Problemas de alcoba
por Flavia de la Fuente
Las ratitas se van convirtiendo, día a día, en unas perritas encantadoras. Comen y comen y eso se nota en todo. Janis dejó de parecer un murciélago para ser una cachorra muy dulce. Ella, en cambio, sigue igual, aunque mucho más grandota. La cola de las dos está más gordita y, pese a que las llevamos a bañar a la veterinaria, siguen hediondas. Según dicen tienen olor a cachorro. Si es así, ¡qué horrible que es el olor a cachorro! ¿Cuándo se les va? Toda mi ropa tiene ese acre perfume. Es un asco. Mas el amor todo lo puede. No se preocupen que las queremos igual.
Pero el mal olor no es la única constante. Tampoco cambió para nada la personalidad de las perritas. Ella sigue siendo tan miedosa como el primer día y no es nada zalamera. Janis tampoco modificó en nada su estilo. Está cada día más pizpireta y seductora. Miren qué simpática se la ve en la foto, pese al deprimente pullover de polar que luce mientras desfila por la pasarela. ¿Es una idea mío o está mucho más linda?
Después de cada comida, me quedo un rato jugando con las perritas en el jardín, las alzo, las acaricio, las miro jugar. El rato que tengo a Ella en brazos solo me sirve para hacer pesas, porque la muy parca se queda inmóvil, casi aterrada. Y eso que soy yo quien la alimenta cuatro veces por día. La tengo a upa y la muy seca ni me mira ni me lame. Parece una estatua. Es una perrita muy temerosa, cauta y desconfiada. A mí me da un poco de miedo su temperamento tan extraño.
En cambio, cuando alzo a Janis, la pequeña me lame, me muerde, me mira a los ojos. No me tiene nada de miedo aunque yo no le doy de comer y, siempre que se cuela en casa detrás de Solita, la levanto del pullover con una mano y la tiro hacia fuera sin piedad. Pero Janis no es nada orgullosa. Pese a que la sacamos a patadas todo el tiempo, ella vuelve, una y otra vez, sin cansarse, en busca de cariño. Lo único que le importa en la vida, además de comer, es entrar en la casa y recibir todos los mimos posibles. Es irresistible. Es tan dulce que hasta Soli la quiere.
Ayer vino Farías, el plomero y gasista de la casa, y nos dijo que Ella era cruza de policía. Nos asustó el comentario del buen hombre. Cuando crezca ¿será una perra agresiva?, nos preguntamos con Q. Por las dudas, tratamos de mostrarle nuestra superioridad todo lo que podemos, pero no notamos nada porque nuestro futuro mastín es muy esquivo y distante. Ella es miedosa pero sabe lo que quiere. No tiene nada de miedo en acercarse a la hora de comer, por ejemplo.
Ella come casi el doble que Janis. Y, además, lo hace mucho más rápido. A Ella le damos 75 gr. de alimento y a Janis, 50. Desde hace unos días, yo soy la mamá de Ella y Q es la mamá de Janis. En un segundo, Ella agota su ración del plato rojo y se dirige derecho al plato beige de Janis, que todavía sigue medio lleno y la ayuda a terminar de comer. Pero estamos muy orgullosos de haber logrado que cada una coma de su plato. Algo es algo, ¿no?
A todo esto, desde que llegaron las ratitas, Soli pasa muchas horas en el jardín tratando de poner orden. Creemos que quiere imponer su liderazgo y por eso se la pasa haciéndose la mala todo el día. Cuando está con las cachorras gruñe sin parar. Desde adentro se oye un zumbido continuo que viene del patio: es el ronroneo amenazador de Soli sobre Ella y Janis mientras las temibiliza también físicamente, mordiéndolas con suma precaución. No sé cuál es su estrategia, ni por qué hace eso, pero su última obsesión es asustar a Ella. A Janis parece que la adoptó y no le hace nada. Mientras que a la parca Ella, Soli no la deja un minuto en paz. Es como si adivinara que pronto será una perra más grande que ella y que más vale que le imponga respeto desde ahora. Algo así debe pasar. Pero no deja de ser curioso el comportamiento de Solita frente a las ratitas. Y creo que le hizo bien que le trajéramos unas hermanitas. Se la ve mucho más activa y ocupada que antes, que se dedicaba a la más abyecta molicie, todo el día durmiendo en mi escritorio.
Es agradable observar la vida animal en el jardín. Las fotos las saqué ayer, mientras las perritas dormían bajo el sol de la tarde. Para no despertarlas, la tomé desde adentro de casa. Es una delicia ver dormir a los animales, plácidamente despatarrados bajo el sol de invierno. Cuando se despertaron, fuimos con Soli a visitarlas y jugamos un rato las cuatro juntas. Estuvo bueno, me hizo bien tanta ternura.
Por ahora, queridos amigos, no hay mayores novedades más que ver cómo van creciendo y aprendiendo algo cada día. Creo que ya responden a sus nombres. Lo que no logro es que respeten la consigna “¡Afuera!”. Cuando decimos “¡Afuera!” la única que se va es Soli (si quiere).
Pero ayer a la noche nos llevamos una sorpresa. Resulta que uno de los serios problemas que tenemos es cerrar los postigos de la puerta ventana sin matar a ningún animal. Es realmente peligroso. La endemoniada Janis siempre anda por ahí cerca y es muy rápida, así que hay que tener mucho cuidado al cerrar las puertas para no degollarla. Me da tanto miedo, que para ese acto tan sencillo lo ayudo a Q, quien normalmente, antes de irse a dormir, echaba a Soli tras una más o menos larga sesión de mimos y listo. Ahora es un lío. Una vez que logramos que Soli se mueva, porque a la noche no quiere ir a dormir afuera, se cuela la metereta Janis por la puerta. Y es tan chiquita que se escurre fácilmente por espacios muy exiguos. En fin, así son las cosas. Pero lo que les quería contar es que anoche, estando ya listos para el operativo de contener la invasión de las ratas, nos dimos cuenta de que nos dieron tiempo de sobra para cerrar los postigos con absoluta parsimonia. Cuando estábamos por poner la llave las alcanzamos a ver de lejos, que venían subiendo la escalerita que lleva al jardín. ¡Qué raro!, pensamos. ¿A esta hora jugueteando por el jardín? En fin, así será.
Mas el sentimiento de que algo raro pasaba con las ratitas nos quedó boyando en la cabeza. Y, cuando cerramos los postigos de nuestro dormitorio, se nos ocurrió que quizás estuvieran durmiendo en la cucha de Soli, que queda en un patio que está más alejado de la puerta ventana.
Intrigados, fuimos a mi escritorio, de donde se puede espiar directamente la cucha de Soli. Abrimos la ventana y las llamamos: “¡Ella, Janis!”. Y sí, confirmado, las muy atorrantas salieron lentamente, desperezándose de la cucha roja de Solita. Nos quedamos atónitos y se nos ocurrió que Soli las había obligado al cambio de alcoba, dado que la de ellas era más nueva y más grande.
Como no sabíamos dónde estaba Soli, la llamamos y de inmediato apareció de la parte delantera de la casa. Pero no nos consta que estuviera durmiendo en la cucha verde de las ratitas. Quizás duerman las tres juntas. ¡Quién sabe!
Nos reímos mucho del episodio de las alcobas pero todavía no llegamos a ninguna conclusión certera. No sabemos si Soli exigió el cambio de cucha o si las cachorras tomaron cual ocupas la cucha más vieja y pequeña de Soli o si duermen apiladas para protegerse del frío. Tenemos un gran misterio por develar en la Sede Central. Mientras escribo esto, todas duermen pese al ruido que hacen los obreros de la obra de al lado. Las ratitas están en la cucha de Soli y Soli intenta conciliar el sueño en su cama detrás mío, y , cada tanto, gruñe sin convicción a la sierra de la construcción. Hasta la próxima.
agosto 18, 2011 a las 6:38 pm
casi todo bien, sin embargo no me queda agradable que una perra sea una rata y que un ovejero alemán sea un policía. desde luego que no es asunto mío, sólo comento
agosto 18, 2011 a las 6:59 pm
son divinas y janis parece más leoncita que ratita, por lo menos en la foto.
agosto 18, 2011 a las 8:06 pm
Sí, me parece que Janis pinta para leoncita. Y Ella no sé, es linda pero le tengo miedo. No me gusta que no me mire y que sea tan indiferente. Es una perrita enigmática. Hoy, después de escribir el post, la pesqué tratando de conquistar a Solita a lambetazos, sin éxito alguno.
F
agosto 18, 2011 a las 9:18 pm
si es policìa será como Tulip que era alsaciana?
agosto 18, 2011 a las 10:23 pm
Pensé que los cachorros olían a leche. Al menos esa es mi experiencia. Un olor tan agradable, que cada vez que tenía uno en frente, lo apretaba contra mi cara…
agosto 18, 2011 a las 10:25 pm
Linda la foto de las perritas durmiendo. Uno de mis gatos es más grande que las dos juntas…
agosto 18, 2011 a las 11:02 pm
¿Te imaginás Dasbald si llega a ser tan buena y bella como Tulip? Aunque, pensándolo bien, la alsaciana de Ackerley era bastante brava, mordía y era un poco temible. Veremos en qué se transforma la ratita tímida. Espero que sea una perra mansa.
Roger, tal vez tus cachorros olían a leche. Pero estas ratitas no toman leche sino que comen alimento balanceado. Y no sé, aunque los bañamos el viernes pasado, ya tienen un olor repugnante de nuevo. Pero se les irá con los baños marinos, como a Soli, que usa perfume natural de agua de mar y no se baña nunca en otro lado. Creo que la semana que viene voy a poder llevar a las tres a la playa. Va a ser muy divertido, espero.
Hoy Q me sacó muchas fotos con las dos perritas en brazos. Y Ella, por primera vez, me lamió la cara, aunque todavía sigue sin mirarme.
Saludos a todos,
F
agosto 19, 2011 a las 12:16 pm
Impresiona mucho en la foto el tamaño de las manos de la rubia,
¿Son tan grandes cm parecen?
agosto 19, 2011 a las 1:16 pm
te pronostico unos bueno 30 kgs, y unos cuantos pesos en comida…ni hablar de la vida sexual de ambas tulips!!
agosto 19, 2011 a las 1:45 pm
¿30 kgs? Me muero de un susto. Quizás las ves tan grandes por la foto… Espero que sea un ilusión óptica. Soli creo que pesa 15.
Besos,
F
agosto 19, 2011 a las 2:09 pm
Pobre Ella, está absolutamente «temibilizada» por Soli, jua, Flavia!
agosto 19, 2011 a las 3:25 pm
no flavia, las veo igual que veía a nene cuando llegó a casa, la misma cola de rata y las mismas patas, pero el vet te dice enseguida si queres saber cuánto van a pesar.
me gustan muchísimo!!!
agosto 19, 2011 a las 3:29 pm
He encontrado más peligros entre los hombres que entre los animales, peligrosos son
los caminos que recorre Zaratustra. ¡Que mis animales me guíen!
agosto 19, 2011 a las 3:47 pm
…mas conozco a los hombres,
mas quiero a mi perro…
agosto 21, 2011 a las 10:17 pm
Para mí que duermen las tres juntas.
agosto 21, 2011 a las 10:37 pm
No, Pupita. No entran las tres juntas en la cucha de Soli. Y lo que está confirmado es que las ratitas duermen ahí. El misterio es qué hace la pobre madrastra.
Cariños,
F