De Anima
por Tomás Abraham
Del maravilloso diálogo de Platón en el que vemos al maestro dar su última clase antes de morir, de la tensión de hondo dramatismo en el que Sócrates describe el viaje del alma hacia la buenaventura, caemos en el texto de Aristóteles sobre el mismo tema, sí, caemos, del cielo a la tierra.
Y en esta caída al hogar que nos abriga, lo primero que percibimos es la diversidad, y lo segundo que padecemos es la confusión. Un tipo específico de embrollo ya que se debe a la puntillosidad de un espíritu analítico.
La filosofía desde sus inicios griegos adosa al ejercicio del pensamiento las operaciones de división. Se define al pensamiento como discernimiento, a éste como crítica, y a la crítica como un entramado por el que pasa el lenguaje y es depurado de sus sobras hasta que el caldo concentrado del verbo sea un resto sustancial.
De la serie de sustracciones llegamos al sustrato.
Dividir en géneros y especies, multiplicar la división, tiene por finalidad descartar lo no válido hasta que se llega al momento de la definición. Es el tránsito de “lo que es”, de lo que se presenta, al “qué” de lo presentado.
Con Platón la división se inscribe en un diálogo en el que la vivacidad del interrogatorio respeta las reglas del diálogo socrático: frases cortas, respuestas rápidas, polifonía. Con Aristóteles del diálogo se pasa al Tratado, en el que el discurso se reconoce como escritura y deja de lado su escenificación verbal y la postura de la disputa en la interlocución. La escritura filosófica deja de ser discurso –reminiscencia oral– pasa a ser texto, un tejido que se vale por sí mismo, que se justifica por la calidad de la textura y pierde el tono personal. Habla el logos.
Y se hace largo, y desordenado de tan ordenado, interminable de tan puntilloso, inconcluso de tan terminante, desbordante por lo austero. Evidentemente, no se me hace sencillo leer al autor de la enciclopedia antigua.
Acerca del alma, esta vez el tratado de Aristóteles no nos envía el cielo, ni al Tártaro, ni al Hades, ni siquiera nos ilusiona con el goce y la liberación. El alma es un chip metido en el cuerpo que da vida. Alma y vida. Hay alma porque hay vida. El alma no tiene que ver con la muerte sino con la vida.
Hay alma porque hay movimiento, las cosas nacen, se corrompen, alteran, mueren. El cuerpo está compuesto por líquidos y sólidos, además de aire, pero sus afecciones, lo que siente, el valor, la dulzura, el miedo, alegría, se debe al alma. Las pasiones no son secreciones del cuerpo abominable propagador de todos los males, sino síntomas de nuestro ánimo, de nuestro hálito, de que la cosa animada no es sólo cuerpo sino vida.
Entonces los animales también tienen alma, ¿o no la tienen? Muchos discuten el tema, la verdad es que no sé si se ha llegado a alguna conclusión, pero parece que los animales tienen alma desde el momento en que su vida animal se rige por principios que no son cuerpo. El principio de nutrición, el principio de reproducción, que hace que se alimenten y copulen.
El alma puede ser muchas cosas, principio generador, y, además, aquello que se mueve por sí mismo. Al alma no se la mueve, “se” mueve, y a veces ni siquiera se mueve sino que “se” contempla inmóvil, y de esta quietud autoscópica nace el mundo de las formas.
Misterio. Toda la filosofía termina en una rareza, ya sea la ataraxia estoica, la teoría aristotélica, el Genio Maligno cartesiano, la beatitud spinoziana, y no sigo, pero menciono uno más: el eterno retorno nietzscheano. Esta rareza es el eureka del filósofo, se compone de dos gestos: uno es la tirada de toalla en el ring de quien ya no puede más, el otro gesto es la ofrenda floral, del torero a la belleza del lugar.
Foto: Cora Burgin (Serie Botánico de Barcelona)
noviembre 21, 2007 a las 12:00 pm
La filosofía deberá encontrar, definitivamente, el cuerpo sin alma. El que tiene un principio y un fin pero no un como ni un porqué. La vida, como se conoce, no es mas ni menos ni distinta que el Universo y sus leyes físicas inmutables así como también se comparten las ausencias del como y el porqué. Esto no sería inmutable porque la vida crea la inteligencia y la inteligencia todo lo puede aunque necesita tiempo y no existe la seguridad que el tiempo esté en los secretos de los como y porqué inexistentes del Universo.
noviembre 21, 2007 a las 2:19 pm
es posible que la inteligencia todo lo pueda, pero no será la del sapiens con coraza simiesca, como nos llaman en syllicon valley. será otra especie, mitad silicio mitad grasa.
por ahora la metafísica pertenece a esta etapa de la evolución de la inteligencia en la que la gente se convierte al islam y reza padrenuestros o rabiniza la poesía. Por lo que creo que el por qué persistirá un tiempo…
el día que los nenitos ya no pregunten por qué, ahí, si, se acabó la calesita. todos vendrán con sortija neuronal. por ahora, sólo hay pocos elegidos con sortija incorporada que tenemos la suerte de verlos amenizar nuestro blog.
noviembre 21, 2007 a las 4:06 pm
Sería deseable que alguna falla en el software de la sortija diera lugar a la duda, a la pregunta, a la rebelión. Así como alguna vez pasó con los esclavos; así como aún hoy pasa con las nuevas formas de sometimiento.
noviembre 21, 2007 a las 4:15 pm
como matrix
noviembre 21, 2007 a las 4:23 pm
Así, Medu.
noviembre 21, 2007 a las 6:21 pm
¿Y si la sortija electrónica contemplará la posibilidad de preguntar? ¿se trataría de una metafísica tecnológica?
noviembre 21, 2007 a las 7:20 pm
Más allá del contenido de esta clase brillante, hay belleza en el texto: la forma de decir, las palabras, las ideas. Siento que no aprovecho del todo estos escritos por mi ignorancia o mi falta de inteligencia, no lo sé. Lo que sí sé es que ese último párrafo me dejó con ganas de mucho más. ¿Retomarán las clases desde ahí?
Gracias.
Y lindísima la foto.
noviembre 21, 2007 a las 7:37 pm
star,
gracias.
noviembre 21, 2007 a las 7:57 pm
Yo quise decir que la filosofía debe salir al encuentro del verdadero hombre que, igual que el resto del Universo, no tiene alma. Queda entonces sin respuestas al como y el porqué de su existencia. Para cubrir ese vacío que otorga el disponer de una conciencia se inventó un alma, y las religiones, pero éstas estan hechas imagen y semejanza el hombre y sólo son parches. Al parecer, desde los mismos tiempos de Platón, la filosofía viene vistiendo con telas relucientes esos parches que, de cualquier manera, siguen dejando a la inteligencia a la interperie.
noviembre 21, 2007 a las 8:09 pm
Es parte de su encanto… Su estilo personal de «embrollo».
Quizás no resulte «sencillo» leer esa obra en particular pero con las demás -y sobre todo en relación a los escritos de Platón- me parece que el «efecto» puede llegar a ser el opuesto: ante la exubernacia platónica, la
austeridad (no siempre desbordante) de un «empirista» reprimido. Concretamente pensaba en la filosofía política de ambos (la lectura de La República y después de La Política).
noviembre 22, 2007 a las 8:44 am
Tomás, pregunto: de un alma quieta nace el mundo de las formas? podés aclarar?
«Al alma no se la mueve, “se” mueve, y a veces ni siquiera se mueve sino que “se” contempla inmóvil, y de esta quietud autoscópica nace el mundo de las formas.»…
Y otra pregunta: cuando Nietzsche estudia los griegos, lee Sócrates-Platón ó Aristóteles?, me refiero al gesto de «tirar la toalla».
noviembre 22, 2007 a las 10:34 am
la primera pregunta es prematura. ya llegaremos. la segunda sobre nietzsche, que lee a Platón y ama-odia a sócrates, tira la tolla con el eterno retorno. como hacen los veraneantes del lago di como, por donde deambulaba fritz, tiran la toalla al lado del bronceador, pero no nietzsche, de tez delicada, que parado sobre una roca frente al lago tiene la visión de que todo da lo mismo.
noviembre 22, 2007 a las 12:31 pm
claro, nietzsche amaba lo dionisìaco, tengo que releer el nacimiento de la tragedia
noviembre 22, 2007 a las 12:34 pm
ayer fui a ver los 4 cubos y arrabal relatò còmo se habia inspirado para escirbirlo en El Banquete de Platòn. Nada, me pareciò que tiebne que ver con la Ffia.
Ah y contò el relato de dalì sobre sus fluidos corporales y su padre.
Arrabal es patafisico.
noviembre 22, 2007 a las 1:55 pm
Tomi, gracias.
abril 3, 2008 a las 1:11 pm
Platón, el filósofo junto a Sócrates que mejor sacan la razón de dentro de las personas, como un esculpidor saca de una pieza de mármol una preciosa figura, sencillamente son impresionantes.
He leído La República (Politeia), el banquete y Fedón o del ánima, sin duda los mejores diálogos platónicos.