Bitácora de la hija de Neptuno (73)

por Flavia de la Fuente

12 de noviembre

Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 16 grados. Temperatura del aire: 19 grados. Viento: NE 22 km. Olas: 0.6 m. Sol. Marea subiendo. Tiempo de natación: 17 minutos.

Es tarde y ya casi no me acuerdo de la natación de hoy. Tengo que tener cuidado, porque para mí la bitácora es algo muy importante y me prometí hacerla durante un año. Ahora empieza la estación de visitas y corro el riesgo de no escribir nada.

laplaya


Pero no va a suceder eso. Voy a escribir, caiga quien caiga.

Hoy vino a visitarnos el amigo Janfi, con quien siempre es un placer conversar.

Así que hicimos todo a los piques.

Q se bañó y nadó 1 minuto, sin lograr batir su record. Aunque hay que reconocer que era una mañana muy fresca y lo suyo fue muy valiente.

Más tarde, después de hacer las compras, fui yo al mar y, aunque estaba con mi traje de neoprene, tuve frío.

Nadé apurada porque sabía que me estaban esperando Q y Janfi en casa.

Traté de concentrarme en la natación pero no lo logré del todo.

Nadé hacia el Sur pensando que la corriente estaba bajando, pero otra vez la tabla de mareas me engañó.

Pero estuvo bueno el engaño esta vez.

Llegué al Fontainbleau en 10 minutos y me di cuenta de que podía volver nadando al muelle y ahorrarme la caminata con el viento Norte en contra.

Estuvo muy agradable la vuelta con la corriente a favor.

Soy muy perezosa. Me encanta deslizarme por el agua sin esfuerzo.

Aunque igual tuve frío al salir.

Llegué a casa temblando, me di una ducha y cuando estuve presentable me sumé a la alegre charla de Q y Janfi sobre la economía macrista.

Alegre es una manera de decir.

Pero lo cierto es que estábamos contentos de vernos.

Después decidimos ir al Hispano a almorzar y, para nuestra sorpresa, estaba cerrado.

Se me ocurrió ir a comer pizza a Mix y fuimos contentos caminando bajo el sol por la calle 4.

Miramos las casitas del pueblo, los jardines con los yuyos crecidos, en fin, el balneario fuera de temporada.

Después de la amable caminata llegamos a la pizzería y también estaba cerrada.

Así está San Clemente este año.

Cerrado.

Terminamos comiendo en La querencia, un restaurant que no cierra nunca jamás, creo.

Después del clásico café en Cheroga, a eso de las 17 hs, Janfi decidió que era hora de volver a Buenos Aires.

Mañana viene a casa Agnès, una amiga francesa y se queda cinco días y después partiremos todos juntos al festival de Mar del Plata.

Tengo ganas de verla. Y supongo que ella también va a venir a nadar.

Además, vamos a estar menos solos y vamos a practicar francés todo el día.

Ultimamente la vida en San Clemente se volvió más solitaria.

No me pregunten por qué.

Serán los años.

Veré cómo me las arreglo para ser una buena anfitriona, nadar, escribir y llevar a pasear a mi amiga por los pagos del Tuyú.

4 respuestas to “Bitácora de la hija de Neptuno (73)”

  1. tikitaka (@JziLonZ81) Says:

    La Querencia no cierra nunca!!! me ha salvado mas de una vez fuera de temporada. Que suerte que pueden disfrutar de la tranquilida de caminar por las calles de SC.

  2. GabrielaV Says:

    Me encantan tus bitácoras y las fotos!!!

  3. lalectoraprovisoria Says:

    Gracias, Gabi y titikaka!

    Besos,

    F

  4. Marta Sorhobigarat Says:

    Hija de Neptuno. Tú bitácora es excelente. La disfruto mucho. De todas maneras, pienso, que disfrutar de la compañía de tus amigos, sin obligaciones, es lo mejor para vos y la Bitácora. La voy a extrañar y sí, pero él tiempo pasa muy rápido…

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