por Quintín
28 de mayo
Las elecciones españolas me dejaron perplejo. Estuve en Madrid hace menos de dos meses y no pensé que la izquierda radical podría acceder tan rápido al poder. De hecho, pensé que el fenómeno del 15M y de los indignados, que tuvo como rasgo más notorio la emergencia de Podemos, estaba en pleno declive. De hecho, fui testigo de cierta ebullición militante en torno de Ahora Madrid (la confluencia de partidos de izquierda que salió segunda en la capital y que seguramente accederá a la alcaldía con los votos del PSOE) y no me la tomé muy en serio.
Pero ante los resultados, no puedo menos que darme cuenta de que España está madura para que una fuerza comparable al comunismo anterior a la Guerra Civil vuelva a ser un actor principal de la escena política, con posibilidades de acceder al gobierno nacional.
Podemos no es una fuerza democrática. Su proyecto se acerca más a la Venezuela de Chávez (o para sacar de en medio chapucerías excesivas, al Ecuador de Correa) que a la Francia de Hollande. La organización leninista de Pablo Iglesias, no cree en la «democracia formal», quiere terminar con la monarquía, expulsar al PP de las instituciones, salir de la Unión Europea, alinearse con chinos, rusos y populistas latinoamericanos, reescribir la historia para establecer que la transición democrática fue un engaño, hacer lo posible para eliminar la economía de mercado, etcétera.
Algunos no estarán de acuerdo con al párrafo anterior. Y otros creen que está bien que así sea: como en casi todas las sociedades modernas, hay entre un 10 y un 20 por ciento de ciudadanos que quieren lo que se llama «la revolución»; cuando aparece una fuerza política que de algún modo la expresa, adhieren a ella callada o explícitamente. Esta es gente que cuando se le habla de las masacres de los islamistas radicales contestan que los americanos han hecho tantas barbaridades como ISIS, o que cuando se mencionan la represión y los presos políticos de Maduro, contestan que el dictador fue elegido en elecciones democráticas y que eso es lo que quiere el pueblo venezolano.
Pero si esas cosas se expresaran en voz demasiado alta, Podemos no tendría hoy chance electoral. Su plataforma es más moderada y se expresa en otros términos. Por otra parte, la gran idea de Podemos en estas elecciones fue no ir como tal sino mezclado con otros partidos y agrupaciones que incluyen hasta sectores católicos. La próxima alcaldesa, Manuela Carmena, es una ex jueza que abandonó el PC en 1981 y, por lo que leí, tiene posiciones más moderadas que Iglesias en relación al sistema político (aunque me gustaría saber qué opina de Garzón y de Justicia Legítima). Lo mismo ocurre con Ada Colau, la inminente alcaldesa de Barcelona, que viene de grupos de base autogestionados y no parece tener la vocación de burócrata estalinista de Iglesias y sus amigos universitarios. De hecho, Carmena le acaba de contestar con gracia y sensatez a Esperanza Aguirre, la candidata del PP que acusó a Podemos de querer establecer soviets en Madrid, frase que tiene algo de cierto pero que identifica a una oligarca. (Mi cuñado, que vive en Madrid, me cuenta que Esperanza Aguirre, en su afán por desplazar a Rajoy de la cabeza del PP, radicalizó su discurso anticomunista al borde del ridículo, apostó a la polarización con Podemos y perdió).
Efectivamente, en los movimientos que llevaron a la izquierda a gobernar en muchas ciudades o a ser árbitros de la elección en muchas otras, hay gente que cree en las libertades civiles y no simpatiza demasiado con la experiencia soviética ni con la cubana. Aunque tampoco había muchos votantes comunistas en 1936, antes de que los agentes de Stalin se quedaran con el gobierno de la República poco tiempo después. Es que la excusa para el comunismo y sus camaradas de ruta es, como siempre, «la derecha». En España, la maniobra retórica consiste en identificar el PP con el franquismo cuando, más allá de que ciertamente hay franquistas en sus filas, es un partido que se mantiene dentro del sistema democrático desde hace cuarenta años. Es lo mismo que ocurre en la Argentina con el PRO, al que se lo acusaba de ser parte de la dictadura y luego, cuando era evidente que sus dirigentes eran demasiado jóvenes para haber participado en ella, de ser el corazón del cuco «neoliberal», cuya significación es tan oscura como «la derecha». Pero así como en la Argentina hay gente que se pretende democrática pero prefiere el autoritarismo K al republicanismo de centroderecha macrista, en España ocurre lo mismo en este momento y se disimulan las intenciones de Podemos mientras se afirma la perversión neoliberal liderada por Angela Merkel.
Esta situación afecta especialmente a un sector político que es el de la socialdemocracia, que en la Argentina es minoritaria (y, en última instancia, se diferencia poco del populismo porque finalmente lo prefiere como ocurre con los socialistas santafecinos) pero que en España comprende nada menos que al PSOE, partido moderno, con distintas expresiones y una gama de matices que va desde la vocación frentista con el comunismo a un rechazo por sus extorsiones a partir de la experiencia histórica. Claro que el PSOE tiene sus pecados. En primer lugar integra, junto con el PP y los partidos nacionalistas, la famosa casta política, la burocracia prebendaria y corrupta que tiene hartos a muchos españoles y que tan bien es utilizada como bestia negra por Podemos. Así es como hoy el PSOE no tiene autoridad moral ni vocación para oponerse frontalmente a una experiencia de impredecibles acentos totalitarios y a la perspectiva de una burocracia más enemiga de la transparencia que la propia.
El PSOE, el gran derrotado junto al PP en estas elecciones, está destinado a pactar con Podemos (se está viendo en estos días), con la esperanza de que el abrazo del oso del más grande al más chico lo termine ahogando, como logró hacer en el pasado con Izquierda Unida. Pero los tiempos son distintos y el electorado de centroizquierda está más cerca de las promesas de Podemos que de la moderación de los socialistas. En España hay crisis, la economía no repunta, hay mucha gente que la pasa mal, la brecha entre pobres y ricos se agranda y el mundo no tranquiliza a los que creen que es mejor malo conocido. Mi pronóstico es que el PSOE se va a partir o se va a achicar, aunque es probable que llegue al poder en noviembre en coalición con Podemos. Pero solo si Podemos quiere: hoy, la audacia de Pablo Iglesias y sus amigos impone condiciones en el terreno político y de aquí a las elecciones generales no hay tiempo como para que Podemos se desgaste en el ejercicio de los gobiernos municipales a los que acceda. Al contrario, con poco que haga, puede crecer en la gestión.
Termino hablando de Ciudadanos, el partido por el que habría votado si hubiese sabido cómo inscribirme en los padrones (el consulado español no parece muy interesado en facilitarme los trámites). Se acusa a Ciudadanos de ser un partido de derecha (lo mismo me pasa con Carrió en la Argentina). No es cierto. Ciudadanos es reformista, reivindica la Transición, está por la justicia social, las libertades civiles, la concepción republicana, el europeísmo, la transparencia, el pragmatismo económico, la defensa de los derechos humanos en todo el mundo. Y también está contra los nacionalismos, la burocracia, el capitalismo de amigos, la venganza interior y el apoyo a las dictaduras en el exterior. Pero la política española parece hacia una polarización acelerada entre el PP y Podemos. Eso amenaza al PSOE pero también a Ciudadanos. Como el PSOE ha perdido libertad de maniobra porque necesita de Podemos para conservar el poder municipal y autonómico, a Ciudadanos no le queda para pactar más que el PP. La opción es demoníaca: si lo hace, quedará aun más identificado con «la derecha» cuando no lo es; si no lo hace, sus electores (que entienden o sospechan la amenaza leninista) pueden preferir el voto al PP. El líder de Ciudadanos se llama Albert Rivera y debería ser un mago para salir de esta encerrona.
Tengo de la política española una visión de lejos y de segunda mano. Pero no creo que me equivoque demasiado: soplan malos vientos aunque por primera vez en muchos años esté abierto el futuro.
Foto: Flavia de la Fuente
mayo 28, 2015 a las 8:54 pm
Acto fallido en el noveno párrafo. Pregunta: ¿Es posible una analogía tal como planteas entre la política argentina y la española? No me cierra eso por ningún lado. Yo escuché al lider de «Podemos» desmarcándose bastante de Chavez y los populismos lationamericanos. Pero, sí, te confieso que me da miedito cuando los políticos europeos empiezan a ver a Latinoamérica como referencia.
mayo 28, 2015 a las 9:06 pm
Me parece que es menos apasionado, o más práctico: mucha gente perdió calidad de vida y quiere un cambio. Aun así el partido más votado fue el PP, dato importante teniendo en cuenta la malaria, los deshaucios, el robo de los banqueros y todo lo demás. Lo que hizo Podemos más que una estrategia fue lo único que podía hacer, mediar entre los grandes. Temer que instaure el comunismo o siquiera un populismo… es un delirio de Esperancita Aguirre en su guerra con Rajoy, o una jugarreta electoral, y no puede ser otra cosa. Basta pensar en la cantidad de controles que debería pasar ese remoto leninismo, empezando por la iglesia y terminando por el mercado común. No way.
Quintín, hacé la valija. Con un mínimo de entrenamiento te incluyen en la lista de Ciudadanos para noviembre. Pero no te pongas a putear que vas preso! Yo te llevo yerba.
mayo 29, 2015 a las 9:12 am
Ahí arreglé el error del noveno párrafo. No me di cuenta hasta ahora.
Q
mayo 29, 2015 a las 10:51 am
Manuela Carmena: «Hay que vaciar las cárceles»:
http://www.abc.es/madrid/20150529/abci-youtube-manuela-carmena-vaciar-carceles-201505281130.html
Lo más curioso es eso de «dejar en ellas sólo los presos que puedan ser tratados como la ley exige.» O sea, la casta judicial sólo atenderá hasta que su comodidad no se vea alterada. Belleza.
mayo 29, 2015 a las 10:53 am
(perdón, era «mientras» en vez de «hasta»)
mayo 29, 2015 a las 12:35 pm
Citar contra Carmena al ABC, cuyo lema es Dios, Patria y Familia (“Caramba, qué tres incomodidades”, comentó Borges al pasar junto a una pintada callejera), es como citar al Granma contra Obama. No ha lugar. La fiscalía descansa.
mayo 29, 2015 a las 12:58 pm
(Lo siento, la maquina carece de acentos).
Podemos paso de exaltar a chavez/maduro a proponer un modelo escandinavo o asi. y ahora, despues de levantar vuelo con aires de Heidi acusando a la casta, pactara con el PSOE, el partido mas corrupto que España ha parido (el PP, su mejor alumno). como la famosa casta acusada por Iglesias dificilmente se regenere por el simple pacto con Podemos, se puede prever que Podemos terminara siendo una especie de Izquierda Unida (que ya se ha unido a ellos) y se diluira entre gallos y medianoches del Sistema, o como se llame ahora eso. y puesto que su electorado «indignado se desilusionara, ahi tendra un problema. (Ya veo en el horizonte un Ultrapodemos). Un detalle: estas elecciones fueron autonomicas, por lo tanto, no es necesariamente un anticipo de lo que puede pasar en las generales, aunque la orientacion esta. Otro detalle: 40 por ciento de abstencion. Otro detalle: en toda España, los partidos a traves de los cuales se presento Podemos, no llegaron al 10 por ciento. De todos modos, PP y PSOE se lo ganaron a fuerza de corrupcion. Y es verdad, Rivera debera tener mano de santo. La potencia mediatica de la «progresia» es mucha, y sus simplificaciones binarias calan muy bien en los cerebros (binarios) de muchisimos ciudadanos.
mayo 29, 2015 a las 2:18 pm
Medio kirchnerista su comentario, Yupi. Siga descansando.
mayo 29, 2015 a las 8:35 pm
Interesante el comentario de Q.
Solo agrego que teniendo en cuenta la división del voto, según los resultados finales, que se pueden consultar aquí:
http://resultados.elpais.com/elecciones/2015/municipales/
me parece que la situación no es tan grave. Fueron elecciones municipales, o sea que la gente no votó sobre el futuro de España, sino sobre la administración de lo cercano, en el lugar y en el tiempo.
Los dos grandes partidos, el socialista que le dejó a lo populares una España destruida, y estos que no supieron encontrarle la salida, para nada ayudados por la crisis europea, con graves casos de corrupción en ambas fuerzas -parece que por allá se preocupan un poco más que por aquí- bien se han merecido el rechazo de las urnas, que si saben hacer las cosas bien en adelante, puede que solo quede como una advertencia.
mayo 30, 2015 a las 10:29 am
Albert Rivera se podria llamar tranquilamente Alvaro Alsogaray y Esperanza Aguirre, Margaret Thatcher.
mayo 30, 2015 a las 10:58 am
Lo de Aguirre es cierto, pero lo de Rivera es absolutamente falso. Pero la izquierda totalitaria ya sale con «la derecha».
Q
mayo 30, 2015 a las 1:22 pm
La conducta del PP en Madrid no tiene defensa. Hace 25 años que gobiernan la ciudad con mayoría absoluta, un cuarto de siglo, y ni bien perdieron salieron a agitar el trapo rojo con plena conciencia de que era una ficción insostenible. Ya había pasado antes con el primer triunfo del PSOE, y antes con la legalización del PC. Ojalá cambie algo aunque lo dudo. Ayer Ciudadanos retiró su exigencia de elecciones primarias para pactar con el PP y Podemos hará lo mismo con el PSOE. Donde dije digo digo Diego, como para arrancar.
mayo 30, 2015 a las 1:43 pm
La legalización del PC es anterior a la existencia del PP. No leí lo del retiro de las exigencias de Ciudadanos. ¿Hay un link?
Q
mayo 30, 2015 a las 2:15 pm
Cambiaron los nombres pero la primera reacción fue idéntica: sembrar el terror de una invasión soviética. Ya entonces el peligro era… ¡el viejo Carrillo! Evidentemente Rajoy es más inteligente que Aguirre, aunque el recule de Ciudadanos puede jugarle en contra, debería llamar a primarias sin que se lo pidan. Acá el link.
http://politica.elpais.com/politica/2015/05/28/actualidad/1432838439_009938.html
mayo 30, 2015 a las 2:24 pm
Sobre la moderación de las posibles alcaldesas recordar que Carbó sorprendió con su cambio de actitud en su momento a mas de un colega.
mayo 30, 2015 a las 4:16 pm
Yupi. Seguro, decir que Podemos recibió guita de Chávez y apoya el populismo latinoamericano es agitar el trapo rojo.
Q
mayo 30, 2015 a las 8:07 pm
De eso a la entrada de los rojos por la Gran Vía hay años luz de distancia, y Aguirre lo sabe. Simplemente se topó con una rival a la que no tenía forma de atacar por ningún lado, ni siquiera el de los fondos venezolanos, perdió la elección, no pudo aceptarlo y soltó la alarma falangista. Rajoy por lo menos fue más calmo. Reconoció que tiene un problema grave, dentro y fuera de su partido. Es algo, porque hasta ahora parecía que hablaba de otro país.
La política española no es tan apasionante ni tan apasionada como la latinoamericana. Más bien es previsible y cortés, como un truco folclórico donde todos mienten un poco a sabiendas. Los independentistas catalanes saben que si van a una votación por sí o no, la pierden, pero mientras tanto cantan falta envido, a ver si ganan un poroto. Los vascos, tres cuartos de lo mismo. Ambos chiflan el himno español, pero juegan la Copa del Rey, cobran por jugarla, saludan a Felipe y después festejan juntos en las ramblas. ¿Cómo se explica? Nadie lo sabe.
En fin, da para largo. Ojalá que Messi no se vaya del fútbol sin haber ganado un Mundial.
mayo 30, 2015 a las 9:15 pm
En diciembre hablamos.
Q
mayo 30, 2015 a las 9:32 pm
Ja ja Si pegás esta me hago ciudadano español, lo que a su vez marcará el final de la Argentina. Qué golazo hizo Messi, pero qué golazo. Tenía que decirlo otra vez. Salut i forca al canut!