Decimoséptima fecha del fútbol kichnerista
por Quintín
Una semana de grandes noticias futbolísticas: el sorteo de mundial, las elecciones en River, las sospechas sobre los árbitros, el viaje de Estudiantes a Dubai. ¿Cómo disimular en los medios que los grandes candidatos al título son Banfield y Newell’s? River y Boca se quedaron al margen de la Libertadores. San Lorenzo e Independiente corren serios riesgos de quedar afuera también. El torneo local está en manos de los chicos y esto se va haciendo costumbre. Un lío. Mientras tanto LLP se acerca al final de su cobertura del FPT. Se impone, aunque no sea del todo cierta en este caso, la frase de Groucho: hemos pasado un semestre memorable, aunque no ha sido este.
Primer partido. Estudiantes (0) – Chacarita (0). Un partido jugado a media máquina con el que Estudiantes cerró prematuramente su actuación en el torneo para jugar del Mundial de Clubes. Estudiantes, como diría Marlon Brando, “could have been a contender”. Fue el equipo que llegó a desplegar el mejor fútbol, pero desde hace unas cuantas fechas perdió la ambición porque los jugadores estaban pensando en Dubai y se cuidaban demasiado. Así se desvaneció el equipo que lo pasó por arriba a Independiente, el que iba a buscar siempre más goles y quedó una formación ordenada, elegante en sus movimientos, en la que Verón lució su técnica, pero que no se empleó a fondo. El problema es que cuando un equipo no se emplea a fondo, empiezan a surgir dudas sobre su verdadero potencial. Y Estudiantes no parece un gran candidato a ganar en Dubai tampoco. En particular, su delantera sufre de anemia (Salgueiro está muy bajo y, por ahora, no tiene un reemplazante) y ninguno de los suplentes logró asentarse del todo. Con Chacarita todo el mundo se dio cuenta, pero el problema empezó antes y lo cierto es que Estudiantes regaló un título por disputar otro muy incierto.
Rating. Cuando estaba escribiendo para la cobertura anterior del FPT, durante el último partido sufrí como un chino por tener que soportar al relator Di Blasi. Era el lunes a la noche y jugaban Gimnasia y Argentinos. Pensé entonces que no tenía con quién compartir mis lamentos, que era imposible que algún lector hubiera visto el partido. Pero el otro día me llevé una sorpresa: leyendo los ratings de cada transmisión, descubrí que Gimnasia y Argentinos había medido muy bien, algo así como siete puntos, apenas unas décimas menos que Colón y Newell’s que jugaron el domingo a la noche en el partido decisivo de la fecha. Este, a su vez, me pareció que había medido muy poco, lo que me llevó a preguntarme por los hábitos de los espectadores del FPT. Solo a preguntarme, porque no tengo la menor idea de cuáles pueden ser sus parámetros de conducta. La primera conclusión que se me ocurre es que la gente mira a su equipo favorito y si no tiene nada mejor que hacer mira otro partido, sin importarle la tabla de posiciones. Es raro, o tal vez no tanto, pero parece que el rating se rige por Boca, River y el horario.
Segundo partido. Godoy Cruz (1) – Central (1). Central es, por lejos, el equipo con peor suerte del torneo. Se le han escapado tantos puntos que hoy bien podrían convertirlo en uno de los punteros. Y tiene con qué. No hay un equipo en el Apertura que llegue tan claro al área contraria en los primeros tiempos, cuando el partido está normalmente trabado y el rival acumula muchos jugadores en defensa. Pero tampoco hay un equipo que se pierda los goles que se pierde Central. El viernes fue tremendo el que falló Castillejos debajo del arco libre, pero hubo como tres más. Volviendo a Castillejos, es un jugador rarísimo: se mueve bien, tiene técnica, pero parece de los delanteros que no tienen el gol en la sangre. Sin embargo, creo que tiene el record de goles en las inferiores de Central. Si no fuera un pibe, la hinchada lo habría matado a esta altura. Encima, a Central le empataron otra vez en el recontradescuento a partir de un error tremendo del juvenil arquero Galíndez. Del otro lado, el cambio de técnico no parece haberle solucionado los problemas a Godoy Cruz: me sigue pareciendo un gran candidato al descenso. Pero lo cierto es que Central ya está en la promoción.
Técnicos. No tengo una estadística que me respalde, pero da la impresión de que en este torneo renunciaron poco técnicos en relación con los torneos anteriores. Fueron solo siete. Uno podría agregar a Cagna, que renunció por anticipado. Pero igual son pocos, me parece. Tampoco se me ocurre cuál podría ser una razón. De todos modos, las barras muestran cada vez más signos de inquietud, al menos en relación al clima pacífico con el que se inició el torneo. A los jugadores de Godoy Cruz, por ejemplo, los aprietan todas las semanas. Pero igual esa es una provincia rara. Se las dan de democráticos pero tienen uno de los índices de violencia más grandes del país. De ahí sale gente como Cobos.
Tercer partido. Huracán(0) – Banfield (1). Como Banfield había perdido con Racing, Falcioni decidió que había que reforzar la defensa y sacó a James Rodríguez para poner a Pío, otro mediocampista defensivo. Una idea peregrina, pero para la mayor parte de los técnicos, cuando su equipo tiene algún problema, hay que prescindir de los jugadores creativos. Parece que así se sienten seguros, y los compañeros también. Pelean, luchan, tironean y si al final no ganan siempre se le puede echar la culpa al réferi. La cuestión es que, como era de prever, Banfield, no logró inquietar al muy pobre Huracán que, para colmo, salió con un 4-4-2 más conservador que en la era Cappa. Así que, sin nadie a quien marcar, pero sin poder acercarse al área contraria, Falcioni tuvo que poner a Rodríguez y mejorar un poco la actitud ofensiva para que, finalmente, Silva encontrara un rebote y le diera con alma y vida, como goleador en racha que es, sin miedo de errarle al arco. Después hay que reconocer que Banfield no se desesperó y manejó el partido lejos de su arco.
Coerezza. Durante la transmisión, Julio Ricardo anunció alborozado que en el torneo Clausura llegará Angel Coerezza para arreglar el problema del arbitraje. No dijo cual será su cargo, pero lo presentó como la reencarnación de Wyatt Earp, el comisario que va a imponer la justicia en el Oeste. Cuando hice el curso de árbitro de la AFA (80-81, renuncié en el 88), Coerezza era el director de la escuela. Es un tipo que se hizo de abajo, muy inteligente y muy ambicioso. Llegó a ser árbitro internacional (se retiró después de dirigir el partido inaugural del 78) pero al mismo tiempo que dirigía la Escuela era Gerente de relaciones públicas de Adidas. Ante todo, era un hombre de la empresa. En esa época, los instructores eran Humberto Dellacasa, Roberto Goicoechea y después Claudio Busca, gente de gran prestigio y ascendiente sobre los alumnos y los árbitros en actividad, aunque el que más entendía del asunto se llamaba Fortunato González y nunca había sido árbitro profesional. Coerezza y su equipo tenían libertad total para hacer y deshacer con los réferis, ya que los dirigentes tenían prohibido meterse en las designaciones y los ascensos. En la época de Coerezza se dio el cambio de una época bastante oscura a una más controlada y produjo una generación muy talentosa, la de Calabria, Lamolina y Biscay sobre todo, pero también de Lousteau, Vigliano y Bava, que terminó con los conciertos de silbato de sus antecesores —los que interrumpían los partidos lo más posible para no tener problemas— e instauraron el mítico siga-siga. Fue la primera y única vez que los árbitros colaboraran para que se juegue un fútbol más abierto y con más alegría. Después, Coerezza, muy celoso de la transparencia, no le sirvió más a Grondona, empezaron los dirigentes a manejar las cosas y llegaron también el camelo mediático de Castrilli y el sindicato rompehuelgas de Marconi. Así que Coerezza, se vio obligado a renunciar, aunque nunca dejó de ser un hombre de reserva de Grondona, que lo tenía al cuidado del predio de Ezeiza. En estos años me llegaron rumores de que Coerezza ideaba proyectos y preparaba el come-back que finalmente se le dio. Era, sin duda, mucho mejor que sus notablemente mediocres sucesores. Pero también hay que decir que Coerezza era un tipo de derecha, que se lo veía contento con la dictadura y que siempre pensé que los árbitros de tez morena tenían problemas para ascender en una época en la que se produjo una especie de depuración clasista.
Cuarto partido. Racing (1) – Tigre (0). Contra Banfield, Racing había hecho algo inesperado: poner la pelota en el piso y acabar con diez siglos de pelotazos. Pero parece que de local, con la hinchada más tonta del país aullando, no es tan fácil. Así fue como el técnico Vivas declaró algo así: “Este era un partido distinto. Para consolidar la levantada necesitábamos un triunfo, no importaba mucho como se obtuviera”. No sé bien qué quiso decir Vivas (mírenlo en el banco, parece un reo en la antesala del patíbulo), pero lo cierto es que Racing se pareció más al de otra época (un 90% de barullo), aunque Vivas mantuvo a Grazzini como titular. Alrededor de Grazzini se tejió la anécdota más jugosa de la fecha, la que sirve para entender la estupidez con la que se maneja el fútbol actual. Grazzini era la única cuota de fútbol y claridad que tenía Racing que, en el primer tiempo, fue superado por el siempre desdibujado Tigre. Hasta hubo un tiro en el palo de Manzur (un defensor paraguayo que habría que mirar con cierto detenimiento). Pero comenzada la segunda parte, el enganche jugó mal un par de pelotas. Razón suficiente para que lo reemplacen, lo que no ocurre con los jugadores más rutinarios. Esa es una de las cosas que logró Riquelme: imponerle a los técnicos la prohibición de reemplazarlo (Pekerman se debe estar lamentando todavía lo que hizo en Alemania). Pero Grazzini no tiene esa suerte: es un enganche ignoto en un fútbol que detesta los enganches y, por eso, se tuvo que comer todo el año en el banco y ahora que lo reemplacen cuando el equipo no anda. Pero pasó algo muy divertido. Vivas ya había designado a Fariña para entrar por Grazzini. El suplente (de paso, no parece malo Fariña) estaba preparado para entrar en cuanto se interrumpiera el juego. Pero el juego no se interrumpió durante largos minutos. La pelota no se iba afuera y el árbitro no cobraba nada. De pronto, a Grazzini le quedó un rebote en el arquero y, de cabeza, se la tiró por arriba. Pegó en el travesaño. En seguida, la pelota volvió, Ramírez se la tocó a Grazzini en el borde del área y este, con un tiro exquisito, la puso cerca del ángulo. Así ganó Racing. Para disimular, Vivas paró el cambio pero, unos minutos más tarde se dio por fin el gusto para poner esta vez un volante defensivo y cuidar el resultado. Grazzini subió un escalón, pero no parece haber futuro para los jugadores como él en este contexto. A la hinchada de Racing no le da la cabeza para convertirlo en ídolo.
Noticias. La última picardía de los adoctrinadores K es dar un pequeño noticiero en el entretiempo de los partidos del FPT. Por supuesto, son completamente tendenciosos. Es para que los televidentes no se olviden de que estamos en Disneylandia. Pero igual son más llevaderos que los avisos.
Quinto partido. Argentinos (2) – San Lorenzo (1). Simeone hizo la Gran Mohamed y puso cinco volantes en línea, como en el metegol. Le costó mucho atacar con esa formación que ocupa la cancha, dificulta el avance del contrario pero tiene como única opción ofensiva el error del adversario, que fue lo que ocurrió cuando Pintos recibió de un defensor y definió con gran calidad. Pero San Lorenzo, que además dejó a Romagnoli y a sus dos puntas en el banco, no inquietaba: Argentinos tampoco estaba en una tarde genial, pero Coria se sentía confiado. Metió un zurdazo en el palo, el segundo se lo sacó Migliore por poco y el tercero fue un tiro libre y lo clavó en el ángulo. En seguida, Oberman hizo un gol (nunca creí que iba a ver un gol de Oberman) y en seguida se hizo expulsar. Faltaban veinte minutos, pero San Lorenzo no hizo nada más.
Loco. Torrico había tenido un buen campeonato, pero ayer jugó el chileno Peric en el arco. No sé la razón del cambio, pero Peric es un tipo muy raro. Le dicen el Loco y me parece que está loco de verdad. Me parece que deberíamos esperar alguna excentricidad de su parte en el futuro. Este ha sido un campeonato en el que los arqueros mantuvieron en general el puesto. Hasta aquí (salvo por lesiones) solo lo habían perdido Tauber de Chacarita y Navarro de River, reemplazados por Cejas y Vega respectivamente. Gabbarini y Marchesin entraron por lesión de Hilario Navarro y Caranta.
Sexto partido. Atlético (2) – Colón (0). Algo raro debe pasar con el paraguayo Escobar, porque a pesar de que define los partidos lo siguen dejando en el banco. Igual, esta vez no hizo falta (entró recién al final) porque Atlético se puso dos a cero de entrada. Es que a los tucumanos le sobran los delanteros: Rodríguez, Pereyra y el tanque Gigliotti. Después de una caída hacia el fin de ciclo de Rivoira, se los ve recuperados, mostrando el potencial interesante de principios del torneo. No deberían descender los tucumanos. Es un equipo con riqueza técnica y al que le sobra ofensiva. Tal vez lo más flojo que tienen es el medio, especialmente los volantes centrales, que tienen poca marca y suelen dejar un poco desguarnecida la defensa. Enfrente estaba Colón, cuyo técnico y sus patoteros veteranos rifaron el campeonato. Colón jugó con muchos suplentes y poco pudieron hacer.
Chacareros. Hay un tipo de jugador que parece del ascenso o de otra época y solo los equipos que ascienden a primera los utilizan. Son jugadores chacareros y Tucumán tiene dos. Uno es el arquero Lucas Ischuk, que no tiene pinta de nada, pero debe ser el que más economía de recursos utiliza. Es de los que nunca se va a tirar cuando puede agarrar la pelota parado. El sábado fue protagonista de la que para mí fue la mejor atajada del campeonato: Ramírez entró para definir solo, la tocó a un costado desde el punto del penal y el arquero la desvió con la punta del pie. Notable. Pero el que dio cátedra el sábado fue otro chacarero: Javier Páez, 34 años (la mayor parte en Olimpo), un defensor grandote, teñido de rubio, gran cabeceador, que parece sumamente lento, pero es el defensor argentino que más se destaca en el quite mano a mano. Contra Colón debe de haber tenido unos veinte y los ganó todos. Una actuación memorable.
Séptimo partido. Boca (1) – Independiente (2). Si Central es el equipo con menos suerte del torneo, el segundo en el ranking de mufados es Boca. Encima, en frente estaba el conjunto más suertudo. Independiente sigue ganando partidos que no merece y todavía puede pelear el campeonato. Yo diría que si sigue así lo va a ganar, porque lo del sábado fue increíble. El primer tiempo fue parejo y muy abierto, con situaciones en los dos arcos. Independiente se fue ganando con un buen gol de Silvera tras asistencia de Gómez. Pero en el segundo, Boca lo pasó por encima a partir del imparable Gaitán; durante media hora, lo desbordó y lo peloteó. No hizo cinco goles porque Palermo está en la peor racha de su vida y por momentos parece haber perdido la confianza en el gol que lo caracteriza. Y si Palermo no convierte, los compañeros se contagian. Pelotas en el palo, salvadas de Gabbarini, pifiadas frente al arco… pasó de todo hasta que se cansó Gaitán y hubo que reemplazarlo acalambrado. Boca se paró y hay que decir que allí Independiente lo supo rematar. Primero entró el Patito Rodríguez, que hizo una jugada fenomenal con su sello: dos en el camino y pelotazo en el palo (a los que defienden a Gallego, no hay ninguna razón para que Rodríguez no sea titular). Sobre el final, un gran toque de Silvera y una buena definición de Piatti liquidaron el partido. Al rojo solo le faltan dos culazos más, que pierda dos partidos Banfield, uno Newell’s, que empate uno Vélez y ya está.
Elecciones. No había prestado mucha atención a las elecciones de River. Había cinco candidatos y no me tomé el trabajo de saber quién representaba qué. A Passarella, que era el único que conocía, nadie lo daba por ganador, así que todo me daba más o menos lo mismo. El día antes, leí que D’Onofrio era el candidato K, pero sin grandes precisiones, además de que había algunos no K en la lista. Así que, mientras veía los partidos, iba viendo como Salceda, el cronista del FPT iba dando los resultados. No sospechaba que estaba viendo un montaje del oficialismo: Salceda transmitía desde un hall en el que estaban confinados los periodistas, rodeados de barras bravas partidarios de D’Onofrio y con acceso a una única información, la que daban en una pantalla manejada por la gente de ese candidato. Pero eso no lo sabíamos a esa altura. Quienes transmitían los partidos desde las otras canchas afirmaban que las encuestas de boca de urna le daban el triunfo a Passarella. Pero cuando empezaron los cómputos supuestamente oficiales de Salceda, estos indicaban una victoria de D’Onofrio. De pronto, me empezó a parecer que estaba ante un típico fraude, en el que se da primero la información de las urnas favorables, para después decidir, según venga la mano, si se consuma el robo o no. De una diferencia inicial de doscientos votos, la distancia se iba acortando en cada nueva entrada, como si estuvieran demorando el momento de decir que Pasarella había pasado al fente (esto se vio cien veces en las elecciones nacionales, incluida la última en la que se retrasaba el anuncio de la victoria de De Narváez en Provincia. Así fue como llegamos al momento culminante: de pronto, cuando Salceda había anunciado que faltaba una mesa y D’Onofrio ganaba por seis votos, apareció Marcelo Araujo en una entrecortada conversación telefónica don De Paoli para anunciar que había ganado Passarella, primero por treinta votos y luego por solo uno. Pero, en seguida salió al aire Salceda para decir frente a la famosa pantalla trucha que D’Onofrio había ganado por dos votos, mientras se veía a sus partidarios festejar.
¿Qué había pasado? En un principio, pareció que Araujo acababa de cometer la pifiada periodística del siglo. Pero después me convencí de que, en verdad, salió a parar el fraude, a evitar que se difundiera la información falsa que daba D’Onofrio. A esa hora, según pudo reconstruirse a posteriori (aunque no es seguro que haya sido así) se habían contado los votos y, aun en el cómputo provisorio, ganaba Passarella (con el que estaba en comunicación Araujo) pero sus adversarios, a partir del montaje de la falsa sala de prensa donde no se podía acceder al lugar del recuento, propalaban su triunfo para embarrar la cancha y ver si la cosa corría o, simplemente, para alegrar a los barras e impedir algún escándalo. Pero, ¿por qué el canal informaba dos resultados distintos? Una explicación es que Salceda tiene el instinto periodístico de un cebú y se limitó a transmitir el cuento que le contaban. Pero, en ese caso, ¿por qué no se comunicó con él Araujo? Mi hipótesis es que Salceda responde, en realidad, a otros mandos y es el gobierno el que lo puso allí, no el Relator del Pueblo y que hizo lo que le dijeron que hiciera (indirectamente). En algún momento me pareció que Araujo se estaba jugando el puesto y fue muy notorio que al día siguiente apenas mencionó el tema, como si le hubieran bajado un reto de proporciones. Sería muy interesante conocer los entretelones de la jornada.
Finalmente me alegré del triunfo de Passarella, aunque empezando por su nefasto seudónimo (el Káiser, que los periodistas se empeñan en repetir como un mantra) y siguiendo por sus actos pasados de violencia deportiva (sus codazos alevosos), de autoritarismo (el famoso corte de pelo a los jugadores que ahuyentó a Redondo de la Selección) y de incoherencia (sus últimos años en River fueron tremendos) como entrenador no es mi personaje favorito. Pero del otro lado, estaban todos los malos juntos de El señor de los Anillos, desde Kichner hasta Aguilar pasando por Werthein, Santilli, Juanjo Alvarez y Gilles de Rais. Hasta Enzo Francescoli, genial jugador y más que dudoso empresario en los últimos tiempos parecía el Príncipe de las tinieblas en esa compañía. De todos modos, si los K estuvieron detrás de la candidatura de D’Onofrio, no tengo dudas de que harán lo posible para evitar la asunción de Passarella.
Octavo partido. Vélez (3) – River (1). Pero el domingo, River jugaba con Vélez. Este River que no da pie con bola y que la gestión de Aguilar llevó al borde del abismo. En la semana, Astrada anunció que Fabbiani no estaba en sus planes, por lo que me quedé pensando si no era un disparate echar al único delantero capaz de cabecear en un corner para quedarse con una colección de jóvenes que no dejan de ser hábiles y talentosos, pero están verdes y miden un metro cincuenta. Cuando se asocian Ortega, Gallardo, Mauro Díaz, Buonanotte y Villalba, River puede ser el equipo aquel de Didí en los setenta, pero rara vez eso ocurre porque se lesionan o simplemente ningún entrenador los pone juntos. EL domingo solo jugaron Ortega y Villalba, y con dos solos de la troupe (Pereyra es una incógnita, ese Funes Mori que apareció ayer de suplente ídem) no alcanza: River no generó nada interesante y Vélez fue mejor durante todo el partido, salvo por un breve pasaje en el que Ortega hizo su única jugada buena, metió un pase bárbaro y Díaz, que había entrado para ver si pasaba algo, definió como los dioses. Vélez merece un reconocimiento. Con altibajos, con una derrota en la Copa Sudamericana que le dolió, sigue jugando en un nivel más que aceptable. Además, cuando Moralez va por los costados del área, es dinamita. Vi pocos jugadores que mostraran esa precisión y esa lucidez en la zona (por las dos puntas, además).
Caño. Tal vez se me haya pasado alguno y los lectores me retruquen, pero el mejor caño del torneo fue para mí el que tiró Acevedo en el área de Boca el sábado. Una cosa tremenda y una jugada que pudo terminar en gol. Ese Acevedo no es manco y es otro buen jugador en un equipo cuyo técnico trata de que el plantel quede como una manga de pataduras a los que el salva con su genialidad táctica.
Noveno partido. Newell’s (1) – Arsenal (2). ¡Qué difícil es ganar los partidos que hay que ganar! En los papeles, Arsenal no podía ni siquiera hacerle fuerza a Newell’s en Rosario. El marco era imponente, estaba todo preparado para un paso decisivo al campeonato. Pero Arsenal ganó bien. Lo paralizó a su rival, con una gran concentración en la marca (tratando incluso de no hacer fouls cerca del área para que no le cabeceen) y apostando a la jerarquía de Jara en el ataque. Arsenal fue conservador, pero en todo momento se atuvo a un libreto que incluía jugar la pelota cuando la obtenía. Newell’s, que parecía un equipo con un volumen de ataque importante en los últimos partidos, apareció de pronto desnudo, muy limitado en ese sentido, condicionado a lo que hicieran Formica, Achucarro y Boghossian, pero con la compañía de otros jugadores más torpes, meros batalladores y empujadores sin fineza. Jara estuvo a la altura de las circunstancias y con una definición exacta y un gran pase alcanzó para ganar. Newell’s tuvo una posibilidad (gran pase de Formica, gran definición de Boghossian) y la convirtió. Pero no alcanzó: hubo tres situaciones de gol y tres goles.
Lunati. Todo el año lo defendí al árbitro Lunati contra una especie de clamor en contra suyo que culminó la semana pasada con el rumor de que su patrimonio había crecido más allá de lo razonable. Ayer dirigió bien el primer tiempo, con sobriedad y credibilidad. Pero lo del segundo tiempo fue alarmante. Pareció que colaboraba con la intención de los visitantes de dormir el partido. Paró mil veces el juego, incluida una sobreactuación para sacar del campo a jugadores de Newell’s que no estaban entre los suplentes. Y cuando llegó el final, después de haber tranquilizado a Newell’s con la promesa de un descuento proporcional al tiempo perdido, dio cuatro minutos cuando ocho no hubieran sido exagerados. Más que un mal arbitraje, fue un arbitraje inexplicable y hasta sospechoso.
Décimo partido. Lanús (2) – Gimnasia (0). Al final, Lanús terminó sacando muchos más puntos de los que prometía su pálido comienzo. Pero no dejó de aburrirnos de un modo apabullante. Gimnasia, víctima de su falta de gol, jugó un 4-2-4 tan monótono como el de los locales, pero con menos inspiración individual. En una de esas, Blanco se cambió de punta y definió muy bien para el primer gol. Sobre el final, Salcedo embocó la que se le venía negando. Hizo su presentación en Lanús el joven Pizarro, un volante central con toques de categoría.
Dieciocho. Faltan dieciocho partidos, que se juegan a partir de mañana. Allí estaremos. Espero que no superpongan los horarios con esa pavada de la “ventaja deportiva”. ¿Cuál es el problema de que jueguen a distinto horario Newell’s y Banfield? Si Newell’s juega primero tiene que ganar, porque de lo contrario, Banfield sale campeón con el tirunfo. Y si juega primero Banfield, no le va regalar un empate a Newell’s para que lo alcance. Es todo una tontería. Que sorteen quién juega primero y ya está. Por lo menos en esta fecha. Después, si hay cuestión de diferencia de gol puede ser lo indicado que jueguen a la misma hora.
Fotos: Flavia de la Fuente
diciembre 7, 2009 a las 11:36 pm
Q. recapacitá, te lo pedimos por favor: el FPT no es lo mismo sin la cobertura titánica de LLP.
diciembre 7, 2009 a las 11:50 pm
– Javier Paez tiene el mejor apodo del Fútbol Argentino: Satanás.
– Me terminó dando la sensación de que Francescolli no apareció por el Monumental el día de la elección porque no quiso quedar pegado con el fraude que se adivinaba.
– El caradura de Vivas, en Gol de Medianoche, dio a entender que nunca estuvo en sus planes sacar a Grazzini en el partido ante Tigre.
diciembre 8, 2009 a las 12:17 am
Coincido con la apreciacion acerca de Lunatti. Recordar que anexo 11 minutos en el partido que River empata o gana – no recuerdo- a Central. No veo porque la antigua admiracion. Otra cuestion: Si Arsenal gano bien, con pelota al piso , «con la intencion de dormir el partido»?. Campestrini y compania durmieron el tiempo que quisieron. Hay que estar en la cancha para sentir como te «saca» un arbitro (no el unico) de lugar la paciencia. Otro tema: no hubo sorteo para ver quien jugaba primero. Va primero Ñuls, Segundo Banfield-Duhalde-Grondona, con arbitraje del incorruptible Lunatti. Hmmm. desventaja deportiva?
diciembre 8, 2009 a las 8:13 am
Coincido con que Newell’s mostró una enorme incapacidad para superar el planteo de Arsenal que parecía estar jugándose la final del campeonato de su vida.
En el 2º tiempo Arsenal demoró todo lo que pudo, en cada pelota detenida, en cada lateral o saque de arco.
Al final, en cada pelota dividida. se caían acalambrados, pero lo más llamativo fue que un cambio en el que el reemplazado se detuvo a medio camino para sacarse las canilleras ante la pasividad del árbitro: algún jugador de Newell’s lo quiso sacar de prepo y casi terminan agarrándose todos a trompadas.
Fue francamente sospechoso lo de Lunatti, y la próxima dirige a Banfield…ojalá que nos tengamos que meter las sospechas donde no nos da el sol.
diciembre 8, 2009 a las 10:18 am
Sumando a la sospecha de Lunati, ¿se acuerdan de la cantidad de penales a favor que tuvo Banfield al comienzo del torneo? ¿penales inexistentes para todo el mundo? Tuvo victorias que sólo merecieron por esos penales sospechosos. Como era el principio del torneo, nadie protestó demasiado, y Banfield no dejaba de ser un equipo chico. Ahora, a punto de salir campeón, esos penales deberían tener mayor trascendencia, sumado a la actitud de Lunati.
diciembre 8, 2009 a las 11:17 am
yo creo que:
1) el gol de Garibotti fue mal anulado
2) la mano de Porfiri fue intencional
3) el partido debió ser suspendido
diciembre 8, 2009 a las 12:09 pm
Passarella odia que le digan Kaiser, por lo que no puede contarse entre sus defectos.
diciembre 8, 2009 a las 1:24 pm
…es muy bueno, pero en mi opinión ninguno supera al de Fabián Cancelarich: «Teresa». No sé por qué razón le quedó semejante apodo, pero me imagino que debe haber sido una anécdota muy divertida.
diciembre 8, 2009 a las 1:27 pm
Si digo que suscribo el comment de Gon de las 10:18 como propio, quedo como un Granate envenenado por el inminente festejo del antifútbol de los detestados vecinos, pero …suscribo el comment de Gon de las 10:18!!!
diciembre 8, 2009 a las 1:39 pm
Sebastián: a Cancelarich le decían Teresa porque, según sus amigos, se parecía a una Teresa que siempre andaba por el club. Y sí, es un gran apodo, pero asociar a Javier Paez (ese pelo, esa cara, esa forma de jugar), con el apodo Satanás, es invencible.
diciembre 8, 2009 a las 1:44 pm
La Gata Fernández.
diciembre 8, 2009 a las 2:06 pm
El Conejo Placente.
Ah, no, no le dicen Conejo. Pero cara no le falta…
diciembre 8, 2009 a las 2:12 pm
Lechuga Roa?!
diciembre 8, 2009 a las 4:05 pm
Me parece que no está mal que juegue Ñuls primero ya que su derrota no convertiría automáticamente en campeón a Banfield. En Inglaterra se ha dado muchas veces lo de salir campeones sin jugar, y no vamos a decir que es un fútbol mal organizado…
diciembre 8, 2009 a las 4:08 pm
Querido Q. Te escribo para avisarte que no tenes que esperar ninguna excentricidad de Nicolás Peric. Si queres saber porque lee este artículo: http://www.ole.clarin.com/notas/2009/08/09/futbollocal/01975136.html
Más claro imposible… y más mersa también.
diciembre 8, 2009 a las 4:13 pm
Ojo clinico que le dicen. Muy bien Q. Te lo digo ahora porque me olvidé de felicitarte en mi anterior coment.
PS: No comentes el año que viene el clausura. Mejor guarda todas tus energías para el Mundial.
diciembre 8, 2009 a las 4:46 pm
Estimados:
Para apodos, propongo «Lulu» Sanabria, ese nueve de Huracán que recaló en Vélez por un par de años (perdidos). Recuerdo que se decia que jugaba maquillado. No confundir con Dante Sanabria, un puntero izquierdo que era bueno (también Vélez se lo compró a Huracán en los ochenta) hasta que le rompió los meniscos un tal Irigoyen, un grandote de El Globo que venía de Newell’s. Yo estaba en la cancha ese día fatídico.
Mis respetos
G.B.
diciembre 8, 2009 a las 4:54 pm
Me uno al pedido de Noriega, Santi y los demás, para mí ver fútbol y leer las crónicas y los comentarios en LLP se hizo todo uno. Aunque sea un post cortito para abrir la charla.
diciembre 8, 2009 a las 5:10 pm
A mi me gusta como apodo «La saeta rubia», aunque es muy largo.
O el «Atómico» Boyé, también.
diciembre 8, 2009 a las 9:02 pm
el «castrador» Clausen
diciembre 8, 2009 a las 9:56 pm
Tal vez uno ya lo naturalizó pero Ricardo Izecson «Kaká» dos Santos Leite da ocote… y hay para hacer dulce. Muchos de ellos inentendibles, injustos, horribles, etc:
Gabriel «el sonri» Heinze
Julio Cesar «el emperador» Caceres
Sebastian «tomate» Pena
Fabian «el poroto» Cubero
Cesar «el picante» Pereyra
Gonzalo «pejerrey» Belloso
Juan Manuel «el chocho» Llop
Osvaldo «el pitón» Ardiles
Sergio «el kun» Aguero
Gustavo «super ratón» Ibañez
Gabriel «el demonio» Hauche
Diego «cachavacha» Forlán
Silvio «el tweety» Carrario
Jorge «cocky» Torres
…………. y muchos más
diciembre 8, 2009 a las 10:17 pm
«el hacha brava» Navarro.
diciembre 8, 2009 a las 10:23 pm
Me imagino que sabrán que a Marquitos Gutiérrez, el apodo «la anguila» se lo pusieron en el vestuario, saliendo de las duchas.
diciembre 8, 2009 a las 10:32 pm
¿y al burrito?
diciembre 8, 2009 a las 10:52 pm
jaja… creo que una vez él contó que le quedó porque al padre le decían El Burro. Porque le pegaba muy fuerte a la pelota, eh.
Y una vez escuché que a Gallego le pusieron «Tolo» porque así se llamaba el caballo que tenía en su pueblo cuando era chico.
diciembre 9, 2009 a las 7:50 am
Se hizo justicia: se acabaron las chances de Independiente (y del amarrete de Gallego) para el Apertura y la Libertadores 2010. Chau, felicidades.
diciembre 9, 2009 a las 11:22 am
El cambio del Patito Rodriguez fue inexplicable… De qué tienen tanto miedo los técnicos? Sie era evidente que Argentinos había bajado los brazos después del gol, qué impide avanzar para asegurar el resultado?
diciembre 9, 2009 a las 2:40 pm
bué mala suerte, tampoco Newells y Banfield son implacables siempre.
El rojo tuvo muy buenos ataques con espacio y en velocidad (de contraataque bah), durante el campeonato. Capaz por eso Gallego lo tiraba tan atrás cuando iba ganando.
Y hicieron un monton de goles en jugadas de muchos jugadores tocando.
diciembre 9, 2009 a las 4:56 pm
Grondona bajó a Lunati del partido de Banfield, no se si es bueno o malo, lo que sí puedo decir es que el domingo en la cancha hizo todo lo posible por demorar el juego y calentar a la gente y los jugadores. Agradezco que a ninguno se le haya salido la cadena porque tenía la roja en la punta de los dedos.
Con eso no voy a justificar la derrota. Nos quedan dos finales y ganando a Gimnasia obligamos a Banfield a ganar en la boca, podrá?
diciembre 9, 2009 a las 11:42 pm
Terrible gol en offside de Banfield. Si no fuera el torneo argentino, cualquiera diría que el hecho de que el Taladro defina el campeonato justo en la Bombonera, como Lanús hace unos años, es fruto de una casualidad bellísima.
diciembre 10, 2009 a las 12:04 am
Bueno, ahora sí, que salga campeón Ñuls. Lo único que me falta es que estos conchudos de Bonfiel me den la vuelta en la cara. Fuck it. O mejor aún, una final. Que les cueste.
Respecto a lo que dice Santi, no hubo repetición adecuada para ver si Lopez estaba en offside.
diciembre 10, 2009 a las 12:09 am
¿Cómo no, alejo? La repetición desde un costado mostró claramente que López estaba un paso adelante del último defensor.
diciembre 10, 2009 a las 12:14 am
Y respecto a que me den la vuelta en la cara, no es algo que me moleste particularmente. Ya en 2007 pasaron los jugadores de Lanús frente a mi platea (baja, justo donde está el tunel del árbitro) y, salvo un par de imbéciles que arrojaron botellas de plástico, el resto acompañó el ritual en silencio o con aplausos. Si fueron mejores, ¿por qué los vas a ningunear? Me hace acordar a la tarde en que el plantel de Boca dio la vuelta olímpica con la Intercontinental justo antes del partido ante San Lorenzo, y toda la popular cuerva se dio vuelta, dándole la espaldas a los jugadores xeneizes, pero también al fútbol. Creo que esa tarde tuve una visión: «No la van a ganar nunca». Amén.
diciembre 10, 2009 a las 12:25 am
Ah, entonces no la ví. Me estoy emborrachando con fernet, sepan disculpar. Dale Santi, que vayan a una final…
diciembre 10, 2009 a las 1:31 pm
‘Casigol’ Herrera.
Aguirre al psicólogo.
diciembre 10, 2009 a las 1:43 pm
Es verdad, el gol de Aguirre fue increíble. Los de Lanús no sabían a quién abrazar…
diciembre 10, 2009 a las 8:17 pm
Viejo Q, yo te banco en casi todas, pero con Gallego estás confundido en serio. Veo en la cancha todos los partidos, además de varios entrenamientos. El tipo es sencillo y bastante claro para organizar estrategias. Labura mucho para corregir deficiencias que muchos jugadores traen desde abajo (explicame sino el frentazo hacia atrás de Mareque). Pato Rodríguez no encuentra su espacio porque se tira a enganchar y pierde siempre por morfón. El 10, vos sabés, tiene que limpiar a uno solo y tocar profundo. Este chico busca limpiarse a toda la defensa porque es lo que hizo siempre en inferiores. Por eso el tolo lo tiró a la izquierda para que, de última entre en diagonal hacia el centro, como en la jugada que vos mencionás. Por último, no hay un solo ex dirigido de Gallego que no hable bien de él. Al menos por eso, deberías darle algo de crédito.
diciembre 10, 2009 a las 10:28 pm
Perdonen que molesto, pero acabo de ver algo que nunca había visto en la historia de la televisión y las transmisiones deportivas. Canal 7 (o el gobierno) le vende (o regala?) algunas transmisiones del fútbol a Canal 26, eso ya lo sabe hasta F. Lo raro es que se lo vende/regala con la publicidad incluida, y no solo eso le hace pasar hasta las promos de los programas de Canal 7!!! O sea que en Canal 26 pasan promos de programas que van a competir con los suyos.
Todo muy raaaro…