El debate de las luces

Macri, Telerman, Filmus: trastienda de un acuerdo anunciado

Por Pablo E. Chacón

Los números nunca dicen mucho pero a veces dicen algo: la producción de A dos voces permitió once asesores por candidato. El único que cumplió fue Daniel Filmus: once asesores, Telerman se manejó a distancia con dos o tres, y Macri con cinco o seis y su candidata a vice, la señorita Gabriela Michetti, el cerebro escondido del hijo de Franco. El estudio está lleno de periodistas y funcionarios. Los protagonistas disponen de papeles, fórmulas, carteles.

El debate es una puesta en escena donde uno o más actores discuten según un protocolo negociado por los moderadores y aceptado por los invitados. El debate es un género de rigidez temporal estricta, los invitados representan políticas y retóricas en función de su posición en el campo de la opinión pública, de manera tal que si no resultan siempre antagónicas, al menos se presentan como diferentes. La identidad (esa insustancialidad ontológica) de cada protagonista, está garantizada. Porque se juega un puesto de decisión, nadie se sale del libreto. Se trata de ser gracioso, rápido en la réplica, reservar los golpes de efecto, simular alianzas y discrepancias, se trata de un espectáculo para periodistas, para formadores de opinión: importa más la repercusión en los medios que la escena en sí misma. Se gana o se pierde al otro día.

La escena es similar a la de un juicio: pero los “acusados”, en lugar de banquillos, ocupan el proscenio, y el “jurado”, las gradas de un estudio de televisión. El debate sirve para repasar consignas de campaña, medir pericias actorales y sobre la pantalla mostrar quién es quién. El simulacro perfecto produce el efecto deseado: no se discute nada pero, esto siempre se escapa, se toma el pulso a la relación de fuerzas, que Ibope no registra ni con un sismógrafo.

La paranoia de los asesores con los periodistas, cronistas y fotógrafos es total. También con los camarógrafos. Eso exigió una discusión previa en la que los productores de A dos voces le habrán dicho a Filmus que sí, que está bien… ¿usted cree, maestro, que estos pibes saben quién es Nixon, quién es Kennedy? Los pibes no pasan los 25, cuanto mucho. Filmus dice que en el debate entre Nixon y Kennedy, los camarógrafos enfocaban las manos temblorosas y sudadas del republicano. Es un docente Filmus, un pedagogo, un hombre prolijo, psicobolche de saco y corbata. Ese inciso seguro que Ibarra no lo conoce.

Ibarra habla por celular. Hoy fue a la peluquería. Parece menos pelado. Está intranquilo.

El ex jefe de Gobierno mira al cronista, no saluda.

¿Fumaste marihuana alguna vez?, le pregunté una vez. Qué risa. Sí, claro… pero no tragué el humo. Qué risa. Como Clinton, dije. Qué risa. No como los muertos de Cromañón.

 

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Empieza el debate. Filmus empieza a temblar.

Antes que Bonelli y Sylvestre den el pistoletazo de largada, cada candidato en su escaque, llama la atención cómo espera cada prócer el encendido de las luces. Telerman boquea, gesticula, chasquea la lengua, intenta aflojar los músculos de la cara. Macri, sentado, revisa papeles, levanta la cabeza, le guiña un ojo a la Michetti, el otro a Horacio Rodríguez Larreta (como hacía, no con esos interlocutores, el capitán de ingeniería Alzogaray), sube el mentón, Jaime Durán Barba, el asesor de imagen importado de Ecuador indica, con las manos, tranquilidad. Filmus sigue temblando. Sospecho: nadie quiere estar en su lugar.

Ibarra dice algo al oído de Heller. Heller se ríe, todo colorado. Falta Bonasso y está todo Diálogo por Buenos Aires, el sello. Telerman ya sabe el calibre de la pistola que guardan, blindada a toda filtración. Las balas de fogueo que estallan al otro día pueden matar hasta al más cantado.

Hablan del perfil productivo, la brecha norte sur, no se pegan, no se sobran, no sobran las ironías. Telerman hace de bufo, está gobernando: conoce los números. Macri los exagera, el arsenal de gente que trabaja para este tipo salió con un metro y un cuadrante a medir baches, tamaños, paso de hombre, cartoneros, villas, narcos, policía, seguridad, atención hospitalaria: cada vez que habla parece que estuviera leyendo. La idea es hacer, no hablar ni prometer, hacer, mejor que decir es hacer. Rodríguez Larreta está como agachado, desespera del tono, monocorde, cordial, sin énfasis, no grita los goles.

Parece que sufriera Macri.

–Hay que bancarse un gol de la Academia en el minuto 91 –dice el cronista.

Ginés González García se ríe, y se da vuelta, un hilillo de baba.

–Y vos ¿de dónde sos?

–Del Boston Globe… ¿por?

–Por nada. ¿Vos viste cómo habla este tipo (por Filmus)? Se nota que es sociólogo: hay que pensar, pensar y repensar, yo pienso… yo no pienso nada. Esto es así, y punto.

Se acerca alguien que echa más leña al fuego.

–Este muchacho tiene más pupitre que calle…

Las risas se cortan cuando Mara Brawer, una de las asesoras del ministro, llama al ministro (de Salud) que escapó, avisado de que quien esto escribe es un espía, un infiltrado del aparato de prensa de Telerman –en susurro religioso, casi como el que hace ella misma cuando sigue las locuciones de su candidato, como dictándolas. Ginés hace mutis por el foro. Mara Brawer grita otra vez, ¡Ginés!!, pero Ginés no aparece.

Feito guiña el ojo al cronista, se agazapa.

Todos guiñan y confían. Eva Píccolo, le pide a su esposo, Telerman, menos sobreactuación. Feito vuelve del pupitre y masculla que tiene que pegarle más a Macri, el monstruo con el que nos acostumbramos a vivir. Pero la pelea mayor es entre el alcalde y Filmus. La primera vuelta ya terminó.

Feito, anteojos de intelectual advertido, ropa informal, pide una autorización arriba, a un asesor fantasma. Se anima a caminar bajo las luces. Todos sospechan de todos, nadie confía en nadie. Atrás del cortinado, se ve pasar fugaz la sombra de Vilma, la hermana de Aníbal. Schiavi, ministro de Producción de la ciudad, ni siquiera mira a sus congéneres macristas, depositario o custodio de vaya a saber qué secreto. Marcelo Saín piensa (o creo que piensa). Juan Manual Abal Medina (hijo) y Durán Barba no pueden disimular las ganas y se saludan, se acarician, somos todos grandes. Heller no para de hablar al oído de Ibarra, sonrosado, con esa sonrisa de quien después de la fiesta tiene que ir a rendir cuentas al secretariado general del partido.

Filmus acusa a Macri de vago, de no ir al Congreso, Macri dice que para qué si ustedes negocian todo, lo que le da pie a Telerman para acusarlo de falsario, Blumberg, Sobisch, colaboracionista, ¿qué hay detrás de esa carita de bueno?: un lobo. Si la gente supiera lo que pensás de verdad, no te votarían. Y vos, títere, ¿qué hablás? Hablo porque vos te ofreciste como títere y no te quisieron. Es que vos sos mejor títere. Michetti se agarra la cabeza. Enrique Olivera está serio como radical delarruísta. Rodríguez Larreta hace señas: propuestas, propuestas. La diputada LaRuffa salta en las gradas cuando Filmus emboca a Telerman con la Ribera de Avellaneda, pero pasada de comida chatarra o de leche condensada, las gradas crujen. Este cronista fue testigo: ante el entusiasmo de la blonda, un consultor en medios tuvo que agarrarse de los barrotes.

Macri es tan prolijo, tan discreto, tan pacato, tan conservador y es tan popular, que sus intervenciones (escritas por un tal Carlos Tramutola, un yuppie arrastrado de alguna agencia de marketing o de un restó de Las Cañitas), que cualquiera sospecha que más que sus virtudes, la defección ideológica generalizada en el planeta es la dueña de sus votos. Pero puede ser un error.

El mundo se inventa todos los días. Antes venía empaquetado.

Foto: Leonardo Poniz

15 respuestas to “El debate de las luces”

  1. Pía Says:

    Sombra terrible de Vilma Ibarra voy a evocarte…! Ya habías adelantado que la trastienda fue desopilante, pero no imaginaba esto…! Lo único que no me cierra es lo de la cara de delarruista de Olivera. Lo de Avellaneda fue una piña, pero a Filmus se lo escuchaba histérico…lo cual debe ser cierto a juzgar por los temblores a los que te referís. Así que resultaste ser un espía entre tanto paranoico…mirá vos…

  2. MAC Says:

    Ah, pero en este blog son del equipo del Pelado! (que también tiene su historia, como todos). Yo creí que discutíamos como ciudadanos comunes, jajaja. Por qué les parece un defecto que Filmus se ponga nervioso? No es más humano que otros «cara de piedra»?

  3. lalectoraprovisoria Says:

    A riesgo de ser nuevamente poco amable, eso de que «acá somos del equipo de Telerman» harías bien en guardártelo. Ni Flavia ni yo lo vamos a votar siquiera y si alguien lo apoya, no es porque sea de ningún equipo. Esa chicana de los «ciudadanos comunes» es infame y más viniendo de alguien que justifica cualquier acto de los K con argumentos como «me dijeron que FIlmus es honesto» o «No puede ser un acto irracional que (K) apoye a Filmus.»
    Q

  4. MAC Says:

    Era una broma a Pablo. No quise herir ni generalizar, nuestro deporte preferido.

    Lo que me recordaron de Filmus en «Sorpresas» me sirve, también saber con qué sindicalista debe (sí o sí) pactar cada candidato. En algún momento creí que Michetti podía romper esa dependencia, si llegaba. Ella.

    No sé si calificar de irracional a K.

    Sigo leyéndolos y no, no somos ciudadanos comunes Q.

  5. lalectoraprovisoria Says:

    No sé por qué no habríamos de ser ciudadanos comunes. Pero lo que no quiero ser seguro es parte del aparato de nadie.
    Q

  6. MAC Says:

    No es un ciudadano común el que puede entrar al debate de candidatos en un estudio de tv. Y después de eso decía jajajaja. Tener acceso a esta discusión por correo electrónico tampoco es común.

    Vivo afuera desde hace dos años y no extraño nuestra agresividad, nuestra crispación permanente, el creernos atacados o robados o engañados o estafados o aludidos. La dimensión de ese estado de sospecha e irritación es temible, la percibo ahora. Me parece muy difícil gobernar la Argentina. Sería largo e inútil demostrar que no justifico todo.

    Cómo me dolió lo de infame!
    Igual suerte, el intercambio en «Sorpresas» fue muy bueno.

  7. alita Says:

    …a ver si alguien dá alguna información sobre macri, en el otro post se habló mucho de telerman y filmus, no vaya a ser que quede algún desprevenido suelto por ahí…..

  8. janfiloso Says:

    Carlos Tramutola es un personaje dentro del ámbito empresarial argentino; es ITBA y Standford y su origen es Techint, sin duda una cantera de managers.

  9. Pablo E. Chacón Says:

    Tramutola viene de Techint?
    Es un excelente dato, janfi. Es más: es casi el anuncio de un acuerdo. No nos adelantemos porque esta semana viene medio pesada.

  10. Pablo E. Chacón Says:

    Tramutola no sólo viene de Techint, también de Socma, es decir, de Macri.
    Es una vieja historia: Tramutola padre ya era miembro de Techint. A quien yo vi el miércoles era al hijo.
    Este cuento empieza a cansarme.
    Hay alguien que no tenga algo que ver con Techint en este país?
    Salgamos del sueño dogmático (me incluyo) y respondámonos en serio.
    Son mis obsesiones, gracias por respetarlas.

  11. Juan Gonzalez (del Solar) Says:

    No lo conozco a Tramutola y no soy el público para los mozos amanerados de las cañitas, pero ¿tener plata, haber estudiado afuera, laburar en grandes empresas o haber ido a colegios privados es algún tipo de defecto congénito que impide cualquier capacidad fuera de la desidia y el robo con guante blanco?’
    ¿Para pensar hay que masticar únicamente barro y colgar la foto del Che en la puerta de tu casa?

  12. janfiloso Says:

    cases fierita …

    ahora que lo pienso, mi dato fue sobreentendiendo que era Tramutola padre (digamos circa 60); si es Tramutola hijo, retiro lo dicho, no tengo data.

  13. Pablo E. Chacón Says:

    Juan, jamás dije eso. No tengo posters ni remeras del Che, ni de Chávez, ni de Marcos, ni de ningún demagogo de «izquierda», pero tampoco tenga souvenirs de demagogos de «derecha», aunque las categorías te suenan «oldies». Estoy intentando entender por qué Kirchner terminará apoyando a Macri en la segunda vuelta. Eso es todo.

  14. Juan Gonzalez (del Solar) Says:

    Pablo: no hay demagogos de derecha -salvo algunos trastornados, no se lo permitiría nadie-; la bala parece que no mata de la misma manera. De todos modos, no creo que vos pienses esto, sólo quiero poner un tema a discusión; compartirás conmigo en que no está (para nada) bien visto eso de «tener plata» (con el paquete colegio privado y demás variantes).
    Y sí, sabés que me resultan «oldies» esas categorías; me resultan obsoletas y maniqueas.
    Kirchner apoya a Macri en segunda y demuestra que no le importa nada de ninguna idea: Telerman era su hombre y no es con Macri sino contra T, vaya a saber por qué tanto encono.

  15. Pablo E. Chacón Says:

    Juan
    vos lo has dicho: demagogos de «derecha» son Kirchner y Macri, así que no me sorprendería el acuerdo (tácito)
    estamos de acuerdo en la sustancia, no en el accidente
    abrazos

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