Una misa de vanguardia

Publicada en Perfil el 4/11/12

por Quintín

En la noche del 27 de octubre durante la Viennale, el refinado festival de cine que celebra sus 50 años, viví una experiencia límite. Fue durante la conferencia titulada “Monument Film. Una velada con Peter Kubelka”. Kubelka es uno de los nombres fundamentales del cine experimental, del cine austríaco, del cine independiente y del cine en general. Aunque su obra fílmica (ocho cortometrajes), desarrollada a lo largo de sesenta años, dura apenas una hora.

Este vienés nacido en 1934 es uno de los grandes radicales del cine, un fundamentalista. Sostiene, por ejemplo, que la sala oscura debe ser oscura en serio. Así diseñó el Anthology Film Archive en Nueva York, como para que no entre otra luz que la del proyector y para que cada espectador esté visualmente aislado de los otros y solo vea la pantalla. También es un enemigo del subtitulado, cuya intromisión asesina la obra. Para Kubelka, las películas chinas hay que verlas en chino. Kubelka no permite que sus cortos se vean de otro modo que en una sala y en celuloide. Como se anunciaba que iba a proyectar parte de su casi inaccesible filmografía, decidí asistir a la conferencia. Pero me olvidé de un detalle: Kubelka es austríaco y yo no hablo alemán.

Así fue como durante dos horas vi como un señor canoso y afable, de barba, pronunciaba un largo discurso del que solo podía entender aquí y allá palabras sueltas como “analog”, “digital”, “Wagner”, “abstrakte expressionismus”, “Tom Cruise”. Y “Kunst”. Mucho “Kunst”. Cada tanto, Kubelka sacaba una cuchara de madera y revolvía el aire, o daba unos pasos por el escenario, o golpeaba las manos, como diciendo “ahora”. Entendí que se trataba de una defensa del cine tradicional, hecho en celuloide, editado con cola y tijera. Y de la noción de lo analógico como un continuo que la tecnología digital no puede captar ni reproducir.

El corazón de la noche fueron dos cortos de seis minutos y medio, por suerte sin diálogos. El primero, Arnulf Rainer, es de 1960 y consiste en la alternancia cuidadosamente planeada de fotogramas blancos (o, mejor dicho, transparentes) y negros. La banda de sonido, a su vez, alterna silencios con ráfagas de ruido, que suenan como una ametralladora o un cable en cortocircuito. El segundo corto es flamante, se titula Antiphon y es la versión exactamente contraria de Arnulph Rainer:a cada fotograma negro de uno le corresponde uno transparente del otro, donde en un caso hay ruido en el otro hay silencio. Kubelka habló un rato, hizo proyectar Arnulf Rainer, habló otro rato, hizo proyectar Antiphon, siguió hablando, hizo proyectar los dos cortos juntos, lado a lado. Eso me hizo acordar a la proyección lado a lado de Chelsea Girls de Andy Warhol que presencié hace algunos años durante la Viennale, en el Film Museum de Viena. Kubelka dirigió durante años esa cinemateca, cuyo auditorio mandó construir con butacas poco confortables para que el espectador no se duerma ni se distraiga.

Kubelka siguió hablando y mientras lo hacía, tomó la lata que contenía una de las películas, la desenrolló y se la fue pasando a los espectadores fila por fila. A medida que pasaba, estos levantaban la película en alto. Allí me tuve que ir porque tuve un ataque de risa, de llanto, de pánico: me sentía en una misa en latín sin siquiera ser creyente. Pero me cuentan que la misa terminó en un milagro. Luego de que Kubelka repartiera tijeras para que el público se llevara a la casa trozos de su obra, los dos cortos se proyectaron superpuestos. Contra lo esperable, que la imagen fuera completamente negra (ya que siempre hay un fotograma negro), esta se veía blanca, con un parpadeo que daba tenues y abstractos dibujos grises, lo mismo que ocurre cuando los cortos se proyectan por separado.

Foto: Flavia de la Fuente

6 respuestas to “Una misa de vanguardia”

  1. Larsen Says:

    Un milagro más bien modesto. ¡Deberías haber rajado a los tres minutos!

  2. lalectoraprovisoria Says:

    Siempre el mismo populista.

    Q

  3. Maddy Says:

    Me cache en dié. Porque no escribiste esto antes! Estoy en NYC y ayer sábado 7:30 pasaban los cortos de Kubelka en el AFA. Para colmo a esa hora estaba en el Blue Note que queda a unas cuadras. Amo el jazz, pero siempre lo puedo cambiar por cine experimental. Bah…En escencia quizá sean lo mismo.

  4. Larsen Says:

    ¿Para no ser populista hay que escribir «escencia»? Je, je.

  5. gervasio Says:

    Cesar Aira hubiese pagado para poder inventar una situación así.

  6. Toby Continued (@Toby__Continued) Says:

    Que lo analógico no sea captado por lo digital mas que una noción es casi la definición misma, o una de ellas.
    Del mismo modo no capto como una obra tan corta, la del austriaco, puede ser tan representativa. Muy interesante.

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