Bitácora de la hija de Neptuno (55)

por Flavia de la Fuente

26 de septiembre

Datos del mundo exterior: Temperatura del agua: 13,5 grados. Temperatura del aire: 16 grados. Viento: N 20 km. Olas: 0,4 m. Sol. Marea subiendo. Tiempo de natación: 22 minutos.

Salió el sol. Parece un milagro, un regalo divino. Estamos todos achicharrados, pero felices.

Hace días que no nadaba porque hubo una tormenta marítima. Aunque suene raro, con el viento sudoeste, el mar creció como en una sudestada y creó lagos extraños e inundó el pueblo y los campos cercanos.

Hoy ya todo volvió a la normalidad, aunque cuando me metí en el agua estaba sucia y había camalotes, lo cual no me hace mucha gracia, porque en el verano pasado recuerdo que un día nadé entre las víboras, según me dijo una turista, que las traían los camalotes.

Pero, como soy la hija de Neptuno, con víboras, medusas, pingüinos, lobos o ballenas, yo me hago igual a la mar.

Hoy gocé de la compañía de mi amiga Gabi, quien vino a San Clemente a festejar mi cumpleaños. Ella y Solita me miraban desde la costa mientras yo nadaba tranquilamente.

Y, además de acompañarme, Gabi me sacó fotos lindísimas. Les cuento que mi amiga descubrió el amor a la fotografía a los 57 años, hace apenas unos meses. Antes nunca había sacado fotos. Y ahora no puede parar.

Lo de hoy, en homenaje a Gabi, más que una bitácora es una fotonovela.

El agua estaba hermosa, como siempre y nadé apaciblemente hasta el Solmar.

Fotos: Gabriela Ventureira