Dos por seis

Las sagas de Frank Hebert e Iain Banks

por Leonardo Pose

Serie Dune, de Frank Herbert. Seis libros. El imperdible: Dune (primero)

Dios creó Arrakis para probar a los fieles

Dune es a la CF como El Señor de los Anillos a la fantasía. Nadie que haya leído al menos el primer tomo olvida jamás al planeta Arrakis, la Spice Melange, los gusanos de arena, los Sardaukar, los Fremen, los Mentats, las Grandes Casas, el Gremio de los Navegantes, los Harkonnen.

 

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El escenario principal es el planeta Arrakis –más conocido como Dune debido a que su superficie es casi totalmente desértica–, hogar de los inmensos gusanos de arena y de los misteriosos Fremen, y único planeta donde existe la Spice Melange, la sustancia más valiosa del universo (por motivos que no detallaré, que el libro va revelando de a poco, y que a su vez van dibujando y detallando cada vez más la historia). La Casa Harkonnen –comandada por el Barón Vladimir Harkonnen y oriunda del planeta Giedi Prime– ha estado explotando Arrakis dutante años cuando el Emperador decide otorgar los derechos de explotación sobre la Spice a la Casa Atreides, liderada por el Duque Leto Atreides, esposo de Jessica y padre de Paul, y oriunda del planeta Caladan. Pero no todo es lo que parece y, con una gran traición de por medio, los Atreides son destruidos, el Duque asesinado, y Jessica y Paul emprenden la huida a través del infinito desierto. Huida que los llevará con los Fremen, habitantes nativos del planeta, quienes creen en una antigua profecía según la cual tal vez Paul sea el “Elegido” destinado a liberarlos de la opresión Harkonnen y del Imperio (antes que digan que este es el típico cliché del Elegido tengan en cuenta que este libro se escribió en 1965 y que además con la Profecía pasa lo mismo que con muchas otras cosas en el mundo de Dune: no es lo que parece).

Esta es la punta del iceberg del argumento total, ya que el libro (y básicamente toda la serie) habla sobre el poder de las religiones, la manipulación –o incluso invención– de la “verdad” por parte de estas para conseguir poder y fieles, la importancia que les dan las sociedades a sus líderes, la soledad en la que estos terminan viviendo sus vidas y lo bueno que sería que no fueran realmente necesarios, la forma en la que las revoluciones se terminan convirtiendo en aquello contra lo que precisamente se inician rebelado, y la imposibilidad por parte de quienes las comienzan de detenerlas o controlarlas una vez que se han desencadenado (esto ocurre principalmente en el segundo libro), el poder de los mitos, las particularidades de la memoria, el peligro de que una sociedad entera dependa casi exclusivamente de un solo recurso, la importancia de comprender el medio ambiente y las consecuencias de alterarlo… Y la lista sigue, todo mezclado con batallas e intrigas hasta llegar a un final casi demasiado bueno donde se atan todos los cabos.

El nivel de detalle al que llegó Herbert para hacer verosímil su historia es enfermizo y lo que más lo acerca al otro rayado de Tolkien (Herbert también inventó palabras, mapas completos, etc.). Las costumbres de los Fremen son un buen ejemplo: por el valor que tiene el agua en este mundo –se visten con trajes que almacenan la transpiración para luego poder beberla–, consideran que escupir a alguien es señal de gran respeto, y llorar aun más, porque es “darle el agua al muerto”. Y además están las citas (casi todas ficticias) que encabezan cada capítulo y dan para un volumen aparte (ejemplo, en el cuarto libro el personaje principal es prácticamente un Dios y dice: “Se me ha ocurrido en más de una ocasión que el sagrado aburrimiento es razón buena y suficiente para la invención del libre albedrío”).

El primer libro es el mejor, seguido de cerca por el quinto. Apenas detrás vienen el segundo, el cuarto y el sexto. El tercero es el más pesadito. Los tres primeros son consecutivos, luego hay un salto de casi 4.000 años hasta el cuarto, y uno más corto para los otros dos. Recomiendo terminar acá y no acercarse a las precuelas y secuelas que publicó el hijo de Herbert junto a otro perpetrador: aunque duele que la historia haya quedado inconclusa por la muerte del autor (faltaba un broli), lo que uno pueda llegar a imaginarse es seguramente mejor que lo que estos dos tipos pusieron en el papel.

Serie de la Cultura, de Iain M. Banks. Seis libros independientes entre sí, salvo mínimas referencias. El imperdible: El uso de las armas (tercero)

La Cultura es una civilización tecnológicamente avanzadísima, donde nadie muere (a menos que lo desee), nadie pasa hambre ni enfermedades (salvo los que deciden enfermarse por “diversión”), democrática al 100% (todos sus ciudadanos –muchos de ellos Inteligencias Artificiales– votan cualquier decisión en conjunto, en especial ir a la guerra) y pasan sus largas vidas haciendo lo que quieren. Se dopan todo el tiempo con drogas sintéticas que no causan trastornos ni malestares (y que hasta pueden generar con sus propios cuerpos y a voluntad), mejoran sus organismos para aumentar el placer sexual, tienen un lenguaje sin expresiones para la guerra o las posesiones (y que fue diseñado especialmente para ser “ideal para poetas e ingenieros programadores”), nadie trabaja si no quiere… La utopía.

Algunos de ellos, sin embargo –un poco por moral y un poco más por aburrimiento–, se unen a Contacto: la parte de la Cultura que se encarga de establecer contacto con otras civilizaciones (más atrasadas) y ayudarlas e incluso asimilarlas a la Cultura (si así lo quieren). Contacto utiliza inmensas naves que transportan millones de personas a bordo y que actúan como versiones en miniatura de la Cultura. Otros se aburren incluso de esto, y se unen a Circunstancias Especiales, el brazo sucio de Contacto, que se encarga de entrometerse en las guerras (detenerlas, apoyar al “mejor bando”) en nombre de los intereses ¿superiores? de la Cultura. En realidad los que hacen el trabajo sucio son mercenarios contratados (pueden unirse a la Cultura, si lo desean), porque “la utopía genera pocos guerreros”, como alguien dice en el tercer libro, El uso de las armas. Al mismo tiempo genera también pocas historias apasionantes y por eso los seis relatos transcurren en general en el borde de la Cultura y sus protagonistas son parte de Circunstancias Especiales.

En el primer libro el protagonista es un espía a sueldo de los peores enemigos de la Cultura, que a lo largo de la historia va descubriendo que está en el bando equivocado y que sería mejor para todos que la Cultura ganara la guerra. El segundo transcurre en un planeta donde los puestos políticos y sociales se obtienen jugando una especie de juego de estrategia, y el jugador protagonista es manipulado por CE en un intento de instalarlo como emperador y hacerlo cambiar las costumbres. El tercero, El uso de las armas, contado con dos narraciones paralelas –una que retrocede en el tiempo y otra que avanza–, narra la historia de Cheradenine Zakalwe, agente de CE con un pasado oscuro que ha peleado por los intereses de la Cultura en más ocasiones de las que recuerda, a veces ganando, a veces perdiendo, y la mayor parte sin la menor idea de los reales objetivos de sus mandamases. El cuarto es básicamente el contacto de la Cultura con una civilización superior. El quinto es muy sutil y relata una intervención de CE desde el punto de vista de la sociedad intervenida, que no tiene ni idea de con quién esta tratando. El sexto cuenta las desastrosas consecuencias de la intervención de CE en los asuntos de otra civilización y el intento de venganza por parte de esta. Los seis libros intentan describir a la Cultura desde distintos puntos de vista, compararla con las civilizaciones con las que hace contacto, y mostrar cómo se comportaría una civilización “superior”.

Al ser tan reacios a la guerra y la violencia, cuando estas son inevitables, los ciudadanos prefieren llamar a las cosas por su nombre para no perder perspectiva. Así, sus naves de guerra llevan nombres tales como Xenófobo, Perfidia, Tiempo de Matar, Comportamiento Inaceptable, Área Gris, Escatológico. Otras naves “pacíficas” llevan nombres como, por ejemplo, El Tamaño no es Todo, una construcción de kilómetros de largo con 30 millones de habitantes a bordo. Al mismo tiempo las IA tienen personalidades iguales a las humanas y piensan que las “bolsas de órganos” que creen que una máquina no puede ser consciente son “fascistas del carbono”.

Foto: Leonardo Poniz

27 respuestas to “Dos por seis”

  1. gabys Says:

    Leonardo: la serie de Dune la leí hace años y me maravilló lo que describís. Me dieron ganas de releerla entera 8en ea ocasión creo que llegué añ tercero y como era muy plomo, abandoné) Lamentablemente la perdí en una división de bienes con mi primer ex, ahora finado.
    Me interesa la segunda serie que mencionás, voy a tratar de conseguirla también. Hace mucho que no leo Sci-Fi, que fue mi género favorito a los 25!!!
    Gracias por tus lecturas y recomendaciones. Seguí comentando, está muy interesante.
    Es un género que tiene autores y textos muy buenos para descubrir y redescubrir.
    ¡Qué opinás de Vonnegut?

  2. dasbald Says:

    No leo, no hablaste de mis favoritas. Las bene gesserit!!!!!Todo su poder caerá sobre tí.

  3. rinconete Says:

    Nunca pude con El señor de los Anillos, me perdía entre tanto nibelungo. A la segunda página ya no recordaba los nombres que figuraban en la primera. Extrañamente eso no ocurrió con Dune, el único libro de la saga que lei, pese al nivel de detalle enfermizo que señala Leonardo. Lo lei hace más de veinte años y sigo recordando con precisión algunos personajes.

    Dune es también una de las peores películas de David Lynch que, a diferencia de Leonardo o de aquellos a quienes nos gustó el libro, parecía querer despachar la historia lo antes posible. Ni siquiera el gran Kyle MacLachlan lograba escapar al naufragio.

  4. Edmundo Says:

    La analogía con el Señor de los Anillos es indiscutible, pero a mi siempre me pareció, por la cantidad de secuelas, una saga como Caballo de Troya. Leí los dos primeros libros ya que por causas azarosas cayeron en mis manos, pero el comentario referencial al tercer libro me motivan, gracias, intentaré conseguirlo, sinceramente había dejado en el olvido literario esta saga, una cosa es cierta, una vez leído el primer libro el planeta Arrakis no es en nuestra memoria lo que solía ser.
    Saludos

  5. gabys Says:

    Dasbald, ¡cómo olvidarlas! Quiero entrar en esa cofradía!!

  6. Leo Says:

    Tenes razon Dasbald, imperdonable lo mio. Que venga la Bene Gesserit a «imprimarme» por mi falta de respeto…

    Gabys, sabes que de Vonnegut no lei nada. Tengo en mi lista los que se que no deberia dejar pasar del tipo si los veo, y ademas lei bastantes frases y articulos del tipo y desde ahi ya me parecio que era uno de los grosos.

    En cualquier momento la parte II de las series CF.

  7. janfiloso Says:

    la forma en que se refiere gabys a su ex me hace acordar a ese que presentaba a su pareja como «mi futuro ex».

  8. gabys Says:

    AY Janfi: yo tengo 2 ex.
    El primero, lamentablemente finado en serio (aunque antes de morir ya nos habíamos divorciado hacía 6 meses y hacía 2 años los dos habíamos formados nuevas parejas).
    El segundo, con quien no me casé pero viví 12 años y con quien tengo una hija, es el que se está haciendo ex a los codazos en estos meses.

    Leo: imprescindible Vonnnegut: «Las sirenas de Titán». Tal vez uno de los mejores libros que leí. Se consigue a veces en saldos de la vieja Minotauro con tapa roja.
    También muy recomendable, «Matadero cinco».
    Hay poco de él por estos pagos y poco traducido.

  9. rinconete Says:

    Las bene gesserit!
    dasbald, muchas gracias. No lograba recordar el nombre de la hermandad que inició a Jessica…

  10. estuve Says:

    Concuerdo con la opinión general. Dune, el primer tomo, es una novela tan poderosa que el resto parece llegar a anéctodas o vueltas de la historia sobre sí misma, aunque siempre con el detalle y la precisión de esa religión arrakeña que tan bién creó Herbert.
    Otra saga impresionante, tanto humana como tecnológica, son los Marte de Kim Stanley Robinson, que nos relata como en 200 años Marte pasó de ser rojo a ser azul, es decir, la terraformación de Marte a imagen y semejanza de la tierra.
    Es deliciosa, precisa y hasta quirúrgica en el trato de sus personajes y sus conflictos personales y científicos.
    Habla del poder, de la ciencia y del sueño de los hombres con las estrellas.

  11. janfiloso Says:

    bueno mirá, te voy a contar un secreto : mi madre tiene circa 80 y tiene tres ex (uno mi padre) y un actual; no digo que tener ex sea una elección, pero insistir sin duda si lo es, supongo que todos queremos lo mismo, querer y ser queridos.

  12. dasbald Says:

    A mi Dune me pareció un embole. Una novela repetitiva a la que hay que darle más tiempo que el que normalmente requiere. Ni que fuera Proust, moroso, que te pide paciencia, pero que revela finalmente maravillas. La trama me parecía floja, aburridísima. De The culture, qué se yo, prefiero las novelas de Lessing que fueron escritas mucho antes y desafían verdaderamente el género de la ciencia ficción. En realidad siempre prefiero el tipo de libro de ciencia ficción que replantean la literatura y no ese que está todo el tiempo fijo en los paradigmas y se convierten en una especie de entretenimiento tipo juegos en red o juegos de rol: nerds Puaj!!!

    Robinson creo es el mejor de los ascépticos.

  13. Pía Says:

    Lo mejor para querer y ser queridos, a mi modesto entender, excluye de manera necesaria la convivencia. Probé tres veces. La tercera fue la vencida.

  14. dasbald Says:

    Chicas ya empezamos? disculpen pero alguien escribe un post sobre ciencia ficción, y ya sé que todo puede derivar, pero se tiene que transformar esto en un confesionario sentimental? no me parece justo para con quiene scribe el post.

  15. janfiloso Says:

    vamos pia … lo mismo dijo mi madre.

  16. Leo Says:

    Alguien traiga ajo y una estaca para acabar con Dasbald el Hereje

  17. Pía Says:

    Mis respetos a tu vieja, Janfi, pero a mí no me agarran más en la vida. Dasbald, tenés razón.

  18. estrella Says:

    Pía, veremos, veremos…

  19. Pía Says:

    Estrella, ya vi. Me voy a dar clase. Ta mañana

  20. gabys Says:

    Mirá, entre las parejas , la convivencia y la ciencia ficción no creo que haya tanta lejanía…
    Janfi: siempre tuve un dicho «!hay que casasrse (enamorarso o juntarse o lo que sea) las veces que sea necesario»
    Ando en eso…
    Dasbald querido, lo de tu club de solos y solas….
    Yo no Soy sola, estoy por ahora, aunque hay presnecias virtuales, casi de ciencia ficcción, que hagan que la frontera ente relaidad y ficcción sea tan pero tan subjetiva.
    O poética, digámosle.
    Para mí, así se vive.

  21. gustavo corach Says:

    Poco éxito tuvo Dasbald en su afán de volver al cauce original. Mi solidaridad hacia quien escribió sobre Dune, hacia Dasbald y su razonable protesta, y hacia quien contesta lo que puede y cuando puede. Así son las conversaciones en la vida: uno quiere hablar del partido de Boca y el otro quiere contarle que está preocupado con un análisis que no le dio bien. Charlas de jubilados? Conversaciones de sobremesa de películas de Woody Allen? Es este caos que es la vida.
    Sobre ciencia ficción, el libro que mejor recuerdo es La tierra permanece, de un cierto George Stewart, creo. El título está tomado del Eclesiastés, libro lleno de frases bellas y contradicciones. Es un relato de una catástrofe atómica en la Tierra, y de como el narrador, que al final ya tiene bisnietos, observa que ellos y sus coetáneos ya hablan con gruñidos. Mirando la tele, siento muchas veces que ese tiempo ya llegó para mí, que estoy lejos de los bisnietos.
    Qué gran cosa este LLP! Y los otros sitios que encontré por LLP: uno de dasbald, otro de gonzález del solar, otro de onairosj; y aún no me di cuenta de cómo explorar los otros.
    Abrazos cordiales, gc

    PS. Cuando yo era chico mi vieja hablaba de los avatares de la vida. Después leí los avatares de una tortuga de Borges y en el diccionario la definición no era ni una ni otra, ahora me entero que un avatar es una foto chiquita. Gracias otra vez!

  22. rinconete Says:

    Tratando de volver al post original pese a que estoy de acuerdo con gustavo en que se contesta lo que se puede, quisiera agregar que Dune me gustó, pese a que la ciencia ficción no me interesa demasiado. La búsqueda de verosimilitud que lleva en sangre su componente ¨ciencia¨ me parece atentar contra el placer de su parte ¨ficción¨. Un solo ejemplo me parece ilustrar el problema: Mientras que en ¨De la tierra a la luna¨ Verne se esfuerza por idear un cohete que nos parezca poible, en ¨Los primeros hombres sobre la luna¨ H.G.Wells, más atento al sueño que a la verosimilitud inventa la cavorita, una sustancia que elimina los efectos de la gravedad. Así de fácil.

    Creo que la CF, Asimov, Herbert and Co descienden de la rama Verne, mientras que escritores como Bradbury o Stapledon prefieren la cavorita.

  23. estrella Says:

    Leo, muy buenas las recomendaciones, como siempre. Yo por ahora ni anoto, mi lista está demasiado larga. Igual, copio, pego y archivo, para más adelante.

    ¿Y esa foto? Hay fotos llamativas estos días en LLP.

    Gustavo: ¡LLP es lo más! A pesar de las turbulencias, que por suerte son provisorias, así como aparecen, se van y vuelve la calma chica, los fascinantes post, las clases imperdibles de Tomás, o, como dice soriano, los tiempos de chacoteo. Ahí hay diversión asegurada.

  24. Pía Says:

    Espero que siga el chacoteo de chacón.

  25. dasbald Says:

    Stapledon parecido a Bradbury? Creo que no hay nada más opuesto dentro de la ciencia ficción. Stapledon parece un escritor que estuviera todo el tiempo tratando de escribir una obra científica, es el más duro de los fríos, Yo diría el padre de todos pero ene speciald e los escritores de la Hard Science Ficction, el más inhumano de los narradores. Fue Borges quien dijo, no sé si irónicamente, aunque para mí es una elogio, que Stapledon escribe con el estilo impersonal de un historiador, aunque tal vez historiador resulte una palabra demasiado cálida.

  26. Leo Says:

    Si para mi tb, Stapledon es lo opuesto de Bradbury, que es el soñador definitivo (sobre todo en Cronicas Marcianas)

    Sturgeon es otro soñador.

  27. jbarbikane Says:

    Personalmente, de Herbert me gustaron más sus novelas donde explora el tema de las comunidades humanas organizadas como colmenas u hormigeros, basadas en pautas de reconocimiento químico, como los insectos: ‘Proyecto 40’ y ‘La barrera Santaroga’. Dune (la primera) tiene sus momentos, pero nunca me llegó a mantener en vilo como las vicisitudes de los personajes de ‘Proyecto 40’, una novela mucho más corta y ágil que ese genial mamotreto que es Dune.

    De la saga de La Cultura, me interesaron el primero y el último. Quizá porque tienen por personajes principales «villanos» muy ambiguos y muy bien trabajados psicológicamente.

    Pero cuando quiero simplemente pasar el rato, y sólo pasarla bien, nada como una buena saga de pura y dura Space Opera al viejo estilo. En este sub-subgénero, hace poco menos de un año que terminé el último volumen publicado de una saga que ya lleva unos 14 libros publicados, no todos en la serie principal.
    Me refiero a la saga de Honor Harrington, oficial de la flota espacial del Reino de Mantícora. Un muy buen pastiche con suficiente tecnología de armamento «naval» (lasers, grasers, reactores de plasma, generadores de campo, misiles, comunicaciones gravíticas, etc.) como para dejar bizco a los amantes de la CF bélica. Otro de los puntos fuertes es el enredado mar de tramas y subtramas, donde la narración cambia de bando, yendo y viniendo desde el juego de presiones políticas en el despacho del Primer Lord del Almirantazgo (Mantícora), a los debates ultrasecretos de la despiadada troika que rige los destinos de la expansionista República Popular de Haven. Desde la enorme Liga Solariana, con centro nominal en la Tierra, inescrupulosas corporaciones comerciales manejan secretamente los hilos de la guerra entre Mantícora y Haven.
    Mientras tanto, el más grande genio militar de su época, la oficial naval Honor Harrington, hace cuanto puede para inclinar la balanza de la guerra a favor de su país y su Reina.

    Inspirada laxamente en la saga de Horatio Hornblower, que trascurre durante las guerras napoleónicas, la saga de Honor Harrington conserva todo el «espíritu» de aquella en cuanto a la disciplina y tradiciones navales, silbatos incluidos (aunque reproducidos electrónicamente). Las ceremonias de la llegada de un alto mando a bordo, las intrincadas relaciones entre oficiales y suboficiales, las menudencias técnicas que mantienen intactas a las naves en la complicada navegación por las bandas gravitacionales del hiperespacio, todo es descrito en detalle y repetidamente, hasta que el lector está metido en cuerpo y alma en la rutina naval (o huyó despavorido en busca de otras lecturas) y es capaz de detectar antes que el oficial de guardia cuando las cosas no van «by the book». Las complejas batallas, sus estrategias, las defensas contra el armamento de radiación y contra las poderosas cabezas laser de los misiles, los impactos, las bajas, la despresurización explosiva y el apocalíptico colapso final de los reactores de fusión, se relatan con pareja prolijidad. Tan a menudo como en los frentes de batalla, la acción trascurre también en los centros de poder, y las intrigas políticas, los lobbys, las purgas sangrientas están siempre a la orden del día.
    Libros complejos pero escritos en el estilo sencillo y directo que caracteriza a buena parte de la narrativa de aventuras, estos textos pertenecen tanto a la CF como al género mencionado. Y también podrían describirse como novela histórica, si no fuese porque trascurren miles de años en el futuro.
    Desconozco el estado de publicación de la serie en castellano, cuántos números se han publicado ni las bondades o atrocidades de su traducción. Por mi parte la leí integra en inglés y en versión digital. Todas las novelas de la saga principal son de una calidad mediana más o menos pareja.

    No voy a agregar que además hay gatos arborícolas hexápodos telépatas, fanáticos del apio terrestre. Ya sería como demasiado.

    JB

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