Sobre Biografía de César Aira
por Yupi
El problema perenne de la literatura no es la falta de escritores, sino la falta de escritores que sostengan el doble mito de la vida y los libros. Debe reconocerse que los argentinos tienen una dificultad extra: Borges. La tentación de juzgarlo perfecto puede trabar vocaciones o disiparlas en la pendiente del menor esfuerzo, pero es una dificultad imaginaria, cuya falacia consiste en medir el tiempo por lapsos de eternidad, no por minutos y segundos, como en la vida real. Concebir el futuro como una extensión del presente no sólo es desalentador, también es falso. Los escritores genuinos inventan la realidad cuando ésta es una posibilidad entre muchas. Más que inventarla, la determinan, sin desviarse del trabajo. Tiene que ser así. Preferir la cómoda ficción de declararla resuelta también es literatura, pero de la mala. La palabra novela significa novedad, noticia del presente, o más exactamente del futuro anterior. Nada más lejos de su naturaleza que una biografía.
Y bien, por una dialéctica azarosa, aunque no arbitraria, tal es el nombre del personaje de la última novela de César Aira, que a su vez le da título. Aquí la tentación cae del lado del lector: acreditarlo todo a la cuenta del absurdo, tomar la biografía de Biografía como una provocación o un lujoso juego del lenguaje, y archivarla en los armarios de la literatura. Sería una pena leerla de ese modo. No porque estos rasgos no figuren en el libro. Están, pero como punto de partida, no de llegada. También porque Biografía es de lo mejor que ha escrito Aira desde Parménides.
La novela parte de un soliloquio bastante sombrío. De repente el protagonista, un jubilado que durante años ha sobrevivido escribiendo enumeraciones caóticas, las misma por las que ahora le llueve el dinero, sufre un ataque de paranoia. ¿No habrá revelado su vida? Sabe que por definición una enumeración caótica no puede contener confesiones de nadie, pero tampoco se le escapa que toda escritura es encubridora, y él ha escrito muchas, muchísimas, tantas que ni las recuerda. De esta premisa concluye que un decodificador habilísimo, inhumano, podría descubrir toda su intimidad, y entonces tendría que dar testimonio.
A partir de este punto empiezan a sonar en el texto “los siniestros cascabeles de la locura”, para decirlo con una imagen feliz de Rubén Darío. La subjetividad en busca de sí misma (¿qué otra cosa es la locura?) presiona para encerrar al personaje dentro de su conciencia y bloquea todas las salidas. El lenguaje, cautivo del mismo circuito, se tensa por ambos extremos, describe parábolas, elipsis, tirabuzones imposibles a fuerza de autorreferentes. Se da la curiosa paradoja de que el sujeto perseguidor es el mismo que quiere escapar de la persecución… No es la primera vez que Aira muestra afinidades con Stevenson, y no será la última, sólo agregaré que en esta novela el equilibrio entre abstracción y materia está particularmente logrado. La realidad puede prescindir de la verosimilitud; el arte, no.
Relato de una pérdida y fulminación de la omnipresente “literatura del yo”, Biografía descubre por contraste otra evidencia inesperada: nuestra total ignorancia de datos sobre el autor. ¿Qué sabemos de Aira? Menos que de Greta Garbo. No da entrevistas, no asiste a presentaciones, no opina sobre el rumbo de la economía. Las solapas de sus libros son un prodigio de laconismo. Hace treinta años que leemos la misma solitaria línea: “Nació el 23 de febrero de 1949 en Coronel Pringles”. Algún editor podría hacerlo nacer el 29, por ejemplo, aprovechando que febrero es bisiesto, lo que sería justicia poética y un módico triunfo sobre el tiempo. Pero nunca ocurrió.
Sea como sea, el hecho es extraño, por la notoriedad del escritor y porque Aira es un señor que camina por Buenos Aires. Bastaría con pararlo en la calle y preguntarle. Como la situación amenazaba eternizarse, eso fue lo que hice.
Y: ¿Naciste en Pringles?
CA: Nací en Pringles. Mi nacimiento tuvo un costado peronista. Me lo contó mi tía hace poco. Mi madre empezó el trabajo de parto a la media tarde, la llevaron al sanatorio, allí fue mi abuela, y mi tía se quedó en la puerta de su casa, que estaba en la otra cuadra del sanatorio, oteando. Sucedía que el médico de la familia se había negado a atender el parto porque era ferviente antiperonista y decía que «todos los Airas son unos peronistas», y no quería traer al mundo uno más. Eso de que los Airas eran peronistas se refería a unas tías mías, no a mi padre, que militó en la Democracia Progresista de Lisandro de la Torre. De modo que el parto lo atendía una partera. La cosa se prolongó, se hizo de noche… Yo, típico de mí, me aferraba con dientes y uñas y no quería salir. Ya tarde en la noche, mi tía ve pasar a toda velocidad al doctor en su auto, frenar en el sanatorio y bajar corriendo. Se alarmó. Para que semejante contrera aceptara intervenir, tenía que ser un caso grave. En realidad lo que pasaba era que la partera, cansada de luchar durante tantas horas, había llamado al médico, que me sacó con fórceps.
Fue todo lo que pude averiguar de su vida. Me dirán que es poco, una miseria, pero no lo creo, para mí es mucho. Le dejo al lector la tarea de relacionarlo con sus libros, si tiene tiempo y ganas. Después habló de la lluvia, de los rayos, del color del cielo, balbuceó una disculpa y se escabulló entre los autos agitando un brazo en reiterado saludo, aparentemente alegre.
Foto: Flavia de la Fuente
febrero 2, 2015 a las 4:43 pm
….»todos los Airas son unos peronistas»!! :D
Notas al pie: el sonido. Nuestro luminoso, disgresivo fakir no oculta tampoco su nocturna devoción por la luna!! : casi siempre, en situación «de intensidad» hay noche y sonido en sordina… Dijo yiro o chino don Osvaldo?: no sólo neón de librerías, putas y esquina Corrientes, también pasos gritos y bocina!!
Las aves en la plaza silenciosa o alunada de Varamo etc etc…nada que importe, sólo detalles que nos recuerdan que es uno y el mismo el balbuceante pringlense!!
Este recurso elemental, casi cinematográfico, también nos dice que no es zonzo o ignorante en la materia…»Festival» uno de los pocos libros en que las circunstancias de la escritura son transparentes o «causales», muestra que también puede pensar como cineasta!! Si es cierto que hay arte del espacio en el cine, la madre de Festival es el agente de la inmovilidad que todo lo desnuda: Espacios imposibles (gigantes, abovedados, pasillos, salas, halls y embajadas distantes) y apresurados (demasiado en tan poco tiempo!!) donde todo..en fin, el cha cha cha no es más ridículo que la vida misma!! :D
Sdos
febrero 2, 2015 a las 7:39 pm
ps hablando de esas bueyes perdidos vea, si tiene tiempo, esto…
(guión de Don Cesar!! :D )
http://www.imdb.com/title/tt3504824/?ref_=nm_flmg_dr_1
febrero 2, 2015 a las 7:59 pm
LOL ops disculpe conn esos titulos de imdb no llega nunca!! after midnight 2014 fruit chan debería llegar fácil…
Sdos
febrero 2, 2015 a las 8:48 pm
Gracias por el enlace. Festival es una joyita. Indudablemente Aira tiene algo de Godard, son máquinas de producir ideas. De Festival recuerdo esta frase: “La señora no sufría de males provenientes de otras causas que las inmediatas, de modo que los culpables siempre estaban presentes”.
febrero 2, 2015 a las 11:12 pm
Ja!! Certo. La premiación ese año del Jurado Internacional no fue mala aunque también estaba O. Père, que algo entiende!!
En algún cuento habla de su predilección por North by Northwest, y en ese libro invoca, creo, a Straub y Warhol (como recursos críticos ad usum) …muy elegante y por sobre la media del gusto triste de nuestros intelectuales!! -en ese sentido Don Jorge Luis también se lucía!!…
Debería buscarlo pero me sorprendió desliza un (falso) aparente error hablando de internegativos y copias, lo que deja sospechar que sabe algo más de lo que se esperaría de él o se dejó asesorar -esto último acaso más inverosímil!! :D
Sdos
ps hagame caso con esa hongkoneada aireana, después me cuenta!! :D
febrero 3, 2015 a las 12:15 am
No sé si Aira será erudito en cine, según dijo su director favorito es Hitchcock. Eso sí, de literatura, sabe. Días atrás leí en el Diccionario de Autores Latinoamericanos la expresión “prosa desmayada”. Me sorprendió porque es una expresión española antigua. ¿De dónde la sacó? ¿Leyó a los gramáticos españoles del XIX? Dándole vueltas llegué a la conclusión de que la tomó de Groussac, que la usa en algún artículo. Es posible que Borges también la haya usado, no estoy seguro.
febrero 4, 2015 a las 5:54 am
“Prosa desmayada” tiene olor a hipálage, figura cara a Georgie. Pero Su Majestad Google sólo me trae un discurso sobre Amado Nervo que no había leído… Sí surgen algunas españoladas. Y gracias por lo de los cascabeles, don Yupi, Darío siempre esconde maravillas.
febrero 4, 2015 a las 12:00 pm
Se le ha reprochado a Darío una mala lectura de Lautreamont. Ahora, yo creo que en lo esencial acertaba, y que el conde estaba loco. ¿Cuál es la diferencia entre un escritor y un loco? Ambos son oscuros por exceso de claridad. Quizá se equivocaba Darío en descontar que él estaba cuerdo. En los escritores genuinos la literatura trata de ser únicamente literatura. Es decir, nada. Y al mismo tiempo tiene que ser algo. De ahí a lo locura hay un paso.
febrero 4, 2015 a las 8:57 pm
Pienso: quizás la clave de la anécdota del nacimiento esté en el invasivo y mecánico instrumento del fórcep. La prosa de Aira es una especie de maquina similar. Me saca una sonrisa pensar que cuando la maquinaria política parece haber delimitado el espacio y el alcance de los símbolos siempre esta la posibilidad de desarrollar un aparato que los tome forzosamente por la cabeza y los traigan, de nuevo y por vez primera-como siempre- al mundo de los vivos. Ficciones.
Besis
febrero 5, 2015 a las 1:43 pm
Besis, porfi, en la ofi (posible tema de Virus). Encuentro maravillosa esa historia. La partera peronista y el médico antiperonista. No le falta ni el fiscal (Lisandro de la Torre). Me retrotrae a 1810. Aquellos muchachos inteligentes, educados, todos con perfecta claridad de lo que había que hacer, ¿calcularon que estaban desatando energías bárbaras? Podríamos concluir que no nos fue tan mal, pero por algún motivo la conclusión no me conforma.
Dejo un relato bastante extraordinario de Aira.
http://eloasisinthehead.blogspot.com.ar/2012/05/relecturas-iv.html
febrero 5, 2015 a las 3:42 pm
Siempre me pareció que a la sombra de «El simulacro» de Borges, «Las dos muñecas» era un cuento innecesario, y que el gesto de Aira no era tanto literario como coyuntural. Un modo premeditado de anotarse en la tan protectora lista de escitores antiperonistas
febrero 5, 2015 a las 5:10 pm
Disiento. Por lo pronto, Aira le dio la posibilidad al peronismo de esgrimir a un gran escritor mediante su trabajo para hacer legible a Osvaldo Lamborghini. Hablando de lo cual, me contaron, no sé si será cierto, que para la exposición de Lamborghini la gente del Macba le encargó a Aira un ensayo, y cuando le preguntaron cuánto cobraba, Aira dijo que nada, y que era lo último que escribiría sobre Lamborghini. Entonces los organizadores le pidieron que eligiera como regalo una pieza de las colecciones del museo. Se daba una paradoja airana: algunas piezas valían mucho más de lo que le pagarían por el ensayo. Al parecer también rechazó el regalo, porque hay muchos inconvenientes para entrar en el país artículos extranjeros.
febrero 5, 2015 a las 7:09 pm
«Tengo para mi que el distraído autor, nacido en Pringles, supo algunas tardes cultivar la crédula devoción del arrabal al hombre por el que tantos juraron.Acaso presumía mi fatiga, acaso cómo me rompía las bolas!!»
JLB
febrero 5, 2015 a las 7:48 pm
Te digo lo que pienso hoy, el trabajo de Aira con Lamborghini es colosal… Y también de la mujer, Hanna Muck. Sin Hanna, sin la mina, viste… ¡Era insoportable Lamborghini, inaguantable! Otra mina tira todo a la mierda, los papeles, los poemas, el cadáver de Lamborghini, lo pone en la puerta para que se lo lleve Manliba.
Fogwill
febrero 8, 2015 a las 5:53 am
¿Se puede leer en algún lado el prólogo de Aira, o es imprescindible viajar a Barcelona?
febrero 8, 2015 a las 12:08 pm
Es imprescindible viajar a Barcelona, o pedírselo a Kiciloff. ¿No tuvimos este mismo diálogo hace un tiempo? En junio yo estaré llegando al país por barco, si quiere se lo llevo. Confío en reconocer a un platense, pero por las dudas lleve en la mano el disco Recrudece, primera edición (1982).
febrero 9, 2015 a las 5:10 am
Lo espero el 10 de junio a las 16:30 tomando un te con masas en la Paris, ¿le parece? Invito yo. (No tuve nunca Recrudece, me temo, apenas el cassete original de Wadu Wadu: turbio es mi pasado). De todos modos, a estos museos decimonónicos, ¿nunca se les ocurre hacer una edición digital?
febrero 9, 2015 a las 12:09 pm
Ya lo colgará alguien, paciencia. Lástima que no tenga Recrudece! El disco menos valorado del rock nacional, quizás porque fue la primera demolición del mismo. Virus fue un producto típico de La Plata. No podría haberse dado en Rosario, ni en Córdoba, ni en otra ciudad. Lo mejor de Buenos Aires sin lo peor de Buenos Aires, pienso a veces. Saludos cordiales.
http://www.youtube.com/watch?v=XQNiotclUJA
febrero 11, 2015 a las 4:34 pm
Se agradece la fe: el problema es que los platenses tendemos a mirar Buenos Aires como quien mira París, y la tenemos a tiro de Roca, aunque tengo la sensación de que se nos está pasando…
febrero 12, 2015 a las 12:39 am
Por lo pronto tiene un poeta muy bueno, Mario Arteca. De carambola compré un librito suyo y me gustó. Se llama “La impresión de un folleto”. Y eso de que Buenos Aires es París… Hace unos años me pasó algo raro. Después de vivir una temporada en USA, volví a Buenos Aires y tuve la impresión de estar llegando a un pueblito. La veía enana, como una sucesión de casas bajas. La Plata en febrero es particularmente linda, y si uno tiene 20 años y una novia, ideal. Quizás Bioy pensó en esa situación al escribir La aventura de un fotógrafo.
febrero 13, 2015 a las 10:44 pm
Yupi, llego tarde pero leo con placer el post y los intercambios. Gracias.
febrero 14, 2015 a las 5:07 am
Con 20 años y una novia no hay barrio feo, pero es cierto: la Plata es una ciudad hermosa, aun después de (o durante) la desesperación demoledora de los hermanitos Bruera.
Coincido en leer a Arteca. Otro cuasi platense muy bueno es Carlos Ríos, creo que alguna vez recomendado también por Quintín.
febrero 14, 2015 a las 11:43 am
Bien, todo nativo tiene que hablar mal de su ciudad. Siempre me resultó sospechosa la postura de Borges, que no paró de cantarle loas a Buenos Aires. ¿Era necesario tanto énfasis? Entonces quedamos en que La Plata no es para tanto. Aquí viene de mañana radiante. (Salud, gran Janfi).
http://www.youtube.com/watch?v=c18pal1y1_k
marzo 1, 2015 a las 10:59 am
Jorge Luis Borges en Discusión (La supersticiosa ética del lector) cita a Groussac sobre Cervantes «[…] la contextura generalmente desmayada de esa prosa de sobremesa.» (Crítica literaria, página 41).
marzo 1, 2015 a las 12:11 pm
Esa misma. Me dijeron que Chitarroni está escribiendo un libro sobre Borges. Tiemblo de pensarlo, pero se lo recomiendo por anticipado. Gracias y un saludo.
abril 9, 2015 a las 11:38 am
Llegando tarde a todo, este documental sobre Borges es muy bueno, ¡y está Leonor Acevedo de Borges! Nunca la había visto; pero habla en francés ¿como sería su castellano?
Otra cosa, ¿se perdió esa página donde se comentó tan bien sobre Aira y Borges en este mismo sitio?
abril 10, 2015 a las 12:19 pm
Lindo documental. Para un escritor genuino la realidad es un problema, no un espejo, por eso se hace escritor y no periodista, para inventar máquinas imaginarias que le permitan tratar con el problema. Evidentemente Borges fue demasiado grande para el país. Aun así le quedó un punto sin resolver, o que más bien esquivó. Si me dieran la suma del poder público, ese viejo sueño democrático nuestro, creo que la emplearía en pedirle a Aira que escriba un ensayo con este título: “Borges y el Martín Fierro”.
mayo 12, 2015 a las 10:51 am
Corriendo el riesgo que Yupi haya sido por un rato un muñeco vudú en manos de Maxi Tomás fui a la librería y por apenas 100 pesos me hice de las 90 páginas de Biografía.
Empieza con un chiste y luego, sin circunstancias de lugar ni tiempo pasa a la acción que transcurre suspendida e inmóvil en un instante a punto de suceder. El relator repasa la vida y profesión del protagonista innominado, cuyo oficio fue nada menos que enumerador de series caóticas, el mejor en lo suyo, sobre el cual todos escribieron pero nada se sabe.
Sobre el libro, lo dice mejor Yupi: «[…] en esta novela el equilibrio entre abstracción y materia está particularmente logrado. La realidad puede prescindir de la verosimilitud; el arte, no.»
Me animo a postular un rasgo característico de Aira: cada aseveración es inmediatamente amonestada o atenuada con una corrección. Y así va encadenando el relato; oración tras oración se rectifica. Todo es reflexión, desmentida y refutación. Y adenda. Entonces cualquier comentario que se pueda hacer, que no esté incluido en el mismo libro bien podría estarlo. Y el comentador aparece como un eco de Aira, desmejorado por la falta de talento. Por eso es mejor especular con otros temas. Por ejemplo ¿por qué escribió varios libros ubicados en Centroamérica? No lo sé. Por ejemplo ¿tiene o tendrá su Bioy Casares? Por ejemplo ¿escribió algún guión? Por ejemplo ¿qué libro podría inspirar una película? (hicieron una con La prueba).
mayo 12, 2015 a las 1:42 pm
Hola Ericz. Es cierto, y el encadenamiento tiene un siempre un “pase” entre niveles, el pase de magia propiamente dicho. En Biografía está en la página 12. El protagonista viene hablando de la vida como una sucesión de trenes, cita el caso de un vagón que choca y queda parado, y a partir de ahí el narrador hace pasar la metáfora a la realidad, la realidad de la ficción, para más problema. Otro punto que nadie notó es que la extensión temporal del relato apenas excede el minuto. Es lo que piensa una persona en 60 segundos (¡100 páginas!). Intento contestar las preguntas por separado.
mayo 12, 2015 a las 1:53 pm
-¿Por qué escribió varios libros ubicados en Centroamérica?
-Probablemente porque sí. Porque tenía ganas. Esto no quiere decir que sea un desalmado, eh (¿por qué ese eh? ¿se hicieron discípulos de Carlitos Balá?).
-¿Tendrá su Bioy Casares?
-No creo. La Argentina de Bioy no existe más. Una persona que se pase 50 años escribiendo un diario del que no sacará el menor rédito material es casi impensable.
-¿Escribió algún guión?
-No lo sé, pero me parece más que probable. Si fuera director de cine se lo preguntaría.
-¿Qué libro podría inspirar una película?
-Cualquiera. Esta tarde voto por “Artforum”.
Dicho lo cual me voy a ver a Messi. Saludos.