Breve historia de la filosofía 52

San Agustín

por Tomás Abraham

Se supone que un expositor laico no precede con el título sacramental el nombre de un filósofo. Por eso algunos hablan de Agustín de Hipona como si no fuera un santo. Justamente no lo fue, por eso respetaremos el nombre con que lo ha inmortalizado la tradición. Es San Agustín, como lo será Santo Tomás cuando le toque su turno en esta historia, o el Capitán Piluso con su grado militar de haber sido filósofo. Agustín es un santo del fracaso.

 

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No fue un verdadero beato porque la santidad es un bien a conseguir y no es atesorable. La pureza que buscaba era tan poco aprehensible como arena cernida. La vía crucis del cartaginés inaugura una corriente de religiosidad que continua con Pascal y Kierkegaard, prolongaciones del delta paulino que hace de la fe una prueba existencial.

Hay diversos modos de construir una subjetividad. Uno de ellos es la disciplina. Las preceptivas antiguas y cristianas, las judías o musulmanas, todas las derivadas de concepciones del mundo trascendentes, emanantistas o inmanentes, elaboran normas para la construcción de un Yo en peligro. Un sujeto indómito está a merced de fuerzas que no controla, por lo que se convierte en la materia prima de las tecnologías del Yo, como las denominaba Michel Foucault.

Por otro lado, hay un modo de interpelación de la subjetividad, un inacabamiento, una batalla siempre abierta, que fracasa en la construcción de un muro normativo. No por eso se está a la deriva, sino que como nave en medio del gran océano, se debe pilotear la embarcación en medio de tempestades interrumpidas por breves sosiegos.

La imagen del navegante es una de las más antiguas para ilustrar las artes de gobernar, que incluye el gobierno de sí mismo. A esta tradición de la espiritualidad pertenece San Agustín. La tensión entre lo que se debe hacer y lo que se puede hacer es permanente. Sus confesiones son el camino de una conversión, un sendero lleno de escombros, de miedos, de pánico, de necesidades irrefrenables. Hay un patetismo agustiniano.

No se puede decir que era romántico para no repetir el mismo anacronismo usado por los que rebautizan a Sófocles de freudiano. Es el romanticismo el que es agustiniano, lo son aquellos que han pensado en medio de los tensores del infinito y de la finitud. Aquellos que después de Kant merodean por la metafísica fisurada.

Agustín (una vez aclarado el modo de nombrarlo, podemos hacer descansar la tres teclas y llamarlo como lo hacía su madre Mónica) es quien se ha enfrentado al pensamiento antiguo. No ha barrido menos lo que quedaba del antiguo fasto que el saqueador Alarico. Aquellos que hablan de la utilidad del conocimiento, que creen que es más provechoso para la humanidad el inventor del serrucho que el vate homérico, desconocen lo que pueden las palabras. Roma cayó –si es que cayó del todo– no sólo por las invasiones bárbaras, sino por los pensamientos de este hombre.

Es él quien ha embestido contra el flanco más apreciado de los sabios estoicos y de los discípulos de Sócrates, me refiero a su sistema inmunológico, al corazón claro de las tinieblas: el logos.

La válvula de seguridad del saber de los académicos, de los estoicos, escépticos, epicúreos y cínicos, ha sido el principio teórico que dice que el conocimiento nos hace si no buenos, al menos mejores. Saber es poder.

Hombre educado por las instituciones tradicionales del imperio, destinado a cumplir las funciones burocráticas de la administración romana, atraído por el sistema de vida de la elite gobernante, poco a poco fue horadando la coraza pagana para incorporarse a las escuelas místico-filosóficas en auge. Tener una vida filosófica era atractivo. No requería grandes renunciamientos, por el contrario, incorporaba los placeres de una vida de estudio, contemplación y amistad.

Estar rodeado de los mejores libros, gozar con Platón y la retórica, con Homero y la poesía, prepararse para la visión del dios de Plotino –la luz originaria que baña el cosmos– y casarse con una mujer con dinero que cubra los gastos de un patricio de provincias, era un destino sin grandes extravagancias a la vez que delicioso. Si no fuera por su cristiana madre.

Foto: Cora Burgin (Serie Arquitectura)

21 respuestas to “Breve historia de la filosofía 52”

  1. niño naranjo Says:

    «casarse con una mujer con dinero que cubra los gastos de un patricio de provincias» jajajajajaaaaaaa. Vale (y qué buenas están estas clases). TA: te saludo y mando un abrazo.

  2. onairosjs Says:

    Eso en el Perú se llama «bragetazo». ta bueno.

  3. janfiloso Says:

    Santa Mónica (a esta podemos llamarla así) es la cristiana madre de agustín y autora de la frase : «para pelearse hacen falta dos», frase que podríamos adoptar en LLP como regla de moderación.

  4. onairosjs Says:

    Buenísimo. Proponga, aunque no creo que le hagan caso maestro.
    fraterno
    js

  5. janfiloso Says:

    soriano, acá se llama parecido, pero mas ordinario, digamos algo así como pi..zo.

  6. lunaurano Says:

    » Quien aspire a decir ‘ yo soy ‘ y a hacerse cargo de su propia unidad e identidad y a oponerla a la variedad y multiplicidad del mundo, debe replegarse sobre sí, sobre alguna región de su intimidad, dando la espalda a lo que el » exterior » pueda ofrecerle, sea lo que ello fuere. En este contexto es en el que San Agustín se aparta definitivamente de las enseñanzas filosóficas de su tiempo, estoicas y neoplatónicas, y emprende su propio recorrido. Pues a diferencia de Epicteto o de Plotino, San Agustín no halló ni autosuficiencia ni serenidad en la región íntima del yo (…) Por lo tanto, no se trata en modo alguno de oponer la pérdida del yo en la dispersión y la distracción un simple repliegue sobre el interior de uno mismo, sino más bien de un giro completo en el planteamiento del problema y del descubrimiento de que el yo es más impenetrable que ‘ las obras ocultas de la naturaleza ‘.» ( En » El concepto de amor en San Agustin » de H.Arendt ).

  7. medusa Says:

    Me quede pensando en la comparacion de San Agustin con el grado militar del capitan Piluso…

  8. medusa Says:

    Mejor me voy a escribira la critica de «La gata sobre el tejado de zinc caliente».

  9. medusa Says:

    estrella: Ya estàs en España? te extrañamos

  10. estrella Says:

    No, Medu, acá estoy. Me voy el domingo. Aprovecho que de repente volvió la señal a mi computadora…

  11. Crompton Says:

    Estrella, ¡ yo viajaba a Madrid el domingo en Iberia, pero ayer postergué el viaje ! ¡ Mirá si viajábamos en el mismo avión !

  12. estrella Says:

    Qué pena, Crompton, podríamos haber ido charlando de libros, yo con lápiz y papel, tomando nota de tus lecturas.

    Tomás, esta clase está benísima, ¿o seré yo, que estoy más lúcida que otros días, después de unas horas sin conexión?

  13. medusa Says:

    Estrella: En China ya hay colonias de vacaciones para los stressados adictos a la red. Bueno, desintoxicate un poco en España y ve lugares bellos. Gracias por visitar mi pagina.
    Medu

  14. Carolina Papaleo Says:

    De acuerdo con una leyenda griega, el primer serrucho fue creado por un niño llamado Perdix quien, mientras era aprendiz de su tío, fue inspirado a crear esta herramienta al mirar la espina de un pez.
    El serrucho, al hacer más sencillo el corte de madera u otros materiales, permitió a los humanos construir de todo.
    Más allá de la leyenda, los ancianos egipcios usaron serruchos hace más de 5.000 años atrás. Recién en 1777, Samuel Miller patentó en Inglaterra el primer serrucho circular. Forbes recuerda que en algún momento del 1900 un residente de las Montañas Apalaches hizo música a partir de un serrucho. Estas melodías fueron muy populares en los Estados Unidos entre 1920 y 1930.

  15. janfiloso Says:

    Interesante lo de Carolina, pero lo entiendo sólo en el campo de la «asociación libre», por lo tanto, como sicólogo (no licenciado) pregunto : Carolina ¿ querés serrucho ? porque en tal caso el blogista Pablo está a tu disposición, yo los contacto si querés (eamonn también andaba buscando problemas).

  16. tomás abraham Says:

    janfiloso
    ya sé que te harta la pregunta, pero es inevitable…en la calle superí, ¿ conocés una ferretería?

  17. janfiloso Says:

    ¿ necesitás un serrucho ?

  18. onairosjs Says:

    Janfi, lo contrario del dial up.

  19. Irma Roy Says:

    Ferreteria Atomica. Superí 2413, Coghlan. Mi ex-yerno que era patovica compraba tornillos para sus aparatos de pesas ahi. Se colgaba a lo bruto de la barra esa y se le rompian los tornillos. Espero que te sirva el dato Tomasito, y no me critiques a Perón, si sos un dulce de leche pero cuando te pones a criticar a Perón no me gustas. Me encanta tu breve historia de la filosofia. Con Carolina te leemos siempre.

  20. medusa Says:

    chicos, no se peleen

  21. janfiloso Says:

    Irma, tu hija Carolina quiere comprar serruchos …

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