Sobre Tiempos de Arroz y Sal de Kim Stanley Robinson y Pavana de Keith Roberts
por Leonardo Pose
De Wikipedia: «La Ucronía se caracteriza porque la trama transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como lo ha hecho en realidad»
1. Tiempos de Arroz y Sal, de Kim Stanley Robinson
Año 1405. La Peste Negra mata a prácticamente el 100% de los europeos en lugar de a la mitad como ocurrió realmente, el Cristianismo es borrado del mapa (aunque la fe católica persistirá en unos pocos fieles –llamados la «gente del libro»– acá y allá a lo largo de los siglos) y durante los siguientes 700 años China, el Islam, la India y –en menor medida– los aborígenes americanos se disputan el dominio mundial.
Robinson recurre a un mecanismo fantástico para relatar esos 700 años: la reencarnación de un grupo de varios personajes que van naciendo, viviendo y muriendo para entonces ser enviados al llamado Bardo donde son juzgados de acuerdo a su karma y nuevamente enviados al mundo de los vivos –cambiando de sexo o incluso como animales– sin recuerdos de sus vidas anteriores. Los personajes (¿las almas?) mantienen la primera letra de sus sucesivos nombres pero, además, para el tercer capítulo ya son fácilmente identificables por sus actitudes.
La historia empieza con el viaje de un guerrero mongol, llamado Bold (B), luego de que «deserta» del ejercito mongol de Timur el Cojo cuando este se encuentra a las puertas del Viejo Continente. Bold viajará a través de una Europa totalmente desierta, atravesando una ciudad de tejados rojos sin señales de vida y otra de enormes templos llenos de columnas donde la fantasmal atmósfera de abandono le hará decir «qué hizo esta gente para ser abandonada por sus dioses», para finalmente llegar al borde de un gran mar y ser capturado por esclavistas del Norte de África. Será vendido a los chinos, conocerá a Kiu –otro esclavo seleccionado para convertirse en eunuco de la corte en Pekín–, llegará a la ciudad más grande que jamás ha visto –al menos hasta que más tarde viaje a la monumental Beijing– y morirá, por primera vez, junto a Kiu (K), para hacer su primera de muchas excursiones al Bardo.
Los capítulos siguientes tratan de la colonización de España (Al-Andalus) por parte de reformistas Islámicos, el descubrimiento de América (Yingzou) por parte de una flota china extraviada, el Renacimiento en la ciudad de Samarcanda, con el inquisitivo mongol Iwang (I) que no puede dormir porque siente que la cabeza le va a explotar si no logra expresar una idea que le da vueltas y vueltas, el relato de un Samurai japonés que viaja al Nuevo Continente para enseñar a los nativos cómo curar la misteriosa enfermedad que los está diezmando desde que llegaran los chinos desde el Oeste y advertirlos acerca de los visitantes que están llegando a sus costas desde el Este, el choque entre el Islam y las filosofías y religiones chinas y el intento desesperado de un erudito y una viuda por encontrar un puente entra ambas creencias y evitar la guerra, la Revolución Industrial en Travancore en el sur de la India, centrada en la conquista de Constantinopla con barcos de vapor, dirigibles y armas de fuego, la Larga Guerra de 70 años entre el mundo y el Islam, la historia de una científica que está por descubrir lo que en nuestra realidad descubrió un tipo canoso que se vestía siempre igual y el nacimiento del feminismo Islámico en Al-Andalus, y finalmente el estallido de la revolución de los trabajadores en China y los primeros pasos hacia la globalización.
Este libro es imposible de largar una vez que uno se engancha en el recorrido de 7 siglos junto a K, I y B (y otros secundarios), que van viviendo y muriendo y naciendo una y otra vez, tratando de cambiar el mundo que los rodea para mejor; K a los golpes y a los tiros, I por medio del conocimiento, y B por medio de la reflexión y la paciencia. Y, de vez en cuando, en sueños o durante momentos de meditación, logran descubrir el velo del pasado y recordar instantes de sus vidas pasadas. Para cuando el libro se acerca a su conclusión uno siente el peso de todo lo que ocurrió antes, la lucha de los personajes por entender y mejorar y construir, y Robinson mete algunas reflexiones sobre cómo la historia que queda en los libros, resumida a guerras, genocidios, nombres de emperadores y líderes religiosos y algún que otro descubrimiento, no es nada comparada a la historia real de los millones y millones de personas que vivieron, amaron e hicieron las cosas lo mejor que pudieron durante miles de años y sin quedar en la «posteridad».
También se permite una ironía cuando la científica dice que es «inútil imaginar qué hubiera pasado si la Peste no hubiera exterminado a los europeos, no tiene ningún sentido perder el tiempo imaginando historias alternativas: lo que hay es lo que hay»
Mención especial para el capitulo sobre el Renacimiento en Samarcanda, llamado “El Alquimista”: la historia de como Iwang y el alquimista (chanta) Khalid van haciendo sus pequeños avances científicos a paso de hormiga en su taller, observando los cielos y las cosas que hay en ellos y cómo se mueven, y cómo tratan de explicar esos movimientos es ABSORBENTE… uno termina sintiendo que está ahí con estos tipos exprimiéndose el cerebro, y cuando finalmente Iwang enuncia su ley seguro que están sonriendo de oreja a oreja.
Detalle por si leen la edición de Minotauro: Mariposa en inglés es Butterfly, y Guardián es Keeper.
2. Pavana, de Keith Roberts
La 1588 Reina Elizabeth I es asesinada y su ausencia lleva a la guerra civil en Inglaterra, la posterior victoria de la Armada Española aprovechando el mar revuelto, la conquista de las islas y la supresión completa del Protestantismo por parte de España. Los Papas y la Iglesia Católica dominan el mundo entero y mantienen a la ciencia en pañales por los siglos de los siglos, de manera que al comienzo de la novela en 1968 los únicos «adelantos» tecnológicos son los camiones a vapor –parecidos a trenes pero que andan por la calle y arrastran solo un par de vagones– y un sistema de señales por medio de enormes «semáforos» que cubre toda Europa. No hay electricidad, radio, TV o aviones y la Iglesia hace lo imposible por impedir el movimiento de personas a grandes distancias: la Bula Papal «Petroleum Veto».
Pavana está formada por varias historias, de las cuales casi todas siguen a un miembro de la familia Strange. Cada una va pintando lentamente detalles sobre este mundo alternativo, y a su vez mostrando cómo aquí y allá aparecen grietas en la omnipotente Iglesia. Pequeñas revueltas («Hermano John»), inventos clandestinos («El Navío Blanco»), las esporádicas apariciones de los Antiguos –las hadas y demás criaturas mitológicas que parecen haber ocupado el lugar antagónico a la religión dejado vacante por la ciencia y que pueden ser reales o no–, en «El Señalero»… cada personaje y cada evento va sumando su granito de arena para la revolución final que aguarda en el último relato, cuya protagonista no hubiera llegado a la posición que ocupa de no haber sido por el maquinista del primer relato, que no se hubiera convertido en monopólico tycoon del transporte de no haber sido rechazado por la mujer que deseaba, etc.
Los personajes están muy bien dibujados, en especial el chico que sueña con ser Capitán de una Torre de Señales, la chica obsesionada con ese yate blanco que parece más una aparición que algo real, y la noble rebelde del final. Es raro cómo Roberts, con dos o tres renglones, logra generar la simpatía que uno siente por ellos, y la tristeza cuando prácticamente todos terminan mal.
El último capítulo, «Coda», es conflictivo. Nunca entendí muy bien adónde apuntó el autor con la «revelación» final que aparece aquí, y desde cierto punto de vista arruina bastante todo lo anterior, además de llevar la «suspensión de la incredulidad» más allá del punto de ruptura, incluso en este género. Capaz que después de pegarle durante 200 páginas a la Iglesia se arrepintió justo en la última. En manos de Uds. si siguen hasta el final o lo dejan sin leer..
Foto: Leonardo Poniz
septiembre 27, 2007 a las 5:59 pm
Acabo de leer La saga de Alvin Maker, de Card, donde el hijo de Cromwell gobierna el Reino Unido, el rey está exiliado en los territorios americanos, la magia es un elemento común entre los colonos, los pieles rojas y otros nativos tienen su propio estado con una industria creciente y son liderados por un profeta, y hay un personaje increíble basado en William Blake. Alvin es séptimo hijo varón de séptimo hijo varón y tiene los poderes de un hacedor. Se acuerdan del hacedor de Borges?
Hay tantos libros con esta temática ucrónica …difícil sería hacer una lista.
Buen post Leo.
septiembre 27, 2007 a las 8:07 pm
DD, te gustò la saga de Alvin, ¿ no ? ¿ Cuàl es el personaje basado en William Blake ? Aunque Alvin es demasiado puritano (la influencia mormona) para mi, la saga me pareció magnìfica, aunque los ùltimos volumenes cae un poco. Me sentì muy identificado con la tea (¿ Polly se llama ?) y la canciòn verde està muy buena.
Hoy terminè de trabajar Dasbald, ¿ què empiezo mañana EL PRINCIPE NEGRO de Murdoch o el primer tomo de OLIMPO de Dan Simmons (la continuaciòn de ILION) ?
A mi también me gustò mucho el post, Leo. ¿ Leìste DARWINIA ?
septiembre 27, 2007 a las 8:55 pm
No Crompton no lo lei, en este momento estoy con Roadside Picnic (lo busque mil años y lo encontre en una libreria de usados en San Miguel de Tucuman). Parece interesante y no conocia para nada a ese autor.
Y seguro Dasbald que la lista va a estar 90% ocupada con historias alternativas de la Segunda Guerra.
septiembre 28, 2007 a las 8:04 am
Crompton: leí hace muchísimo el libro de Murdoch y si bien nome acuerdo para nada de su trama, etc, sí tengo la memoria hçde haberlo devorado en la cama y disfrutado mucho. Fue hace mucho!!!!!
¡Cómo te fue en tu viaje?
Leo: como simpre, tus post son un lujito. Yo estoy lenta en lectura últimamente (leo taaaanto en el trabajo!!!), estoy releyendo El hombre en el castillo y m espera un Gibson. Me reencontré con la Ciencia Ficción!!!Eso está buenísimo!!Gracias.
septiembre 28, 2007 a las 9:40 am
¡¡Tiempo de arroz y sal!! Ya quisiera leerlo, y regalárselo a mi hijo que está en pleno proceso de querer cambiar el mundo, y lee libros de historia sin parar.
Gracias, Leo, tu entusiasmo es altamente contagioso.
septiembre 28, 2007 a las 10:45 am
Leo, para la mano que nos cuesta seguirte el carro :)
septiembre 28, 2007 a las 12:09 pm
Jaja voy a ver que puedo hacer Boudu, son como espasmos creativos en medio de la temporada de parciales y eso.
septiembre 28, 2007 a las 12:29 pm
Crompton, el personaje es Truecacuentos, y lejos la Tea Peggy es mi personaje favorito también.
septiembre 30, 2007 a las 6:57 pm
Lo de pavana me recordó mucho a la saga de la materia oscura. Este año creo que sale la película (¿o salió?), del primer libro de la trilogía.