por Carlos Cossi
1- Luego de 20 años al aire la propuesta se ha institucionalizado. No obstante, en lugar volverse monótona o intrascendente ha devenido un clásico de la televisión, al estilo de esos viejos directores de cine que continúan produciendo obras atemporales o al menos perdurables y que por momentos parecen más vitales que muchos principiantes.
La permanencia adquiere sin quererlo, otros ribetes más dramáticos. Ante la tendencia dominante representada por la lógica American Idol/X Factor y su “fábrica de estrellas”, más la degradación de MTV al morbo del reality, la persistencia del show de Holland se transforma en un saludable caso de resistencia. Uno de los últimos bastiones en defensa del arte como amateurismo exigente frente al avance del profesionalismo corporativo.
Por supuesto, por más glorioso que pueda haber sido y por más efervescente que sea, el show no deja ser, en alguna medida, un signo del pasado. O al menos de lo que debería ser parte de él (en la tercera entrega me referiré a uno de esos signos). Tampoco quiero sonar cursi ni fatalista, aunque dado el contexto señalado antes, uno tiene la fuerte impresión de que el programa es de esas cosas que, como en la canción de Cortez, dejan un espacio vacío que parece imposible de llenar. Un mérito indudable pero también la constatación de una recurrente tragedia propia de los asuntos humanos.
2– De cualquier manera, “Later…” sigue configurando una de las mejores plataformas para la curiosidad musical más amplia y profunda, ya sea dirigida al pasado, al presente o al futuro. Allí se esconde, en buena medida, el secreto de su supervivencia.
Uno no puede dejar de asombrase con las nuevas versiones de temas clásicos que aparecen frecuentemente, interpretadas por sorpresivas y atemporales combinaciones de músicos. En Youtube se pueden encontrar muchas de estas perlas que nos recuerdan sin reverencias ni ironías postmodernas la vitalidad de ciertas tradiciones. Hace poco pude ver una vieja e increíble versión de Shake rattle and roll con Tom Jones, Robert Plant, Salomon Burke y Jeff Beck, más el infaltable Holland al piano. O el más reciente y poco feliz dúo con Shakira cantando al piano el clásico All of me. La búsqueda de lo imprevisto y espontáneo, vale, de todas formas, más que ocasionales erranzas: la imagen y el sonido de un artista incursionando por caminos insospechados resulta casi siempre reveladora. Hay que ver si no, el improvisado dúo de blues de Holland con el novel artista Trombone Shorty. Como su nombre lo indica, se trata de un joven trombonista oriundo de Nueva Orleans al que acabo de conocer (adivinen en donde), exponente de una curiosa mezcla de rock y funk con trombón al frente. El resultado final tiene dos caras complementarias que desactivan los encasillamientos. Al mismo tiempo que vemos a un artista original tocando sus temas en su estilo, asistimos a su salida de esa “zona de confort” para transitar otros caminos. Aunque en el caso de Shorty, parecía estar más cómodo tocando blues a piacere que otra cosa.
La apertura del programa en el estudio, con su ya reconocida y heterodoxa zapada en la que participan todos los invitados incluido Holland, resulta, a su vez, toda una prometedora declaración de principios. La jam session asemeja una invención colectiva en la que no hay espacio para demostraciones de excelencia técnica divorciadas de la obra. No conozco otro programa musical que se anime a dejar una primera impresión tan libre y construida sobre la marcha. Por otra parte, en lugar de los ya tradicionales discursos exaltados y repletos de autoelogios de muchos conductores, Holland tiene la delicadeza de cerrar el programa de la misma manera que lo abre: con música, en este caso, con la actuación de uno de los invitados.
A pesar de lo anterior, la presencia del pianista puede resultar para algunos un poco intrusiva. El año pasado sus acostumbradas participaciones con piano en temas ajenos le valieron la molestia de un reconocido músico inglés. Al punto que el hombre puso como condición para actuar la ausencia del conductor. El pedido le fue concedido. De todas formas, parece un poco excesiva la queja. Las colaboraciones de Holland son ocasionales, aparentemente no obligatorias y suelen ser eso, colaboraciones no excusas para su lucimiento. Siempre ocupando un lugar secundario de apoyo o, en su defecto, contribuyendo a realizar versiones distintas de los temas originales, en general con buenos resultados y suma delicadeza. Por ahora, y no parece que vaya a cambiar, el espíritu del programa y su legado exceden largamente esas virtuales distorsiones.
3- Hay más novedades para este boletín, de esas que nos hacen creer que el rock no ha muerto todavía. En el programa que nos tocó ver, actuaron dos bandas oriundas de Brooklyn con algunos años pero empeñadas en sonar distinto: Yeasayer y The White Rabbits. Los primeros ensayan una combinación orgánica y natural de pop/rock y tecno con actitud decidida y estética vanguardista. A esos elementos le suman líneas melódicas estructuradas en inusitadas armonías vocales que remiten a una combinación nada convencional de música tradicional japonesa y africana. Mezcla que los reviste de un barniz algo exótico sin convertirlos en souvenirs. Los segundos retoman una tradición olvidada: la utilización de la percusión como elemento central del sonido. Recurso que dista de constituir un mero gesto retro dado que lo vinculan con la corriente rítmica contemporánea iniciada por los Strokes, más la tan en boga utilización de riffs y apoyos de piano.
Lo más interesante, a juzgar por lo que pude rastrear, es que ambas bandas –especialmente la primera- logran un resultado poco visto en la música actual que podría constituir un futuro posible para el rock. Sin necesidad de recurrir a la estructura clásica de la canción pop –intro, verso, estribillo, verso, estribillo, solo, estribillo- ni claudicar a los vericuetos del intelectualismo progresivo, ambos logran melodías perdurables con un impacto conceptual llamativo. Sus letras -y esta, como las anteriores, son impresiones superficiales-, refieren aparentemente a temas universales lo cual compensa un poco su experimentalismo sónico. Algo que me resulta atractivo, aunque no llego a discernir bien por qué y hasta dónde es bueno o malo. Un lindo tema para otra nota.
En fin, es probable que me esté entusiasmando de más con solo unos días de conocer estas bandas. Tal vez no. Pero lo que sin duda me conmueve es el escenario inolvidable que Holland montó para hacerlas florecer.
Foto: Flavia de la Fuente
marzo 22, 2012 a las 3:36 pm
Ayer escuché un reportaje que hizo Román Lejtman a Jorge Alvarez, quien editó a Manal, Vox Dei, Miguel Abuelo, Tanguito, y un largo etc. (además de haber publicado a Rodolfo Walsh y otro largo etc.).
La verdad que era un placer oirlo contar sus experiencias con esa gente y uno pensaba en una epoca y unos personajes que quién sabe si volverán.
Tu evocación de Holland me hizo acordar este reportaje.
marzo 22, 2012 a las 4:02 pm
¿Habrá transcripción del reportaje en alguna web? Me interesaría leerlo. Lo voy a buscar.
En la próxima entrega hago referencia al rock argentino, que me encanta.
marzo 23, 2012 a las 9:15 am
Me gustó mucho este artículo. Me encanta el show de Holland. Varias cosas.
1. me parece que los músicos se sienten más cómodos cuando el entrevistador es del palo. Y se nota que a Holland lo respeta. Además, como en el caso de Badía, el tipo transpira su interés genuino por la música. Y no es chupamedias ni exagera sus elogios.
2. me encanta pizpear a los otros músicos, con los instrumentos colgados, cuando están viendo que toca otro. Cuando alguien se toca todo o se canta todo, podés ver a algunos de estos músicos, grosos, bailar, o seguir la música, sumamente concentrados. La cámara no morbosea con eso, pero si mirás, lo ves.
3. la calidad de la música en vivo es increíble. Yo diría: superlativa. Cuando yo escucho un tema que me gusta voy a ver si lo encuentro cantado en ese show, que muchas veces mejora la versión en estudio. Y lo que se nota es que los tipos ahí se concentran en la ejecución del tema. O sea, no saltan, ni arengan al público, ni nada de eso. Tocan, y se tocan todo. Está lleno de perlitas memorables.
4. el show que hacía Elvis Costello también estaba bueno. Y también me pareció ver, alguna vez, una variación del show de Holland, o quizás haya sido una compilación, en la que había sólo música en vivo, sin entrevistas, ni nada de eso.
5. según escuché por ahí, redujeron este programa en duración, o lo estaban por sacar del aire, o alguna cosa así. Sería una lástima porque realmente es una maravilla.
La BBC es grosa y soy defensor de la TV pública en ese sentido. En USA, la radio pública produce también algunos programas que son joyas absolutas. Forum, con Michael Krasny, en radio, es un programa de entrevistas sobresalientes. Y el programa This american life, un programa de radio que elige un tema y luego lo ilustra con historias de todo tipo, es, sin lugar a dudas, el mejor programa de radio hecho en la historia. (Bueno, hay otro que le llega cerca: Radiolab). Cuando escuchás lo que esos tipos hacen con la radio te da verguencita ver lo que hace el resto con ese medio.
marzo 23, 2012 a las 11:23 am
Xtian, me alegro que te haya gustado.
Es cierto todo lo que decís. En la primer parte hablo de la direccion de cámaras, de como se evita el morbo y de la horizontalidad que campea en el ambiente. Ver a los músicos disfrutando de lo que hacen sus colegas junto al público es algo interesante y difícil de encontrar.
El show de Costello lo ví muy poco, lo voy a ver más detenidamente. Lo mismo con los programas de radio que nombrás.
marzo 23, 2012 a las 11:53 am
Te dejo uno para que veas: http://www.thisamericanlife.org/radio-archives/episode/9/julia-sweeney
marzo 23, 2012 a las 11:58 am
Gracias!
marzo 23, 2012 a las 1:02 pm
Muy buena la nota, son los programas de Elvis Costello, el que tiene de invitado a Bill Clinton es mortal (no tener al menos de intendente a Bill!), termina con Pat Metheny y Charlie Haden tocando «is this America» (tema de la peli «the falcon and the snowman»), se pueden chusmear en youtube. Un gran abrazo, espero la tercer entrega!
marzo 23, 2012 a las 1:26 pm
El tema de The Falcon and the Snowman se llama en realidad This is not America, cantada originalmente por Bowie y compuesta por Metheny y Lyle Mays, su tecladista durante años y co-compositor del álbum en cuestión. Si mal no recuerdo también hay versión instrumental del tema (el mismo track sin la voz de Bowie).
marzo 23, 2012 a las 1:38 pm
Si sr. montañes, tiene Ud. toda la razón.
marzo 23, 2012 a las 1:44 pm
A propósito de la nota, bienvenida sus recomendaciones.
El nombre de los White Rabbits me recuerda en este momento a The Lounge Lizards y a The Mountain Goats.
marzo 23, 2012 a las 1:50 pm
Gracias Alexis.
Me acuerdo de «This is not América», siempre me gustó ese tema. Cuando pienso en la cancion, me surgen inmediatamente imágenes del video con fragmentos de la película, que no vi. Cosas de la generación del videoclip.
marzo 23, 2012 a las 2:00 pm
Montañes, a medida que pasa el tiempo me impresiona mejor Yeasayer que los White Rabbits, me parecen más originales. Aunque los White Rabbits son muy buenos también. Sobre estos últimos, un amigo me comentaba que su nombre tal vez sea en homenaje a una canción de Jefferson Airplane de 1967. Sobre estas continuidades voy a hablar en otra de las partes de la nota.
Me gustó San Bernardino de The Mountain Goats, banda que desconocía. Hoy me quedé sin poder comprar entradas para ver a Mc Cartney y me alegraste un poco el día.
marzo 23, 2012 a las 2:44 pm
Cossi, ya buscaré material de Yeasayer (también de los White Rabbits). Siempre me engancho con las recomendaciones sobre músicos que desconozco.
Una nota más con respecto a Metheny, que menciona Alexis, y también sobre Lyle Mays. El disco de 1978 (“Pat Metheny Group”), básicamente un trabajo de ambos, es precioso. Allí abría el tema San Lorenzo. Muy buenos los teclados y sintetizadores de Mays, considerando la época. Envejeció perfecto su sonido.
El álbum se puede descargar aquí.
marzo 23, 2012 a las 4:29 pm
Una cosa para agregar sobre Yeasayer. Arriba hablo de sus influencias y habría que agregar allí además de cierto aire entre japonés y africano, un toque de música de la India y ocasionales toques de reggae. La forma en que usan la percusión es muy interesante también.Todavía no logro entender como logran amalgamar todo eso sin caer en un camablache.
acá va lo que para mi, con lo poco que conozco todavía, es el mejor tema «o.n.e»., un ejemplo de esa amalgama. La versión, que desnuda una cierta hermandad con redemption song de Marley, es acústica y, creo, mejor que la de estudio (demasiado tecnosa). Lo cuál habla mejor de ellos todavía en cuanto a su capacidad de juntar aquellos elementos en un contexto musical más simple.
Otro ejemplo es el tema «Madder red», esta vez sin los elementos de reggae y con la influencia japonesa más al frente que recuerda, no en vano, al sonido de Japan, la banda de David Silvyan.
Aqui en vivo
Aqui la versión de estudio que esta vez es buena.
Por último, «Waiting for the sun», en vivo, muy bueno, un tema realmente tan indefinible como imperdible.
marzo 23, 2012 a las 4:30 pm
Bueno, no era mi intención que quedaran los links tan grandes. Es la segunda vez que me pasa. Disculpas.
marzo 30, 2012 a las 2:54 pm
C. Cossi: ¿Esto es sobre música? Bueno, hablando de la verdadera recuerdo que Wagner había dicho sobre la novena sinfonía de Beethoven: «…un combate -en el sentido mas magnífico de la palabra- del alma luchando por la conquista de la alegría contra la opresión de esa fuerza hostil que se insinúa entre nosotros y la felicidad terrestre: tal parece el motivo de ese primer y grande primer movimiento…» «el tema principal que, desde el comienzo, emerge poderoso y desnudo como de un velo que ocultaba a nuestros espíritus inquietos encontraría, creo, su interpretación sin que sea traicionado el sentido general del poema musical en este verso de Gohete: Renuncia, tu debes, es necesario que renuncies…»
Y sigue Richard Wagner describiendo la majestuosidad y belleza incomparable de la Novena Sinfonía al ritmo de Gohete: «…Que no sea mas cuestión de alegría/yo me entrego al vértigo, al goce mas doloroso/aplaquemos nuestras pasiones ardientes/en las profundidades de la sensualidad/…»
Perdón ¿este post era sobre Rock y esos… ruidos? ¡y yo queriendo hablar de música…!
marzo 30, 2012 a las 5:47 pm
Más que hablar de música parece un intento por alcanzar la cumbre de la cursilería.
marzo 30, 2012 a las 6:37 pm
Montañes: obvio, para vos Gohete, Wagner, Beethoven es la cursilería, supongo que lo it es Yesayer o White Rabbits… ja ja ¿como podés ser tan burdo? En fin, la cultura expréss o televisiva. (o de recital) Y claro, es sumamente in decir «boludo» cada tres palabras… ja ja
marzo 30, 2012 a las 6:42 pm
carmelo: si te vas a hacer el banana por lo menos dignate a escribir Goethe, no Gohete.
marzo 30, 2012 a las 7:40 pm
No es Beethoven el cursi, cursi es el gesto de mandarse la parte magnificando la Coral a través de Wagner (con unas frases horrendas, encima). Soberbia de tres al cuarto.
Y como bien apunta NoName, para fanfarronear con figurones alemanes antes conviene aprender a escribir correctamente sus nombres.
marzo 30, 2012 a las 9:08 pm
montañés: lo horrendo es hablar de «cursi» a estas alturas. «Cursi» eran las modistillas del siglo XIX. Pero el mal gusto musical es inapelable y no tiene retorno ya se trate del rock y sus variantes locales, el reggae, la cumbia o el cuarteto, todo es la misma merde tal como el nuevo lenguage chabón -boludo-mensajito. ja ja ja «figurones alemanes» andá……….. animalejo. (Y escribí mal Goethe porque no copio como el NoName y, que merde, cualquiera comete errores de tipeo.)
marzo 30, 2012 a las 9:18 pm
Montañés: escuchate el 3º movimiento de la novena por Wilhelm Furtwangler -no se consigue pero la tenés por Internet- escuchala una vez para ir ablandando los sentidos, luego escuchala otra vez, seguí escuchándola y de pronto vas a sentir escalofríos y comenzarás a comprender la verdadera grandeza de la música. Cuando Beethoven acabe con vos y lo que reste de tus equívocos sensoriales, continuá con Mozart, Brahms y demás. Para entonces ya lo que creías música adquirirá su verdadero carácter bárbaro y te habrás olvidado de los oscuros sonidos de tu antigua primitivez (¿existe la palabra?)
marzo 30, 2012 a las 11:25 pm
Perdés tu tiempo con tanta altanería berreta y con esas frases vacías que traslucen un rencor que no sé a qué viene.
Creo recordar que vos sos el mismo que en otro post se quejaba de los insultos de los participantes, reprendiéndolos y acusándolos de “mal gusto”. Pero mucho peor es hacerse el canchero desde una ridícula superioridad y escupir pedantería y sarcasmos provocadores al pedo, como recomendar la reiterada escucha de sinfonías en un foro que habla “de rock y esos ruidos”.
Fuck you, stupid.
marzo 31, 2012 a las 8:57 am
Montañés: ja ja ja Bye.
marzo 31, 2012 a las 12:46 pm
PAra White Rabbit, ver Alicia en el pais de las maravillas.
La cancion de Jefferson Airplane , uno de sus temas mas famosos, toma del libro, pero evidentemente (nombra pastillas , hongos, etc) habla de la experimentacion con drogas.
Corresponde al periodo que Q dice dar bola del rock, que opinara?
Notable la version de Patti Smith(como siempre, no?) http://www.youtube.com/watch?v=rTWbLlh65lo