Primera página (42)

Otro austríaco genial

19 respuestas to “Primera página (42)”

  1. Stroheim Says:

    La marcha Radetzky de Roth

  2. NN Says:

    Como siempre, no sé. Pero por austríaco genial, sera Joseph Roth? No leí nada de él aún, y el único título que recuerdo es La Marcha Radetzky. Si adiviné, no deja de ser meritorio, debe premiarse la intuición frente a la falta de cultura.

  3. lalectoraprovisoria Says:

    No es Roth.

    Q

  4. janfiloso Says:

    …una làstima…
    (de lo mejor que pasò por cerca de Fito Paez)
    :)

  5. Yo Says:

    Esto es maldad. Ustedes porque tienen amigos que les traen estos libros desde Barcelona.

  6. lilia Says:

    ¿tiene un caballito en la tapa? ¡cómo nos hacen trabajar! ;)

  7. lalectoraprovisoria Says:

    Síiii…

    Q

  8. lilia Says:

    tengo más éxito como detective que como lectora. Otro para pasear por la mitteleuropa!

  9. NN Says:

    Síiii…. de Thomas Bernhard?

  10. Boris K Says:

    No hay corresponsal en Locarno, Q?

  11. Ernesto Monroe Says:

    Stefan Zweig

  12. lalectoraprovisoria Says:

    Nein y nein.

    Q

  13. Bigote Says:

    Marte en Aries, de Alexander Lernet-Holenia.

  14. Bigote Says:

    …o una de Salgari, por qué no.

  15. lalectoraprovisoria Says:

    Hace un tiempo compré dos libros de Alexander Lernet-Holenia. Leí uno, El conde Luna, situado en alguna guerra napoleónica, y me pareció extraordinario. Es un libro de fantasmas, pero de la variante exquisita (los fantasmas, a diferencia de los vampiros y otras criaturas, se prestan para la exquisitez). Creo que escribí sobre él en alguna parte. Un día Edgardo Cozarinsky me dijo que lo consideraba un grande. El otro libro que tenía de Lernet-Holenia —y que no leí— era El barón Bagge. Luego adquirí un tercero, El joven Moncada de la espectacular colección Alexanderplatz, dedicada a olvidados autores en lengua alemana, de la editorial Minúscula. Tampoco leí El joven Moncada, pero hace unos días compré Marte en Aries, de la misma colección. Cuando Guillermo Piro vio que el libro obraba en mi poder, intentó quitármelo, robármelo y, lo que es peor, sugirió que se lo prestara después de confesar que nunca devolvía los libros. Lernet-Holenia tiene sus fanáticos y hay justificadas razones para ello.

    Este aristócrata austrohúngaro nació en Viena en 1897 y murió en 1976. Peleó como oficial en la Primera Guerra Mundial y años más tarde, convertido ya en un poeta y dramaturgo conocido, trabajó como guionista de las películas para el ejército alemán en la Segunda Guerra. ¡Un nazi!, dirá alguno. Bueno, no exactamente: la situación de Lernet-Holenia era de algún modo similar a la de Ernst Junger, la de rehén en un régimen con el que poco tenía que ver. Ambos eran conservadores, elitistas y ambos despreciaban a Hitler. La prueba es justamente Marte en Aries (1941), una novela poco comparable con las de su época —y que fue prohibida por los nazis— situada en 1939, durante la invasión a Polonia.

    No creo que otra guerra haya sido contada así y, en ese sentido, su relato es opuesto a la aproximación jungeriana, filosófica pero realista. Si a alguien se parece Hernet-Holenia es a Arthur Machen (y ambos, desde ya, tienen un parentesco con Lovecraft): es una literatura que habla de una realidad escindida, de un mundo ocupado por fuerzas oscuras e imprecisas que producen un entrejuego de anticipaciones, coincidencias y profecías que no permite distinguir claramente qué es lo real y qué es lo soñado, lo inventado, lo mágico. Tampoco se sabe claramente si los seres que participan del relato son seres humanos, su dobles o sus fantasmas. La literatura, insisten las ficciones de Holenia, es el arte que no permite distinguir la ontología de sus protagonistas. Una aproximación semejante y una prosa lírica, perfecta y sombría, lo convierten en un escritor único.

    El protagonista de Marte en Aries es el teniente de reserva Wallmoden, llamado para servir en las filas alemanas poco antes de la invasión a Polonia. Antes de partir conoce a Cuba, una misteriosa mujer que se dice baronesa y está rodeada de otros personajes elusivos, confusos y sospechosos ante la policía. No hay que ser muy perspicaz para distinguir en el círculo de la baronesa a los enemigos del régimen. Pero Wallmoden no se entera de nada (se lo deja al lector y a la censura, que no dejó pasar el chiste). Enamorado de Cuba, corre tras de ella en una sucesión de equívocos y enredos que no se resuelven e incluyen la posibilidad de que la mujer sea tanto promiscua como virgen.

    Pero el regimiento de Wallmoden parte al frente, Alemania invade Polonia y el libro entra en una segunda parte muy distinta a la primera, pero igualmente revulsiva: mediante el simple procedimiento de narrar desde el lugar de Wallmoden el avance de las tropas, Lernet-Holenia logra una de las descripciones más vívidas, más profundas y más reveladoras de la insensatez y el horror de la guerra. (De paso, la tapa del libro, ilustrada con esa foto del caballo, es extraordinariamente representativa del pathos lúgubre, terrible y maravilloso del libro). Nunca se sabe del todo si lo narrado es una historia de muertos vivos o si todo lo que ocurre es una sombra, un sueño soñado desde un mundo distinto pero igualmente tenebroso. Pero Lernet-Holenia es como Joseph Roth o Zweig un nostálgico del Imperio Autrohúngaro, de un mundo en el que los zapatos eran de una calidad que nunca volvió a lograrse, donde existían ilusiones como el amor y la vida social, de las que solo queda el erotismo como un fantasma más.

    El final definitivo de todo aquello (acaso el mayor de los fantasmas construidos por la historia) es lo que Wallmoden escribe en la frase más siniestra que me haya tocado leer últimamente:

    Nadie debería alegrarse por creer haber encontrado la prueba de que existe un más allá. El más allá es sin duda tan pavoroso como este mundo.

    Es otra manera de decir que no hay poesía después de Auschwitz, pero en el dialecto del conservadurismo. Un escritor muy impresionante.

    Q

  16. Bigote Says:

    El Conde Luna está muy bien también, Q.

  17. Guiasterion Says:

    Estimado Q.:

    Se me hace agua la boca con estos libros. Acabo de ver que se consiguen obras de Alexander Lernet-Holenia en Mercado Libre. Parece que ‘Las dos Sicilias’, una excelsa novela de intriga, es otra joya a conseguir.

    Un comentario esclarecedor, muchas gracias, no lo tenía a ALH.

    G.B.

  18. esteban polci Says:

    Tan corta la vida y tantos (y tan hermosos) los libros…

  19. lilia Says:

    Gran fascinación por la guerra, parece que tenía Lernet-Holenia, y por el ‘otro mundo’, en éste. Gracias, Q.

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