La pulsión simbolizadora

por Pablo Anadón

Termino de leer los ecos del episodio Hebe de Bonafini y mi estupor se ha transformado en un principio de comprensión de un factor en el que no había reparado especialmente en el pasado cuando trataba de explicarme la adhesión de tantos intelectuales, escritores y artistas al kirchnerismo, ese enigma que no deja de asombrarme y preocuparme, si es que podemos conjeturar que la clase intelectual representa el sector más lúcido de una sociedad, al menos por el hecho de hacer una profesión del estudio y de la reflexión. Lo que he leído en estas horas, sin embargo, hace poco honor a tal profesión, dado que el grado de irracionalidad sentimental manifestado por los intelectuales adherentes al kirchnerismo deja escaso espacio a una sensata serenidad reflexiva. Dejo de lado a quienes puedan hacerlo por motivos de interés o de connivencia (sabemos cuán hábil fue el kirchnerismo para ganarse el favor de los funcionarios y los profesores de las universidades, por ejemplo, entre otros ámbitos culturales) y me ceñiré a quienes han expresado su escándalo y su indignación llevados por auténtica y honesta convicción.

52.coca cola

Lo que advierto en sus expresiones, además del desahogo emotivo, es ese factor al que me refería antes, del que recién ahora soy plenamente consciente. Tal factor quizás pueda ser definido como la amplificación de una poderosa pulsión simbolizadora. Esta pulsión, que existe en todo individuo, en personas habituadas a una labor estrechamente vinculada con la dimensión simbólica es posible que asuma una proporción desmesurada, lo cual, en vez de permitirles interpretar los datos inmediatos de la realidad fáctica, los transporta fácil e imperceptiblemente a la consideración de la historia pasada y presente como una suerte de tablero de ajedrez en el que las circunstancias históricas concretas asumen un valor emblemático y las personas concretas una entidad casi abstracta, alegórica, semejantes a las piezas del milenario juego.

Así, un ser humano como Hebe de Bonafini deja de ser una persona que, además de haber participado en las heroicas rondas de las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, puede haber cometido errores ―incluso graves errores, incluso delitos, así como ha incurrido en innumerables exabruptos verbales― para convertirse en un emblema de las víctimas del terrorismo de Estado y de la resistencia a las atrocidades de la dictadura militar. Tal dimensión simbólica es la que se reivindica y se busca preservar cuando se exclama “A Hebe no se la toca”, “Con Hebe no se jode”, etc.

Sin embargo, hasta donde se ha visto hasta aquí, la indagación (llevada adelante por el Poder Judicial, no por el Poder Ejecutivo ni por el Poder Legislativo, valga la aclaración, y, por otra parte, por un juez puesto en el cargo y sostenido por los precedentes gobiernos kirchneristas) no atañe en lo más mínimo a su papel como defensora de los derechos de las víctimas de la represión militar, papel que no se discute, sino que investiga su responsabilidad, como presidenta de la institución “Sueños compartidos”, en hechos de corrupción económica, responsabilidad de la que debe dar cuenta como cualquier ciudadano.

Se me dirá que es llamativo que todas estas causas surjan ahora, con el nuevo gobierno, y que eso hace dudar de la independencia de la Justicia. En efecto, es llamativo, y la duda es fundada, pero más llamativo y sospechoso es que los procesos no hayan tenido curso durante el período precedente, cuando son tantos los funcionarios y socios del kirchnerismo involucrados en episodios de corrupción y son tantas las pruebas que van apareciendo de su efectivo involucramiento. De lo contrario, se incurre en un evidente contrasentido, dado que no ha habido cambios sustanciales en el Poder Judicial, juzgando válida esta Justicia cuando sobreseyó al matrimonio Kirchner por enriquecimiento ilícito y desconociéndola ahora en que se investiga a la ex presidenta, entre otros muchos políticos del período.

En fin, estos son los hechos: convertir a Hebe de Bonafini en una mártir de la Justicia puede entenderse en ex funcionarios gubernamentales o en sectores comprometidos con el gobierno anterior, como Amado Boudou, Andrés Larroque, Axel Kiciloff, Luis D’Elía, Martín Sabbatella, Felisa Miceli o Fernando Esteche, quienes al transformar un episodio judicial en un episodio político (el acto en la Plaza en solidaridad con ella fue una suerte de mitin partidario, no exento de amenazas al gobierno actual) y al cubrirla de un manto de inimputabilidad e intangibilidad evidentemente buscan ampararse bajo el mismo manto, pero no en intelectuales que deberían estar en grado de distinguir lo que ella representó como líder de las Madres de Plaza de Mayo y lo que puede haber sido su posterior conducta al frente de un organismo que recibía fondos estatales aparentemente no empleados de manera correcta ni legal. Se la está indagando, no condenando: exigir que se la absuelva previamente, que es lo que reclaman frases como “A Hebe no se la toca”, es pretender un privilegio inaceptable en cualquier estado democrático.

Mientras su involucramiento en hechos delictivos no esté probado ni denegado, que es lo que debe dirimirse por medio de la causa judicial (a cuyo normal y calmo desarrollo, por cierto, no ha favorecido su inicial rechazo a prestar declaración), no cabe sentenciar “a priori” su culpabilidad o su inocencia, ni mucho menos proclamar su inimputabilidad por ser un símbolo de la lucha de las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo, como veo que hacen numerosos intelectuales, escritores y artistas argentinos.

Foto: Gabriela Ventureira

6 respuestas to “La pulsión simbolizadora”

  1. Eduardo Reviriego (Daio) Says:

    Sobre la seducción de los intelectuales por el kirchnerismo, Claudio Magris ya ha advertido que dedicarse a la literatura, a la filosofía o el arte, por sí sólo no es garantía de una humanidad civil e ilustrada, el intelectual no es necesariamente representante de los valores de la verdad, la libertad y la moral sin compromisos y muchos de ellos sucumbieron y sucumben a la lógica del poder y el dominio.-
    Un claro ejemplo de ello:
    http://www.clarin.com/politica/Horacio-Gonzalez-Lino-Baranao-personaje_0_1626437546.html
    Frente a las críticas de Quintin a este personaje, y mis vanos intentos de diferenciarlo de otros intelectuales K, reconozco mi error: han sido todos fabricados en serie.

  2. enrique Says:

    No se trata solo de simbolos, sino de quien crea esos simbolos, desde donde y porque y por supuesto que prerrogativas atribuye al simbolo.La entidad del que crea o adopta es mas importante que el simbolo en si. Dando por sentado que la necesidad de tal creacion es humana. Por lo tanto si admitimos que la palabra fascismo tiene una connotacion diferente aqui que en europa, donde nace, tendriamos en primer lugar que aceptar una connotacion de fascismo comun y razonable. Porque digo esto : el peronismo es una version criolla del fascismo, y el kirchnerismo es una de las versiones del peronismo. El kirchnerismo ha mostrado la ambicion de simbolos. La version criolla del fascismo, el peronismo, le ha agregado entre otras cosas una gran aptitud para la corrupcion. para protegerse de la justicia republicana, en la que no cree, se presenta revolucionario, y ahi tenemos a criollos fascistas robando y pretendiendo impunidad y a sus sequitos ignorantes protegiendolos (La entidad del que crea o adopta es mas importante que el simbolo en si) . saludos.

  3. Eduardo Reviriego (Daio) Says:

    Claro que las «Madres de la Plaza de Mayo», como símbolo no fue creado desde el Estado, sino más bien surge de la lucha contra el poder del Estado. El kirchnerismo se apoderó de ese símbolo y lo utilizó para aumentar su poder, hacer negocios y conseguir la impunidad. Algunos de los que contribuyeron a la formación del símbolo se contaminaron y fueron funcionales a las ambiciones sin límites de la pareja sureña, y ahora intentan conseguir impunidad para sus tropelías, desconociendo que el símbolo no garantiza impunidad, sino que por lo contrario lucha contra ella.

  4. Hugo Abbati Says:

    Intentar establecer un discurso racional respecto de la política (+++++ en Argentina) es un noble intento siempre destinado al fracaso.
    La pregunta es ¿podrían las cosas haber sido distintas? La respuesta es No. En el caso que nos ocupa, el No es imperecedero, nacional y popular.

  5. javier almeida Says:

    no hay intelectualidad argentina de hecho

  6. Eduardo Reviriego (Daio) Says:

    Javier yo no sería tan categórico.

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