Una excursión en San Clemente
por Dasbald
Tras levantarnos y no decidirnos a abandonar la casa, o al menos a no dejar el calor del hogar y sus leños más que para tomar un solcito en el bosque encantado y miniaturizado de Flavia, nos subimos al auto y comenzamos la obligatoria excursión que cada turista o viajero perdido se impone a sí mismo cuando llega a un lugar donde nunca ha estado.
Es la primera vez que estoy en San Clemente. Desde anoche que tengo curiosidad por conocer esta ciudad que, desde su estación Terminal, Terminal no solo por ser Terminal de Omnibus sino Terminal por encontrarse en estado mortuorio, abandonado, me llama con sus casitas austeras que sin embargo poseen unas vistas privilegiadas en el fin del invierno fantasmal cargado de silencio.
Es así como comienza la primera excursión: Flavia maneja lentamente mientras escuchamos a Townes Van Zandt, los rasguidos de la guitarra country, el violín suave y quejoso, el cielo brillante, abierto, el horizonte ventilado y las zonas inundables de arena manchadas con el verde de los pastos bajo un cielo azul, celeste, blanco, transparente aire vertical que se agita sobre los postes de luz perdidos en los cangrejales mientras seguimos un camino de arena que se dirige perpendicularmente, como la vista, hacia el horizonte.
Los colores del paisaje y la música parecen evocar cierta pureza, algo soñado, deseado o tal vez recordado pero como se recuerda un lugar en el que uno nunca ha estado: melancólicamente. Sehnsucht les gustaba decir a los románticos alemanes como Jean Paul, y su percepción tan particular de lo que fue, lo que no fue, lo difunto, lo fantasmal, lo desconocido que envuelve al ser humano volviéndose interioridad.
En el asiento trasero Javier le dice a Gabi que es necesario cargar la vista de horizonte, procurarse una reserva para cuando vuelvan a la ciudad y su departamento de Retiro. Quisiera escribir este texto como Flavia lo hace, con una mezcla de humor y cotidianidad desprovista de toda pesadez, con la transparencia del buen humor. Sin embargo mi humor está siempre más predispuesto a una conjunción en la que la naturaleza y el alma del hombre se interrelacionan en la mente como una abstracción sentimental romántica. Una y otra vez, cada día la palabra sentimental se hace más y más fuerte en mi imaginación. ¿Es el viento el que reclama su parte? El viento no se contenta y zumba en nuestros oídos.
Caminamos por la playa desierta, donde hay unas cáscaras tal vez desechos de huevos de cangrejos o de algún otro animal marino que diseminados entre la maleza componen una obra muy al estilo del artista Gabriel Orozco, como si a la naturaleza le gustara construir con lo que más tiene a mano un catálogo de maravillas, hallazgos, fragmentos de lo animado en lo que ya no tiene vida. El cadáver de un cangrejito muerto, un hilo atrapado en la arena que al girar forma un dibujo geométrico, un penacho de pastos duros que crece como un puercoespín asustadizo gira hacia el mar, las líneas saladas que quedan como marcas de los sucesivos pasos con los que la marea deja su rastro al retirarse, y bien arriba el punto más lejano de la marea alta: un montículo de cañas, pastos, conchas, desechos marinos, algas, pisadas desconocidas.
Cuando ya es hora de regresar, inquieto como soy, mientras todos se refugian bajo un trozo del cemento pintado de amarillo brillante, me pongo a jugar con estas marcas y desechos. Construyo un animalito, una planta, un reflejo que luego abandonaremos y dejaremos que solo se deshaga por obra del viento y de la marea que volverá a subir. Me entristece dejarlo ahí, estirado, vulnerable. Pero seguimos ya que estamos hambrientos.
Tomamos unos caminos que Flavia no conoce. Sacamos más fotos de casas, me persigue un mastín que vigila una como un pequeño patovica amaestrado mientras su dueña desconfiada mira oculta.
Me acerco al chico que lleva a sus caballos a un corral y me pide le tome una fotografía. San Clemente está desierto, o al menos yo no sé distinguir sus suaves e imperceptibles movimientos. Un rostro detrás de una ventana cose, otro cocina, otros atan la bicicleta con la que vuelven de la escuela, algunos se disponen a charlar un rato mientras ven cómo estos turistas se pasean entre casas que no se sabe si están a medio construir o han sido abandonadas debido a las discontinuidades económicas del país. Restos. Ruinas. Ruinas que hablan de otra manera, no como las castillos medievales, a nuestra sensibilidad romántica. Sehnsucht, saudade. Palabras intraducibles para expresar cierto anhelo inexpresable. Me pregunto cuál será la palabra adecuada para este sentimiento que se pierde no solo entre la naturaleza sino entre los restos de un país devastado, empobrecido constantemente que aún respira bajo el cielo abierto y el aire puro. ¿A qué pureza, a qué deseo debería responder esta palabra por venir?
Fotos: Flavia y Dasbald
septiembre 24, 2007 a las 10:15 pm
Flavia o Dasbald, la San Clemente de la cual hablan es «del Tuyú», o la hermosa «aldea» al pie de la Quebrada de los condoritos en Córdoba,
Porque ese lugar es fantástico
septiembre 24, 2007 a las 10:24 pm
Estamos en San Clemente del Tuyú. Yo vivo acá.
Algún día espero visitar el San Clemente de Córdoba. No sabía que existía. Gracias por el dato.
Pero el del Tuyú también es bellísimo!
Saludos,
Flavia
septiembre 24, 2007 a las 10:49 pm
Ah, no ! … así no vale!, hay bloggers que tienen coronita !!!…
:–( me puse celosa
……y bueno, no importa .. .que la pasen lindo!
Beso a todos!
alita
p.d: salió el sol en San Clemente!.. … Dasbald, muy lindo el post – regalo
septiembre 24, 2007 a las 11:35 pm
no la dejen afuera a alita!!
septiembre 24, 2007 a las 11:43 pm
Son las cinco menos cuarto de la mañana. Llegué hace unas horas, recién acaba de vaciarse la casa de hijos y hermanos que nos dieron la bienvenida. No dormí en las últimas veinticuatro horas, me voy a dormir, pero antes quiero mandarle un FELIZ CUMPLE a FLAVIA! (No es tan terrible… lo de los 48, digo) y un saludo a los que están en San Clemente, ¡qué lindas fotos! ¡que ganas de leer todo!
septiembre 24, 2007 a las 11:50 pm
Gracias, Estrella!
Pasala muy bien.
Nosotros estamos disfrutando del banquete que me preparó Dasbald para mi cumple.
Besos y te extrañamos mucho! Cuándo volvés?
Flavia
septiembre 25, 2007 a las 7:47 am
gracias por el aire del lenguaje y del paisaje
cariños
animanno
septiembre 25, 2007 a las 9:35 am
Estaba tan dormida que escribí cualquier cosa.
Ya estoy acá, volvimos anoche. Cuando abrí LLP eran para mí más de las cinco de la mañana. Hoy es otro día, ya empiezo a acomodarme… extrañaba el tiquitiquitiqui sobre el teclado.
He decidido que voy a leer de acá para abajo: maravillosa la crónica, Dasbald. Yo también quisiera escribir como F lo hace: «con una mezcla de humor y cotidianeidad desprovista de toda pesadez», pero debo decirte, amigo, que vos no lo hacés nada mal. Delicioso fue leerte.
Me encantó lo del catálogo de maravillas que nos da la naturaleza. Imagínense que vengo de ver hermosuras, pero siempre, el viento, el mar, el horizonte… ¡ah! ¡el horizonte! («cargar la vista de horizonte», ¿lo dijo Javier?).
Dasbald, ¿el «sehnsucht» es como el esplín?
Algo de mi viaje: Madrid, Salamanca, Baiona, Santiago de Compostela, Santander, Luarca, San Sebastián, Fuenterrabia, Huesca, Barcelona…
El casamiento del hijo de Janfi fue en un pueblo de playa, a una hora de Barcelona. Qué decirles de nuestro caballero: estaba feliz, rodeado de su gran prole y de muchos amigos que lo siguimos hasta allá. Tambien agotado. No es un hombre de matraca y piripipi ni de andar haciendo sociales, pero cómodo o incómodo, lo hizo, y muy bien. Ya les contará él.
Era un placer verlo custodiado por sus hijos, peludos ellos, melenudos, amables, generosos y buenos tipos como el padre.
septiembre 25, 2007 a las 10:58 am
Dasbald: tu relato tiene como dos tiempos, dos estéticas, dos espacios.
El primero es cerrado y despojado. Prolijo, de líneas puras, casi geométrico («horizonte ventilado», «aire vertical»,»arena que se dirige perpendicularmente vertical»).
Después el espacio se va abriendo, vas familiarizándote con él y es allí donde aparece el Dasbald que leo siempre: de volutas y recovecos, de saltos sobre superficies no superficiales, de profundidades, de piruetas en el aire. Un Dasbald que finalmente se le animó al horizonte amplio y nos regaló un hermoso texto. Como acostumbra.
septiembre 25, 2007 a las 11:38 am
Bonito dibujo. Habeis conseguido relajarme al ver las fotos que poneis con el artículo. Espero no estresarme mañana tanto cuando me toque irme otra vez a la universidad.
http://laslucesdeagosto.wordpress.com
septiembre 25, 2007 a las 12:44 pm
….era una broma, Luna, gracias igual por «defenderme» … ya que estás acá, quiero hacerte una pregunta, una vez leyendo un libro sobre Gaudí, el genial arquitecto, me enteré de la fecha y hora de su nacimiento, era de cáncer como yo, y se me ocurrió sacar su carta astral. Me sorprendí mucho al ver que el dibujo que formaban los planetas era una estrella de 6 puntas!.. perfecta!
Quería saber si esta posición de los planetas, que me pareció tan armónica, tenía algo que ver con su especial personalidad.
Besos,
alita
IBB, estudiás arquitectura?
septiembre 25, 2007 a las 6:37 pm
Alita: hablando de Gaudí, no sé si Tomás te lleva a la plaza, pero viste las maravillosas fotos del parc Güel en sus últimos posteos??
septiembre 25, 2007 a las 7:16 pm
Bienvenida, Estrella! Ayer me confundí y creí que habías escrito desde España!
Ya se fueron también mis visitas. Para no sentirme tan sola, me puse a leer los comments y me di cuenta de que estabas de vuelta acá, bah, en Buenos Aires. Qué alegría!
Besos,
Flavia
septiembre 25, 2007 a las 7:53 pm
» Sehnsucht, saudade. Palabras intraducibles para expresar cierto anhelo inexpresable. Me pregunto cuál será la palabra adecuada para este sentimiento que se pierde no solo entre la naturaleza sino entre los restos de un país devastado, empobrecido constantemente que aún respira bajo el cielo abierto y el aire puro…»
Se traduce como «anhelo», «añoranza», «nostalgia», «deseo», etc. En Filosofía, Hegel la vinculó a la «conciencia desdichada» (típicamente romántica). Aunque las traducciones al español son pobres, quizás te interese:
http://novalis.autorenverzeichnis.de/hymnen_1800/6.html
Muy lindos los textos y las fotos (especialmente las de los caballos), Dasbald.
Muchas gracias!
septiembre 25, 2007 a las 8:48 pm
Si Alicia, las ví, son divinas. Parece que el Profe no me quiere llevar a ninguna plaza :–( …. pero bueno, por lo menos disfrutamos de las imágenes de este hermoso parque, seguramente se extenderán mientras escriba sobre Edad Media, en la cual se inspiró Gaudí para realizar su valiosa obra.
septiembre 26, 2007 a las 12:13 am
Feliz cumple Flavia !! Cumplís el 24/09?
Alita, las configuraciones como la que contás de Gaudí siempre marcan un dinamismo especial, que muy probablemente se manifieste en la personalidad. No es sorprendente que habiendo construído » La Sagrada Familia » sea canceriano !
septiembre 26, 2007 a las 10:27 am
Gracias por los saludos, LunaUrano.
Besos,
Flavia
septiembre 26, 2007 a las 2:24 pm
Mientras leía el sereno, hermoso texto, y veía la foto de la impresionante ‘planta’ que dibujó Dasbald, escuchaba por casualidad ‘Imagen lll’, de M.I.A. ¡y todo concordaba!
septiembre 26, 2007 a las 2:39 pm
Gracias Dasbald por los mimos que le hiciste para el cumple a Flavia. Es verdad, desde chiquita siempre tenía que hacer planes, era hiperactiva.
Tus dibujos en la arena me encantan, parecen extraterrestres. También me encanta lo que escribís. ¿No tendrás un poquito de extraterreste?
Un día que estén F y Q en Buenos Aires, y puedan venir Sandra ,Gabi y Javier, te invito a cenar a casa. Comida judía de verdad.
septiembre 26, 2007 a las 9:33 pm
Uy!! MIA, ahí cantaba yo!!!!Y también eso!!!
Santiago y Dasbald, qué mezcla de saudade y sehnsucht, qué emoción!!!
cruzarse tan sintestésicamente imagen palabra, música. Hasta se puede oler la sal del dibujo de Dasbald en la playa.
Enana vieja, si me invitás, yo llevo mi cheesecake con receta newyorkina de pura cepa o mi marquise de chocolat que es inigualable. Y si no me ionvitás, te invito yo a casa con Sandra, Vera y Simón!!!