Postal de Nueva York 2

por Flavia y Quintín

Queridos amigos:

¿Cómo llegamos aquí? Resulta que hace algo más de un año, a Q le encargaron el trabajito mejor pago de su vida. Pero no se trataba de matar a nadie sino de participar en el proceso de selección de un cineasta joven para la Fundación Rolex. La tarea consistía en formar parte de un comité que se reunió en Ginebra y previamente proponer candidatos y revisar antecedentes. Después eran tres días en Suiza con pasaje business y todo pago (incluidas las extras en un hotel bacanazo) aunque no hacía falta, porque los honorarios eran más o menos los que Q gana en un año de escribir todos los domingos en Perfil. Alguien dirá que sus columnas no valen ni la mitad de lo que le pagan, pero el trabajo para Rolex no era, en todo caso, mucho más calificado. Por las dudas, en el pago no venía incluido ningún reloj (aunque los premiados sí ligan uno).

 

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Para colmo, el asunto venía con yapa. El anuncio de los ganadores del programa mentor-protegé de la Fundación Rolex para las Artes (el asunto incluye cine teatro – música – danza – literatura, etc.) se hace durante una fiesta en NY, a la que se invita incluso a los seleccionadores, en este caso Q, también con pasaje business y hotel top por dos noches. Pero, dado que están próximas sus bodas de plata, a Q se le ocurrió invitar a F, para lo cual le pidió al tío Rolex que le cambiara un pasaje business por dos en turista, a lo que el tío accedió. Y también les pidieron a los amigos Bruni Burres y Kent Jones que los alojaran tres días en la casa después de la ceremonia. Así fue como aparecimos en NY en este noviembre más bien frío y con precios que exceden completamente nuestra capacidad de gasto. Pero quién nos quita lo bailado, aunque todavía no bailamos.

El viaje en AA (las dos A son de American Airlines, pero podrían ser tres A, dada la tortura que representan sus servicios como los del resto de las compañías aéreas) fue insoportable (hasta cobran las bebidas a bordo, cinco dólares por una minibotella de vino), pero llegamos casi sanos y salvos a JFK a las seis de la mañana. Después de una hora de cola en migraciones (donde nos encontramos con Alan Pauls que venía a la presentación de una revista donde hay un texto suyo y con el que hablamos cuando las vueltas de la cola nos enfrentaban), aduana, etc., un polaco nos recibió con un cartel de Rolex, nos saludó y nos depositó en un cochazo negro conducido por un armenio que nos condujo al Jumeirah Essex House, un hotel que, por sus otras sucursales parecería propiedad del emir de Dubai. Estamos en NY y nadie parece haber nacido aquí, ni siquiera en los EE.UU. Aunque nuestra habitación da a un tragaluz, el lugar queda frente al Central Park, a unos metros del Plaza. La diferencia entre uno y otro hotel es notable. El Plaza está en restauración pero basta ver los cielorrasos por la ventana para distinguir entre el lujo absoluto y el medio pelo en el que estamos, aunque solo un millonario (o, por supuesto, un invitado corporativo) se paga una habitación aquí. La pieza no está mal y tiene algunos detalles curiosos, como que la luz se enciende sola cuando uno entra y se apaga de a poco, elegantemente. La cama es enorme, el televisor es gigante y la internet cuesta 45 dólares más impuestos por una semana (en Viena eran 100 euros) que pagaremos gustosos para poder comunicarnos con los lectores de LLP. Menos gustosos pagaremos el desayuno para dos a 75 dólares (sin caviar). Pero, en realidad, no sabemos si el tío nos pagará los gastos extras o no. No nos pidieron la tarjeta de crédito al llegar, lo cual es una buena señal. Pero el suspenso se mantendrá hasta el martes al mediodía (los tipos no te dicen que te pagan las extras, supongo que para evitar los excesos).

Al llegar nos encontramos con que había una serie de actividades programadas, como ir a escuchar una conferencia o ver los espectáculos de música y danza de los premiados. Pero preferimos (hace como diez años que no veníamos a NY) dar una vuelta por ahí. Empezamos naturalmente por el Central Park, que nos queda enfrente y presentaba su típico aspecto de los domingos: gente de todas partes caminando y sacándose fotos (unas dieciséis parejas rumanas, tailandesas, colombianas nos pidieron que les tomáramos una foto) y los locales patinando en la pista de hielo y haciendo otras actividades. El aspecto del parque les hacía recordar a F y Q otro parque en 1987, el Gorki de Moscú en la entonces Unión Soviética en un radiante día de primavera. Pero aquí hacía frío, cerca de cero centígrados, aunque el paseo fue muy agradable.

La oferta de espectáculos en NY es abrumadora. Por ejemplo, nos recomendaron ver Rock and Roll, la última obra del dramaturgo Tom Stoppard, entre otras cosas, pero nos da una especie de fiaca. El espectáculo más interesante está en la calle. Y también el dinero es un espectáculo en sí mismo. Hoy bajábamos en el ascensor con una pareja de mediana edad y nos daba la impresión de que la ropa que tenían encima no costaba menos de… no sabemos… ¿Treinta mil dólares? La gente, los autos, los edificios, todo es impresionantemente caro, lustroso, ostentoso. Es muy divertido desde el momento en el que se lo mira decididamente desde afuera. Es cierto también que NY tiene esa rara característica de estar cambiando a cada rato y que, además, uno dobla la esquina y pasa de una cuadra de departamentos de lujo a otra de tugurios sombríos. Hoy le preguntamos a la conserje del hotel por una librería-disquería y nos dio dos posibilidades, pero nos indicó que una era “más civilizada”, queriendo decir que en esa no nos encontraríamos con gente pobre. Otra que el medio pelo de Jauretche, al que está de moda nombrar en la Argentina.

 

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Pero una ciudad es también lo que uno come en ella. A la larga, el sabor es el sentido que más perdura en el recuerdo. Por supuesto que en NY hay restaurantes de todos los tipos y unos cuantos de los más caros del planeta. Y también es cierto que el presupuesto no da más que para el escalón inmediato superior al de los panchos por la calle. Pero en ese rango, también hay experiencias culinarias memorables. Ayer, sin ir más lejos, empezamos por el desayuno que fue muy caro; pero por muchísimo menos se consigue la maravillosa combinación de huevos fritos con papas y panceta y/o salchicha, invento anglosajón tan importante como la revolución industrial y que, bien preparado (y con los huevos “over”, es decir hechos de los dos lados), justifica un viaje a estas latitudes, aunque el hígado no lo agradezca.

Otro local culinario excepcional es el de esos bares-restaurantes muy angostos, con unas pocas mesas pegadas a la pared y otros asientos en la barra, en los que se sirven hamburguesas y otras especialidades según el origen étnico del dueño. Ayer, fatigados por nuestro paseo en el Central Park, nos tocó uno en Madison Avenue de un griego, aunque los mozos (precisos, rápidos, simpáticos) hablaban una docena de idiomas. Se servían allí especialidades mediterráneas y ensaladas, fruta fresca y otros entremeses ligeros. F tomó una sopa pero Q se fue a la clásica hamburguesa casera: jugosa, abundante, perfecta, mucho mejor que el bife malo que se consigue entre nosotros en un lugar de categoría equivalente. A la noche, para que no les agarrara hambre a la madrugada, F y Q optaron por una pizzería ínfima en la calle de atrás del hotel (la 58). Allí degustaron una finísima (el grueso del pan es el de un papel) pizza de muzzarella, pollo y ajo. Otro hallazgo culinario de precio bajo. Hoy mismo, para matar el hambre después del mediodía, la opción fue un japonés barato: nada de sushi (se lo dejamos a Lombardi) sino los fideos con cerdo que se conocen como Ramen. También espectaculares y todo en un rango entre 15 y 20 dólares los dos, lo que no está lejos de ser un regalo para bolsillos argentinos, pero lo suficientemente sabroso como para agasajarnos en nuestro 25 aniversario juntos.

En la próxima entrega, lo que ocurrió en lo del tío Rolex.

 

17 respuestas to “Postal de Nueva York 2”

  1. Addison Says:

    Si yo estuviera allá iría a ver la obra de Stoppard, acá no llega nada de él y es un gran autor.

  2. BobbyFischer Says:

    Nunca entendí la filosofia de las fundaciones y los talent campus de premiar supuestas «trayectorias» o antecedentes de cineastas jovenes. No hay nada mas mentiroso que elegir un cineasta por un CV o por un reel. Creo que Q es un hombre lucido que escapa a estos manejos, pero tengo la impresión que en el resto o en la mayoria de esos concursos se eligen CV´s vivientes que se retroalimentan de toda esta fantochada. Hay mucho de proposito infame entre estos noveles especialistas que piensan mas como pueden lucrar con su CV lustroso que en nuevas ideas sobre cine, y fundaciones o festivales que lo unico que quieren es encontrar una nueva mina de oro o desarrollar a piacere su snobismo.

    Espero que este no sea el caso. Slds.

  3. Galois Says:

    Bodas de plata. ¡Qué lo parió!
    Muy graciosa la crónica y lindas las fotos.
    Para ser contrera (mi naturaleza), declaro que me gusta aún más la del bar que la del parque.
    Díganle a tío Rolex, que pague en especie.

  4. janfiloso Says:

    Bodas de plata, 25 años, que lo parió con galois;
    estás a punto de pasar lo mas jodido del matrimonio que son los primeros 30. En cualquier caso, mis mejores deseos.

  5. estrella Says:

    Buenísimo el relato Flavia, ahora sí, me voy a dormir más tranquila.
    Espero el próximo post con ganas.
    (¡¿Qué tenían puesto los del ascensor, un vestido de oro?).

  6. Jorge Says:

    ¡Felíz Aniversario!

  7. dedalus Says:

    Buen aniversario.
    Datos utiles y aprovechables cerca de su hotel:
    -Carnegie Deli; sandwichs impresionantes (probar el pastrami) y cheese cake inolvidable; 7ma Av y 55
    -Burger Joint, un bolichin dentro del lobby del Parker Meridien pasando el front desk a la izquierda. De las mejores hamburguesas de la ciudad; 56 entre 6ta y 7ma Av.
    Ambos muy accesibles y disfrutables.

  8. Diego Batlle Says:

    Qué coincidencia, Q & F, yo estuve en la Essex House (antes se llamaba así, sin Jumeirah adelante, como ahora), obviamente por invitación: de algún estudio de Hollywood que no recuerdo. A principios de los 90, para entrevistar a una por entonces exitosa y aún no destruida por el Botox Meg Ryan. El lugar no estaba nada mal y su ubicación era sencillamente excepcional (yo sí tenía vista al Central Park). En aquel momento, varias estrellas de Hollywood tenían en los pisos superiores departamentos propios para cuando viajaban a instalarse a Nueva York (casi todos siguen viviendo en California). Claro que allí no podía accederse como sí al resto del edificio, que era tipo hotel o apart-hotel. Creo que igual la van a pasar mejor con Kent Jones y señora, porque no hay nada como estar con gente de la ciudad, que los va a llevar a conocer NY de otra manera más intensa. Saludos.

  9. Miguel Says:

    me alegro que la esten pasando bien en la manzana. ahora se donde parar cuando viaje a ny. no se pierdan la exposicion:
    The Gates of Paradise: Lorenzo Ghiberti’s Renaissance Masterpiece – Metropolitan Museum of Art, New York, October 30, 2007–January 13, 2008.

  10. Rodrigo Says:

    Yo me acerco a las bodas de estaño (qué nombrecito) y le decía a mi esposa que nos podríamos ir a Brasil…

    Q me hizo sentir un salame.

  11. Rodrigo Says:

    Y al final, ¿ a cuál cineasta joven eligieron?….

  12. janfiloso Says:

    Hablando del aniversario y citando una frase que no es mía, cambiar un pasaje de busines por dos de turista para viajar con tu mujer, eso es amor.

  13. dedalus Says:

    La instalacion de Ernie Gehr en el MoMA es algo para atender.
    Y de paso, la muestra de Martin Puryear. Increible.

  14. Addison Says:

    Siguiendo y actualizando la guía turística de New York…

    Parece que la huelga se extiende como plaga por aquellos pagos, los tramoyistas también están en huelga esta semana. Aunque quisieran no podrían ver «Rock n’ roll», pero se acaba de estrenar el musical de «El joven Frankenstein» con Roger Bart (de «Amas de casa desesperadas») y Megan Mullally (la Karen de «Will & Grace») y parece que tienen función. No sé si les gustará la peli.

    Elijan a piacere, pero vean algo por nosotros… Que la pasen bien y feliz aniversario…

  15. Medusa Says:

    Me sumo a la pregunta de rodrigo: ¿Quièn ganò?

  16. Ariel Y Says:

    Comida vegetariana espectacular y super barata [10 dolares para 2!] en el Dojo

    14West 4th St [West Village]
    o 24 St. Marks Place [East Village]

  17. Emma Says:

    Me muero de curiosidad…quien ganó?

    Disfrute much la lectura!

    Desde lejos y con un abrazo caribeño,
    E

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