Diez reflexiones desordenadas
por Quintín
Uno. Las encuestas volvieron a fallar. Esta vez cuando eran unánimes. O, tal vez, no lo hayan sido y eso explicaría la reiterada violación de la veda por parte de Scioli en los últimos días, un raid que a la luz de una diferencia más grande parecía inútil. Es como si Scioli hubiera sabido que le faltaba poco para ganar. Pero también se puede pensar que lo suyo fue puro voluntarismo y que los que hacen encuestas han perdido la brújula de su profesión, lo cual es bastante divertido (uno de ellos dijo hace poco por televisión que los profundos errores que había cometido tenían una base científica). Bueno, después de todo, hay muchos oficios que dejan de tener sentido con el paso de los años.
Dos. Es evidente que la campaña del miedo fue más efectiva de lo que muchos suponían. Recién me acabo de cruzar con el churrero de la esquina, quien acababa de llegar de Villa Ballester a instalar su negocio para la temporada. Me preguntó si yo pensaba que todo lo que se decía del nuevo gobierno podía ser cierto, si había que preocuparse de verdad. Es evidente que, para buena parte de la población de Villa Ballester, un gobierno de Macri resulta peligroso. Eso lleva a pensar que la campaña de Scioli fue acertada aunque lo haya desenmascarado como el oportunista que es, alguien que si no te gustan sus principios tiene otros para ofrecer. Scioli resultó un gran actor, una máscara para cualquier ideología.
Tres. La campaña se dirimió entre dos ideas abstractas, encarnadas por sus respectivos campeones, al modo de una justa medieval de caricatura. Macri era el príncipe del amor, el juglar de la alegría. Scioli fue el predicador milenarista de catástrofes. Por suerte ganó Macri, no solo porque derrotó al kirchnerismo, sino porque lo de Scioli fue innoble. Y detrás de él estuvo la secta de fanáticos e irresponsables que constituyó el núcleo ideológico de Cristina Kirchner con su setentismo trasnochado, su prepotencia administrativa y su violencia permanente.
Cuatro. Pero Scioli tuvo votos, y los tuvo en los famosos bastiones del peronismo. No recuerdo una elección en la que la oposición ganara todos los municipios de la Provincia de Buenos Aires fuera del Conurbano. La alta densidad poblacional de la Tercera Sección, sede de la miseria y clientelismo (como siguen siendo las provincias del Norte y pasaron a serlo las de la Patagonia en los años kirchneristas), es un territorio que dejó atrás la esperanza de un cambio y lo que el Estado le ofrece a sus habitantes es vivir de la limosna a cambio de la obediencia y el quietismo.
Cinco. Pero esa realidad merece ser repensada. La campaña de Macri propone igualdad de oportunidades: cloacas, jardín de infantes, atención sanitaria. Son todas ofertas a mediano y largo plazo. Hoy, los electores más reacios a la prédica de Cambiemos (junto con los intelectuales, los artistas, los escritores, los cineastas….) reciben hoy subsidios por vía de planes y asignaciones que la campaña oficialista sugirió que iban a ser suprimidos. El plan del kirchnerismo para los sumergidos del conurbano y el interior profundo es que sigan viviendo del empleo público o de la dádiva. No solo ellos sino a sus descendientes futuros, deberán vivir y morir refugiados en guetos sin otro horizonte que lo que el Estado les asigne. Para los planeros, ni la desocupación ni el analfabetismo funcional son problemas porque conviven con ellos desde hace demasiado tiempo. Pero la «pobreza cero» de Macri implica una lucha que no es económica sino cultural y tiene un matiz muy oscuro: la reconversión de los guetos se haría, en cierta medida, violentando el estilo de vida de sus pobladores en nombre de ideales remotos. Los K intentaron una ingeniería social estalinista basada en la uniformidad y la obediencia. Pero la ingeniería social macrista, en cambio, no toma en cuenta este problema.
Seis. No me gustó la renuncia de Sanz. Es decir, me parece el signo de que algo no está muy claro en el nuevo oficialismo. Creo intuir lo que es: el PRO no puede gobernar con figuras políticas de otro signo, salvo que se integren al aparato como, por ejemplo, un peronista como Ritondo o una política ubicua (y no lo digo peyorativamente) como Patricia Bullrich. Tanto Carrió como Sanz, verdaderos constructores de Cambiemos quedarán afuera del gobierno y no me parece que sea una casualidad. Macri ha insistido durante la campaña en la capacidad del PRO para formar equipos y se ha pronunciado contra el individualismo. Su elenco de funcionarios está repleto de jóvenes con una enorme lealtad al Partido, lo que al disminuir las luchas internas genera una enorme economía de esfuerzos. Pero esos equipos muy consolidados suelen ser impermeables al exterior e incompatibles con quienes pretendan gestionar con autonomía. Se dijo que Sanz podría ser Jefe de Gabinete o Ministro del Interior, cargos en los que se aprovecharía su capacidad para el armado político (decisivo en estas elecciones). Pero finalmente el Jefe de Gabinete y el articulador de las políticas del PRO (y el día posterior a las elecciones ya PRO parece una denominación más precisa que Cambiemos) será Marcos Peña, un joven político brillante, ejemplo perfecto de un cuadro PRO y, como se sabe, reacio a las fusiones extrapartidarias. Dije que Peña era un cuadro. Efectivamente, es de esos funcionarios que se hacen respetar hasta por los cuadros de los otros partidos. Lo mismo que María Eugenia Vidal: son máquinas eficientes, nacidas para el trabajo político y la función pública en el seno de una maquinaria eficiente.
Siete. En ese marco, me preocupa especialmente la futura cancillería. La gestión del obsecuente Timerman fue un fracaso especialmente en cuatro rubros. El primero, la inconmovible alienación internacional con el eje bolivariano. Segundo, que el servicio diplomático se haya llenado de estalinistas y parásitos. Tercero, el empeoramiento de las relaciones y los negocios bilaterales con casi todo el mundo. Cuarto, que las relaciones exteriores se convirtieron (como en los países totalitarios) en una variante más de la mirada hacia adentro del pequeño mundo de alcahuetes, acomodados y corruptos que fue la administración K.
Ocho. El nuevo canciller, además de responder a los lineamientos del presidente, debería ser alguien con una voz propia. Pienso en Dante Caputo durante la gestión de Alfonsín, no solo en alguien que limpie el establo de camporistas, consiga inversiones y gestione de un modo decoroso. Pienso en alguien que pueda articular alianzas y políticas con otros países por habilidad propia y conocimiento en la materia. Hasta ahora, la única iniciativa en materia de política exterior de Macri ha sido la de invocar la cláusula democrática del Mercosur para suspender a Venezuela. Más allá de que la Argentina debería tener una política muy firme frente a los abusos contra los derechos humanos y civiles en cualquier parte del mundo, especialmente en el continente, la idea de proponer la suspensión de Venezuela solo puede irritar a países que hasta ahora han sido cómplices de Chávez y Maduro y que recién empiezan a mostrar señales de que no van a seguir avalando los disparates de una dictadura tan burdamente despreocupada por las consecuencias de sus actos. Por eso, me parece, en Brasil, en Chile y en Uruguay la reacción de los gobiernos ante el triunfo de Macri ha sido cautelosa, por no decir fría. Es obvio que todos apostaban por Scioli y, por eso, no es cuestión de ir con los tapones de punta sino más bien de empezar a persuadir al bloque sudamericano de que hay que reorientar de a poco una estrategia que hasta ahora solo le sirvió a Cuba, a Venezuela, a Ecuador, a Bolivia, a Nicaragua… y a Rusia y a China. Pero para eso, se me ocurre, hace falta alguien que le empiece a explicar algunas cosas a Mauricio Macri. No es imposible: Macri viene demostrando que es un gran político y que puede aprender en muchos terrenos, desde bailar a despegarse de la Iglesia.
Nueve. Esta mañana asistimos a un fenómeno esperable: la izquierda (habría que decir el izquierdismo) encontró un modo indirecto de enfrentar al nuevo gobierno: se encendió de ira frente a un editorial de hoy de La Nación referido a los antiguos represores. No dejo de leer tuits indignados contra ese editorial, dicen incluso que varios periodistas del diario lo han repudiado. Los editoriales de La Nación son un género indigerible y este es notablemente confuso. Pero hay algo que me gustaría mencionar. Con la excusa de la memoria (que dejó de ser un fenómeno individual para transformarse en un deber colectivo y uniforme), el kirchnerismo se ensañó con los militares detenidos: les negó asistencia médica, rechazó excarcelaciones y prisiones domiciliarias, fraguó pruebas y forzó condenas mediante una acción coordinada de jueces, funcionarios del Ejecutivo y militantes. Videla, el mayor símbolo de la monstruosa crueldad de la dictadura, no debió morir del modo en que lo hizo, abandonado en una celda con la pelvis rota y tras haber declarado en un tribunal al borde de la inconciencia. Hubo otros 300 muertos en condiciones parecidas. Pero decir que los ex verdugos no deben ser transformados en víctimas sigue siendo tabú y, al mismo tiempo, cada cosa que haga el nuevo gobierno para reparar esta injusticia y hacer respetar los derechos humanos de todos los ciudadanos (aun de quienes hayan violado los de otros), será señalado como una prueba de que había que votar por Scioli y aceptar implícitamente la continuidad del kirchnerismo.
Diez. El kirchnerismo fue la combinación perfecta de tres prácticas abominables: el estalinismo, la corrupción y la ineficacia: un izquierdismo sin justicia social, un populismo de ricos, una burocracia que vació el Estado. Me parece que la prioridad para después del 10 de diciembre es terminar con el capitalismo de amigos, la propaganda goebbelsiana y el abuso de poder en todos los sentidos. Pero lo verdaderamente difícil a partir de ahora es revertir la gran victoria cultural del kircherismo que fue acostumbrar a la población a que la política es asunto de mafiosos y que lo que distingue la verdad de la mentira es quién la dice. Lo contrario de estas prácticas se llama República. Espero que vayamos hacia ella. Eso excede a cualquier gobierno, pero espero ver uno al que le importe.
noviembre 23, 2015 a las 4:04 pm
Ayer al mediodía la señora que trabaja en casa me contó que en su barrio «no quieren que gane Macri, quieren que gane el otro». Me explicó que la gente tiene miedo de perder los planes. También me dijo que esos planes no eran la solución de largo plazo, pero que había mucha preocupación de la gente del barrio por no quedarse con nada si ganaba Macri.
noviembre 23, 2015 a las 4:38 pm
Excelente artículo, felicidades.
noviembre 23, 2015 a las 5:13 pm
Muy buen artículo. Respecto al punto 9, si bien coincido, creo que hay una falta del sentido de oportunidad en la editorial. La sociedad en su conjunto está aún demasiado psicopateada por la batalla cultural kirchnerista, y en ese sentido se le escapa la sutileza que plantea respecto de la diferencia entre justicia y venganza: cree que al plantear que no debe haber venganza lo que se pide es que no haya justicia. En ese sentido, como digo, creo que el artículo es inoportuno porque, como demasiados no lo entienden en esos términos, y se ha implantado con cierto éxito en muchos sectores la idea de un cambiemos derechizante (incluso con supuestas simpatias pro-militaristas), creo termina generando un rechazo, fundado en un malentendido por parte de unos, y en el temor de que una adhesión sea malentendida, por parte de otros. El camino al punto 10, revertir la victoria cultural del kirchnerismo, es un camino que necesariamente tiene que hacerse con inteligencia y paciencia. Y en ese camino esa editorial, hoy -creo- no ayuda, sino todo lo contrario.
noviembre 23, 2015 a las 5:17 pm
Puede que el editorial no ayude, pero La Nación no tiene por qué ayudar o no ayudar a Macri (aunque haya ayudado a muchos gobiernos, incluyendo el de Cristina). Es un diario, no un partido político.
Q
noviembre 23, 2015 a las 5:36 pm
Entiendo, pero a lo que voy es a que no ayuda tampoco a la causa que pretende ayudar. Que entiendo es a la reconstrucción de una República y sus instituciones, como la justicia. Al menos no el día posterior a un triunfo de Macri. En ese sentido es inoportuno. Más allá de que La Nación sea un diario y no un partido, obviamente tiene una agenda (válido), escribe un editorial con esa agenda en mente (también válido) y se pega un tiro en el pié si ese editorial produce un efecto contrario.
noviembre 23, 2015 a las 5:44 pm
Bien Q, muy buen post.
un izquierdismo sin justicia social, un populismo de ricos, una burocracia que vació el Estado.
Brillante.
noviembre 23, 2015 a las 5:45 pm
El «brillante» iba sin bold, jaja perdí la práctica.
noviembre 23, 2015 a las 5:59 pm
No tengo el menor deseo de aplicar las pocas neuronas que tengo en recordar el K’mo. Ya fue, chau, quiero empezar a mirar hacia adelante.
Como lección del balotaje, no puedo dejar de pensar en la elección de Córdoba.
No porque sea 100% valido asimilar la diferencia total de Macri con la que obtuvo en Córdoba, sino porque no acierto a entender que fue lo que produjo semejante diferencia en una provincia gobernada por peronistas.
No me consta que De la Sota y/o Schiaretti hubieran mandado a votar a Macri, o que dicha orden hubiera podido ser obedecida.
Pienso más vale en un fenómeno popular masivo que va mucho más allá de lo que hubiera podido ordenar un líder. Una sensación en el pueblo, no en los dirigentes, que el desprecio y ninguneo al que se sometió a sus dirigentes por el K’mo fue una afrenta al pueblo de Córdoba.
Un resentimiento tan poderoso como el que animó al K’mo pero esta vez de sentido contrario.
Una lección para futuros dirigentes en el sentido que se puede intentar dominar a los caciques locales, pero no al extremo de afectar al pueblo, porque si lo haces puede nacer una fuerza igual pero de sentido contrario.
No sé, es todo lo que puedo reflexionar por ahora. Sigo en shock.
noviembre 23, 2015 a las 6:20 pm
Es cierto que lo de Córdoba merecería un análisis profundo. Córdoba ganó la elección. Pero no logro entender qué pasa ahí exactamente. Es una especie de milagro.
Q
noviembre 23, 2015 a las 6:56 pm
De La Sota dice (y todos los medios grandes de la provincia responden a él) que el gobierno nacional le debe mucha guita a Córdoba hace 8 años. Yo no lo sé con certeza. Ese fue el principal factor.
En Córdoba gobierna desde 1999, en persona o a través de su muñeco Schiaretti (se puede gobernar 2 periodos consecutivos e infinitos alternados). Cuando entró hace 16 años impuso un régimen de retiro voluntario bajo presión (un tío mío se jubiló a los !43! años, aunque con el nombre de «pasivo» o algo así.) Y reventó el estado provincial que ya venía saturado con sus militantes.
noviembre 23, 2015 a las 8:16 pm
No fue un milagro. Tiene que ver con aquella frase de Cristina: «La soja es un yuyo». Fue como tocarle las vides a los mendocinos. Fue por aquella época en que se empezó a gestar el odio hacia este gobierno. Pues Córdoba le debe a ese «yuyo», hoy por hoy, más que a los alfajores o a las sierras.
noviembre 23, 2015 a las 8:56 pm
El yuyo ES importante, pero hay núcleo urbano, una industria fuerte y sector servicios. El yuyo solo no explica todo.
noviembre 23, 2015 a las 9:16 pm
Lo que pasó en Córdoba tenés que relacionarlo necesariamente con los saqueos y De La Sota desesperado pidiendo al Gobierno Nacional por Twitter que lo ayude mientras no le atendían el teléfono, ahí tenés un punto elemental del resentimiento cordobés con este Gobierno.
noviembre 23, 2015 a las 9:34 pm
Hay un rumor que dice que la mujer de Sanz estaría mal de salud. por eso habla de la familia en su carta.
noviembre 23, 2015 a las 10:06 pm
http://www.perfil.com/sociedad/De-la-Sota-pidio-ayuda-a-Cristina-via-Twitter-20131204-0009.html
noviembre 23, 2015 a las 11:39 pm
La industria «fuerte» tiene que ver justamente con la soja, de manera directa o indirecta. Es la producción de maquinaria agrícola lo que más ha crecido. Igual con la construcción: las divisas de la soja iban a la construcción de edificios. Nueva Córdoba -un barrio de estudiantes, sobre todo- nunca creció como en estos años. Ni hablar de ciudades turísticas como Villa Carlos Paz, que dejó de ser una «villa». El odio de Cristina hacia Córdoba se gestó -a su vez- con las protestas de esta provincia por el tema de las retenciones: pocas provincias se vieron tan afectadas y reclamaron tanto (obviamente el Gobierno Nacional -con lo rencoroso que es- no le iba a atender el teléfono a «La Sota», jamás de los jamases, ni aunque la provincia estuviera prendida fuego). Si en vez de Macri Cambiemos hubiera llevado a un minion, igual acá perdía el Frente para la Victoria por más del 70 por ciento de los votos.
noviembre 24, 2015 a las 7:10 am
grande Maestro
noviembre 24, 2015 a las 7:30 am
Felicitaciones. Un saludo.
noviembre 24, 2015 a las 12:00 pm
Excelentes reflexiones que no se puede menos que compartir.
Con relación a la 9a., no hay que dejar de lado que ya nuestra Corte Suprema ha resuelto que, en materia de delitos de lesa humanidad, ni el Congreso puede amnistiarlos, ni el Poder Ejecutivo puede indultarlos. Sin perjuicio de la opinión de cada uno, que puede expresarse libremente, en una República Constitucional, esa decisión debe ser acatada, puesto que la Corte es el tribunal que decide en última instancia.
Sobre el «legado» del kirchnerismo, nos enseña Maquiavelo que: “Fue muy afortunada Roma, ya que sus reyes se corrompieron pronto y fueron expulsados antes de que su corrupción se contagiase a las vísceras de aquella ciudad. Y como ésta permanecía libre de corrupción, los numerosos tumultos que acaecieron en ella, encaminados a buen fin, no perjudicaron a la república, sino que la favorecieron. Y se puede llegar a esta conclusión: cuando la materia no está corrompida [la quale incorruzione], las revueltas y otras alteraciones no perjudican; cuando lo está [dove la è corrotta], las leyes bien ordenadas no benefician, a no ser que las promueva alguno que cuente con la fuerza suficiente para hacerlas observar hasta que se regenere la materia [se già le non sono mosse da uno che con una estrema forza le faccia osservare, tanto che la materia diventi buona], …” (Discursos…, I.17).
Lamentablemente una parte de nuestra sociedad ya ha sido corrompida, por lo que nos espera una ardua tarea regenerativa, de cuyos resultados, lamentablemente, uno no puede ser muy optimista.
noviembre 24, 2015 a las 1:25 pm
La conferencia de prensa despertó la primera alarma. Parecían cuatro gerentes camino de la reunión de empresa. Es cierto que el país necesita calma y sensatez, pero si pasan al otro extremo se los van a comer crudos. El argentino se aburre. La vaca muge, el perro ladra, el argentino se aburre. Espero que modifiquen ese punto mínimo pero clave.
Macri debe hacer todo perfecto para compensar la falta de poder en el congreso y esperar que no le pongan piedras en el camino. En este sentido el editorial de La Nación fue inoportuno. No porque dijera mentiras. Los Montoneros pusieron bombas en democracia y los jóvenes del ERP boleteaban vigilantes en la vereda. Fue así. Todos sabemos que fue así, incluidos los Kirchner. Los crímenes de los militares no modifican esos hechos. Pero no era el momento de discutirlo, porque de algún modo deja al nuevo gobierno de parte de las fuerzas del Mal, desde el primer día.
noviembre 24, 2015 a las 3:41 pm
Supongo que en los juicios por delitos de lesa humanidad también se puede aplicar el concepto de cosa juzgada irrita, ¿o no?
noviembre 25, 2015 a las 7:13 am
En cualquier clase de juicios podría invocarse la cosa juzgada írrita, si se configuran los supuestos de su procedencia. No nos olvidemos que no se encuentra legislada, y que en la última reforma al Código procesal Penal de la Nación, se trató de impedir su aplicación a los procesos penales («Algo habrán hecho» que demuestran estar muy preocupados). Por ahora es una creación jurisprudencial. Para que proceda, en general se entiende que deben verificarse en un proceso con sentencia firme, ciertas situaciones contrarias al principio constitucional de afianzar la justicia. La Corte Suprema, mediante distintos fallos, la fue configurando sobre la base de sostener que la seguridad jurídica debe ceder a la razón de justicia y que para la configuración de la cosa juzgada es necesario la existencia de un juicio regular. En consecuencia, son causales de nulidad los vicios formales o sustanciales que provienen de las partes o de la actuación de un tribunal, el error de derecho por parte del juzgador o la generación de una situación de extrema injusticia.
noviembre 25, 2015 a las 9:54 am
¡Por algo nunca estudié abogacía!
noviembre 25, 2015 a las 9:59 am
Me late que la UCR y Carrió tendrán que pasar a mejor vida (política) y que Macri pactará la gobernabilidad con los peronistas disidentes (De la Sota, Verna, Saa) y los radicales renegados (Zamora, Passalacqua). La correntada viene muy fuerte, y de todos lados.
noviembre 25, 2015 a las 10:14 am
Quintin ojo con lo de las encuestas. Tengo para mi que a Macri le robaron 3 o 4 puntos sobre el final para no quedar tan mal. Nadie se proclama perdedor tan rápido si la diferencia es tan poca y existe posibilidad de revertir …. No tengo información, pero es intuición mía…. No es casual que la diferencia se achicara cuando ya se sabia el triunfo y en las últimas horas …
noviembre 26, 2015 a las 11:15 am
Malone: al revés.Este gobierno anda tan escaso de política que necesitará a Carrió para enfrentar a los leones. Tampoco la tiene fácil en la parte concreta. Leo que Macri nombró un Maestre de Phinanzas, como el padre Ubú. Eso está bien. Ahora tiene que salir a buscar 30 mil millones de dólares de empresarios que le contestarán “¿Argentina? Garotas, tequila, ¡cuántas palmeras!”.
noviembre 26, 2015 a las 2:29 pm
El kirchnerismo siempre estuvo en un 25-30% en Córdoba. La paliza se hace más notoria porque enfrente había un sólo candidato y no varios como en las elecciones provinciales (Juez, Aguad, DLS)
noviembre 26, 2015 a las 3:11 pm
¿Se sabe algo de Beatriz Sarlo? Qué compendio de errores esa mujer. Cuando hay que hablar de literatura habla las 24 horas de política, y cuando hay que hablar de política se interesa vivamente en la literatura. Espero que no le den la Biblioteca Nacional. Casi prefiero que siga González, desgarrado y todo.
noviembre 27, 2015 a las 1:34 pm
«El 55′, la provincia de Córdoba nos salvó» El otro J.L.B
noviembre 28, 2015 a las 12:34 pm
¿Tan malo para el pueblo es leer los subtítulos?
http://www.infobae.com/2013/07/17/720479-sera-obligatorio-el-doblaje-al-espanol-peliculas-y-series-extranjeras