Vera
por Quintín
Hace un tiempo, escribí algo sobre Click, un libro del boliviano Christian Vera como parte de una nota que hablaba sobre las desgracias de la escolaridad (un tema oportuno para el día de hoy). Es sobre un profesor de secundario que les vende drogas a los alumnos y quiere volar el colegio; está muy bien. Había comprado el libro en Eterna Cadencia, junto con otros de la editorial El Cuervo, cuando los libros bolivianos no estaban prohibidos por el gobierno argentino por destituyentes y atentatorios contra la industria nacional. Hoy me llega un mail de nuestro amigo Constantino Bertolo —nombre de emperador, vocación de subversivo— en el que nos cuenta que leyó esa nota y luego el libro y decidió publicarlo en España. Porque Bertolo dirige Caballo de Troya, la rama indie de la supercorporación multinacional Penguin Random House Mondadori y quién sabe qué más. Lo publicó bajo el nombre El profesor de literatura, un buen cambio, y en la contratapa cuenta algo de esto y aprovecha, el maldito leninista, para pegarme unos cuantos palos. La reproduzco aquí:
De la existencia de este libro tuve noticia a través de Quintín, crítico y comentarista argentino al que merece la pena leer aunque uno nunca o casi nunca esté de acuerdo con lo que dice, interpreta u opina. Quintín es, además de crítico que va «por libro», un hombre enfadado. Más enfadado con el optimismo de la voluntad que con el pesimismo de la inteligencia pero en cualquier caso ejerce de ciudadano enfadado y de crítico literario que admira, por ejemplo, la alta cursilería literaria de W.G. Sebald y es muy reticente, sin embargo, frente a la sequedad lúcida de ese otro gran enfadado que es V.S. Naipaul.
Recordaba el susodicho a propósito de cierta «literatura escolar» el daño que según Kurt Vonnegut podía provocar la escuela como mortífera arma de destrucción masiva, y proseguía hablando de Ivan Illich acerca de la conveniencia de construir una sociedad desescolarizada, a fin de escapar a la dictadura del profesorado. Y finalmente decía:
«Aunque es un libro pleno de humor, más cercano a Vonnegut que a Illich, Vera le da toda la razón al austríaco-mexicano: el camino de la escuela solo conduce a la propia degradación. Eso es lo que ha conseguido el colegio en todos esos años de esfuerzo: la sordera. Todos los alumnos tienen mínimas capacidades de atención, están hartos de todas esas motivaciones escolares que los infantilizan o que subestiman su inteligencia.»
Y ocurrió entonces que leímos la novela y que decidimos publicarla y que hablamos con el editor y con el autor, y este aceptó las muy magras y enjutas condiciones económicas que le ofrecimos, y fue así como se llegó a este libro que, usted tiene en sus manos, y no lo deje caer y abra y lea y disfrute y si además tiene usted hijos o padres o nietos en edad escolar, déselo, que acaso su lectura les haga bien. Que de eso debería tratarse la literatura: de la lectura como bien común, de herramienta contra el daño.
Aunque Bertolo me masacra, me produjo esa alegría narcisista de los críticos cuando se enteran de que un libro o una película mejoran su destino gracias a una intervención suya. Y, más en general, la alegría de quienes ven impreso su nombre en una contratapa, aunque sea bajo el rubro «enfadados».
Foto: Flavia de la Fuente
enero 23, 2014 a las 12:13 pm
Felicitaciones!
enero 23, 2014 a las 12:41 pm
Que bueno que te digan: «Más enfadado con el optimismo de la voluntad que con el pesimismo de la inteligencia». Ya quisiera yo que alguien me dijera eso y no un «te quiero».
enero 23, 2014 a las 12:55 pm
El adjetivo «leninista» es muy suave. El tipo es obviamente un imbécil. Pretender bajarse a Sebald como quien le tira una canica a un soldadito de plomo no es irreverencia, es falta de respeto al lector.
enero 23, 2014 a las 1:00 pm
Bueno, Bertolo no es precisamente un imbécil. Es el autor del término «alta cursilería» para referirse a Sebald y a Cormac McCarthy. Pero además, fue él quien los editó en España… Y tiene un poco de razón. El término «leninista» no es un insulto. Es leninista de verdad. Hace poco publicó un libro sobre Lenin.
Q
enero 23, 2014 a las 1:26 pm
Una vez, discutiendo con Bolaño, defendí al crítico mexicano Christopher Dominguez Michael diciendo que, al menos, tenía un estilo reconocible. Bolaño contestó: «Lo tiene. Se llama cursilería.»
enero 23, 2014 a las 1:37 pm
discutías con bolaño a los 13, 14 años???
enero 23, 2014 a las 3:15 pm
Leí Un puñado de polvo, de Evelyn Waugh en esas ediciones de Grandes Novelistas de Emecé de los 50: velocidad y humor que uno cree que corresponden al futuro. Es como ver una comedia de los cuarenta. ¿Qué pasó después? ¿Nos hicimos más lentos y aburridos?
enero 23, 2014 a las 4:09 pm
¿Qué edad creés que tengo, Hernán?
enero 23, 2014 a las 4:39 pm
un chiste, gonzalo. te recuerdo pendejo, tipo un horacio lavandera de la alta cooltura.
enero 23, 2014 a las 6:31 pm
¡Qué bueno! Me siento parte de esta cadena, ja. Abrazos
enero 23, 2014 a las 6:41 pm
Pendejo sigo siendo. Cool será tu hermana.
enero 23, 2014 a las 6:48 pm
bertolo es un leninista mondadoriano.
enero 23, 2014 a las 10:06 pm
Y Boluño qué era? Alta costura?