por Alvaro Arroba
Queridos Q y F,
Cuando ayer di por cerrada provisionalmente la crónica nos aguardaba el pase de prensa de Secret Sunshine, la película de Lee Chang-dong. Seguiré tirando de aquellos hilos pendientes pero primero vamos con lo urgente. Lee (que como sabéis aceptó ocupar el cargo de Ministro de Cultura de Corea de 2002 a 2004) es uno de los cineastas coreanos más queridos por la comunidad cinéfila del ala dura (y no tanto) encabezada por nuestro amigo el crítico holandés Peter Van Bueren. [Anteayer lo encontré con su equipaje deambulando por el Palais, una gran sorpresa que añadir al festival. (F, al principio se le acoge con ilusión, ¿verdad?). Estaba enfadado por dos razones: que no se acostumbra a estos festivales que no ponen un ángel a disposición de uno, y por si fuera poco aquella noche no tenía hotel y tenía que dormirla con Lee chang-dong de camarada].
Pero iba a decir un par de cosas sobre Secret Sunshine. Al principio salen una madre y su niño de cinco años, apaciblemente establecidos en su nuevo vecindario. Ella decide montar una escuela de piano para ganarse la vida. A partir de ahí una trama enrevesada y llena de sorpresas inesperadas que desembocan en disquisiciones teológicas (más bien heréticas) sobre el perdón del Dios cristiano; hay algunos de los anatemas más brillantes escuchados nunca en una película, casi tan buenos como los de La vía láctea de Buñuel. Recibo ahora mismo un SMS de Van Bueren sobre el tema: sostiene que lleva cuatro años intentando convencer a Lee para que no incluya las herejías en la historia puesto que no son materia de discusión ni de duda, y que ni de lejos llegan a la audacia de las de Buñuel en Viridiana. Tengo que disentir con Peter. Comentando la película con Jaime Pena decíamos que se sentía el miedo en la platea, un auténtico acojone ya que por momentos el cristianismo parece la solución. Las películas de tesis como esta tienen que parecer peligrosas, igual que La question humaine de Nicolas Klotz. No conviene desvelar más porque como dice Scott Foundas en un texto para el pressbook, la película tiene más que ver con una novela en la que es imposible predecir los comportamientos de los personajes que con una ficción cinematográfica convencional. Quizá por eso me parece que Secret Sunshine es el mejor guión de la competición –nunca me fijo en los guiones, de hecho me suelen traer sin cuidado– y el texto se me impone sobre la realización, discreta y ajustada. También apostaría a que Jeon Do-yeon ganará el premio de mejor interpretación femenina con mucha diferencia sobre las demás (es la actriz más popular de Corea y PVB me cuenta que la colmará de halagos en la cena de esta noche), así como el magnífico Song Kang-ho el mejor actor –tampoco me suelo fijar mucho en las interpretaciones y mucho menos en los premios a los actores que me importan un bledo, lo que da una idea del tiempo al que pertenece esta película preciosa y antigua que a otros les tocará más profundamente que a mí. Se me olvidaba, Lee parece no saber cómo terminar el embrollo en el que involucra a su personaje y cierra el film con un plano final igual que el de Los muertos de Lisandro, que sin saberlo ha inventado un modelo de despedida abrupta para películas atoradas en sí mismas. Aunque nada antes hacía presagiar una solución tan abstracta le queda bastante bien la solución a Secret Sunshine.
Parece que Carlos Reygadas (definitivamente el primo mexicano de Lars von Trier) no sabe hacer una película sin molestar a alguien; en esta tercera entrega la emprende con los que odiamos a Paulo Coelho, las bolas chinas, los atardeceres en Ibiza, o la película El gran silencio de Philip Gröning, el auténtico modelo de Reygadas cuyo estilo de impostada pureza fusila sin contemplaciones (ya hasta los modelos de plagio están depauperados). En Stellen Licht (Luz silenciosa) decide olvidarse del sexo feo y los arranques místicos tarkovskianos. Entonces (mediante esa planificación atildada y con la banda de sonido varios puntos por encima del Standard, no se nos vaya a pasar inadvertido el espectro sonoro del universo) organiza un remake de Ordet en una comunidad de menenitas (alemanes antiguos congelados en el siglo pasado, como la comunidad de The Village de M. Night Shyamalan) afincados en el norte de México.
Por cierto Flavia, a propósito de las hermosas fotos de tu último post: Stellen Licht se abre con un gran amanecer del mundo (también termina con un anochecer) supuestamente en tiempo real; nada más lejos de la verdad, porque esos planos están claramente acelerados y son demasiado cortos (los chaparrones de lluvia también parecen «regadas» artificiales sobre los personajes). En estos días de etimologías difusas cualquiera se autobautiza «radical». Hay cineastas que comentan la historia del cine: De Palma, Godard, Tarantino, a veces Oliveira… y otros abusan de ella. Reygadas, como Honoré, pertenece a los segundos
Próximamente: La vieja Europa: Sokurov filma «abuela y nieto», Roy Andersson nos desternilla.
Foto: Flavia de la Fuente
mayo 25, 2007 a las 1:36 pm
La carta 2 me parecio una pieza excelente de como se puede (y debe escribir critica). La 3 me gusto, pero es, evidentemente, un bonus track de la segunda entrada. Una curiosidad: ademas de la presencia casi omnipresente de van Bueren en la pantalla grande del Palais previo a que se inicie la proyeccion, cuando llegan los titulos, los unicos nombres comprensibles para quien no hable y lea coreano son: a) Tony Rayns, un clasico. 2) Christian Basso, el bajista de Clap y luego La Portuaria, aunque tambien solista, que ha compuesto la musica de este film.
mayo 25, 2007 a las 7:11 pm
Koza, basta de decir «entrada».
mayo 26, 2007 a las 9:09 am
Bueno Rae, dejo de decir entrada, pero explicame por que te molesta tanto e ilustrame sobre que deberia decir. Todo bien. Es una «salida» cortes.
mayo 26, 2007 a las 9:12 am
Sale con otro nombre, pero soy tio Koza. Y ya que estamos: la de Kawase es una maravilla, muy diferente a Shara, pero tambien distinta al cine que vemos y que la gente aplaude por aqui. Sokurov, Kawase y van Sant, salvan Cannes.
mayo 27, 2007 a las 4:05 pm
Menonitas, no menenitas.
Menenita es la menenita de oro.
Y decir que están congelados es decir que estás enmenenado por las modas.