Doble de cuerpo

Publicado en Perfil el 28/3/10

por Quintín

El inminente Bafici 2010 (del 7 al 18 de abril) presenta una llamativa impronta literaria. César Aira será parte del jurado internacional, la película Ocio de Alejandro Lingenti y Juan Villegas está basada en la novela homónima de Fabián Casas e Invernadero de Gonzalo Castro tiene como protagonista a Mario Bellatin. Suele haber algo dudoso en el intercambio por el cual los escritores le confieren prestigio al cine y se llevan glamour o dinero a cambio y algo de eso (sin dinero) puede alegarse en este caso, ya que el Bafici se presta adecuadamente para la frivolidad interdisciplinaria que acecha al arte contemporáneo.

El caso de Bellatin, escritor mexicano de gran perfil cosmopolita, resulta interesante en ese sentido. En la quincena de libros suyos que leí en la última semana se pueden apreciar dos etapas marcadamente distintas. En la primera, de la que conviene mencionar Salón de belleza, Poeta ciego o El jardín de la señora Murakami, su persona se mantiene a una distancia prudente de la escritura. Son novelas de un “escritor raro” —como él mismo se denomina— que transcurren en parajes culturales y humanos extraños pero donde los textos apenas aluden al nombre del escritor, sus características o su historia de vida. Esa voluntad de mantenerse al margen tiene su manifestación más rotunda en el congreso que Bellatin organizó en París en 2003. Allí, los cuatro escritores mexicanos anunciados estuvieron representados por dobles, actores que enunciaban las opiniones que los originales les habían comunicado en una etapa previa. El gesto servía para poner en evidencia la demanda morbosa del público hacia el cuerpo de los artistas.

La idea de Bellatin (a veces, Bellatin parece la versión sombría de Aira) es que la literatura no es tal a menos que se trascienda a sí misma. De ahí la afirmación de que su búsqueda está orientada a “escribir sin escribir”. Pero así como el congreso de dobles intentaba una desmarcación de los eventos más o menos comerciales que rodean a la escritura para hacer de ella otra cosa, la segunda parte de la obra intenta lo mismo por el camino exactamente opuesto: “Cuando, en una serie de libros publicados, traté de omitir la presencia del creador de los textos no conseguí resultado alguno. Por eso intuyo que ahora, con la exacerbación de la presencia constante del escritor, se logre su abolición por medio de una saturación acumulativa”. Así, los libros más recientes son un experimento de desescritura en los que aparecen Bellatines falsos y verdaderos, autobiografías apócrifas o bajo nombre supuesto (el último confunde su vida con la de Yukio Mishima) y combinaciones de rasgos biográficos con fantasías delirantes. Son libros densos, implosivos, en los que viejos temas y personajes se mezclan una y otra vez con anécdotas personales y reflexiones teóricas. En esta etapa, Bellatin incorpora la fotografía como generadora tanto de ficciones como de señales de identidad (falsas o verdaderas) y, a la vez, participa de eventos como puestas teatrales y performances. Actuar en una película parece una etapa lógica de este proceso y lo mismo ocurre con su exhibición en el Bafici. Aunque la película le instala una ligera ficción alrededor, Bellatin hace de alguien muy parecido a sí mismo.

Pero hay un problema, que es el modo de registrar del cine. Bellatin ha construido una obra que duplica de algún modo su cuerpo, lo comenta, lo sustituye, lo padece, se confunde con él. Los espectadores de Invernadero, en cambio, ven apenas a un escritor manco, que bien podría ser el autor de El código Da Vinci. Una película, aunque sea de ficción, es un documental sobre el cuerpo de sus actores. Y así, el cuerpo de Bellatin se separa radicalmente de su obra y se convierte en una verdad del cine pero también, como si el círculo se cerrara, en un definitivo vehículo para el cholulismo.

Foto: Flavia de la Fuente

13 respuestas to “Doble de cuerpo”

  1. Ventura Says:

    Es la primera vez que oigo el nombre de Bellatin, y me ha recordado a…Fernando Fernan Gomez. ¿Es posible la comparación?

  2. 1 Says:

    Excelente fotografía. ¿Es en Madrid?

  3. janfiloso Says:

    «En la quincena de libros suyos que leí en la última semana…»
    ¡Por favor! ¿Cómo hacés?
    Y además ves y comentás futbol, nadás, caminás y debatís en el blog, y seguramente ves además un par de películas.

  4. PPPPPP Says:

    “En la quincena de libros suyos que leí en la última semana…”
    ¡Hay que ser un nabolín realmente para escribir una línea así!

  5. lalectoraprovisoria Says:

    PPPPPP. Es verdad, esa frase es lamentable.

    Q

  6. Marina Says:

    Hay que sospechar, hay que sospechar de esos cruces, total después si salen bien siempre hay tiempo para ponerse contento. Cuando era joven pensaba que era maravilloso que el cine se cruzara con la literatura (medio que no me había dado cuenta de que la literatura estaba hecha de palabras, era joven, repito, supongo que la excepción es Hitchcok y todas las adaptaciones de novelas de género) y así fue como vi, por ejemplo, El tiempo recobrado de Raúl Ruiz, ¡auch! A mí me gusta el libro de Casas pero tengo un pánico morboso por ver la película, a pesar de que Casas contó que habían filmado en la casa de su padre y todo (¿y?), y con respecto a Bellatín, me importa nada su cuerpo si no escrito. Laiseca estaba bien en El artista, pero de nuevo, qué importa que fuera Laiseca, ni que Pángaro fuera Pángaro, ni que Zambayonny fuera, etc.

  7. alonso izaguirre Says:

    No es exagerada la frase de Q. Se pueden leer los libros de Bellatin -cuyos primeros títulos, entre ellos, Salón de belleza, se publicaron primero en Perú- en un día, pues son textos cortos.

  8. Pustulio Says:

    Bueno, Quintín, ya que leíste quince libritos de Bellatin podrías contarnos un poco más de ellos. Al menos dinos cuáles te gustaron más (si te gustaron) y cuáles menos. Yo tengo el prejuicio de que lo más interesante que ha escrito es Salón de belleza, pero es sólo un prejuicio. También dicen que su libro sobre Frida Kahlo es bueno, pero no se me antoja nada.

  9. elsita Says:

    te olvidaste de la peli de Filipelli , basada en un libro de Sarlo.

  10. Mishíguene kop Says:

    Yo estaré bastante enfermo, pero la peli de Raúl Ruiz sobre En busca del tiempo perdido me parece buenísima, muy ruiciana, claro. Lejos está de respetar el estilo de Marcel. Pero me parece que aborda el tema del tiempo y la memoria de una manera notable. La vi hace poco en Europa Europa o como quiera que se llame ese canal.

  11. lalectoraprovisoria Says:

    Elsita. La película de Filippelli, por lo que leí, tiene guión de Sarlo, Oubiña y Llinás. No hay un libro previo de Sarlo, hasta donde yo sé.

    Q

  12. elsita Says:

    me parece es un ensayo de Sarlo.de ahí nació el guión .voy a averiguar.

  13. Artoito Says:

    Bellatin -con sus excesos y defectos- como todos los seres humanos, es un grande. El gran vidrio tiene fragmentos increibles. Lecciones para una liebre muerte es también muy bueno. Como el libro sobre el gran escritor japonés Shiki Nagaoka. Para bien o para mal, es un grande. Poco a poco va a alcanzando un exito que sobradamente se merece. Dentro de unos años, vendrán los cuervos a despotricar de él. No importa. Su sus libros son buenos -y lo son- su nombre seguirá allí. Si es cierto que el arte evoluciona, si esto es posible, Bellatin está contribuyendo a ello. Solo por eso, merece un respeto y cierta admiración si procede. Luego cada uno tendrá su opinión. Grande Mario. Aquí en España estamos deseando ver esta película. Cuyos virtudes y defectos confío no se achaquen a Bellatin sino al director. Los de El jardin de la señora Mugakami -un libro entrañable- esos sí, hay que achacárselos a Mario.

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