque que Ronaldo es experto en provocar, no lo pidieron ni los jugadores portugueses y el VAR apareció de la nada. El segundo, sobre la hora para colmo, fue una de esas manos en que al jugador le cabecean de al lado y tendría que cortarse el brazo para evitarla. De nuevo el VAR metió la cola y el árbitro paraguayo Cáceres no tuvo el valor de contradecir la indicación. Cuando miraba el monitor, el tipo transpiraba como un condenado. Y, como si esto fuera poco, el VAR quiso que Cáceres expulsara a Ronaldo. Por suerte, Cáceres tuvo un momento de lucidez y le sacó una amarilla, que era lo que correspondía porque no fue un golpe, sino que Ronaldo se había sacado de encima de un manotazo al tipo que lo empujaba.
En Arabia – Egipto, fue el árbitro el principal culpable. Pero en Portugal – Irán, fue directamente el VAR, más precisamente el italiano Massimiliano Irrati y sus tres asistentes, entre ellos el argentino Hernán Maidana. En general, se habla del VAR como si fuera un autómata, pero se trata de cuatro jueces que revisan los fallos del árbitro y discuten las jugadas. Si les parece que el árbitro acertó, no hacen nada o lo felicitan. De lo contrario, le piden que revise (no en casos de offside o de error de identidad, donde la determinación es automática). La decisión final es entonces del árbitro. La idea es buena: cinco pares de ojos ven más que uno (o que tres, contando a los jueces de línea en el campo). Y una jugada discutida entre expertos (incluyendo la conversación del referí con la cabina) debería dar lugar a fallos razonables. Pero si predominan los Irrati y su tendencia a sacar penales de la galera y los Cáceres, que no se animan a contradecir a los Irrati o los Roldán, que inventan sus propios penales, se terminará desnaturalizando todo: el fútbol, que se llenará de penales imprevistos y el propio VAR, que tomará una importancia desmesurada (para no hablar de los largos minutos perdidos hoy en las revisiones). Esta gente se tiene que poner razonable porque, de lo contrario, se terminarán cobrando cinco penales por partido. Siempre hay un alguito que parece y no es, pero si inclinan la balanza para ese lado, sería un desastre. En el béisbol, hay una cosa que se llama la zona de strike, que es el área fuera de la cual los lanzamientos del pitcher se consideran malos. Cada árbitro tiene la suya pero, en general, se va ajustando para que no todas las bolas se consideren buenas o malas. Acá hay que definir una zona de penal que sea sensata. La de estos días en Rusia no lo es.
Como contrapartida, lo del offside funciona muy bien. Hoy España quedó primero en la zona porque el VAR dio por válido un gol que había sido anulado. En general, cuando hay dudas sobre el offside, el jugador suele estar habilitado. Pero cuando hay dudas sobre un penal, tampoco es penal. Esa es la parte que los árbitros (VAR y no VAR no suelen entender).
junio 25, 2018 a las 11:54 pm
Partido emotivo, vibrante, como decían los relatores de antes. Desde el principio quedó claro que Portugal atacaría con prudencia e Irán se defendería con muchos hombres, listo para salir de contragolpe. Pero el primero no sabe atacar y el segundo tiene dificultades enormes para definir, por lo que todo se neutralizó en el fragor de la batalla. Así hasta la fatídica intervención del VAR. que ya me lo imagino como la computadora de 2001 Odisea en el espacio. Irán aún pudo ganar el partido en la última jugada, pero increíblemente el 11 la tiró afuera para infinita desazón de los iraníes. Un justo empate. Se va Irán del Mundial. Portugal camino a enfrentarse con Uruguay, que es como caminar hacia el patíbulo.
junio 26, 2018 a las 12:00 am
Parece que no está claro cuando y como aplicar el VAR. En el rugby el TMO está perfectamente establecido cuando se aplica y quien decide.
junio 26, 2018 a las 12:03 am
No, está perfectamente claro cómo se aplica el VAR. Lo que no está claro es qué corno es un penal.
Q
junio 26, 2018 a las 1:12 am
Una pregunta. En el penal de Cristiano, el arquero se adelantó dos metros. ¿Se puede pedir el Var en casos como este?
junio 26, 2018 a las 2:53 am
Hubo un penal que en una sola repetición cualquiera se daba cuenta que lo era (en contra de Alemania en el último partido), tanto es así que lo escuché con relato yanqui y no entendían cómo el VAR dejaba pasar eso (incluso el árbitro). Y me pregunto, honestamente, lo mismo, cómo es? Sólo se recurre al VAR si el árbitro lo pide? O le suena el reloj o algo así al árbitro como llamado de atención para que reinterprete la juagada? Si Quintín o alguien me puede ayudar con esta duda, agradecido, porque sigo sin entender su aplicación justa y/o correcta.
junio 26, 2018 a las 9:02 am
Es fácil. Los del VAR revisan constantemente las jugadas. Si encuentran alguna (penal, jugada de expulsión directa, error de identidad) le avisan al árbitro que pudo haberla pasada por alto y se lo indican (identidad) o le dicen que la revise (penal, roja directa). En este último caso, el árbitro es el que decide. Recíprocamente, cada gol o penal pitado por el árbitro se revisa y, si a juicio de los del VAR, hubo un problema (offisde, foul previo), se recurre al mismo procedimiento. Si hay offside se anula la jugada. Si hay falta, decide el árbitro. El árbitro no pide la revisión del VAR, es el VAR el que la hace de por sí. Para el caso de que la pelota entre o no al arco se usa otra tecnología automática (la GLT), independiente del VAR que le suena al árbitro en el reloj. Creo que no hay misterio.
Q
junio 26, 2018 a las 10:25 am
Lo importante es mantener alejados del VAR a tipos como el tano éste, con afán de protagonismo. Ahora hay otra cuestión en cuanto a los penales: esta tecnología es una novedad que debería influir con el tiempo provocando que los jugadores, con el correr de los años, entiendan que si se cuidan de realizar agarrones tontos en el área (y algunas otras mañas que a partir de ahora son más fácilmente detectables) pueden sacar ventaja sobre el rival. Si esto sucediera en el próximo mundial o en el siguiente nos encontraríamos con menos injusticias pero también con menos penales estúpidos.
Pero para que suceda esto debería haber VAR en casi todas las ligas, y desconozco si ocurrirá. Ojalá que sí porque todo bien con reducir los errores arbitrales pero no queremos que esto se transforme en un deporte con partidos que sean apenas una excusa para ver cuántos penales hay.
junio 26, 2018 a las 10:45 am
Mucho VAR y poco Carvalho en la nota, el único jugador de fútbol que trajo Portugal.
junio 26, 2018 a las 10:57 am
Con el VAR está pasando lo que pasó en el tenis: cuando se implementó el ojo de halcón, los jueces no se animaban a dar su opinión y esperaban que los tenistas lo pidieran. De a poco se fue normalizando y ahora los jueces toman las decisiones que quieren, que pueden o no ser corregidas por la tecnología.
No puede creer aún que una Eurocopa haya sido ganada por esta Portugal, un equipo miserable. Bueno, también fue ganada alguna vez por Grecia.
junio 26, 2018 a las 12:17 pm
Gracias por la explicación!
junio 26, 2018 a las 2:44 pm
No estoy de acuerdo con lo de Carvalho. Es elegante, es tiempista para cortar, pero el pase más largo que da es de dos metros. Para mí es un jugador limitado.
Q